[:es]El derecho a criticar.[:]

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El derecho a criticar.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

El haber sido por muy poco tiempo universitario en mi juventud tal vez me restrinja el derecho a ser crítico con los universitarios de hoy. No me ocurre lo mismo con la militancia política que la he asumido en sus distintos niveles prácticamente desde que tengo uso de razón.

¿A qué quiero llegar? A que siento la necesidad de hacer una fuerte crítica a los sectores universitarios que tienen que ver con la ciencia política –no conozco que el fenómeno se extienda a otras disciplinas– por su falta de iniciativa para promover en la sociedad nuestra y en su vinculación con el mundo, el debate de los problemas graves que hoy se viven.

No escapa a mi conocimiento que en el mundo actual los motores generadores de ideas deberían ser los partidos políticos (en especial los llamados de ideas, aunque en definitiva todos deberían serlo) y que ello no está ocurriendo.

Tomemos el ejemplo de nuestro Partido Comunista, fundador del Frente Amplio, de la Central Sindical, participe activo bajo el liderazgo de Rodney Arismendi de la vida política de toda nuestra América. De activa incidencia además en la propia vida universitaria. Hoy es un partido nacional, sin opinión sobre cómo transcurre el desarrollo capitalista en el mundo. Tienen declaraciones donde ubican siempre el bando al que apoyan, pero todos sabemos que en política esa no es la enseñanza de los maestros y que no alcanza.

Nuestro Partido Comunista aún no reconoce que Lenin fue derrotado en 1924 y que la vida confirmó el juicio de José Batlle y Ordoñez a la muerte de Lenin. En que además Batlle valoró lo que significó para el pueblo ruso y para la humanidad el triunfo de esa revolución.

El no hacerlo le trae consecuencias como el de tener que explicar permanentemente por ejemplo la dictadura del proletariado, que para los maestros era la necesidad de los trabajadores de arrancar conquistas elementales para el desarrollo de su vida a la dictadura de la burguesía. En cosas tan elementales como por ejemplo acá, en el Uruguay reciente, la responsabilidad empresarial frente a los accidentes en el trabajo. Es cierto esa conquista se plasmó a través de la ley, ¿pero hubiera sido posible sin los trabajadores movilizados?

Los sectores conservadores de la sociedad admiten la organización de los trabajadores como una imposición de la que siempre buscan liberarse o de buscar sectorialmente de asociarlo a sus fines, cosa que muchas veces han logrado, a través de la burocratización del aparato sindical.

Confundir el trabajo de Lenin en el desarrollo de las libertades democráticas en el propio Estado soviético, e incluso en todo ese periodo de lucha ideológica en que combatió con las ideas de Trotsky sobre el comunismo de guerra (Trotsky reconoció luego su error) y de Bujarin sobre el socialismo a paso de tortuga, cuyo desarrollo teórico fuera tomado como propio por Stalin en el texto «Cuestiones del leninismo» –Stalin era incapaz de desarrollar un planteo teórico de esa entidad– que culminaron también con el asesinato del propio Bujarin, y el desarrollo a ultranza del capitalismo de estado. Recordemos que Lenin en sus análisis le daba al capitalismo de estado un valor coyuntural, necesario para salvar el aparato productivo de la destrucción de la burguesía.

Trotsky, uno de los grandes líderes de esa revolución y uno de los perseguidos hasta el asesinato por Stalin, siempre supo diferenciar la dirección enfermiza de ese Estado de lo que significaba la Unión Soviética como conquista para la humanidad, como sustento para otras revoluciones, y para llegar a lo que es hoy, en que el desarrollo capitalista, con su predominancia en una crisis irreversible, a tener a China gobernada por un Partido Comunista como el nuevo centro de su actividad actual. Liderando además el libre comercio mundial que fue lo que en sus inicios (el comercio) dio origen a la etapa capitalista de la humanidad y a la superación del feudalismo.

Hoy no hay una explicación a esto, y ello se siente también en el ambiente universitario y no solo ahí, en las investigaciones, en la actividad de las distintas cátedras. No es lo mismo reunir datos e investigar que tener la iniciativa de caminos a recorrer. A esto están referidos en gran parte los aportes de Antonio Gramsci. No es otra cosa la hegemonía de la que él habla.

Es muy común escuchar y leer opiniones en las que se dice, por ejemplo: hay que juntarse y estudiar un camino para la crisis de la seguridad social.

Y está bien. Ahora eso no es lo más importante, lo más importante es tener una posición y jugarse documentada por ella, sin la cual las reuniones, los congresos, las conferencias transcurren sin consecuencia.

Es cierto para ello se necesita estudio, certezas, intercambios, pero el problema es pegar el salto y jugarse por una posición, eso hacían los maestros, eso hacía Batlle, Quijano, Seregni, Arismendi.

Eso es lo que explica la necesidad de la lucha de tendencias en cualquier organización que tenga vida activa. Trotsky explicaba que esto es necesario como el aire que respiramos, donde también absorbemos toxinas pero si dejamos de respirar morimos.

El capitalismo en sus inicios también fue pujante, y continuó, conquistando todo el planeta, en su predominancia la humanidad ha conocido avances increíbles, la rentabilidad lo explicaba todo y el mercado regulaba esa rentabilidad que era la madre de todas las realizaciones.

El llegar a los límites posibles trae como consecuencia que esa rentabilidad, comienza a agostarse, y con ello el crecimiento de todas las lacras de la decadencia, uno de cuyos ejemplos más dramático es el permanente crecimiento de los paraísos fiscales, el endeudamiento frenético de los Estados, la industria de la guerra, los juegos, la droga. La corrupción comienza a ser una necesidad para la subsistencia del sistema, una especie de opio. En eso cayó Lula, Correa, la propia Cristina, y podríamos seguir. Muchos de los juicios contra ellos son inventados por la propia corrupción capitalista, como está saltando hoy en cada uno de estos Estados. También ha pasado y pasa en nuestro Uruguay con otra intensidad y tal vez con otro traqueteo.

Una de las críticas más comunes es de que la izquierda gobernando también es corrupta, o de que no ha podido gobernar sin corrupción y es correcta la crítica, salvo que la humanidad no ha salido del capitalismo y de él no se puede salir por Estados. Con el agravante de que el gobierno de la economía del mundo ya no radica en los Estados.

Es aquí donde llegamos al meollo del asunto.

Chávez nos dijo en una oportunidad: la campaña electoral que me llevó a la Presidencia de la república de Venezuela la financió el Zar de las comunicaciones Cisneros. Ganadas las elecciones se presentó Cisneros ante Chávez y le dijo: «los ministros van a ser tal y cual», a lo que Chávez respondió: «el Presidente soy yo y a los ministros los designo yo», y ahí comenzó otra historia que Uds. Conocen.

Se está dando un fenómeno democrático formidable en México con Andrés Manuel López Obrador. Ahora la económica está estancada o tiende a estancarse. La derecha espera su momento porque las contradicciones de esta sociedad son enormes.

Entonces no hay nada más importante –no importa el lugar desde donde desarrolle la actividad– para quién siente la causa de la humanidad, que ayudar a preservar lo conquistado, sabiendo a la vez que ello no va a ser posible si no se avanza en un programa de transición que permita a la humanidad ayudar a la predominancia del modo de producción capitalista a morir en paz.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 24 de Agosto de 2019.

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[:es]La moneda nuestra de cada dia.[:]

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La moneda nuestra de cada dia.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Sin duda que es un momento muy difícil, pero más difícil aún por la falta de pronunciamientos, de opinión política; me estoy refiriendo a la llamada guerra de las monedas donde las jefaturas de los Estados operan de acuerdo a la influencia directa de los complejos empresariales multinacionales que gobiernan el mundo. Pensamos que esto es apenas el presagio de una tormenta mucho más grave y profunda.

Lo mejor de la humanidad debe acordar e imponer la unidad monetaria única y universal, no existe otra posibilidad de progreso aún eliminando la moneda física que la humanidad ya está en condiciones de hacerlo. Es decir determinar un valor único y universal, como el kilo, el litro, el metro…

Establecida la unidad y universalidad de la medición económica el otro paso es que el sistema impositivo sobre el cual con sus fondos se realizan las necesidades de la sociedad tiene que ir a gravar el movimiento del dinero danto muerte a las células cancerosas de los paraísos fiscales, estimulo permanente para todas las lacras sociales, que alimentan la rentabilidad.

Cambio de paradigma también que determinaría que la humanidad estuviera en condiciones de invertir en lo que es necesario y que hoy el capitalismo ya no hace porque no le es rentable.

Si esto ya no se ha hecho es porque sobre el interés general prima el interés de los sectores y sus círculos de influencia. No puede ser como sucede hoy en el mundo que haya una moneda para los negocios y otra para las remuneraciones salariales y pensionarias de la gente, para los pequeños negocios de barrio.

Esto le ha costado muy caro al pueblo de Venezuela y al pueblo de Argentina, por poner dos ejemplos –enfrentados políticamente– donde hubo quienes hicieron con esto enormes ganancias en detrimento del nivel de vida de la población en general.

En la última edición de Bitácora (Bitácora. Año XVIII, Nro. 797: Wilson Ferreira: «imperdonable», http://www.bitacora.com.uy/auc.aspx?10760,7), el compañero Esteban Valenti recuerda un juicio de Wilson Ferreyra Aldunate sobre que es imperdonable que un país como el Uruguay y en las condiciones en que está, sea ingobernable.

Una visión simple sin profundizar de como se mueve hoy la economía en el mundo, nos llevaría a decir que sí, que efectivamente la ecuación debería cerrar.

Batlle y una generación formidable así lo hizo, a inicios del siglo 20. Las economías se gobernaban desde los Estados y recién en 1916 vísperas de la revolución rusa Lenin escribe su «El imperialismo fase superior del capitalismo» en que nos advertía que el gobierno de la economía en el mundo iba a pasar de los Estados a los conglomerados empresariales multinacionales que es lo que hoy ocurre.

Valenti no ignora la dependencia de la economía mundial incluso en una publicación reciente analizando la inversión de UPM 2 en el Uruguay, con una cifra record en la historia económica del país, pulveriza los argumentos conservadores del Dr. Hoenir Sarthou afiliado a la tesis de una especie de socialismo en cada país, que hoy no llevan ni China, ni Cuba, para poner un ejemplo de los que en su momento edificaron una economía interna fuertemente estatista de alguna manera justificadas por las condiciones políticas que la crisis mundial les imponía a esos países.

Recordemos una vez más las vicisitudes de Lenin implantando la NEP (nueva economía política), que tanto ha costado analizar en nuestra izquierda.

No vamos a discutir acá el papel de los compañeros que en determinado momento desistieron de desarrollar la interna en el Frente Amplio (Partido de gobierno en el Uruguay) abandonándolo, para que las desviaciones burocrática y de corrupción tuvieran su sanción. Ya esto había ocurrido con otra dimensión en la interna del Partido Comunista (1992) y la izquierda uruguaya perdió la gran oportunidad de tener lucha ideológica que lo hubiera permitido profundizar sobre los problemas que hoy están aún pendientes de resolución en la izquierda y en el mundo.

El Frente Amplio con la conducción del General Líber Seregni se construyó integrando a todos pero no cortando nunca el debate y el desarrollo de las distintas opiniones. El mismo criterio se impuso en el movimiento sindical bajo la conducción de José Pepe D´Elía que ha permitido no sin dificultades desarrollar una central sindical. En otros países existe el todo o nada, el que es mayoría se queda con toda la dirección y el que pierde va para a fuera, que en definitiva significa varios sindicatos en un misma rama de actividad y su debilidad.

Días pasados leía un comentario del Dr. Ignacio de Posadas, (Ministro de Lacalle Herrera) figura muy controvertida pero que me consta que con el gremio bancario tuvo una actitud correcta. Decía de Posadas, que el programa de Wilson que él había apoyado era irrealizable.

Aspecto vinculado con el tipo de negocios que propiciamos frente a una política meramente estatista.

Esto tiene mucho que ver con lo que nos plantea Esteban, ¿cómo cerrar la ecuación en la economía de un país solo cuidando el tema de la honestidad republicana en el ejercicio del gobierno? No está solo en el planteo, hoy en el mundo lo acompaña con gran esfuerzo el presidente de México Andrés Manuel López Obrador, pero la economía de ese país hoy no crece. A diferencia de Argentina, Brasil, Ecuador,… la derecha aún no ha tenido oportunidad de acusarlo de corrupción, pero ella sabe por su experiencia que el capitalismo en estos años tiene esa característica en su desarrollo como imprescindible, y a partir de allí esperan para realizar la contraofensiva restauradora como lo han venido haciendo en toda América a medida que la crisis les capitalismo los está acorralando.

Los Estados comienzan a ser todos ingobernables, salvo los que pertenecen a la esfera de los que hoy siguen creciendo y ya son prácticamente centro del capitalismo mundial y del libre comercio o la coyuntura de una economía amurallada como ocurre hoy en EE.UU. con Trump.

Hoy estamos en condiciones de exigirnos intelectualmente un desarrollo mayor de nuestra capacidad de conocimiento de la realidad. La humanidad ha reunido un enorme bagaje de conocimientos en el plano económico y político que transitoriamente ha dejado de lado pero que necesita retomar.

Como diría el Dr. Carlos Quijano: «siempre se vuelve a Marx, para negarlo, para negarnos, para reafirmarlo y reafirmarnos, pero siempre se vuelve a Marx».

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 11 de Agosto de 2019.

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[:es]A un compañero en México.[:]

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A un compañero en México.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Respondo a un correo de un compañero coterráneo nuestro, que hoy vive en México, lo cual me es útil para tratar de aclarar mis puntos de vista.

Hola estimado Jorge.

Un atento saludo.

Me permito darte mi punto de vista relacionado con los reclamos de «atrasos cambiarios».

El manejo que se ha venido haciendo del tipo de cambio como un recurso para aquietar las presiones alcistas de la inflación, ha traído por consecuencia que los uruguayos con sus recursos originados en su trabajo dentro de Uruguay pasen las fronteras para surtirse de todo, pues desde los combustibles y el gas, hasta todos los artículos indispensables para el hogar está en un entorno de 20 a 25% más barato.

Lo más exitoso resulta ser la intermediación, el comprar afuera para vender dentro del país, tornando el comercio en un auténtico promotor del trabajo fuera de fronteras… considero que ya hace años se vienen tomando decisiones que conspiran contra la producción dentro de fronteras y ni hablar de los problemas que tienen que ver con la dolarización de la economía, que lleva en los casos de financiamientos, que el trabajador nacional que devenga pesos por su trabajo se endeude en dólares, lo cual es toda una aberración, a mi modesto entender,

Te saludo con afecto.

Paco.

Mi respuesta:

Muchas veces me ocurre que algo que manejo en mis opiniones no tiene la suficiente explicación y entonces es importante el intercambio pues ayuda a que ello se haga.

¿Por qué diferentes monedas?: si la economía tiende a ser cada vez más un espacio universal. Basta con ir a los shopping de cualquier país o «zonas francas» o como se le llame y ver los precios de los productos en dólares para comprobarlo. El manejo de las monedas correspondería entonces en la realidad actual a los manejos de los sectores de las economías nacionales que amparados en el poder del Estado realizan su actividad económica. Esto tiene distintas realidades en cada país dependiendo de cuál es su estado de desarrollo capitalista privado o estatal.

Entonces el manejo de la moneda es una posibilidad permanente de ajuste de los gobiernos frente a los que tienen sus retribuciones en las monedas nacionales. En una etapa de la historia en el capitalismo esto era fundamental para que cada país pudiera planificar su desarrollo económico propio, hoy es prácticamente una quimera llegándose al extremo de que el país que pregona cerrar sus fronteras es EE.UU. y el que plantea la libertad de comercio es China gobernada por el Partido Comunista, a su vez EE.UU. endeudado demencialmente en dólares y China con las mayores reservas del mundo en esa moneda. Estos son los extremos en el cual debe realizarse hoy lo que los economistas llaman pomposamente el «señoreaje» y sin desconocer la importancia que tuvo en su momento.

Por ejemplo hoy en el Uruguay, como maniobra política se le está exigiendo a la Dirección de Aduanas un control de las fronteras que el Uruguay no puede ni debe realizar, y que es imposible hasta para el propio EE.UU., más cuando una de las mayores resistencias del capitalismo en el mundo es al control sobre el movimiento de los capitales, que es además la única forma que tienen los pueblos de abordar el corte a la financiación de todo tipo de lacras sociales hoy fomentadas por el gran capital internacional, y que tú en México lo podés comprobar claramente.

He señalado que la medida que adoptó la derecha en Ecuador en un momento de mayor agudeza de la crisis económica en ese país de dolarizar la economía fue beneficiosa para su gente y contó con la oposición de los propios gobernantes de la economía de EE.UU. Correa que en su momento señaló su desacuerdo con la medida, tampoco ha desarrollado una explicación de en qué ello ha sido negativo.

Por otra parte el centro de los problemas de ese país han recaído sobre el precio de su principal comodities, el petróleo, y la pelea por la gestión del propio país. Las burguesías nativas aún conservan los encantos de la administración nacional con el cual atrapan a los sectores más propensos a las debilidades burguesas en cada país, como ocurre hoy en cada una de las realidades «progresistas» de nuestras repúblicas, con el extremo de Bolsonaro pugnando por llegar y de Macri en medio de un caos pugnando por mantenerse y con la expectativa de que es lo que pueda hacer López Obrador.

Si a esto le agregamos la presión de los organismos financieros internacionales para que los sistemas impositivos que se aplican en cada país estén basados en los impuestos al consumo, los salarios y las pensiones, el combo está completo. Sabiendo además que un cambio en los sistemas impositivos en el estado actual de la actividad económica mundial es imposible aplicarlo por separado en un Estado en particular.

Resumiendo: la política que practica el sector del capitalismo mundial que hoy está en la Casa Blanca de EE.UU. está aprovechando un nivel de maniobras muy acotado –hoy marcan hasta un crecimiento aceptable para los economistas, de su PBI, luego de un período nefasto en estos índices que coincidió con los gobiernos de Obama– en su rol actual de gendarme del capitalismo mundial, lo cual también es contradictorio, y que para nada ve como favorable para sus intereses el de que los países en el mundo adopten como solución eliminar las dualidades en el manejo de la monedas. Aún cuando ellos tienen una pelea permanente por aumentar las ya también demenciales emisiones de la reserva federal, en consonancia con lo que sucede también con el Euro, titular de otras de las crisis en la que se debate el mundo actual.

Lo he dicho en muchas de mis notas: así como en la época del mal llamado socialismo real era notoria la existencia irritante de una moneda para los «gobernantes» y otra para el pueblo, hoy eso es una nefasta realidad para los pueblos que pretenden a través de los llamados gobiernos «progresistas» disminuir sus infames índices de pobreza, y la derecha aprovecha cada una de las caídas de algunos de sus miembros en la debilidades del «capitalismo real» para cobrarse; no te extrañe que se preparen para hacerlo con López Obrador en México. He manifestado además que si México eliminara su moneda y se pasara directamente al dólar no habría muralla posible que separara a las dos naciones. Pero esta es la realidad para cada uno de nuestros países y ha sido una realidad terrible en la relación por ejemplo entre Colombia y Venezuela, lo que ha sido aprovechado por lo peor de los sectores que dominan la economía.

En el Uruguay por ejemplo se ha formado todo un movimiento entorno a la actividad agropecuaria, que pretendió arrodillar al gobierno con un eje en el «atraso cambiario» –hoy están siendo beneficiados por la crisis argentina– pero que a su vez esconden los llamados costos financieros y de intermediación que han llegado a límites espeluznantes, muy superiores aún que a los llamados créditos al consumo que diariamente vemos como un cáncer en nuestros países por los índices de endeudamientos personales.

Bueno por hoy hasta aquí llegamos, no sé si respondí a tus inquietudes pero tal vez sirva para agrandar todas nuestras dudas y el de las que nos puedan leer para que la investigación y el avance en nuestros conocimientos continue, y sobre todo para los que nos hemos educado, a los golpes, pero educados al fin, en los textos de los maestros.

Un abrazo.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 15 de octubre de 2018.

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[:es]El programa: una necesidad.[:]

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El programa: una necesidad.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Si acordamos que sin programa revolucionario no hay acción revolucionaria, y que son necesarios cambios para que la sociedad salga de la crisis actual, es indudable que la primera tarea es analizar de la manera más completa posible la realidad y concluir en qué programa necesitamos.

Salvado el torpe dilema de que un programa que se proponga estatizar a la sociedad es revolucionario y por el contrario quién no lo haga es reformista o conformista con el sistema vigente, pasemos a analizar que el hoy para superar una crisis irreversible en la predominancia del capitalismo, sin encarar medidas económicas universales no es posible.

Aún cuando puedan existir circunstancias coyunturales de agudeza en los conflictos en los cuales tampoco están descartadas las estatizaciones o la constitución de cooperativas dentro del ordenamiento capitalista de cada Estado y con un objetivo claro de cara a la gente: mantener el funcionamiento del aparato productivo y no causar aún mayores perjuicios.

Ahora analizar todo el funcionamiento del aparato productivo, nos lleva a comprender la supeditación del mismo a lo que en el capitalismo se llama el mercado mundial. Podemos hablar de la reforma agraria, de la distribución de la tierra, de las distintas matrices productivas posibles, pero la voluntad de establecer parámetros propios en cualquiera de estos términos desvinculados del mundo, es actualmente más que una utopía, supone una quimera irrealizable.

Carlos Marx y Federico Engels, fueron sin duda –y aún hoy no han sido superados– los que siempre culminaban sus análisis sobre el desarrollo del capitalismo con puntos programáticos para que la clase obrera, los trabajadores, hicieran centro con sus objetivos de mejoras en su situación. La historia de la humanidad está llena de hechos en que las conquistas que beneficiaron a millones de trabajadores, (mientras, aunque parezca contradictorio, que no lo es, pues en ello radica el crecimiento natural del sistema) a la vez dieron una mayor base de sustentación al propio capitalismo en el cumplimiento de su ciclo histórico. El voto, las 8 horas, los derechos de la mujer, etc. etc. etc., en suma la conquista de la democracia en cada uno de los Estados.

Lenin, ya en otra etapa del desarrollo capitalista, agregó partiendo de esos análisis nuevos elementos, particularmente en lo que tiene que ver con el pasaje del gobierno del modo de producción, (el llamado mando gerencial de las empresas) de los Estados a los conglomerados empresariales multinacionales, transformación que ha ido sufriendo en su desarrollo ascendente el capitalismo.

Recordemos que el basamento ideológico de este proceso tuvo su culminación a la salida de la segunda guerra mundial en Mont Pelerin (Friedrich Hayek y Milton Friedman, entre otros, como el uruguayo Ramón Díaz), con el nacimiento del neo-liberalismo, dando una vez más razón a los maestros en que los cambios en la economía son los que determinan los cambios ideológicos en la organización social, todo lo que vino después es historia conocida.

Avance planetario que hace al retroceso de las conquistas democráticas a nivel de los Estados y, a la vez, impone la dictadura de las condiciones globales de la economía que en su primera etapa significó un adelanto impresionante en el marco de la tecnología y ahora, en la agudización de la crisis, situaciones trágicas que están superando a las peores vividas en la historia humana.

Recordemos que una de las premisas era y es que ningún modo de producción abandona el escenario de la historia humana sin agotar todas su posibilidades pero a la vez viviendo también una ley que hace que los modos de producción, como los seres humanos nazcan, se desarrollen y mueran, aún cuando su dinámica no es la misma que acompaña a éstos, los seres vivos.

Por lo tanto no puede ser igual el programa «marxista» en tiempos del Manifiesto, en tiempos de Lenin, o en los tiempos actuales, donde el modo de producción predominante ha llegado a los límites del planeta.

Tal vez el problema más grave desde el punto de vista ideológico, es que esto en la generalidad de las inteligencias partidarias no se encara así y por el contrario se entra en la variante ideológica propia al capitalismo de la confrontación de «modelos», algo así como la competencia de ideologías trasladada a la competencia de «modelos». De ello, sectores conservadores deducen la siguiente afirmación: el modelo capitalista: EE.UU., ha sido superior al modelo comunista: Unión Soviética; el capitalismo ha vencido al comunismo. Claro, ahora en tiempos del Estado amurallado de Trump y de China bajo la dirección de su Partido Comunista liderando el capitalismo, los naipes están entreverados.

Álvaro García Linera –Vicepresidente de Bolivia– analiza que vivimos tiempos de gran confusión donde el principal enemigo del libre comercio es el jefe del «Imperialismo» Yanqui, Donald Trump, y que a su vez quién comanda el libre comercio en el mundo es China, gobernada por un poderoso Partido Comunista. Es cierta la inserción en el mundo de países como Bolivia parecería ser a primera vista que son beneficiados por una actitud comercial que hoy proviene de China. Sin embargo, no deja de advertir que estas incertidumbres son graves para el mundo todo.

Es aquí donde surge el principal problema que hoy no se encara política e ideológicamente por los Partidos que quieran establecer lineamientos programáticos, no existe una caracterización de la etapa actual, y sin ello es absolutamente imposible establecer bases programáticas con solidez.

Lo que hacen todos los partidos es establecer, en una perspectiva de tiempo sumamente acotada, aspiraciones programáticas que no van más allá de eso, dejando para los saludos a la bandera todo el bagaje de estatizaciones que adornaron los programa stalinistas y no sólo stalinistas, luego de la derrota de Lenin en 1924. No decimos que no sea importante esto para la democracia, si decimos que es completamente insuficiente.

Frente a ello y en polémica, que asumimos, decimos que hoy ningún programa es válido desde el punto de vista de las enseñanzas del marxismo que no contemple una posición con respecto al tema de la moneda y al de los impuestos. Por supuesto, que cada quién puede hacer el programa que le plazca y lucirlo en las ceremonias que correspondan para defender su «pureza».

¿Qué está asumido hoy con el valor de un catecismo en la izquierda?: que la revolución debe expropiar a los expropiadores, y entonces toda base programática en lugar de abordar el desarrollo de la economía aborda los problemas del derecho de propiedad dentro de la legalidad «burguesa».

Lo que no se entiende desde nuestro modesto punto de vista, es que un solo punto de diferencia en la bolsa de valores de los principales centros del capitalismo mundial hace que se modifique la propiedad en un monto mayor al que se produjo con la revolución rusa. O que las emisiones monetarias billonarias, sin ningún respaldo del dólar y el euro, en distintas circunstancias, hacen en definitiva del derecho de propiedad algo que hoy el capitalismo maneja agitadamente en medio de la crisis y de la amenaza constante y trágica de extender la guerra, como único desahogo posible en su manejo de la economía.

Para que este modo de producción que hoy predomina en el planeta pueda morir en paz, la humanidad necesita de la voluntad política que le imponga medidas de transición, que hasta ahora documentadamente nadie nos convence que no sean las que proponemos.

El derecho de propiedad hay que entender que no lo cuestiona una revolución que pretenda sobre la base de la propiedad estatizada competir con el capitalismo, lo cuestiona el desarrollo tecnológico de la humanidad, que hace que si esta dispusiera socialmente de los medios necesarios podría hoy poner en marcha planes para terminar con la violencia, con la guerra, con las cárceles, con la falta de trabajo, organizando con la mayor eficiencia el trabajo, la educación necesaria, y la salud de todos los seres humanos, y que hoy no se hace porque al capitalismo ya no le son rentables.

¿Es esto una utopía? No, utopía es lo otro, cuando se cree que un sistema a imagen y semejanza al que se quiere superar, como lo es el capitalismo de Estado, puede ser la solución.

Ahora, ¿cual es el principal problema?: Que hoy tenemos en las formas, luchas Estado por Estado, y sin abandonar lo conquistado para la gente –que hoy resulta muy difícil mantener, aún con triunfos electorales–, debemos ampliar para defender a la propia gente, el frente de lucha ideológica a la humanidad toda.

Cuando el entonces Presidente Mujica abordó de esta forma su análisis en la ONU (septiembre 2013), creímos ver que se retomaba el camino correcto. Por eso dijimos que era un discurso comunista en la línea de Marx, Engels y Lenin. Sin embargo, luego volvió el silencio, como que lo dicho era sólo para la solemnidad del momento. Además comunistas, con excepciones que me constan, no se sintieron tocados por el discurso, lo que expresa una pérdida notoria de sensibilidad.

De todos modos que quede claro. Es el momento de reivindicar la moneda única y universal, la eliminación en su mayoría de los sistema impositivos actuales, por el impuesto al movimiento del dinero, dando muerte a los paraísos fiscales en tanto para que una transacción sea válida necesita del registro en la forma que la sociedad determine. Establecer el gobierno de esos fondos a través de instrumentos universales, cuyo objetivo sean las necesidades de la gente, en salud, en educación, en trabajo, en vivienda, en su atención social, en el desarrollo cultural de cada una de sus nacionalidades para ampliar el desarrollo cultural de toda la humanidad.

No es el fin del capitalismo que seguramente como modo de producción y como ha ocurrido con los modos de producción anteriores irá dejando culturalmente su influencia al perder su predominancia en el transcurso de los años, tal vez siglos. Si de la gestación de una sociedad superior que podrá abordar sanamente todos los males que hoy el capitalismo muestra en la crisis irreversible de su predominancia. Si de la muerte de los paraísos fiscales y de la acumulación de capitales sin un fin social.

Escritas estas líneas nos llega la noticia del triunfo de Andrés Manuel López Obrador en las elecciones presidenciales de México. Sin duda que es una buena noticia para las causas populares, pero a la vez sentimos como más imperiosa la necesidad del programa que tratamos de identificar en esta nota.

Las causas populares convocan multitudes en todo el mundo, como ahora en las elecciones mejicanas, sus dificultades vienen acompañadas de las oscilaciones de los «capitalistas nacionales» que han sido prácticamente en todos los casos los que han ido inclinando la balanza hacia un lado o hacia el otro. Primero apoyan, como ha sucedido con Chávez, con Lula, con Cristina. Luego golpean y buscan hacer retroceder las conquistas populares, pero si la izquierda no eleva su mira a la concreción de un programa universal, será imposible sacar a la humanidad de la crisis actual, y de estos vaivenes, que también son una expresión de la misma.

Hoy Trump conmueve a los burgueses de todo el mundo, y conmueven todas las murallas ideológicas donde la desorientación se generaliza y donde se pasa de las volcadas como esta de ahora en México a las abstenciones que en el último periodo han venido marcando las elecciones nacionales.

En definitiva, queda la perspectiva de encontrar puntos programáticos de avance o el avance de la tragedia de la guerra, con el aumento de sus terribles consecuencias en la vida de millones y millones de seres humanos.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 2 de julio de 2018.

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