[:es]Después de 20 años.[:]

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Después de 20 años.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

El documento que reproducimos tiene más de 20 años, podría revisarlo, modificarlo, pero tiene más valor como está, era lo que pensaba en vivo y en directo, con las dudas que el tiempo ha ido aclarando o no.

Repensando lo que hemos vivido.

Juan Pedro Ciganda.
Juan Pedro Ciganda.

Juan Pedro Ciganda, en la búsqueda de respuestas, mantiene la siguiente conversación con Jorge Aniceto Molinari.

Invierno De 1999.

De Paysandu hasta Wonsever y Trotsky.

Las charlas que tuvimos en el curso de este trabajo fueron varias.

Señalo que se trata de un viejo compañero, de un militante político de «toda la vida».

Siempre comentábamos entre muchos que lo vimos las primeras veces, allá por los años sesenta, que era un orador de fuste, un tipo que transmitía argumentos y entusiasmo, convicción y pasión.

La misma pasión con la que hoy transmite, persuade, argumenta, se deshace por ayudar a pensar a otros.

Por supuesto que cuando yo era un veinteañero era para mí y muchos de mis amigotes parte de una especie rara: era «trostkista». En 1962 o l963 cuando yo era un adolescente de l6 años y recién había empezado a trabajar, ir a las asambleas generales del Gremio y verlo a él hablar, como a otras «fieras» del micrófono, era realmente impactante.

Naturalmente yo que a la sazón ni siquiera andaba cerca todavía de nada parecido al P.C.U., menos noción tenía de lo que eran los «trostkistas», quienes –por su parte– eran calificados de bichos raros, locos, agitadores por la gente de la propia izquierda que los miraba con aire de superioridad.

Eran gente «rara» que los sábados de anoche mientras andábamos dando una vuelta por 18 de Julio, eligiendo alguna película para ver o alguna piba para mirar, montaban una tribuna en plena Plaza Libertad y con la bandera del P.O.R. hablaban y decían sus cosas, definían su visión del mundo, hacían algo extraño que nadie se le ocurría hacer.

Yo miraba aquellos hombres y mujeres y por un lado me resultaban raros.

Por otro, me inspiraban un enorme respeto. ¡Había que meterse ahí, en medio de la gente que andaba en la vuelta por dieciocho a decir sus puntos de vista sobre el mundo, la revolución del 17, las transformaciones a impulsar en la sociedad.

Han pasado casi cuatro décadas.

Es cierto que «aquellos muchachos de entonces ya no somos los mismos».

Mas con Jorge hemos estado en muchas citas con la tarea, con la esperanza.

Es un tipo con un nivel intelectual que a mí me impresiona.

Es un compañerazo que siempre respalda, apoya, no busca hacerse notar siendo la «estrella», sino buscando sacudir agitar, convencer, polemizar.

2.

Siempre lo he visto tratando de persuadir. No ha sido un profesional de «ganar» debates.

Como hombre político, como estudioso, como compañero, me ha ayudado mil veces y ha ayudado a toda una generación que hemos tenido la suerte de andar cerca de él en diversos senderos.

Es, por demás, de esos típicos hombres que saben diferenciar la lucha de ideas de las relaciones humanas y que nunca se puede ganar un enemigo por un gesto de soberbia, por un ataque personal.

Por eso, para mí era imprescindible, contar con su aporte, con sus cuestionables puntos de vista, con sus líneas argumentales, en este trabajo que con Federico nos hemos zambullido a hacer.

Bueno, Jorge, además de ser hincha de Nacional, sanducero y algunas cosas más. ¿Por qué no nos contás algo de tu gente, de tus orígenes?–

Como no. Mi viejo era un carpintero y mi madre una ama de casa. Ambos eran, a su vez, hijos de familias numerosas de origen italiano.

Lo del oficio pegaba fuerte en la familia. Mi abuelo y un tío también eran carpinteros.

Mi padre era batllista. Pero de don José Batlle y Ordoñez. Según él, todos los que vinieron después nunca lo convencieron del todo, incluido el propio Luis Batlle Berres, al que votaba.

El viejo era anticlerical y antimilitarista.

No obstante ello las tradiciones de su época y el medio lo llevaron a casarse por la Iglesia.

Yo fui a la escuela pública, obviamente.

Mi primera gran curiosidad política era saber que había sido y que era el batllismo.

El viejo nos decía que él era batllista pero que las ideas más avanzadas eran las de los socialistas y los comunistas aunque nunca nos llegó a explicar bien por qué eran más avanzadas.

De chiquilín me acuerdo de la incidencia fuerte que tenía en la juventud el fenómeno peronista.

Tené presente que yo vivía en Paysandú. Ahí se escuchaban muchos más las radios argentinas que las uruguayas. Yo me escuchaba todos los discursos de Perón y de Evita.

En casa, la opinión del viejo era que algo estaba bien en lo que hacía Perón y comentaba que era bueno que hubiera menos pobres y menos ricos.

Y en definitiva, si contra Perón se «tiraba» la derecha y no los sectores populares, algo debía haber…

3.

Otra cosa que me fue interesando fue la relación entre don Pepe Batlle y los anarquistas.

Me acuerdo que yo accedía a leer «Lucha libertaria» y quería entender el planteo de los anarquistas.

Y éramos muchos que hacíamos nuestras primeras búsquedas en la escuela y en el liceo.

Mirá que el liceo para nosotros tenía algunas cosas duras. A pesar de ser un liceo público se notaba la presencia de ricos, pobres y más o menos. Se podía sentir que había gente que podía hacer muchas cosas y otros que podían hacer menos.

Ya adolescente esos asuntos se sienten más y en el interior más.

Tiene que ver con la forma de vestir, con los clubes, con los círculos de amigos y conocidos.

Y bueno. Temprano a uno se le empieza a prender el bichito de las ideas, de preguntarse muchos ¿por qué?.

Naturalmente ahí empieza a influir en uno gente que en ese momento ya tiene un mayor nivel de formación.

Yo siempre me acuerdo que el querido flaco Bazzano me arrimó el primer Manifiesto Comunista que tuve en mis manos.

Yo lo agarré diciéndole al flaco que lo iba a leer, lo iba a refutar e iba a explicar por qué.

Después que lo leí sentí que se me abría un mundo nuevo, sentí que estaba ante un documento universal que me apasionó. No pude refutarle nada al flaco. ¡Qué tipo bárbaro el flaco!.

Y ahí se te empezó a mover la cabeza a velocidades crecientes.–

La búsqueda fue cada vez más creciente.

Tomé contacto con algún texto de Lenin y no entendía un corno.

Entonces más me preocupaba porque había habido una revolución, la había dirigido ese tipo y yo no entendía.

A su vez el viejo tenía una marcada admiración por doña Julia Arévalo, una mujer que había enfrentado a los estancieros, que se había jugado por la gente.

Cuando llegué a la Universidad de la República, a estudiar Ciencias Económicas, no me consideraba marxista.

Simplemente era un tipo que buscaba ideas que se vincularan con la necesidad de organizar la sociedad de otra manera.

No entendía el proceso del mundo. Buscaba hechos para impulsar, cooperativismo, movimientos, que me permitieran llegar y arreglar la sociedad.

4.

¿Así que ibas a ser hombre de la economía?–

Me acuerdo que fui a dar economía y la mesa estaba integrada por Faroppa, Wonsever y Enrique Iglesias.

La verdad es que no había estudiado mucho.

Había agarrado el programa, lo había leído, había visto los temas y recurrí a lo que me parecía conforme a lo más o menos me había ido formando como ideas que me conformaban a la fecha.

Cuando voy a pasar a dar el oral, llaman a Faroppa y queda la mesa integrada por Wonsever que era el catedrático e Iglesias.

Y bien. Iglesias me hizo una pregunta y yo le contesté que opinaba tal cosa.

Eso lo sorprendió un poco. Me estuvo haciendo preguntas tres cuartos de hora y luego me pasó al profesor Wonsever.

Este me preguntó sobre varios autores y yo no sabía nada.

Luego que me mandaron esperar discutieron y discutieron.

Al cabo de un ratito, se levanta Iglesias y me dice: «Mire Molinari, el examen conmigo fue brillante y usted conoce todo el programa. Pero no le contestó nada a Wonsever. Y él no quería aprobarlo sin una tercera pregunta pero no nos poníamos de acuerdo en quién la hacía y Faroppa no estaba. Al final transó en que lo aprobáramos porque usted el programa lo sabía. Habría merecido nota pero…». «Eso sí, la próxima vez que de un examen en Facultad estúdiele algo a Wonsever.» ( hilaridad en sala).

¿Y cuándo te cruzaste por la calle con Trotsky?–

El asunto era que el flaco Bazzano estaba de vuelta de las concepciones trostkistas del P.O.R y particularmente de la política del entrismo.

¿Entrismo?–

Era la política que el P.O.R hacía a los efectos de provocar discusiones ideológicas dentro del Partido Socialista y dentro del Partido Comunista.

Ahora bien. Por un lado en el Partido Comunista era imposible una discusión ideológica y el Socialista había como doscientas corrientes distintas.

Mirá que por el P.S. pasaba todo el mundo.

Ahora bien, el propio flaco Bazzano me arrimó textos de Trotsky.

5.

Y a su vez yo empecé a buscar materiales. ¿Y sabés?: leyéndolo se me hizo más sencillo leer a Lenin.

¿Leías a lo loco?–

Leía mucho, sí. Y ahí si me fui haciendo fanático de la revolución rusa.

Me dolía que se dijeran cosas de la misma que no eran ciertas. Para mí cada vez tenía que ver menos Stalin con la revolución.

Leía mucho aunque tal vez no lo hiciera con el método adecuado.

Fue uno de mis grandes defectos. Porque a su vez, era una época de activismo y las cosas políticas «las teníamos claras». Había que estatizar todo, con control obrero y ya estaba.

El asunto era como metíamos todo aquello en la gente.

Pero de alguna manera para nosotros todo iba explicando todo.

¿…?–

La revolución china explicaba esto, y aquél proceso lo otro y más o menos sabíamos todo.

Ahí me surgían dudas honestas. ¿Cómo era el asunto de que los partidos políticos a pechera y voluntad hacían las revoluciones pero resulta que la mayor movilización de masas de la revolución rusa no la hicieron los bolcheviques sino la guerra?

Y bueno, Juan Pedro, estaban empezando los sesenta y teníamos muchas preguntas y muchas respuestas. Algunas demasiado «indiscutibles».

Más si te parece, bien, la seguimos la próxima.

Charlando con Jorge Molinari. Segunda parte.

Jorge, vos sos consciente que la defensa de las ideas de Trotsky en Uruguay ha tenido –históricamente– poca hinchada y mala prensa en la izquierda. O al menos una significativa ausencia, por llamarlo de alguna manera. Personalmente, te digo que hasta hace pocos años no había leído nada del autor. Entre otras razones porque ni siquiera tenía en el Uruguay difusión.

Como una suerte de tesoro, que valoro por quién me lo prestó y porque efectivamente no tenía pública difusión, he leído la Historia de la Revolución que me cedió para estudiarla nuestro viejo y común amigo Pepe D Elia.

Pero lo cierto es que en la izquierda en general y en el P.C.U. en particular se hablaba con esa solvencia que da la más supina ignorancia sobre el tema.

En realidad, esa imagen que yo tenía de ustedes, allá por los sesenta, como «locos» sueltos que se animaban a subirse en un banquito y hablarle a la gente en la Plaza Libertad los sábados de noche, no es personal, no era personal. Tenía que ver con un colectivo social. La derecha no hablaba del hombre salvo en algún artículo «histórico» sobre el asesinato del hombre en Méjico y en la izquierda eran un sector extremadamente minoritario. Y hasta ridiculizado, como marginales de la política.

6.

Creo que eso, que me consta no funcionaba de esa manera en otros lugares de Latinoamérica, tiene mucho que ver con las posiciones del Partido Comunista del Uruguay y sus corsets teóricos.

Como a su vez, soy un convencido que una cosa bastante distinguida en la izquierda uruguaya es a menudo ser profundamente orgulloso de la ignorancia, me gustaría que me hablaras de eso que tantas veces uno ha oído mencionar sin saber qué es. Me refiero al asunto de la revolución permanente.–

La observación es interesante se ha hablado del tema sin tener idea alguna de que se conversa.

No es extraño lo que vos decís. Estaba entre los autores non santos de la ortodoxia comunista porque ésta, más allá de palabras, y de silencios cómplices, había reverenciado demasiado a Stalin.

Con el paso de los años no se animaba a confesarlo. Esto es así y no califico. Confirmo un hecho que se verificó y que se dio.

Y la pregunta me interesa porque además, tiene mucho que ver con procesos que se vivieron en el Uruguay y con algunas de las mentes más claras de la izquierda de nuestro país.

¿Qué significa la revolución permanente?

Supone que en el mundo el desarrollo de la sociedad no es igual, no es parejo. En sectores del mundo tremendamente atrasados se llega a conclusiones más elevadas en función de las necesidades que plantea esa desigualdad del desarrollo económico.

¿Qué quiero decir con esto?

Trotsky señalaba que era más fácil llegar al socialismo en Inglaterra que en Rusia. Pero, a su vez, era más factible que hubiera una revolución en Rusia que en Inglaterra.

Por un lado, por la base material que no existía en Rusia.

En segundo lugar, porque él era consciente que una revolución en Inglaterra importaba –entre otras cosas– arrastrar a ritmos importantes a las partes desarrolladas del mundo.

En Rusia era más probable que se llevara adelante un proceso revolucionario en virtud de las necesidades de la gente, pero era mucho más difícil construir el socialismo por problemas de la base material, porque no había en la sociedad organismos de la sociedad preparados.

7.

La Revolución Permanente implica que vos tenés que hacer tareas de dirección de la sociedad en tu rol de intelectualidad y de clase obrera.

Debés tomar tareas de la revolución socialista sin llegar al socialismo porque de lo que se trata es de ganar espacios, cumplir etapas, para poder avanzar luego en un curso conjunto de la Humanidad.

A ver si nos entendemos. Por lo que vos decís el asunto tiene que ver con avanzar todo lo que se pueda ganando espacios políticos, organizando política y culturalmente, obteniendo reglas de juego que respeten a la gente y a su participación democrática en la sociedad. Ahora bien, ¿eso no supone llevar hasta las últimas consecuencias todas las posibilidades de la democracia, o si vos lo preferís, de la revolución democrática burguesa?

Es que el tema es precisamente eso. Puede plantearse de formas complicadas y me consta que a veces nos resulta difícil explicarlo. Más ése es el asunto.

Es más voy a afirmar algo que a lo mejor es escandaloso.

Yo no lo planteo como una imputación, tal como vos me comentabas que lo hacía Eugenio Gómez en una lamentable «Historia del Partido Comunista del Uruguay» que publicó a principios de los sesenta.

El teórico, político, orientador, parlamentario, dirigente comunista uruguayo Rodney Arismendi fue quién llevó mejor adelante en el Uruguay el programa de la Revolución Permanente.

Aplica fundamentalmente a partir del 55 o 56 –dentro de la dirección partidaria que él condujo– una concepción clara de avanzar gradualmente, organizar fundamentalmente a la clase obrera, tendiendo vínculos con la intelectualidad, para impulsar en su nación el impulso hasta las últimas consecuencias todas las tareas y las expresiones de la revolución democrática burguesa.

No se trata de otra cosa la expresión, que como a menudo digo, no la inventó en 1983 o 1984 Rodney Arismendi, de democracia avanzada.

Es parte de la elaboración teórica de esos años.

Otro asunto es que por necesidades políticas de un partido político de un país pequeño, con una incidencia muy limitada en el contexto internacional, los comunistas uruguayos siguieran aferrados en una época al stalinismo y luego a la política general de la Unión Soviética en todo lo bueno y todo lo malo.

8.

Y no te estoy hablando de los años ochenta. Te hablo de cuando vos eras chico. Te hablo de los planteamientos que los comunistas fueron gestando desde 1955 en adelante.

En ese momento Arismendi reivindica las ideas de frente popular o democrático de liberación nacional, la unidad de los trabajadores, el acercamiento a toda la intelectualidad, de hacer avanzar a toda la sociedad dentro de los marcos democráticos que los uruguayos integrábamos a nuestra mejor cultura.

La «democracia avanzada» no se inventó para usar un lema alternativo.

En los años cincuenta Arismendi impulsaba esa idea y bregaba adentro de su Partido y en el País por esas ideas.

Por tanto no estoy hablando de asuntos teóricos de marcianos. Te hablo de política uruguaya. Concreta.

Una versión polémica y distinta.

Me temo, Jorge, que sobre esto hay que ser más claro.–

Está bien. Eso forma parte de un concepto de Marx desarrollado por Trotsky y que en algún momento los chinos tomaron con la concepción de revolución ininterrumpida.

Más allá de rótulos, lo medular es la idea de vinculación de las etapas de la historia.

¿Estamos hablando de procesos vinculados, atados, concatenados?–

Ese es el punto.

Hay un proceso desigual y combinado, donde todo se vincula, lo económico, lo social, lo político, lo programático.

Ahora bien, la culminación lógica de esa etapa de la historia era la supervivencia del estado soviético sobre la base de una serie de reformas que permitieran transitar una etapa hasta tanto una nueva crisis del capitalismo originara condiciones para que ese desarrollo tuviera materializaciones en el resto del mundo.

¿Volvemos a hablar de revolución permanente?–

Exacto. Revolución permanente, concepto o idea que fue malinterpretada por lo general en toda la izquierda. O directamente no estudiada. No importa las razones pero el asunto es ése. No hay un análisis de la idea de revolución permanente y, fundamentalmente, por qué la izquierda adoptó el programa de «La catástrofe que se avecina y como combatirla».

9.

La izquierda toma un programa de Trotsky pero sin Trotsky. Y para un tiempo que era distinto.

Algo de eso indica el Profesor Julio Rodríguez, señalando que la izquierda adoptó el programa de Stalin, es decir, el camino de la estatización total de la sociedad.

Y nos encontramos con procesos en los cuales esa estatización total de la sociedad que obedecía una etapa muy precisa de «La catástrofe que se avecina y como combatirla» coyuntural, coyuntural por definición, era tomada como la regla general, que pasaba tabla rasa a cualquier desarrollo humano e igualaba todo en la misma situación.

¿Y, a título de ejemplo, como jugó ese asunto en el Partido Comunista del Uruguay?–

Entonces vos te encontrás con fenómenos como estos: en el Partido Comunista Uruguayo, el actual Partido Comunista Uruguayo, hay compañeros que dicen «socialismo es propiedad estatizada».

Se toma todo, se estatiza todo y la fórmula química te da socialismo.

Esa fue una de las deformaciones más brutales que se conocen al no entender en la historia la forma en que se fueron dando los procesos.

Y yo señalaba un ejemplo, que era la valoración que hacía Batlle y Ordoñez de Lenin.

Frente a una crisis tremenda de la sociedad (una de las cosas muy importantes es que Batlle y Ordoñez comprendía con mucha profundidad lo que significaba la primera guerra mundial) había dirigentes como Batlle que entendían cabalmente que el mundo estaba viviendo un proceso tremendamente agudo y que había gente capaz al frente de una sociedad de superar eso organizando la misma con conceptos revolucionarios, que significaban entre otras cosas la atención de las necesidades humanas básicas.

Hubo logros de la revolución rusa que son hazañas de la humanidad.

Por ejemplo alfabetizar como nunca hasta ese momento; Implicó un avance gigantesco.

Batlle, que estaba al tanto de esos procesos señalaba que eso había sido un ejemplo maravilloso de la humanidad.

Sin embargo, el sistema, la humanidad no estaba pronta para pasar a una etapa superior.

Batlle no hablaba de socialismo. Afirmaba que no se podía pasar a una etapa superior y Lenin inevitablemente tendría que tomar pasos capitalistas.

10.

¿Y fue así?–

Lenin no toma las resoluciones posteriores al programa que desarrollo en «la catástrofe que se avecina…» como un invento, sino que era la conclusión lógica de su pensamiento, es decir, adoptaba el programa necesario, en el momento que era necesario para defender a la gente, que en definitiva es el objetivo de cualquier programa social ¿Cuál es el objetivo de un programa?

El objetivo de un programa es fundamentalmente servir a la gente, servir al ser humano.

¿Cuál es la diferencia de un programa que abarca el conjunto de la humanidad? ¿Cuál es la diferencia del programa del Manifiesto Comunista? El programa del Manifiesto Comunista trata de defender al conjunto de la humanidad, frente a otro, del sector de la burguesía que se defiende a sí misma. Dice Marx «el programa de la clase obrera, el programa del proletariado es para liberar al conjunto de la humanidad, no para liberar sólo a la clase obrera» y el programa de la revolución rusa era un programa absolutamente transitorio frente a una determinada etapa para superar problemas de la gente en una situación de tremenda crisis y carencias.

Posteriormente, al otro día, se transformaban en reformistas.

¿Por qué se transformaban en reformistas? Porque el primer programa no podía abarcar las etapas de desarrollo que la sociedad inevitablemente debía cumplir, es decir, que era absolutamente imprescindible transitar.

¿Había pues cosas que no estaban planteadas para el largo aliento, aún cuando luego se transformaron casi en asuntos de principios?

Pero, por supuesto.

No estaba planteada la expropiación total de la tierra ni el trabajo comunista integral de absolutamente toda la tierra.

El concepto de cooperativa no era una cooperativa estatal.

¿Cuál era la base de eso? Que el concepto de cooperativa permitía de alguna manera trabajar sobre distintos sectores e ir armando distintos áreas sociales con una ayuda exterior que inevitablemente Lenin veía como absolutamente necesaria.

En los análisis que se hacen de los partidos comunistas aparece la ayuda exterior como una cosa magnánima, es decir, una actitud solidaria, pero no como un hecho imprescindible de que sectores sociales del mundo pudieran comprender lo importante que es defender en determinado momento que haya formas de producción que permitan subsistir a un determinado régimen social.

11.

¿Ese asunto de ayudas, solidaridad, etc., no está también vinculado con la visión que Lenin tenía del mundo del futuro inmediato?

Obviamente es así. Hay que entender otro hecho.

La guerra del 14 al 18, fue una guerra que dejó todas las heridas abiertas y en una cantidad muy grande de gente, de dirigentes políticos, la idea de que esa guerra inevitablemente arrastraba a otra guerra.

Lenin, en un artículo sobre el valor del oro se refiere a que la segunda guerra mundial se iba a producir a fines de la década del 20 y señala como eje de la segunda guerra mundial la crisis en Estados Unidos, Japón y Alemania.

En ese artículo esta analizado ese tipo de coyuntura que se estaba dando e inevitablemente el proceso era tal, que se veía que las contradicciones no tenían solución en un mundo de paz.

Los mismos elementos que habían determinado la primera guerra mundial estaban latentes para gestar la segunda guerra mundial.

En cierta medida creo que aún no está suficientemente estudiado que los elementos que originaron la primera guerra mundial, ya estaban radicados en el hecho fundamental de que el comercio ya superaba los niveles estatales, llegando a un nivel tal que necesitaba de reglas absolutamente universales que permitieran compensar o complementar el desarrollo nacional con un desarrollo internacional con determinada armonía.

Al no haber reglas acordadas, había cañones.

Se imponía la ley del más fuerte, pero el problema era que el más fuerte tampoco podía imponer al final de la guerra su propia ley, porque las formas del desarrollo capitalista en el mundo rápidamente generaban nuevamente contradicciones.

Esto llevaba a la necesidad de regular de alguna manera realidades permanentemente nuevas. No es casualidad que luego de la segunda guerra mundial aparecen una cantidad de reglas universales: Los acuerdos de Bretton Woods, la fundación del Fondo Monetario Internacional, regulaciones y análisis a nivel de sectores economistas y sectores universitarios, en los distintos países más desarrollados, que buscan normas universales a los efectos de, «amortizar» las crisis e impedir que se vaya por la vía de las armas a nuevos enfrentamientos bélicos.

En esa misma dirección, previamente a la segunda guerra mundial y yo diría en el lapso de entreguerras, como forma precisamente de superar o de atenuar la crisis del capitalismo tienen un rol trascendente los planteos de Keynes.

12.

Exacto, en realidad Keynes es el «el sanador» a nivel del estado de las crisis que provoca este tipo de contradicciones; deflación, inflación, superproducción seguida de periodos de recesión con grandes niveles de desocupación y crisis sociales, etc.

Se trataba de que los estados, con determinadas normas, regulaciones, actuación directa en la economía, impidieran o mitigaran las crisis o su periodicidad.–

El quid de la cuestión era que los centros de propiedad, que estaban firmes en el desarrollo capitalista, las grandes propiedades capitalistas del mundo apostaban todo a no ser barridos, como lo habían sido en la Rusia zarista.

Pero la Rusia zarista no tenía poder, fuerza, decían los mencheviques.

Las burguesías alemana, francesa, europea en general, la inglesa fundamentalmente, tenían poder para solucionar los desafíos.

Iban a recurrir hasta las últimas condiciones, incluso al fascismo, como recurrieron posteriormente, como instrumento de la defensa de la propiedad, no iban a permitir que la propiedad fuera cuestionada.

Además, hay que tener en cuenta que la propiedad de ese período, que la propiedad industrial era construida sobre la base de sangre, sudor y lágrimas.

Hoy, en el día de hoy, cumple años Bill Gates. El hombre no tiene ni idea de la propiedad que tiene; tiene 60.000 millones de dólares de propiedad, y mañana va a tener 100.000.

La forma de concentración de la propiedad de esta etapa de la historia, es tan diferente que si mañana Bill Gates hace un giro en su cabeza y dice: «Yo quiero pasar como un tipo que soy el salvador de la humanidad y destino los 60.000 millones de dólares a ayudar a los pobres», queda como dios y la propiedad de él se esfumó, porque ya la propiedad, la forma de propiedad, depende de otras características de acumulación de la propiedad capitalista que no existía en esa etapa de la historia que estoy comentando.

En esos momentos, en Alemania la acumulación que los capitalistas hacían era en base a sangre, sudor y lágrimas y si tenían que matar para defender esa propiedad, iban a matar.

Ahí era tremendamente compleja la posibilidad de lograr un proceso revolucionario que triunfara «a la rusa» en Alemania.

Por eso mismo, me parece no hay que desmerecer como se hace a menudo, el hecho de que Rosa Luxemburgo y Carlos Liebnetk no tuvieron la capacidad de entender el proceso revolucionario para poder hacer lo que Trotsky y Lenin o Lenin o Trotsky hicieron en Rusia. El proceso era mucho más complejo, mucho más duro y mucho más difícil desde todo punto de vista. Y había una burguesía…

Y había una burguesía, claro, si, que iba a ser beligerante directamente.

13.

Rosa Luxemburgo, aparece señalando críticas al partido bolchevique, que en cierta medida están relacionadas con el hecho de entender que había que acordar con la burguesía reglas de juego que fueran aceptadas por todos, cosa que en Rusia era muy difícil de plantear porque la burguesía no tenía como establecer reglas de juego.

Las reglas de juego de la sociedad se discutían dentro del partido bolchevique. Es decir, también en cada etapa de la historia del hombre se discuten las reglas de juego; en el partido bolchevique era un hecho normal que un dirigente que discrepara, sacara un cajoncito, se parara en un cajoncito y dijera públicamente que estaba en contra de las medidas que su propio partido había adoptado.

Esa es la forma de entender porque en abril de 1917, Lenin estaba en contra de la resolución del comité central y sale a hacer actos por las zonas barriales de San Petersburgo, (ya en ese entonces Petrogrado) a proclamar que discrepaba con lo que se había resuelto en el comité central del partido bolchevique.

Y eso era un hecho normal.

Cuando Stalin y los que habían quedado en Rusia planteaban de qué había que desarrollar una etapa democrática burguesa, Lenin sale directamente a plantear de que había que discutir como había que hacerse cargo del estado, mientras los demás discutían como participar de los órganos del estado.

Ahí aparecen las bastante conocidas «tesis de abril», como consecuencia de las que se acusa a Lenin de haberse pasado al programa de Trotsky y que tiene su síntesis digamos, en «La catástrofe que se avecina y como combatirla».

Es bueno pues, echar una mirada a toda esa serie de procesos que se dan en los veinte años del proceso de entreguerras.

España, por ejemplo, se le va de las manos al sistema capitalista y la burguesía española es mucho más débil que la alemana o cualquiera de las burguesías europeas.

El proceso de desgaste de España, por sus derrotas en lo que tiene que ver con las posesiones de ultramar perdidas va entrando en una crisis tremendamente aguda. Es entonces que la burguesía mundial acude en defensa de la burguesía española para impedir que los sectores populares puedan llegar a un nivel mucho más desarrollado.

Allí se produce el problema de dirección tremendo ¿Por qué?

Porque el programa de la revolución española, en ningún momento aparece claro.

Todo el proceso que se da en la revolución del 17, entre «la catástrofe que se avecina» y posteriormente la «NEP» (Nueva Política Económica), impulsada por Lenin, a España llega de golpe, sin digerir.

Entonces en ese programa confuso, sectores de izquierda dicen «nosotros no queremos el stalinismo, nosotros no queremos que el estado se haga cargo de todo»; Otros sectores dicen «no hay otra salida que el estado se haga cargo de todo». La revolución española queda atrapada en medio de problemas sin solución ni salida.

14.

¿Qué relaciones hay con nuestra propia época?

Grandes problemas que teóricamente se han estado viviendo en el Uruguay, en Latinoamérica y en el mundo pasaron por el proceso de la revolución española y no fueron suficientemente elaborados.–

Por ejemplo, asuntos programáticos importantes. Por ejemplo la estatización; en la revolución española los anarquistas tenían un nivel muy elevado y tenían razones. Habían visto le experiencia rusa y habían observado al stalinismo en acción.

Ya el Stalinismo en 1936, había fusilado prácticamente a la dirección del partido bolchevique, y la persecución y la colectivización forzosa eran elementos que no podían ser ejemplos para Europa ni humanamente aceptados.

Entonces, ese proceso que se estaba dando en la Rusia de Stalin, en la Rusia soviética de Stalin, jugaba en contra de la revolución española, porque el programa de la revolución española no podía ser el de la Rusia soviética. Pero a la vez, no había otro programa para desarrollar.

¿Cómo se podía hacer cargo del estado español una organización política que no pretendiera entre otras cosas tener el control del aparato del estado?

Era imposible.

¿Y cuál te parece que fue el papel de la Internacional Comunista y del P.C.E.?–

Primero, tratar de influir a los cuadros dirigentes del P.O.U.M orientándolos hacia el modelo soviético. Estatizar todo.

En segundo lugar, tratar por todos los medios de canalizar y capitalizar de alguna manera el peso de la revolución española, si ésta llegaba a buen término, para sí.

¿Y Trotsky en que andaba a todo esto?–

El otro problema es que en esa etapa de la historia todavía Trotsky estaba vivo y el programa de Trotsky en ese proceso no es el de la estatización total.

El programa de Trotsky en ese proceso es buscar organizar desde abajo organismos populares…

¿Cuál era? ¿Cuál fue la actitud de Trotsky? Para entenderlo volvamos a 1921.

Hay un giro fundamental que se produce a raíz de la polémica que recoge un libro que es uno de los ejes de la revolución rusa, «Acerca del sindicalismo» de Lenin sobre Trotsky.

15.

Lenin criticaba duramente a Trotsky.

Trotsky es el organizador del ejército rojo, militariza absolutamente todo y logra un apoyo impresionante del pueblo ruso. Se construye a través del famoso tren rojo, interviniendo prácticamente en todos los lugares con una concepción moral, ética y disciplinaria de un nivel impresionante. En esa actitud de defensa del conjunto de la sociedad y abordando todos los problemas de la misma y centralizando todo a través del ejercito, obtiene un éxito tremendo. Cuando vuelve a Moscú y encuentra la crisis brutal de la industria rusa, pretende llevar los mismos métodos que había llevado a través de la guerra a los sectores más atrasados de la sociedad a través del ejército rojo.

Plantea la militarización y el sometimiento de los sindicatos al proceso de militarización y centralización. En ese momento, Lenin sale agudamente a señalar «en ese camino, vamos lentamente al fracaso, no podemos militarizar la sociedad» la etapa de la guerra termina, se necesita una nueva etapa de desarrollo de la sociedad, es absolutamente imprescindible restablecer relaciones económicas y sociales que son las que rigen las relaciones humanas del conjunto de la humanidad y Rusia no está apartado de eso.

Lenin hace una acción muy incisiva sobre ese tipo de problema y Trotsky reconoce que su posición es equivocada, es decir, da la razón y da el apoyo a posición de Lenin.

Este lío está combinado además con la forma en que se estaba moviendo ya la tercera internacional, que empieza a tener problemas absolutamente en todos lados.

Si hay algo que claramente faltó en el desarrollo leninista, fue que Lenin llegó a la tercera internacional con el programa de la revolución rusa y desarrolló la NEP para Rusia, pero no pudo desarrollar un programa que llenara el vacío en esa etapa de transición del mundo entre guerra y guerra.

La humanidad vio como programa leninista las 21 condiciones y estas pautas organizativas de los sectores vinculados al proletariado, a la clase obrera, pero no podían ser bases organizativas de la sociedad, porque la clase obrera no estaba en condiciones de dirigir el conjunto de la sociedad en los sectores más desarrollados del mundo.

Estaba en condiciones de incidir en la dirección en un país como Rusia, transformado ahora en la Unión Soviética. Estaba en condiciones de influir en Alemania, en un nivel muy pequeño, o en España, pero no estaba en condiciones de tener un programa para el conjunto de la humanidad. Ese programa de transición es el que Lenin no pudo desarrollar, esa etapa de transición entre guerra y guerra se limitó a lo atinente a la NEP en la Rusia soviética.

16.

Del basamento marxista de la estatizacion de los kioskos.

¿Por qué Eugenio Gómez y sus secuaces acusan a Arismendi de dar un golpe trostkista–oportunista? Aclaro que las expresiones no son mías sino del propio Gómez, en publicación que obra en mi poder y se adjunta (año 1961).

Hay dos cosas que van combinadas.

La primera es que todo opositor era considerado trostkista.

Eso era sistemático.

Planteara lo que se planteara si no estaba de acuerdo con la dirección del partido era trostkista.

En segundo lugar, la orientación de Arismendi tendiente a estar vinculado con la sociedad civil, con los sectores intelectuales, con los profesionales, con los distintos sectores de la clase obrera, a buscar lazos, medios y formas de negociación, de análisis permanente con distintos sectores (y es algo que caracterizará al P.C.U. orientado por Arismendi), el dialogo permanente con el conjunto de la sociedad – en suma– eso para Eugenio Gómez era trotskismo.

¿Y para vos?–

Eso es leninismo.

Es la concepción de Marx. No se puede vivir fuera del mundo.

No era solamente Eugenio Gómez y su gente. En la Argentina, por ejemplo, el PC opinaba que Arismendi tenía una orientación trostkista.

¿Dónde está el nudo de ese entuerto?–

La concepción de democracia avanzada, que no se inventó hace 15 años, era una concepción que permitía defender lo que para la humanidad había sido una conquista, el parlamentarismo, las instituciones, los partidos políticos, las organizaciones sociales, el debate periodístico y parlamentario, el intercambio y la confrontación de ideas a nivel civilizado, en el ámbito universitario, a nivel del conjunto de la sociedad.

Eso importaba la presencia protagónica del movimiento sindical, de diversas organizaciones populares, la integración de los estudiantes a las bregas, etc.

17.

En una compilación documental que se repartió en forma previa al último o penúltimo Congreso del P.C.U antes de la implosión, se distribuyó un texto llamado «Documentos», que curiosamente no incluye todo lo atinente al año 1955. Está obviamente clara para mí que ello se debe a que los documentos del 55 estaban plagados de citas y de vivas a Stalin.

Esta es una demostración práctica de la contradicción. Se hacían tantas citas a Stalin que si se las hubiera recortado habría quedado prácticamente amputado o invalidado el documento.

Se prefirió –evidentemente– no publicarlo.

¿Por qué era así?–

Yo creo que porque en 1955 un texto de esas características necesitaba estar rodeado o contextualizado en el culto estalinista para que en la URSS no fuera rechazado.

Ahora bien, Jorge, con todo respeto por tu posición, pero ambos sabemos que no estamos hablando de personalidades mediocres. ¿Por qué eran tan así las cosas?

Justamente.

Yo estimo que la posición de Arismendi era otra, era la de un dirigente comunista de un país que tenía relativa importancia, pero que era un partido comunista que incidía en la realidad, que incidía en la vida política de un país, que efectivamente cada día tenía más peso y efectivamente lo tuvo.

No olvidemos, a título de ejemplo, que el respeto que los cubanos tienen al partido comunista uruguayo de ese periodo es imponente.

Más yo creo que Arismendi y sus compañeros sabían que no podían incidir dentro de la URSS. Eso no implica que no conociera lo que pasaba dentro de la Unión Soviética; yo estimo que lo conocía hasta en su más mínimo detalle:

A mí me consta que sabía perfectamente que había una lucha tremenda y una crisis brutal; que conocía elementos de la propia Unión Soviética que acá no se conocían. Mas, él era consciente que no podía influir, que ni podía modificar la situación hasta tanto no se dieran determinadas cosas.

¿Cuáles eran esas cosas?–

Por ejemplo, la lucha interna que determinaba crisis o situaciones críticas.

18.

Él tenía amigos y compañeros del partido comunista uruguayo que estuvieron en la Unión Soviética, que vivieron en la Unión Soviética, que no estaban de acuerdo con el régimen soviético y, en la práctica, fueron disidentes. Es más, él tuvo que interceder en determinado momento.

Creo que esas cosas son innegables.

El problema es que eso en definitiva era el precio para poder seguir trabajando en una determinada dirección en el mundo.

Y el mundo, a su vez, no estaba quieto.

Se estaban produciendo hechos como el de la propia revolución cubana.

Y esta, por su parte, adoptó un programa de estatizar todo, porque estaba al lado del imperialismo. Ese programa podríamos llamarlo bueno o malo, pero para la situación dada era el único posible.

Los cubanos no tenían otra chance.

Y por demás, nosotros mismos en los sesenta seguíamos con la idea de que la única solución en un momento de lucha por el poder, pasaba por estatizar todo.

Perdona que sea tan insistente. Pero me parece que vale.

Nosotros seguíamos con la misma idea de «la catástrofe que se avecina y como combatirla».

Teníamos la idea de catástrofe, no de continuidad, de preparación de un proceso, de continuidades, de avances democráticos.

En los años 60 queríamos estatizar la banca, el comercio exterior, el mercado del tabaco y hacer la propiedad estatal…

Si teníamos que estatizar los puestos de diarios, estatizábamos los puestos de diarios.

Y no exagero. Acá festejábamos la estatización de los puestos de diarios en Cuba.

Un capítulo tercero.

En algún momento de nuestras charlas decíamos con Federico que el aporte que hacía Molinari a la temática que nosotros estábamos tratando de desarrollar era importante y fundamentalmente «sólido».

Con el compañero seguramente se podrá coincidir, discrepar, mas habrá –en todo caso– que coincidir con la coherencia interna de su visión.

En este tercer capítulo abordamos algunos elementos que parecen interesantísimas para hurgar hasta el fondo en esa visión.

19.

Jorge, me parece bueno para que nos entendamos seguir la línea de tu razonamiento dentro del método planteado.

Hacías reflexiones interesantes que incluso suponían, al menos en lo que me toca, ideas novedosas en tu óptica sobre aspectos del proceso uruguayo y del desarrollo de la propia izquierda local y del Partido Comunista Uruguayo.–

Me parece que hay una contradicción poco salvable entre la idea de llevar hasta las últimas consecuencias la revolución democrática burguesa, por un lado y el impulso o el camino elegido por la Unión Soviética y su incidencia en el mundo, fundamentalmente en el periodo estalinista.

Ah sí, yo no puedo concebirlo de otro modo.–

Una idea fue la del stalinismo. Se toma el poder, se estatiza todo y se aplica una serie de instrumentos de ordeno y mando.

La otra posibilidad, que yo vinculo con esa idea de revolución permanente –concepto mal tratado por ignorancia o por conveniencias políticas– era impulsar a los sectores más progresivos de la sociedad, a los trabajadores, a los intelectuales y cumplir tareas de organización social, mejorar los niveles de vida de la gente, impedir el retraso económico y apostar a superarlo y poner frenos a la pauperización de la gente como consecuencia de las crisis.

Y esa labor se realiza mientras en el resto del mundo también se camina, se avanza, se transforma.

Yo subrayo que Rodney Arismendi planteaba con claridad la necesidad de una democracia avanzada vinculada con gobiernos progresistas, habla específicamente de «alianzas de gobiernos y partidos en función de las necesidades democráticas de América Latina.»

¿Esto implica, a título de ejemplo y mirando las cosas desde la historia del siglo veinte que el programa leninista de 1917 era cuestionable en su validez?

El programa era bueno para un momento y tal vez el único viable para la Rusia de inicios de la revolución, por un lado y de terminación de la primera guerra, por el otro.–

No podía ser válido para el resto del mundo. No servía para España, Estados Unidos, Italia o Francia.

La Internacional Comunista, Comintern o Tercera Internacional presiona y actúa –teniendo como eje la propia Rusia– pero no viendo que luego de la primera guerra el capitalismo subsistía y buscaba nuevas formas de fortalecerse, más allá de las previsibles nuevas confrontaciones bélicas.

20.

Lo que se soslaya es la actitud esencialmente flexible y dialéctica de Lenin.

El comunismo de guerra era una cosa. Más luego rápidamente y en pocos años se estaba planteando la necesidad de acudir a nuevas formas de desarrollo, que se expresó por ejemplo en la Nueva Política Económica (N.E.P.).

En un trabajo que creo se llamaba «Acerca del valor del oro» Lenin decía que luego que el mundo cambiara y se revolucionara los hombres podrían hacer letrinas de oro, para darle a éste su verdadero valor.

Pero en esos años veinte había que darle al fetiche oro el valor que tenía, entender que la moneda tenía importancia y que era necesario construir y edificar una economía que tomara eso en cuenta y se vinculara fuertemente con el resto del mundo. Había que construir y fortalecer el trabajo cooperativo, organizar la sociedad para pasar esa etapa histórica y sabiendo –todavía– que habría una nueva guerra que tendría tres ejes (Alemania, Japón e Italia) y que probablemente se iniciaría a fines de los años veinte.

No se equivocó en mucho, dicho sea de paso.

El stalinismo hegemónico, la caída de Trostky, la creciente dictadura de la burocracia partidaria en la URSS olvidó toda idea de cambio, de evolución, de transformar para avanzar. De ahí las barbaridades de la colectivización forzosa entre otras cosas, la eliminación de toda disidencia, la concentración de todos los esfuerzos en las armas.

Pero, Jorge, como dice Gardel, el mundo siguió andando, pasó una segunda guerra mundial, hubo un nuevo orden…

¿Sabés lo que pasa?–

Si una sociedad no se desarrolla en lo interno, tampoco puede impulsar y desarrollarse en lo externo.

La URSS al trabajar como freno para construir su propia sociedad no podía trabajar para las transformaciones en el resto del mundo.

Si yo no predico y aplico la participación real de los trabajadores en las empresas, la organización de cooperativas, si no pongo las bases ciertas de una sociedad de nuevo tipo, no puedo pedir ni sugerir eso a nadie.

Y a menudo pongo un ejemplo que parece tragicómico. Pero es parte de los hechos.

21.

Para tener una máquina de escribir en la URSS había que tener autorización del Partido.

En los Estados Unidos para comunicarse con Internet desde la casa, la gente no le pedía permiso a nadie y pocos lugares en el mundo tienen en sus universidades todas las obras de Marx, de Lenin, de Trotsky como en el país del norte.

En la URSS, en las escuelas y liceos no se estudiaba la revolución.

¿Dónde se discutía de política en la URSS?

Y en ámbitos cerrados, en la cocina de la casa, donde padres e hijos podían charlar y calladitos la boca seguir luego en el trillo.

Y, apelando a la abundancia, ¿cuál es tu visión de la visión del P.C.U. sobre algunos de esos temas?

Todo lo que yo te decía antes, desde Marx hasta hoy se llama revolución permanente. Fue mal interpretado, mal difundido, mal analizado. En el P.C.U. se llegó a afirmar la barbaridad que el fenómeno revolución permanente significaba «revolución simultánea» en distintos países.

Lo de «simultánea» no tiene nada que ver con la idea matriz de cambio permanente. Lo que estaba planteado desde Marx y no solamente desde Trostky era la necesidad de combinar procesos de cambio en los países más atrasados con los países adelantados.

Lo internacional y su comprensión es el punto neurálgico.

No hay sociedad democrática autárquica, cerrada, incomunicada.

Uno de los méritos del Uruguay de fines del siglo 19 y comienzos del 20 fue ser una sociedad abierta.

¿Por qué José Pedro Varela fue uno de los primeros traductores de Carlos Marx?

Y… porque vivía en el mundo y no en una caja.

Por último, déjame afirmar una idea que me parece importante.

¿Cómo no te voy a dejar? Usted dele nomás.

Del mismo modo que se tenía por parte de la conducción del Partido una visión, que luego se trasladaba, de que los que no pensaban como nosotros «todavía» no habíamos comprendido las cosas, asimismo se afirmó la esclerosis como norma y el cambio como herejía.–

Claro que la Humanidad ha sido testigo de luchas de clases.

Más lo que es congelado es el criterio de que la burguesía es eterna –hasta que acaben con ella– y que la clase obrera es eterna, hasta que triunfe.

Van a luchar, uno va a perder, el otro va a ganar y finalizó el campeonato.

22.

Ese aspecto tal vez sea uno de los temas menos desarrollados de Marx.

Entre otras cosas porque no podía prever lo que vivimos en el siglo veintiuno que empieza dentro de unos meses.

Pero la repetición de la idea a lo largo y ancho del siglo veinte supone una carencia absoluta de desarrollo del pensamiento.

Nunca una clase derrotó a otra.

Siempre surgió un tercer elemento distinto a los anteriores.

No interesa el nombre. Importa que yo entiendo que la dialéctica no la puede derogar ni un general fascista, ni un romántico, ni Stalin pueden frenar el movimiento dialéctico.

A menudo nos quedamos sin síntesis que era el resultado y nueva afirmación –como resultado– de la confrontación de dos contrarios.

Una versión polémica y distinta.

Hay un asunto primero que es reiteración de lo que vos ya marcaste pero que me gustaría que lo afinaras un poco más, o sencillamente me lo reiteraras en términos que favorezcan la comprensión de todos.

Habíamos hablado de la revolución rusa, sus características, habías señalado como algunas ediciones señalaban que si bien en Rusia era más fácil hacer una revolución, en Inglaterra era más probable llegar al socialismo. A su vez, vos hacías un aporte crítico a un planteo de Arismendi que hablaba de lo atinente a la revolución rusa o al proceso de la Unión Soviética como un «escándalo teórico». ¿Por qué no charlamos algo sobre todo este lío?–

Apelando a los clásicos.

Eso está referido fundamentalmente a los prólogos, al Manifiesto Comunista, donde Marx y Engels establecen la característica del campesinado ruso y de la propiedad de la tierra en Rusia.

Ello podía dar origen a un proceso revolucionario, a una revolución campesina que se complementara con una revolución comunista en países más adelantados. ¿Esto qué significaba?

Significaba que desde el Manifiesto Comunista pasando por todos los textos de Marx y Engels, no hay en ninguno de ellos una idea sobre el posible aislamiento de los distintos estados para resolver los problemas de las sociedades en forma particular.

Es decir, las situaciones que se viven en cada uno de los estados son producto de un desarrollo universal de un sistema de explotación, es decir, el sistema capitalista que se expande universalmente, toma sus características nacionales, tiene sus formas nacionales, pero se complementa en el conjunto del universo y los países más atrasados se complementan con los países más adelantados.

23.

Las formas de producción más atrasadas se complementan con las más adelantadas. Entonces, pensar en un desarrollo histórico igual para Rusia que para Inglaterra o que para Estados Unidos, o que para Brasil era sencillamente absurdo.

No tiene por que pasar todas las etapas del desarrollo humano cada país en particular, sino que esos procesos se complementan.

Se van combinando los desarrollos y tomando los más avanzados con los más atrasados combinándose políticamente y socialmente.

¿Como parte de la lógica del sistema capitalista?–

Como parte de la lógica del desarrollo universal, en el cual el sistema capitalista es el predominante en esta época.

Antes fue el Feudalismo y antes fue la esclavitud y antes fue cualquier régimen de explotación.

Nunca ningún régimen de explotación se dio puro y nunca ninguno dejó de tener desarrollos desiguales y combinados.

Entonces tenemos en el caso del desarrollo de la Rusia zarista, fábricas impresionantes como la Putilof, del nivel más alto del mundo del desarrollo industrial, en forma contemporánea con formas feudales que se daban en el campo, con formas de explotación también de propiedad colectiva de la tierra que hacían que el planteo de propiedad de la tierra de los campesinos fuera un elemento que se combinara con esos elementos industriales adelantados.

Ahora, ¿cuál fue el cambio que se produjo en el pensamiento?

¿Cuál fue el aporte fundamental de la concepción leninista en lo que tiene que ver con el desarrollo de la revolución rusa? Que Lenin organiza fundamentalmente el partido de la clase obrera, organiza los sectores explotados de la sociedad, vinculados con el campesinado pero fundamentalmente el partido de la clase obrera.

Organiza ese partido, y en el momento en que se produce la crisis que da origen a la primera guerra mundial, ese partido se encuentra en una situación muy particular.

El pueblo ruso es movilizado por la guerra.

No hay nada en la historia de la humanidad que movilice tanto como las guerras.

En un proceso de guerra, de crisis brutales como las generadas por esta crisis del sistema capitalista que desemboca en la primera guerra mundial, se produce la movilización impresionante de toda la sociedad que antes podía mantenerse dentro de los marcos normales del zarismo, de la disciplina con la que contaba el régimen social en particular.

24.

Entonces, ese elemento determinó que lo que Lenin en un momento mostraba como un proceso en el cual la clase obrera y el pueblo contribuían fundamentalmente con la alianza con el campesinado, a entablar la democracia en Rusia.

Mas la impotencia y la incapacidad programática y organizativa de los sectores dirigentes de la sociedad le impedía en ese momento asumir la dirección de la sociedad.

La burguesía incipiente rusa y los sectores socialdemócratas que planteaban una etapa de desarrollo capitalista regular, normal, dentro de las normas que ellos veían en los países occidentales, es decir, el sistema parlamentario funcionando con partidos, con organizaciones sociales vinculadas, etc. Pero ello no se compadecía, en la vida real, con las necesidades y posibilidades ciertas de tránsito de la sociedad rusa.

Lenin aparece no «escandalizando» al marxismo, como en forma desacertada se ha afirmado, escandalizando en todo caso a la social democracia europea, puede ser.

Esta no veía, dentro de los cánones normales de la concepción marxista, el hecho de que en un país atrasado o con realidades combinadas de adelanto y atraso, que en un país como Rusia aparecieran concepciones, que plantearan ya la lucha por el socialismo.

Entonces esa contradicción que veían los sectores socialdemócratas hacía que su plan, su programa, su actividad para actuar significara la instalación de partidos en una asamblea constituyente, la organización de un poder establecido a modelo y semejanza de lo que eran países como Inglaterra, Francia, Europa en general, no tuviera sustento. Porque la base empresarial, la base burguesa de todo eso no tenía fuerza, estaba en el aire, es decir, estaba en situación de absoluta debilidad.

Entonces, eso motivaba el hecho de que Lenin planteara, en un momento crucial de la crisis del zarismo, cuando éste se derrumbaba, cuando los sectores socialdemócratas o los partidarios de Kerenski planteaban que «en Rusia no existe ningún partido capaz de solucionar el problema que tenemos en este momento», que ese partido existía y estaba en la escena política rusa.

Él entendía que había un partido que podía solucionar los desafíos del momento, que ese partido era el partido bolchevique.

Tenía las conexiones, las vinculaciones con la sociedad y el programa para llevar adelante una solución en esa emergencia, en esa situación concreta. Ese programa, fue el trascendente «De la catástrofe que se avecina y como combatirla». Los sectores de la socialdemocracia y los sectores bolcheviques plantearon «ese no es el programa de Lenin, ese es el programa de Trostky», por eso es que compañeros con enorme autoridad y capacidad señalan que Lenin llevó adelante el programa de Trostky.

25.

Conforme a tu visión, ¿qué significaba ese programa? –

¿Y el programa de Trotsky que significaba? Implicaba que la clase obrera era capaz de conducir este proceso en conjunto con la sociedad siempre y cuando tomara algunas medidas de estatización de la sociedad, de control absoluto de la sociedad para promover a partir de eso un desarrollo que vinculara esta situación revolucionaria de Rusia con el resto del mundo. La dictadura del proletariado puede ser mantenida en tanto se desarrollen las condiciones revolucionarias en el resto de la humanidad. Estamos al principio de un proceso revolucionario, se rompe el eslabón más débil que era el de la Rusia zarista.

Ese eslabón más débil en plena guerra mundial fue el que inmediatamente todas las naciones del sistema capitalista del mundo acudieron a reforzar. Por ello el bloqueo, el primer bloqueo al terminar la primera guerra mundial, el bloqueo sobre Rusia, sobre la Rusia Soviética que llevaron a cabo 14 naciones.

La URSS salió de la situación con un ejército rojo organizado sobre la base de los sectores de la clase obrera y sobre, fundamentalmente, la estatización. Mas esa fue la gran preocupación inmediata de Lenin, porque Lenin adoptó el programa de «la catástrofe que se avecina y como combatirla» con esa concepción, frente al desastre. En modo alguno era para Lenin una salida definitiva, un proyecto programático de largo aliento.

Después de este proceso, Lenin entiende y expresa que los bolcheviques que fuimos revolucionarios frente a la crisis que originó la primera guerra mundial, ahora debían ser reformistas y necesitaban crear las bases sociales, culturales, ideológicas, económicas, que determinen la posibilidad de que se sustentara un nuevo régimen.

Mientras tanto, en su concepción, podrían intentar alcanzar a las naciones más avanzadas que eran las que inevitablemente iban a ser las primeras en llegar al socialismo. No nosotros, lo que no nos pueden impedir a nosotros somos que ya estemos construyendo las bases culturales políticas y sociales que determinen que nos pongamos en carrera a los efectos de llegar a los niveles más avanzados»(?). Esa es la idea de revolución permanente, concepto tan mal manejado, tan deformado, tan maltrecho por visiones mediocres y sin apoyatura teórica-práctica alguna.

26.

¿Desde tu punto de vista, por donde pasa fundamentalmente el futuro de la izquierda?–

El programa del Encuentro Progresista Frente Amplio pasa fundamentalmente por la democratización de la discusión programática.

Ese es el gran desafío que tenemos nosotros en este momento.

Si podemos hacerlo y llevarla a límites mucho más allá de lo nacional, buscar apoyos, referencias, elementos en otros lugares del mundo, hacer que nuestros problemas sean problemas que sean analizados con un criterio que mire al mundo y no la comarca solamente, vamos a encontrar ecos inusitados.

¿Hay que enterrar algunas ideas?–

Hay que aprender del pasado. Hay un hecho que sigue siendo un elemento de referencia.

El último reducto de las formas estatistas de la revolución en el mundo fue Cuba.

Cuba estatizó todo y no tenía otro camino; no había otro programa posible para la revolución cubana que ese.

Sin embargo hoy, Cuba defendiendo la salud, la educación y el derecho de los cubanos tienen necesidad de insertarse en el mundo y abrir la discusión hacia el mundo. Si Cuba permanece hoy en la forma que ha permanecido es fundamentalmente porque cuenta con una simpatía de sectores populares, universitarios, distintos sectores de la sociedad de los países desarrollados.

Sino no podía haber sobrevivido, más allá de los sacrificios heroicos del pueblo cubano. Habría desaparecido, habría sido liquidado como lo fue la revolución chilena.

En el tiempo del triunfo del socialismo chileno o de la unión popular o la propia revolución española, no era viable que existieran procesos como la propia Cuba al día de hoy.

Si Cuba existe es porque existe ese tipo de simpatía a nivel general. Creo que con el mismo nivel de simpatía pueden originarse movimientos que se orientan de alguna manera a plantearle al mundo las dificultades que nosotros tenemos.

Nosotros vamos a tener grandes dificultades, acaba de salir la 609, (MPP) hablando de un salariazo.

¿Y qué posibilidades tenemos para un salariazo?

27.

Si nosotros no democratizamos esa discusión, si no ponemos en discusión el tema programático que hoy debe discutirse en el mundo, es decir, no solamente en el plano del Keynesianismo moderno sino en el plano de la acumulación primitiva ya hecha en la humanidad.

Hay que democratizar esa discusión. En caso contrario, entramos en un pantano que no tiene salida, entramos en crisis que no tienen salida.

Esto no es un asunto de fatalismos. Aquí juega el factor humano y la capacidad de cada compañero con responsabilidades de conducción.

Hoy el programa y la democracia van directamente vinculados. La posibilidad de profundizar la democracia y la posibilidad de levantar programas, puntos que signifiquen de alguna manera la vinculación de Uruguay con el mundo, son elementos absolutamente decisivos.

Otro asunto es que aún de los sectores más conservadores del mundo capitalista de hoy, aparecen elementos que están mostrando la enorme preocupación por el hecho de la exclusión social de sectores cada vez más numerosos. Tenemos que saber buscar respuestas.

Nosotros podemos tener una solución en la medida que busquemos normas universales, criterios generalmente válidos a nivel de la humanidad. Por eso decía lo de Keynes.

O hay reglas de juego a nivel del propio sistema a nivel universal, o solamente quedan instancias de marginación, destrucción ecológica, exclusión sistemática y creciente. Son cosas que hay que intentar, el keynesismo fue en definitiva la respuesta de alguna manera del propio desarrollo de las ideas revolucionarias de Marx y de Engels, de alguna manera fue una respuesta capitalista a la profundidad de las crisis que el propio funcionamiento del sistema conllevaba.

La previsión social fue de alguna manera la respuesta capitalista al hecho de que los movimientos revolucionarios cuestionaban toda la propiedad burguesa.

Hoy la propiedad burguesa que se concentra de una manera escandalosa está absolutamente cuestionada de arriba abajo.

El tema pasa por poner reglas que nos permitan avanzar civilizadamente, es decir, sin llegar a rupturas o enfrentamientos que provoquen tremendas catástrofes.

Y ahí está todo mezclado; está mezclada la ecología, está mezclado el desarrollo económico, están mezcladas las reglas democráticas de la sociedad, está la transformación de la empresa, está la desaparición de las empresas «monumentales».

Empiezan los módulos más chicos.

28.

Toda esa transformación en el mundo empieza a pesar y va a pesar directamente sobre este fenómeno de desarrollo de las características de un gobierno popular de Uruguay.

En ese sentido, el optimismo está por el lado de la capacidad de comprensión, de análisis, de profundidad.

Los elementos negativos pueden estar provocados por el hecho de que el Encuentro Progresista Frente Amplio no tiene aún instrumentos donde analizar rigurosamente los nuevos datos y realidades.

Yo creo que no tiene estructuras partidarias que permitan esto Yo personalmente avizoro que uno de los lugares donde la discusión se va a dar con mayor intensidad es en el partido socialista que ha conservado históricamente su estructura y sus formas orgánicas y que tiene un congreso, tiene instrumentos que no tienen las otras organizaciones.

No es un asunto de ser biológicamente optimista, como diría don Washington Cataldi.

Acá el asunto es que hay elementos para pensar en que se puede progresar socialmente a niveles más avanzados.

No hay de parte de los sectores conservadores tampoco una resistencia como podía haber en el período anterior, porque su realidad con relación a las relaciones mundiales son distintas.

Lo que puede haber acá es una paciencia- impaciencia social muy grande contradictoria. Obvio que sea así cuando hay sectores de la sociedad que muestran ya una situación de exclusión a ritmos que asustan.

Ese es un tema de democratización, de descentralización, de desregularización del aparato del estado, cosa que es muy difícil para quienes aspiran a tener el control del aparato del estado, pero esa desregularización no se puede hacer si no se apunta a nivel universal.

Es decir, hay que promover desarrollo de otra índole a nivel mundial, no a nivel de los estados.

En ese aspecto la discusión de los neokeynesianos como les llamo yo, va avanzando, va determinando nuevos modelos, nuevas características.

Yo confío en que las ideas que fundamentalmente son de Marx y de Engels, hoy empiecen a ser coronadas en el momento en que los sectores más conservadores de la sociedad pensaron que Marx y que Engels ya habían quedado en la historia.

Sin embargo, siempre se vuelve a Marx, para negarlo o para reafirmarlo, pero siempre vamos a volver a aquellos viejos pensamientos de Marx con respecto al desarrollo histórico de la sociedad y que aparentemente en determinado momento de la historia parecía que no tenían nada que ver con lo que estaba pasando.

29.

Pero cada vez tiene más que ver con lo que está pasando, independientemente de que Marx no podía prever en 1850 que las sociedades capitalistas modernas, la organización empresarial moderna iba a ser totalmente diferente a lo que era en aquel momento cuando la acumulación primitiva obligaba a grandes empresas y a grandes concentraciones industriales.

Hoy la acumulación primitiva llegó a su fin y las empresas empiezan a sufrir un proceso de desglose, de desregulación, de organización de la sociedad de una manera totalmente distinta a como estaba armada en aquella época del desarrollo de la humanidad.

Son temas que están ahí, que están palpitando.

Por eso es que en cierta medida, el drama que significó para muchos militantes la crisis del partido comunista no tiene salida si no se explica dentro de este contexto mundial, dentro de nuevas perspectivas internacionales.

La crisis del partido comunista en si no tiene respuesta.

Como una peripecia nacional, no tiene respuesta.–

No tiene explicación, hay que explicársela en función de todo esto porque además lo otro significa prácticamente el suicidio, es decir, no es mirar el mundo hacia delante y ver la experiencia positiva que se hizo en determinado período que se vivió y que se actuó.

El gran problema de lo que se llamó la renovación fue eso; daba a entender que se abría una etapa histórica en la cual estaba inexorablemente comprendido todo lo que se había hecho en todas las tiendas del pensamiento humano.

Yo insisto muchas veces en la conferencia de Copenhague donde Trotsky en el año 32 incorpora el pensamiento de Freud incluso en la parte final donde dice: va a llegar el momento en que también la psiquis humana pueda ser analizada con la meticulosidad científica y ver las distintas tendencias, formas, no para controlar todo, es decir cómo podría ser la concepción estalinista más acérrima, tener todo absolutamente controlado…

¿La psiquis incluida?–

La psiquis incluida.

El gran tema era permitir la expansión más sana y más pura de la sociedad y como diría Trotsky, el hombre nuevo no va a ser revolucionario, porque no va a tener la necesidad de ser revolucionario.

30.

El hombre nuevo va a ser producto de una sociedad muy distinta de la que nosotros estamos hoy viendo y en la cual estamos en cierta medida en la prehistoria.

Estamos entrando en una etapa en la cual la acumulación primitiva terminada, los bienes abundantes en la sociedad permiten la planificación y la organización mucho más de acuerdo con el desarrollo humano.

Montevideo. Invierno de 1999.

[:]

[:es]Los partidos comunistas de América del Sur.[:]

[:es]

Los partidos comunistas de América del Sur.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Comunidad de Estados Latinoamericanos y el Caribe (CELAC). Logotipo.Los partidos comunistas de América del Sur han emitido una declaración conjunta sobre la que quiero hacer un comentario:

El comunicado:

Los partidos comunistas de América del Sur destacamos con orgullo de clase el decisivo rol de los trabajadores de distintas ramas, y fundamentalmente de la salud, en el combate contra la pandemia Covid-19 que asola al mundo.

Saludamos que se haya realizado la teleconferencia de Ministros de Salud y Cancillerías convocada por la presidencia pro tempore mexicana de la CELAC, dado que este es el único ámbito donde pueden reunirse todos los países de Nuestra América con la invalorable presencia de Cuba, vanguardia mundial en innovación médica y bioquímica y en ética humanista, dando participación asimismo a la Organización Panamericana de la Salud y a una delegación de alto nivel de la República Popular China.

La pandemia del CoVID-19 demuestra trágicamente las profundas falencias de los sistemas de salud pública en la mayoría de los países de la región, que se conocían ya antes de la aparición del coronavirus. Esas deficiencias son el resultado de las políticas antipopulares aplicadas por los gobiernos al servicio del gran capital para comercializar y privatizar la salud, respaldando la rentabilidad de los grupos monopolistas.

Esas políticas, además, han socavado las capacidades científicas y tecnológicas disponibles para satisfacer las necesidades de prevención y atención masiva a la población. La experiencia actual pone en evidencia la naturaleza antisocial y parasitaria del neoliberalismo y destaca la superioridad de la intervención del estado en las áreas vitales de cualquier nación y la planificación teniendo como criterio las necesidades populares, así como demuestra que ellas no pueden regirse por la lógica mezquina del capitalismo. Eso implica en materia de salud proporcionar atención primaria y prevención, hospitales dignos, laboratorios equipados, médicos y enfermeros, medicamentos, respiradores, testeos y exámenes y todo lo que se necesita para satisfacer las necesidades constantes y urgentes de los pueblos.

Consideramos esencial garantizar los derechos de los trabajadores, desempleados y subempleados, de los estratos sociales más pobres, como un gesto humano y solidario que, al mismo tiempo, asegura el mantenimiento básico de la actividad económica. El pago de salarios debe garantizarse, al igual que una renta mínima para todos los trabajadores informales. No son ellos quienes deben pagar la crisis. Con este fin, las políticas de austeridad fiscal deben revertirse, y el Estado debe asumir responsabilidades extraordinarias para mantener la actividad económica, incluida la garantía de la contribución de los sistemas bancarios financieros a este fin.

Es necesario de una vez terminar con el bloqueo y otras medidas coercitivas unilaterales contra Cuba y Venezuela, y con las acciones en contra de Nicaragua, cuyo carácter insolidario, discriminatorio e injusto resalta aún más en medio de esta crítica situación. En tal sentido valoramos las palabras del Presidente de Argentina, Alberto Fernández quien, además de adoptar un conjunto de medidas adecuadas en la emergencia, se ha pronunciado dignamente al respecto.

Es preciso y urgente condonar de manera definitiva las deudas externas de nuestros países con el FMI y la banca internacional usurera.

Enviamos nuestro más sincero agradecimiento a los médicos y enfermeros, al personal de los hospitales, de las unidades de salud que están luchando enfrentando grandes dificultades. Expresamos nuestra solidaridad a todos los afectados por la pandemia del CoVID-19 y les deseamos una recuperación pronta de la enfermedad.

Saludamos a los países que están llevando a cabo acciones de solidaridad con los países más afectados, como por ejemplo el envío de materiales de protección, ventiladores y profesionales de salud, como China, Cuba y Rusia, lo que contrasta con las acciones de los EE.UU. y la OTAN que persisten en desplegar tropas, como hicieron recientemente en varios países de Europa, sosteniendo ingentes presupuestos militares que se niegan a la salud y el bienestar social.

Luchamos por transformaciones profundas que vendrán de la mano de la unión de los trabajadores y los pueblos. Nos posicionamos con responsabilidad y con sentido de Humanidad. ¡Estamos presentes en la lucha para tomar medidas inmediatas para proteger la salud y salvaguardar los derechos de todos los pueblos en todos los rincones del planeta!

Partido Comunista de la Argentina.
Partido Comunista de Bolivia.
Partido Comunista do Brasil.
Partido Comunista Brasileño.
Partido Comunista Colombiano.
Partido Comunista de Chile.
Partido Comunista del Ecuador.
Partido Comunista de Paraguay.
Partido Comunista Peruano.
Partido Comunista del Perú – Patria Roja.
Partido Comunista de Uruguay.
Partido Comunista de Venezuela.

El comentario:

Que los Partidos Comunistas se hayan puesto de acuerdo para un comunicado conjunto me parece un hecho positivo, promisorio, principio quieren las cosas.

Me siento comunista, y no reniego de ello, ahora esto que es un compendio de buenas intenciones, en un mundo en plena crisis de la predominancia del modo de producción capitalista, donde el libre comercio hoy es comandado por China y su entorno gobernada por el Partido Comunista y hacia donde se desplaza el centro del capitalismo en el mundo, siento que no me representa.

Y porque además siguen pensando en el socialismo, país por país, amurallados en el aparato del Estado (Trump lo hace desde la derecha), mientras los países siguen aumentando sus deudas sin solución de continuidad, y la derecha jugada al envilecimiento de los signos monetarios, mientras ellos se manejan en «moneda fuerte».

Es que Marx, Engels, Lenin, (los más destacados), escribieron lo que escribieron y analizaron lo que analizaron, para que quienes hoy se dicen comunistas sigan reivindicando como única salida hacerse con el aparato del Estado para organizar la producción a través de él, cuando en el mundo ya se está en condiciones de medidas que cambien radicalmente la situación y ayuden a la predominancia del modo de producción capitalista a morir en paz.

Como por ejemplo la de una moneda única y universal, y la de sistemas impositivos basados en la circulación del dinero, dando muerte a los paraísos fiscales, y a los sistemas impositivos basados en el consumo, los salarios y las pensiones.

Mucho se ha hecho desde el aparato del Estado y mucho seguramente se hará aún, pero señalarlo como el objetivo prioritario de los comunistas para el cambio que hoy la humanidad necesita, no está en consonancia con las enseñanzas de los maestros, que además se confirman día a día como por ejemplo la idea del superimperialismo que combatió Lenin frente a los planteos de Kausky.

Los partidos comunistas deberían tener un rol a cumplir que no es este que se señala en la declaración, sino tratando de abrir un debate que permita a la humanidad alumbrar un programa que organice la voluntad política necesaria frente a esta crisis.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 31 de Marzo de 2020.

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[:es]El escándalo en la ideología.[:]

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El escándalo en la ideología.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Jorge Aniceto Molinari.Si bien hay muchos hechos puntuales en la realidad actual, entendemos de un gran valor volver e insistir sobre aquellos aspectos de la teoría que en su momento significaron y significan de alguna manera, una guía para la formación de generaciones de militantes de la izquierda y de la sociedad toda.

No hay mejor antídoto para el proceso de derechización y fascismo que provoca en la sociedad la crisis actual y la falta de respuestas programáticas frente a ella, que analizar las experiencias que nos da la historia.

La revolución rusa llegó a su cima con la conducción del Partido Bolchevique y el trabajo ideológico formidable, fundamental de Lenin. Ha sido el único Partido en la historia de la humanidad hasta hoy, que se construyó atendiendo a lo que estaba elaborado en textos magistrales que analizando el capitalismo había dado toda una guía para la acción política, y en lo que se destacaban los estudios de Marx y Engels. Lenin no solo que no se apartó un ápice de ellos sino que con un espíritu crítico y a la vez analítico incorporó nuevos elementos que hicieron de su aporte algo fundamental para entender lo que hoy está pasando.

Sus polémicas con Plejanov en la formación del Partido y luego en la tarea de construcción en revolución con Trotsky y Bujarin, son enseñanzas que hoy hay que tener presente. No para tomar como una verdad revelada sino como una guía para aprender a aplicar un método en el accionar social y político.

Lenin fue derrotado en 1924 cuando su intento de separar de la dirección del Partido a Stalin fracasó. La burocracia había dado un golpe y los textos de Lenin sobre estos hechos se conocieron 30 años después.

El capitalismo con sus liderazgos maltrechos salía de la tragedia de la primera guerra mundial y reconstituía sus fuerzas en las que preferían en la pugna que significaba su desarrollo y el egoísmo de clase, tener como rival a un capitalismo de Estado y no al de las conquistas sociales por parte del proletariado en el mundo. Vivía en medio de un peligroso equilibrio social. Más de uno de sus estadistas buscó por medio de los seguros sociales (seguridad social, previsión social) ese equilibrio.

El stalinismo mientras perseguía y asesinaba a los bolcheviques, heredaba como ejemplo para el mundo, las conquistas de la revolución de octubre.

A Trotsky mismo, no fueron pocos los militantes que lo increparon por defender a la Unión Soviética a pesar de Stalin. Su defensa era muy clara: «la Unión Soviética es una conquista de la humanidad».

Es como si hoy no entendiéramos que la caída de Venezuela, o de Cuba significarían un gran retroceso aún cuando pudiéramos señalar errores y hasta horrores burocráticos que nada tienen que ver con lo que fue el stalinismo, aunque hay mucho de lo que fue su origen.

El horror que significa en el mundo actual la promoción y la derrota de la llamada «primavera árabe» en la que participaron intelectuales europeos de izquierda, que no entendieron que sin desarrollo de una base social que lo posibilite, es imposible hacer un proyecto de sociedad nacional democrática. Introdujeron la inestabilidad social y el caldo de cultivo para la industria de la guerra, para la tragedia social actual y el padecimiento de las migraciones.

El propio fomento de los nacionalismos sin una base económica democrática a nivel mundial, tiene el marco de intereses sectoriales que pugnan por un desarrollo capitalista propio y en definitiva van en contra de la defensa misma de la razón de ser de las nacionalidades, como lo analizaba Lenin.

Rodney Arismendi, conductor del Partido Comunista uruguayo, constructor fundamental de la unidad sindical y política en el país, hablaba para interpretar los acontecimientos de la revolución de rusa de que Lenin había producido un escándalo en la ideología, pues había acercado los textos de los maestros a lo que estaba pasando con la construcción del llamado socialismo real y originado la reacción de la socialdemocracia europea, comprometida con los créditos para la guerra de sus respectivas burguesías.

Permítasenos, en nuestra modestia de conocimientos, señalar que dentro de sus enormes valores y aportes, esa fue una idea que aún sigue haciendo daño a la izquierda y es sobre ello que queremos hacer algunas puntualizaciones para enriquecer el debate importante que tarde o temprano se debe dar sobre la ideología.

Lo cual conlleva nuestra propia autocrítica, pues en 1971 muchos de estos temas nos eran confusos y aún no teníamos una base ideológica suficiente como para entender porque el camarada profesor Julio Rodríguez afirmaba que el stalinismo era el trotskismo sin Trotsky. Seguramente a su tiempo volveremos a examinar estos temas, ya que con Batlle y Ordoñez, con el Doctor Carlos Quijano y con el propio Julio, creemos haber aprendido a valorar a los maestros en una dimensión que antes no comprendíamos y que en la etapa actual resulta fundamental para poder entender que está pasando.

No hay texto, análisis, desarrollo, en la obra de Marx, Engels y Lenin, donde se analice la posibilidad de construir un modo de producción alternativo –no es otra cosa el capitalismo de Estado– en competencia y confrontación con el capitalismo que es lo que se propuso el stalinismo usufructuando las conquistas formidables de la revolución de octubre. Capitalismo de Estado coyunturalmente necesario para defender el propio aparato productivo en beneficio de la gente en cada una de las crisis anteriores en el desarrollo y crecimiento del modo de producción predominante.

Para esa defensa de las conquistas, el ejercicio de la Dictadura del Proletariado, en contraposición a la dictadura ejercida dentro del modo de producción capitalista por la burguesía y sus formas imperialistas. Dictadura del Proletariado a la que se recurre con las huelgas, con las ocupaciones, incluso con las revoluciones cuando las masas se sienten ahogadas por la explotación como ocurre hoy en muchos países y la burguesía trata de meterlas dentro del corset de su propia dictadura.

Sabiendo que dentro de esas conquistas están los derechos democráticos de las masas, el derecho a la salud, a la enseñanza, el voto, el voto secreto, los derechos de la mujer, de los niños, de los ancianos…

Está fuera de esos objetivos hacer de cada Estado centro de la economía en confrontación con el desarrollo ecuménico de la misma.

El capitalismo como sistema trató de circunscribir los problemas a cada país y los revolucionarios fueron coptados por el aparato del Estado y llamaron a eso socialismo y sus programas ya no tuvieron la dimensión universal con la que fueron desarrollados en los textos de los maestros.

Estamos hablando a principio del siglo 20 de crisis iníciales de un modo de producción predominante, con situaciones de una gravedad tal que determinaron la existencia de tragedias como las guerras, dos de ellas mundiales.

El modo de producción capitalista se repuso y continuó su desarrollo, de un centro inicial: el Reino Unido con su saturación, pasó a un centro que se desarrolló con el encabezamiento de EE.UU. como nación emergente, fue en su momento el nuevo «súper imperialismo».

Hoy EE.UU. también se ha saturado y su lucha interna que se extiende a lo que ha sido su influencia en el mundo comandando en su momento el libre comercio y la diversidad de monedas pero imponiendo la hegemonía del dólar; confronta con complejos empresariales multinacionales que ya se van desplazando a hacia un nuevo centro: China y su entorno.

Mientras tanto corrientes «nacionales» de capitalistas se amurallan para desarrollar lo que queda del aparato productivo nacional, usando como estandarte a Trump y al ala más conservadora del Partido Republicano.

De aquel imperialismo quedan «servicios» que actúan como gendarmes manteniendo y aumentando sus características criminales en la defensa de una de las válvulas de escape del sistema a la crisis: la industria de la guerra.

Hoy la crisis de la predominancia del modo de producción capitalista es tal que se da esta situación insólita e incompresible sin recurrir a lo que los maestros analizaron en su momento.

El capitalismo no va a ser sustituido por un sistema alternativo que lo derrote en una confrontación. Por el contrario, su predominancia necesita morir en paz, para evitar una tragedia mayor aún a la Humanidad y eso que hoy hace que la tasa general de ganancia haga cada vez más difícil su actividad productiva. Va a pasar a las manos de la organización democrática de la sociedad para que esta determine no el fin del capitalismo como modo de producción sino que con una nueva predominancia de la sociedad, esta planifique una actividad global que atienda a las necesidades del conjunto de la sociedad humana.

Ocurrió con la esclavitud, con el feudalismo, también ocurrirá con el capitalismo. De esa nueva realidad resurgirán las ideas socialistas y el «hombre» nuevo será producto de nuevas relaciones de producción a las que la sociedad podrá llamar «socialista» por su carácter liberador del ser humano dando inicio a la verdadera historia de la Humanidad.

De aquel viejo programa apoyado en estatizaciones para mantener el funcionamiento del aparato productivo mientras desde el poder se defendían los derechos y conquistas de los trabajadores, pasaremos a este que tiene como herramientas la medida monetaria única y universal, y como modo de obtener fondos para el desarrollo de la sociedad un sistema impositivo basado en la circulación del dinero, dando muerte a los paraísos fiscales, y a los sistemas impositivos basados en el consumo, los salarios y las pensiones.

Seguramente para ello será necesario tomar la conducción de la economía mundial desde el Banco Mundial y desde el Fondo Monetario Internacional como los medios más importantes para imponer desde ellos estás líneas programáticas.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 16 de Diciembre de 2019.

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[:es]El derecho a criticar.[:]

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El derecho a criticar.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

El haber sido por muy poco tiempo universitario en mi juventud tal vez me restrinja el derecho a ser crítico con los universitarios de hoy. No me ocurre lo mismo con la militancia política que la he asumido en sus distintos niveles prácticamente desde que tengo uso de razón.

¿A qué quiero llegar? A que siento la necesidad de hacer una fuerte crítica a los sectores universitarios que tienen que ver con la ciencia política –no conozco que el fenómeno se extienda a otras disciplinas– por su falta de iniciativa para promover en la sociedad nuestra y en su vinculación con el mundo, el debate de los problemas graves que hoy se viven.

No escapa a mi conocimiento que en el mundo actual los motores generadores de ideas deberían ser los partidos políticos (en especial los llamados de ideas, aunque en definitiva todos deberían serlo) y que ello no está ocurriendo.

Tomemos el ejemplo de nuestro Partido Comunista, fundador del Frente Amplio, de la Central Sindical, participe activo bajo el liderazgo de Rodney Arismendi de la vida política de toda nuestra América. De activa incidencia además en la propia vida universitaria. Hoy es un partido nacional, sin opinión sobre cómo transcurre el desarrollo capitalista en el mundo. Tienen declaraciones donde ubican siempre el bando al que apoyan, pero todos sabemos que en política esa no es la enseñanza de los maestros y que no alcanza.

Nuestro Partido Comunista aún no reconoce que Lenin fue derrotado en 1924 y que la vida confirmó el juicio de José Batlle y Ordoñez a la muerte de Lenin. En que además Batlle valoró lo que significó para el pueblo ruso y para la humanidad el triunfo de esa revolución.

El no hacerlo le trae consecuencias como el de tener que explicar permanentemente por ejemplo la dictadura del proletariado, que para los maestros era la necesidad de los trabajadores de arrancar conquistas elementales para el desarrollo de su vida a la dictadura de la burguesía. En cosas tan elementales como por ejemplo acá, en el Uruguay reciente, la responsabilidad empresarial frente a los accidentes en el trabajo. Es cierto esa conquista se plasmó a través de la ley, ¿pero hubiera sido posible sin los trabajadores movilizados?

Los sectores conservadores de la sociedad admiten la organización de los trabajadores como una imposición de la que siempre buscan liberarse o de buscar sectorialmente de asociarlo a sus fines, cosa que muchas veces han logrado, a través de la burocratización del aparato sindical.

Confundir el trabajo de Lenin en el desarrollo de las libertades democráticas en el propio Estado soviético, e incluso en todo ese periodo de lucha ideológica en que combatió con las ideas de Trotsky sobre el comunismo de guerra (Trotsky reconoció luego su error) y de Bujarin sobre el socialismo a paso de tortuga, cuyo desarrollo teórico fuera tomado como propio por Stalin en el texto «Cuestiones del leninismo» –Stalin era incapaz de desarrollar un planteo teórico de esa entidad– que culminaron también con el asesinato del propio Bujarin, y el desarrollo a ultranza del capitalismo de estado. Recordemos que Lenin en sus análisis le daba al capitalismo de estado un valor coyuntural, necesario para salvar el aparato productivo de la destrucción de la burguesía.

Trotsky, uno de los grandes líderes de esa revolución y uno de los perseguidos hasta el asesinato por Stalin, siempre supo diferenciar la dirección enfermiza de ese Estado de lo que significaba la Unión Soviética como conquista para la humanidad, como sustento para otras revoluciones, y para llegar a lo que es hoy, en que el desarrollo capitalista, con su predominancia en una crisis irreversible, a tener a China gobernada por un Partido Comunista como el nuevo centro de su actividad actual. Liderando además el libre comercio mundial que fue lo que en sus inicios (el comercio) dio origen a la etapa capitalista de la humanidad y a la superación del feudalismo.

Hoy no hay una explicación a esto, y ello se siente también en el ambiente universitario y no solo ahí, en las investigaciones, en la actividad de las distintas cátedras. No es lo mismo reunir datos e investigar que tener la iniciativa de caminos a recorrer. A esto están referidos en gran parte los aportes de Antonio Gramsci. No es otra cosa la hegemonía de la que él habla.

Es muy común escuchar y leer opiniones en las que se dice, por ejemplo: hay que juntarse y estudiar un camino para la crisis de la seguridad social.

Y está bien. Ahora eso no es lo más importante, lo más importante es tener una posición y jugarse documentada por ella, sin la cual las reuniones, los congresos, las conferencias transcurren sin consecuencia.

Es cierto para ello se necesita estudio, certezas, intercambios, pero el problema es pegar el salto y jugarse por una posición, eso hacían los maestros, eso hacía Batlle, Quijano, Seregni, Arismendi.

Eso es lo que explica la necesidad de la lucha de tendencias en cualquier organización que tenga vida activa. Trotsky explicaba que esto es necesario como el aire que respiramos, donde también absorbemos toxinas pero si dejamos de respirar morimos.

El capitalismo en sus inicios también fue pujante, y continuó, conquistando todo el planeta, en su predominancia la humanidad ha conocido avances increíbles, la rentabilidad lo explicaba todo y el mercado regulaba esa rentabilidad que era la madre de todas las realizaciones.

El llegar a los límites posibles trae como consecuencia que esa rentabilidad, comienza a agostarse, y con ello el crecimiento de todas las lacras de la decadencia, uno de cuyos ejemplos más dramático es el permanente crecimiento de los paraísos fiscales, el endeudamiento frenético de los Estados, la industria de la guerra, los juegos, la droga. La corrupción comienza a ser una necesidad para la subsistencia del sistema, una especie de opio. En eso cayó Lula, Correa, la propia Cristina, y podríamos seguir. Muchos de los juicios contra ellos son inventados por la propia corrupción capitalista, como está saltando hoy en cada uno de estos Estados. También ha pasado y pasa en nuestro Uruguay con otra intensidad y tal vez con otro traqueteo.

Una de las críticas más comunes es de que la izquierda gobernando también es corrupta, o de que no ha podido gobernar sin corrupción y es correcta la crítica, salvo que la humanidad no ha salido del capitalismo y de él no se puede salir por Estados. Con el agravante de que el gobierno de la economía del mundo ya no radica en los Estados.

Es aquí donde llegamos al meollo del asunto.

Chávez nos dijo en una oportunidad: la campaña electoral que me llevó a la Presidencia de la república de Venezuela la financió el Zar de las comunicaciones Cisneros. Ganadas las elecciones se presentó Cisneros ante Chávez y le dijo: «los ministros van a ser tal y cual», a lo que Chávez respondió: «el Presidente soy yo y a los ministros los designo yo», y ahí comenzó otra historia que Uds. Conocen.

Se está dando un fenómeno democrático formidable en México con Andrés Manuel López Obrador. Ahora la económica está estancada o tiende a estancarse. La derecha espera su momento porque las contradicciones de esta sociedad son enormes.

Entonces no hay nada más importante –no importa el lugar desde donde desarrolle la actividad– para quién siente la causa de la humanidad, que ayudar a preservar lo conquistado, sabiendo a la vez que ello no va a ser posible si no se avanza en un programa de transición que permita a la humanidad ayudar a la predominancia del modo de producción capitalista a morir en paz.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 24 de Agosto de 2019.

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[:es]La moneda nuestra de cada dia.[:]

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La moneda nuestra de cada dia.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Sin duda que es un momento muy difícil, pero más difícil aún por la falta de pronunciamientos, de opinión política; me estoy refiriendo a la llamada guerra de las monedas donde las jefaturas de los Estados operan de acuerdo a la influencia directa de los complejos empresariales multinacionales que gobiernan el mundo. Pensamos que esto es apenas el presagio de una tormenta mucho más grave y profunda.

Lo mejor de la humanidad debe acordar e imponer la unidad monetaria única y universal, no existe otra posibilidad de progreso aún eliminando la moneda física que la humanidad ya está en condiciones de hacerlo. Es decir determinar un valor único y universal, como el kilo, el litro, el metro…

Establecida la unidad y universalidad de la medición económica el otro paso es que el sistema impositivo sobre el cual con sus fondos se realizan las necesidades de la sociedad tiene que ir a gravar el movimiento del dinero danto muerte a las células cancerosas de los paraísos fiscales, estimulo permanente para todas las lacras sociales, que alimentan la rentabilidad.

Cambio de paradigma también que determinaría que la humanidad estuviera en condiciones de invertir en lo que es necesario y que hoy el capitalismo ya no hace porque no le es rentable.

Si esto ya no se ha hecho es porque sobre el interés general prima el interés de los sectores y sus círculos de influencia. No puede ser como sucede hoy en el mundo que haya una moneda para los negocios y otra para las remuneraciones salariales y pensionarias de la gente, para los pequeños negocios de barrio.

Esto le ha costado muy caro al pueblo de Venezuela y al pueblo de Argentina, por poner dos ejemplos –enfrentados políticamente– donde hubo quienes hicieron con esto enormes ganancias en detrimento del nivel de vida de la población en general.

En la última edición de Bitácora (Bitácora. Año XVIII, Nro. 797: Wilson Ferreira: «imperdonable», http://www.bitacora.com.uy/auc.aspx?10760,7), el compañero Esteban Valenti recuerda un juicio de Wilson Ferreyra Aldunate sobre que es imperdonable que un país como el Uruguay y en las condiciones en que está, sea ingobernable.

Una visión simple sin profundizar de como se mueve hoy la economía en el mundo, nos llevaría a decir que sí, que efectivamente la ecuación debería cerrar.

Batlle y una generación formidable así lo hizo, a inicios del siglo 20. Las economías se gobernaban desde los Estados y recién en 1916 vísperas de la revolución rusa Lenin escribe su «El imperialismo fase superior del capitalismo» en que nos advertía que el gobierno de la economía en el mundo iba a pasar de los Estados a los conglomerados empresariales multinacionales que es lo que hoy ocurre.

Valenti no ignora la dependencia de la economía mundial incluso en una publicación reciente analizando la inversión de UPM 2 en el Uruguay, con una cifra record en la historia económica del país, pulveriza los argumentos conservadores del Dr. Hoenir Sarthou afiliado a la tesis de una especie de socialismo en cada país, que hoy no llevan ni China, ni Cuba, para poner un ejemplo de los que en su momento edificaron una economía interna fuertemente estatista de alguna manera justificadas por las condiciones políticas que la crisis mundial les imponía a esos países.

Recordemos una vez más las vicisitudes de Lenin implantando la NEP (nueva economía política), que tanto ha costado analizar en nuestra izquierda.

No vamos a discutir acá el papel de los compañeros que en determinado momento desistieron de desarrollar la interna en el Frente Amplio (Partido de gobierno en el Uruguay) abandonándolo, para que las desviaciones burocrática y de corrupción tuvieran su sanción. Ya esto había ocurrido con otra dimensión en la interna del Partido Comunista (1992) y la izquierda uruguaya perdió la gran oportunidad de tener lucha ideológica que lo hubiera permitido profundizar sobre los problemas que hoy están aún pendientes de resolución en la izquierda y en el mundo.

El Frente Amplio con la conducción del General Líber Seregni se construyó integrando a todos pero no cortando nunca el debate y el desarrollo de las distintas opiniones. El mismo criterio se impuso en el movimiento sindical bajo la conducción de José Pepe D´Elía que ha permitido no sin dificultades desarrollar una central sindical. En otros países existe el todo o nada, el que es mayoría se queda con toda la dirección y el que pierde va para a fuera, que en definitiva significa varios sindicatos en un misma rama de actividad y su debilidad.

Días pasados leía un comentario del Dr. Ignacio de Posadas, (Ministro de Lacalle Herrera) figura muy controvertida pero que me consta que con el gremio bancario tuvo una actitud correcta. Decía de Posadas, que el programa de Wilson que él había apoyado era irrealizable.

Aspecto vinculado con el tipo de negocios que propiciamos frente a una política meramente estatista.

Esto tiene mucho que ver con lo que nos plantea Esteban, ¿cómo cerrar la ecuación en la economía de un país solo cuidando el tema de la honestidad republicana en el ejercicio del gobierno? No está solo en el planteo, hoy en el mundo lo acompaña con gran esfuerzo el presidente de México Andrés Manuel López Obrador, pero la economía de ese país hoy no crece. A diferencia de Argentina, Brasil, Ecuador,… la derecha aún no ha tenido oportunidad de acusarlo de corrupción, pero ella sabe por su experiencia que el capitalismo en estos años tiene esa característica en su desarrollo como imprescindible, y a partir de allí esperan para realizar la contraofensiva restauradora como lo han venido haciendo en toda América a medida que la crisis les capitalismo los está acorralando.

Los Estados comienzan a ser todos ingobernables, salvo los que pertenecen a la esfera de los que hoy siguen creciendo y ya son prácticamente centro del capitalismo mundial y del libre comercio o la coyuntura de una economía amurallada como ocurre hoy en EE.UU. con Trump.

Hoy estamos en condiciones de exigirnos intelectualmente un desarrollo mayor de nuestra capacidad de conocimiento de la realidad. La humanidad ha reunido un enorme bagaje de conocimientos en el plano económico y político que transitoriamente ha dejado de lado pero que necesita retomar.

Como diría el Dr. Carlos Quijano: «siempre se vuelve a Marx, para negarlo, para negarnos, para reafirmarlo y reafirmarnos, pero siempre se vuelve a Marx».

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 11 de Agosto de 2019.

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[:es]¡Viva Batlle![:]

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¡Viva Batlle!

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Hacen casi 30 años. Era afiliado al Partido Comunista y militante del gremio bancario. Se aproximaban las elecciones nacionales y departamentales (coincidían), y se me ocurrió escribir y repartir mi opinión a mis compañeros del Banco Hipotecario y del gremio bancario. (Su difusión superó mi aspiración inicial).

Me llegaron versiones de que la misma fue analizada por los Ejecutivos del Partido Colorado donde se analizó su legalidad y del Partido Comunista que se vio como positivo pero por medio de uno de sus dirigentes se me sugirió eliminar la referencia a Stalin.

Viva Batlle.

La verdad es que el boletín repartido en la puerta de acceso del personal del banco y con la colaboración del inolvidable Pelado Molfese, fue muy bien recibido y además reproducido por otros compañeros para distribuir en otras instituciones.

Lo reproduzco hoy porque mucho tiene que ver con lo que está pasando en la contienda electoral actual.

Consultados los abogados del Banco por un miembro del Directorio (de mayoría colorada), manifestaron que estaba ejerciendo un derecho ciudadano por fuera de la Institución y que no tenían base legal para imponer limitaciones.

Por otra parte, el boletín no fue modificado pues en los hechos estaba defendiendo el criterio de Lenin, de que en el Partido las opiniones son libres y la disciplina (el llamado centralismo democrático) está referida a resoluciones a las que se llega por parte de los responsables en el libre ejercicio de sus facultades y el Partido se preocupa por ejecutarlas correcta y disciplinadamente y comprometer a todos en su aplicación. Nada diferente al funcionamiento de la histórica Convención colorada en tiempos de Batlle y Ordoñez.

Recordemos además que en esa elección ganada por el Dr. Lacalle Herrera, el Frente Amplio gana por primera vez a través del Dr. Tabaré Vásquez la intendencia de Montevideo.

El boletín tenía de un lado la foto de Batlle haciendo alusión a que desde 1929 a 1989 habían transcurrido 60 años de su desaparición física, el título: ¡Viva Batlle! y del otro el texto que transcribo:

A mis compañeros y amigos:

¿Te fijaste que en esta campaña electoral nadie nombra al Pepe Batlle?

¿Te preguntaste por qué será?

Durante años el retrato del Pepe juntó muchos votos, y ahora ¿por qué ha desaparecido?

Yo me respondo: es que votar por cualquiera de los dos Jorge nada tiene que ver con Don Pepe.

Si votas a Jorge Batlle, en realidad estás votando por el programa de Lacalle y votar a Pacheco, es como volver a votar a Bordaberry (el blanco candidato colorado), ¿me explico?

¿Y el Hugo Fernández? Bueno, no corre, y a Don Pepe ni lo nombra.

Por supuesto los blancos, con Don Pepe nada que ver; fíjate que Don Pepe impulsó la creación del Banco de Seguros; dijo que era para que no fuéramos bobos y le regaláramos la plata a los gringos. ¿Y Zumarán? bueno en realidad lo que él hizo fue abrir las tranqueras –me explico– y muchos ya se fueron a galope tendido.

Por supuesto que a Carlos Julio no se le va a ocurrir defender a Batlle, bastante trabajo tiene con explicar que él no es comunista, y que sus votos no le van a servir a Lacalle.

¿Y en otras tiendas? El Hugo (se refiere a Batalla) tampoco habla de Don Pepe. Claro, si nombra mucho a Batlle, la gente puede pensar que vuelve al Partido Colorado, y en ese caso la figura de Zelmar cada vez más grande, pero cada vez más lejana, perdónenme, yo pienso que Zelmar nunca hubiera abandonado al General.

¿Y nosotros? Yo te confieso, que el 26 de noviembre a la noche, tengo unas ganas bárbaras de salir a 18 a gritar ¡viva Batlle! pero Don Pepe Batlle y esto sólo podrá producirse si gana el Frente, si crece, si gana Montevideo.

Se me podrá decir: sí, pero Don Pepe no era de izquierda y además dicen que era masón.

Bueno, despacito por las piedras. En primer lugar masones eran los de antes, los de ahora están para… (ponele vos adjetivo).

En segundo lugar, sabés lo que dijo Batlle en enero de 1924 en el diario «El Día» cuando murió Lenin. Algo así como, salvando las diferencias ideológicas, de pie, Lenin ha muerto. Y le rindió su homenaje señalando que había sido un gran revolucionario.

Claro, tú me podrás decir que luego de Lenin vino Stalin, que entre otras cosas asesinó o mandó asesinar a los compañeros de Lenin, y el nazismo, que vio su gran oportunidad, se lanzó sobre el primer Estado de obreros y campesinos y esto le costó a la Unión Soviética 20 millones de muertos.

Pero la Unión Soviética no pudo ser derrotada, y las ideas de Lenin, a las que rindió homenaje Batlle, hoy son retomadas por Gorvachov y la lucha en el mundo sigue.

Mi viejo votaba a Batlle (a Don Pepe) para que los pobres fueran menos pobres aunque los ricos fueran menos ricos.

Claro el después, sin abandonar a Batlle comenzó a votar al Frente Amplio.

Claro, yo algo leí de Batlle, sobre los trabajadores en la dirección de las empresas, sobre la propiedad social de los medios de producción y de cambio.

Por eso, compañeros y amigos, yo creo que si el 26 de noviembre a la noche tenés ganas de gritar, ¡Viva Batlle!, tenés un solo camino, votar al Frente Amplio.

Yo además, dentro del Frente Amplio, respetando todas las valiosas opciones que se presentan, voy a votar a Democracia Avanzada, por el Pepe, por Lenin, Gorvachov, por mi viejo (que ya no está), y por mis hijos y los hijos de mis adversarios.

Anímate y acompáñanos.

Tal el documento. No se me ocurriría hoy cambiar ni un punto, ni una coma. Si señalar que muchos de los problemas que en ese entonces estaban planteados hoy son aún mayores y el mundo enfrenta una crisis de la predominancia del modo de producción capitalista irreversible. De eso seguiremos hablando con orgullo del camino recorrido y del aprendizaje realizado y que hacemos esfuerzos por continuar.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 6 de Agosto de 2019.

Enlace del artículo original en castellano:

http://barometrolatinoamericano.blogspot.com/2019/08/viva-batlle.html

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[:es]Debate de ideas II.[:]

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Debate de ideas II.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Es un desafío para la izquierda explicar porque en los países que se producen revoluciones sociales, gobiernos progresistas, inmediatamente que se contemplan las necesidades de los sectores más desprotegidos se produce la inmigración primero de los sectores medios y luego también incluso de sectores a los que la revolución manifiesta amparar. Por lo general se habla de un sistema nuevo que nace y que necesita tiempo, sin embargo la verdad desde nuestro punto de vista es otra.

Esta es la pregunta de un amigo:

«Y porqué emigran por miles. Hay alguna incongruencia. ¿No te parece?».


Mi respuesta:

Porque el desarrollo capitalista es más potente que el capitalismo de Estado, y los sectores sociales medios buscan inmediatamente mejorar su situación. La contradicción se da hoy con China y su entorno donde predomina el capitalismo de Estado con una apertura al mercado mundial que le ha permitido un cierto desahogo a la crisis del capitalismo. Por eso hoy se da la contradicción de que China lidera el libre comercio y EE.UU. se amuralla.

Otro amigo me dice:

«Mirando la bola de cristal, que no falla, me auguró que Cuba en menos de 10 años ya está nuevamente dentro de la órbita capitalista. Ojalá se equivoque».

Al que respondo:

Error muy difundido, ningún país puede salir de la lógica del capitalismo. Lo que conocemos como socialismo o comunismo es capitalismo de Estado. Lo que han hecho bien, regular o mal las revoluciones es incorporar a grandes masas a los derechos sociales, como muy claramente lo dice José Batlle y Ordoñez a la muerte de Lenin. Lo que ocurre hoy es que en plena crisis de la predominancia capitalista China y Cuba entre otros se incorporaron al dinamismo del capitalismo global, mientras EE.UU. amuralla su economía. Lo que no ha resuelto la izquierda es el programa para esta etapa. Mujica lo insinuó en la ONU, nosotros humildemente se lo planteamos a Obama en carta que nunca respondió. El programa es además muy sencillo. Tiene que ver con la moneda y los impuestos y la muerte de los paraísos fiscales para que la humanidad pueda hacer lo que necesita y que a la predominancia capitalista no le resulta rentable.

No cuestiono entonces la legitimidad de las revoluciones como muy bien lo señala Batlle y Ordoñez, sí la continuidad, que en el caso de la revolución rusa como antes con la revolución francesa la reacción que la misma produjo llevó a la muerte a sus mejores dirigentes. Con el agravante para la rusa que en esta los que llegaron al poder maliciosamente trataron de que se les valorara como los continuadores, y para ello contaron con la propia propaganda ecuménica de las agencias centrales del capitalismo, pues servía a sus intereses.

Esto lo vivimos muy claramente en 1992, cuando la crisis del Partido Comunista uruguayo, pilar fundamental en la formación del Frente Amplio (partido de gobierno), y de la CNT, central sindical, cuando este claro quiebre en la revolución rusa apreciado por Batlle fue ignorado por las dos corrientes principales en que se dividió el partido. Unos, aferrados a la defensa del capitalismo de estado, mayoritarios y, otros, desplazados de la conducción negando las ideas de Marx, Engels, Lenin con las cuales se condujo al triunfo a la revolución rusa, que aún más que la francesa tuvo una fuerte base ideológica que la hizo posible.

Nosotros que personalmente vivimos aquella crisis de 1992 intentamos, como lo intentamos ahora, abrir el debate para que se estudien los textos de los maestros, válidos porque analizan hasta ahora, sin ser igualados, la esencia del sistema social que nos ha tocado vivir en esta etapa de la historia humana.

No se trata de crear un sistema alternativo (con el mote de socialista, pues no lo es), que confronte con el capitalismo sino a ayudar a la muerte en paz de la predominancia de este sistema vigente para que pueda toda la humanidad transitar hacia un modo de producción superior, para el cual ya están todas las condiciones dadas en lo material, con el déficit de que aún no pesa lo mejor de la humanidad para construir la voluntad política que lo haga efectivo.

Así, planteadas las cosas, el Uruguay en elecciones llamadas primarias acaba de definir los candidatos de cada uno de los partidos a la presidencia de la república.

Hubo sorpresas pero no en los primeros lugares.

Podemos entonces definir dos grandes corrientes de partidos: los que aseguran mantener las conquistas sociales y los que por el contrario hablan de recortes con la ilusión de que el capital haga inversiones que aumenten la capacidad ocupacional de la población del país. Esto que conjuntamente con la seguridad de las personas, lo cual también tiene ese origen, se define como uno de los graves problemas.


Lo grave ahora es que en el fárrago de programas que se dice se van a realizar, no existen otras cosas que no sean un compendio de buenas intenciones en el marco de lo que señalamos en el párrafo anterior.

En ninguno se define la crisis actual de la predominancia del modo de producción capitalista, empezando porque no se entiende qué es China, líder actual del libre comercio en el mundo gobernada en un sistema de partido único por el Partido Comunista, lo que sólo tiene explicación si se entiende el proceso como se ha dado globalmente. Más aún si se sabe que fue el libre comercio lo que determinó la crisis y caída del modo de producción feudal, y las conquistas de los derechos democráticos actuales, extendidos por el mundo aunque muy poco respetados en el proceso de la crisis actual.

Pero además porque se vende la ilusión de que cada Estado puede hacer su voluntad, y la verdad es que esto no lo puede hacer nadie en el mundo, ni aún la propia China y su entorno en un liderazgo de crecimiento que permite al capitalismo ir sobreviviendo, o Trump, que basa su amurallamiento en que eso le permite incluso ser reelecto sobre la base de un crecimiento más que circunstancial del 3,5%.

Como decía el Foro Social Mundial en su nacimiento: un mundo mejor es posible. Nosotros agregamos que a condición de construir la voluntad política que lleva adelante el programa necesario para el cual hemos tratado de aportar ideas.

Jorge Aniceto Molinari.
Martes, 2 de Julio de 2019.

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