[:es]A MIS COMPAÑERAS, COMPAÑEROS, AMIGOS, AMIGAS y a todos en general. [:]

[:es]

A MIS COMPAÑERAS, COMPAÑEROS, AMIGOS, AMIGAS y a todos en general.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

A modo de despedida del 2020 y el deseo de los mejores augurios para el 2021.

Siento que nunca antes la humanidad estuvo tan cerca de un cambio gigantesco, y que también como nunca antes, la construcción de la voluntad política para hacer posible ese cambio si bien está entorpecida por creencias y dogmas que ya no se sostienen, aunque pululan de mil maneras, tiene todo para construirse.

Estamos ante una pandemia, previsible, pero no prevenida; los medios para tener la guía digital de las enfermedades sufridas y las que puede sufrir cada habitante del planeta hoy se puede hacer y no se hace precisamente por esas creencias y dogmas que abarcan todo el espectro del conocimiento humano, que impiden tomar las medidas económicas y democráticas para poder hacerlo.

El mundo de la ciencia, reflejo fiel del mundo empresarial en pleno combate competitivo producto de un modo de producción – cuya predominancia necesita morir en paz – que hace de la rentabilidad su éxito, ha hecho aún así milagros.

Frente a las teorías del super imperialismo, buscando controlar y aniquilar seres humanos con la utilización del control de su voluntad que hoy se maneja de mil maneras en esa competencia empresarial para acceder a una rentabilidad cada vez más esquiva por la propia naturaleza del modo de producción, los científicos de todo el mundo están desarrollando con éxito casi medio centenar de vacunas contra esta pandemia.

E insistimos, con una inmensa coordinación porque hoy los conocimientos se expanden rápidamente –imposibles de guardar por mucho tiempo en ninguna burbuja – pero a la vez con la descoordinación de un mundo empresarial aún caótico que les impone la pugna que señalábamos antes.

Ante ello el atraso en el desarrollo de la economía política que resuelva la crisis, es terrible. Hay una parálisis ideológica y científica en este terreno que sería llamativa sino comprendiéramos que estamos en la cruz de los caminos, que es precisamente a la que estamos llegando con el 2021.

Hay dos instrumentos, centrales para el cambio, sobre los que recae con mayor intensidad la crisis, ellos son la moneda y los impuestos. En ellos vinculamos la mayor responsabilidad de organismos centrales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Europa y EE.UU. emiten demencialmente en medio de conductas políticas como las de Trump y el Reino Unido que apuestan –hoy en pleno siglo 21- al desarrollo de capitalismos nacionales, emiten sin ningún respaldo en la producción, creyendo que sus efectos negativos pueden volcarse en la población mundial. No es difícil augurarles un pronto y complicado fracaso, como el que ha obtenido Trump, que aumentando sus votos sobre la elección anterior, el pueblo de EE.UU. no le perdonó ir contra una tradición histórica de su construcción económica como lo ha sido el libre comercio.

En medio de todo esto aún voceros de la economía capitalista escriben: pero el socialismo ha fracasado.

Hablar de fracaso del socialismo supone una enorme falsedad e ignorancia.

Así como el trabajador no se libera por trabajar en una cooperativa, pues depende de mil maneras del mercado y del conjunto de la producción, ningún Estado aún teniendo todo en sus manos se libera del mercado mundial que determina sus decisiones.

Se ignora que todo modo de producción nace, se desarrolla y comienza a morir, que es lo que está sucediente ahora en que el centro del capitalismo mundial aún predominante; está desplazando su centro y el del libre comercio hacia China y su entorno gobernada por el Partido Comunista.

Como decíamos al principio de esta nota, un índice de esto se mide en la rentabilidad; Marx hablaba del constante decrecimiento de la tasa general de ganancias.

El problema ideológico que se creó en la izquierda con la derrota de Lenin en 1924, es que se llegó a pensar que socialismo es propiedad estatizada y que cada país debía ir hacia ese fin, cuando el centro es unir a lo mejor de la sociedad para tomar los organizaciones rectoras del capitalismo que son principalmente el FMI y el Banco Mundial e imponer en ellas la moneda única y universal y que los impuestos sean sobre la circulación del dinero dando muerte a los paraísos fiscales y a los sistemas impositivos basados en el consumo, los salarios y las pensiones.

Si somos capaces de hacer esto, el socialismo no es ya ninguna utopía, pues la humanidad estará en condiciones de reactivar todo su aparato productivo y hacer proyectos que hoy parecen quimeras como el de dar salud, enseñanza, vivienda y alimentación a todos los seres humanos, convertir los desiertos en praderas.

¿Se dará en el naciente 2021 este pequeño paso, gigante para la historia humana? Se lo deseamos para nuestros hijos y los hijos de nuestros adversarios como decía don José Batlle y Ordoñez.

Jorge Aniceto Molinari.

Montevideo, 31 de diciembre de 2020.

 

[:]

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *