[:es]Facebook.[:]

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Facebook.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Facebook es una técnica atrapante, desnuda todo el pensamiento humano, desde el más bajo y ruin al más altruista, pero así somos y lo bueno es debatir.

El comunismo es uno de los temas más envolventes por aquello de que es un fantasma que sigue recurriendo el mundo.

Hay una publicación digital en facebook que se auto denomina Debate Batllista que dice esto que reproducimos y que motiva un intercambio del cual podemos sacar enseñanzas.


Debate batllista.

El dilema existencial del comunismo…

El Comunismo en su modelo que a nivel mundial prácticamente no existe. Sólo quedan algunos bastiones y nada más… aquellos países que lo padecieron sucumbieron en la miseria y en la pobreza absoluta padeciendo sus pueblos auténticas penurias…, pero el Comunismo es alrededor del Mundo con sus colectividades una extraña mezcla de personas que poco bueno le han brindado a la Sociedad que componen y que además están impregnados de «odios y resentimientos» hacia el prójimo, a veces poco explicables racionalmente, teniendo características muy peculiares, entre otras por ejemplo:


Sueñan, ambicionan y anhelan con repartir la riqueza… pero la ajena, no la propia. Jamás han dado un ejemplo propio de reparto de su propia riqueza por más pequeña que sea en pos de ayudar al otro y por más difíciles que sean las circunstancias que este tenga…

Siempre se sienten perseguidos y se victimizan, cuando en realidad imparten siempre «soberbia y prepotencia» cuando hablan y se refieren a los demás…

Siempre sus Derechos para ellos están por encima del resto, sino ya dicen ser discriminados… quedando claro que para los comunistas nunca sus Derechos terminan cuando empiezan el del otro…

Se creen los dueños de la «razón» por más que la verdad y la realidad demuestren lo contrario. A tal punto que usan el agravio, la mentira y el insulto para desvirtuar al prójimo mezclando muchas veces temas que no vienen al caso…

Odian a aquel que usa a la «verdad» con argumentos valederos cuando se debate una idea…

Odian a las dictaduras militares de Derecha pero idolatran y veneran a los dictadores militares de Izquierda que han hecho pasar penurias y angustias a sus Pueblos, como por ejemplo a Castro en Cuba, Chávez en Venezuela, etc…

Tienen un concepto distinto de democracia al resto de la Sociedad, dicen que existe la democracia unipartidaria cosa que va en contra del auténtico concepto de ésta o por ejemplo en Venezuela que según para ellos hay democracia pero con «presos políticos» que fueron detenidos por el solo hecho de pensar distinto y con ello bastó para encarcelarlos, cuando el verdadero concepto de democracia es otro muy distinto, lo que hay es una anarquía a lo cual los Comunistas gustan de esta palabra…

No aceptan muchas veces críticas ni opiniones de aquellos que piensan distinto a ellos, pero si ellos pueden criticar y opinar de los demás libremente si nos oponemos a que lo hagan nos argumentan que violamos la «Libertad de Expresión y Pensamiento»…

Tienen en su estigma una ambición desmedida por el «Poder»…

Dicen a los suyos odiar al «Capitalismo», pero viven, andan, y disfrutan de un bienestar como «Capitalistas»…

Muestran poca empatía por aquellos que están pasando por momentos difíciles y cuando aquellos que ya no los acompañan con sus propósitos son rechazados y dejados de lado…

Para los comunistas, hay ciertas «Libertades» que les molestan…

Viven atados y ligados al pasado en forma constante no permitiéndoles ver el presente tal cual es y menos proyectarse al futuro…

Usted votaría a un comunista de presidente… Yo no, y las razones para ello ya las nombré.

Gracias.


Buen descanso para todos…

Jorge Aniceto Molinari: Marx analizó el capitalismo como un modo de producción que iba a llegar a todo el planeta, que como los modos de producción anteriores, nacía, se desarrollaba y luego declinaba que es lo que hoy está sucediendo, pero jamás propuso un sistema competitivo con el capitalismo sino defender al pueblo de sus consecuencias para preparar la transición futura a un sistema superior. Tanto es así que hoy el centro del capitalismo está pasando a ser China que está gobernada por el Partido Comunista. El problema es que la mayoría de los que hoy se dicen comunistas nunca han leído y estudiado a los maestros y se manejan por las idioteces que hoy dice la derecha.

Guillermo: Idioteces que le escuché en innumerables ocasiones a Rodney Arismendi, que por supuesto de esto algo sabía y conscientemente nos engañaba a todos. Evidentemente no había leído ni analizado a Marx, por favor Molinari no culpes a la derecha de culpas del PC.

Jorge Aniceto Molinari: Querido Guillermo, deberías hacer un exámen de tu vida, para valorar lo que has aprendido y de lo que nos queda por aprender. Cuando se dicen cosas de Marx que son falsas, y las dice la derecha y la izquierda, las marco y tú me hablas de culpas pero una vez más omites analizarlas. Lo que repite Ramón de Marx es falso y no es él el culpable cuando tipos como vos que siguieron a Arismendi en su momento, reparten culpas.

Guillermo: Para recordar lo que Arismendi y otros nos decían de Marx no necesito examinar mi vida y menos toda mi vida. Tanto la derecha como la izquierda me han mentido, cosa que hoy en día no me sorprende, pero lo que más me pesa es haberlas creído en su momento. ¿Cómo puedo analizar algo que en el fondo es mentira y además me interesa muy poco?

Jorge Aniceto Molinari: Es importante, pero casi seguro que no me expresé bien. En el Uruguay quienes mejor conocieron el pensamiento de Marx, fueron José Batlle y Ordoñez y Carlos Quijano. Batlle además tuvo posibilidad de aplicarlo y lo aplicó, pero como Marx nunca se dijo «marxista» y tipos como vos que se dijeron marxistas nunca estudiaron a Marx se manejaron por sus supuestos mentores. No es nuevo esto. Los cristianos pocas veces tienen que ver con Cristo.

Guillermo: Y lo que pasó pasó, me alegro que Marx no sea Marxista, Lenín no es leninista y Batlle no es batllista, si marxista y Quijano no es blanco sino filocomunista. Me vas a enloquecer…

Jorge Aniceto Molinari: Ese es tu problema por seguir la corriente y no analizar dónde estás parado. No me creas a mí, estudia. Hoy hay muchos anticomunistas que de China no se animan a hablar, no entienden. Ahora que en supuestos izquierdistas ocurra lo mismo es de terror. Y te repito, China es en desarrollo el centro del capitalismo mundial y eso no niega los análisis de Carlos Marx, los confirma, pero obliga además a pensar una transición que Mujica insinuó en la ONU –septiembre 2013– y que luego reculó en chancletas.

Hasta aquí el intercambio.

Producto de la crisis la ciencia que hoy está más retrasada es la economía. Ahora como esa misma crisis golpea duramente, nosotros sentimos la necesidad de poner en discusión centros que necesariamente deben debatirse para entender dónde estamos y que medidas hay que adoptar.

Con el juego de las monedas la derecha creía que solo iba a acogotar a Venezuela y hoy surge lo de Argentina que a nosotros no nos toma de sorpresa en tanto lo venimos analizando.

En las últimas horas ha estado en el tapete en Argentina la dolarización, y aparentemente han optado por la política de retenciones tan vapuleada por la derecha en el gobierno de Cristina Fernández.

Solo aparentemente porque el impuesto que ahora se instrumenta se licua con el aumento del dólar, el impuesto es en pesos argentinos, un siniestro pasaje de recursos del pueblo a la oligarquía, que es lo que hoy hace también en América una derecha alentada por la incapacidad de gestión de la izquierda donde pululan los oportunistas, ante la falta clara y precisa de un programa que defina en forma concreta su conducta frente al manejo de las monedas y de los impuestos (Mujica septiembre del 2013 en la ONU).

Recordemos que EE.UU. es el país más endeudado en dólares y que China es a su vez el que tiene mayores reservas en esa moneda. Hemos dicho además que si por ejemplo México dolarizara su economía no habría muro posible de separación entre esos dos países y quienes hoy se oponen a esa medida son precisamente los que usufructúan del juego de que haya diferentes monedas.

Argentina hoy juega al borde del precipicio con las penurias del propio FMI que no la puede dejar caer, pero tanto da el cántaro a la piedra que al final…

De todos modos lo prioritario es analizar y concluir en un programa ecuménico para afrontar la crisis irreversible de la predominancia del modo de producción capitalista que tan magistralmente analizara Carlos Marx y Federico Engels y posteriormente Lenin, mal que les pese a los analistas de derecha y a los malos izquierdistas.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 1º de setiembre de 2018.

Enlace del artículo original en castellano:

http://www.uypress.net/auc.aspx?89631

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[:es]Sobre la moneda[:]

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Sobre la moneda.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Es nuestro propósito hacer una introducción al tema que permita desarrollos posteriores. No es un tema sencillo y partimos de posiciones diferentes, ahora lo importante es asumir el aprendizaje que tenemos que hacer entre todos.

Veamos primero esta nota de los compañeros del Centro de Estudios Joan Bardina:

Pequeña historia de la moneda.

Antes del 2.500 antes de Cristo existía en las ciudades del valle del Tigris y del Eufrates, en las del Indo y en las del Nilo un tipo de moneda muy especial.

Las gentes traían la parte sobrante de sus productos a los templos de las ciudades amuralladas. Allá los sacerdotes-contables abrían una cuenta corriente con fichas de barro a cada persona, ingresando sus productos en el almacén del templo y estableciendo una cantidad de dinero abstracto en función de las mercancías ingresadas.

Posteriormente, si estas mismas personas querían otro tipo de productos del templo, se hacía la transacción inversa.

Para cada intercambio, se establecía un documento, hecho de barro cocido, con el nombre del comprador, el del vendedor, la mercancía intercambiada y la cantidad de unidades monetarias utilizada. Es lo que llamamos «factura-cheque».

Para intercambios importantes y entre ciudades diferentes, se establecía un sistema de transporte garantizado, basado en las «bullae». En el carro del transportista había una bola de barro cocido en el interior de la cual había unas fichas que representaban los diferentes productos transportados. También había grabadas las fichas en la superficie de la bola. Al llegar a destino, se abría la bola y se comprobaba que su contenido coincidía con el del carro.

En aquella época se producía una pacificación creciente entre las diferentes ciudades, en parte debido a la inexpugnabilidad de las murallas, en parte debido a la prosperidad que suponía este sistema de intercambio citado.

La moneda era un instrumento abstracto que sólo tenía valor en función de una mercancía realmente existente. Cada intercambio comercial dejaba su rastro jurídico correspondiente, bajo la forma de tablas de barro.

Todo ello se vino abajo con la aparición de la moneda anónima de oro, plata, cobre y bronce. Este otro tipo de moneda, anónimo, concreto e independiente de las mercancías, permite con mucha más facilidad la corrupción y el soborno.

Con la aparición de la moneda anónima, en el 2.500 a. C., vino el advenimiento de la banca privada, auténtico «poder en la sombra». Y los funcionarios de los templos cambiaron su vocación y se dedicaron a inventarse las religiones.

A partir de este momento volvieron los imperialismos. Las inexpugnables murallas caían, no bajo los mazazos de unas entonces inexistentes catapultas y ballestas, sino bajo el soborno de los sitiadores a algunos de los guardianes. Posteriormente los traidores sobornados podían ser discretamente ejecutados y los ocupantes inventarían mitos como los del «Caballo de Troya» y las «Trompetas de Jericó».

El dinero anónimo seguiría su evolución, hasta convertirse en los modernos billetes de banco y talones anónimos al portador. Las distintas instituciones políticas creadas para que los ciudadanos se hagan la ilusión de ser protegidos por ellas sufren el acoso de los «poderes fácticos» que sobornan y corrompen políticos, técnicos y jueces.

Y ahora viene el momento de las propuestas económicas del Centro de Estudios Joan Bardina. Por nuestra parte, se trataría de volver a un sistema de intercambio no-anónimo y responsabilizador, como el de los antiguos templos, pero con el sistema tecnológico actual, utilizando de nuevo la «factura-cheque».

Para ello es necesario el establecimiento de una red telemática pública, de uso obligatorio para todos y gratuita. Y también una serie de garantías para evitar la concentración de poder que podría suponer el dominio de esta red.

Entre estas garantías proponemos una auténtica separación del ejecutivo, el legislativo y la justicia. La justicia, independiente del ejecutivo y del legislativo, debería tener un tanto por ciento fijo de los presupuestos generales del Estado asignados por mandato constitucional, y no contar con órganos como el «Consejo General del Poder Judicial», que existe en el Estado español y que pretende controlar la justicia desde los partidos políticos dominantes a través del ejecutivo y del legislativo.

Creemos que el control telemático de la población ya está siendo ejercido por la banca privada a través de sus redes. Nuestra propuesta, más que crear una red telemática nueva, tiende a poner orden a las ya existentes, haciendo que la información privada de cada persona esté a disposición de esta misma persona, y del juez solamente en caso de abrirse un proceso. La información estadística del conjunto del mercado debe quedar a disposición de todos sus miembros.

Un aspecto importante a tener en cuenta es que, con esta reforma, la comunidad ha de garantizar una renta mínima para todas las personas que no tienen un sistema de subsistencia, ya sea trabajo o pensión por cualquier motivo. Es lógico que, con este sistema, desaparezcan las indignas vías de subsistencia provenientes del mercado negro.

Para equilibrar el presupuesto, formulamos una hipótesis que, de verificarse, podría proporcionar esta renta básica o salario social sin tener que recurrir a gravosos sistemas de impuestos. Esta hipótesis está basada en la riqueza comunitaria que puede crearse dentro del mercado, riqueza comunitaria basada en los excedentes de producción y del dinero que se puede inventar para adquirirlos. Este dinero se repartiría entre los más desfavorecidos.

Agustí Chalaux de Subirà.

Brauli Tamarit Tamarit.

Ahora un comenario extraído del estudio de los Grundrisse de Marx:

(…) Darimón propone eliminar el dinero. Marx dice que es una propuesta inocente, el sistema capitalista exige de por sí una mercancía, en particular que sea un equivalente. Exige de por sí una mercancía privilegiada. En ese momento Marx lo que sostiene es que dado que dentro del sistema capitalista… de cambio, dada la separación que existe en la propiedad del dinero y la clara división del trabajo, en la actividad… o el producto de cada individuo está transformado en mercancía.

Es decir, debe adquirir una doble existencia, como valor de uso y como valor de cambio. El valor de uso es la cualidad material que tiene un objeto, de satisfacer una necesidad. El valor de cambio es la cualidad económica, que permite el intercambio entre los individuos. Dadas las diferencias cualitativas entre las mercancías, que no todas son intercambiables entre sí, debe existir entre ellas una igualdad, transformadas entre valor y el cambio para que se permita el intercambio.

Esa magnitud del valor de cambio.

Ahora, para poder igualar las mercancías, para que se permita el intercambio, entre los distintos valores de uso, debe hacer abstracción de una cualidad, que sea común a todas las mercancías. Esa cualidad en común que tienen todas las mercancías es que todas son producto de trabajo humano. O sea, la magnitud del valor de cambio, está determinado por los costos de producción, o sea tiempo de trabajo, socialmente necesario El dinero, es la expresión de ese valor de cambio.

Ahora, el valor de cambio no se expresa a través de cualquier mercancía, sino que existe una mercancía que, por sus propiedades, es la que mejor representa, en determinado momento histórico a las demás… es decir… como valor de cambio… esas propiedades tienen que ver con la durabilidad… o sea estamos hablando del oro y la plata… por su durabilidad difícil acceso… por distintas cualidades que la hacen la mercancía privilegiada.

Cuando el precio se realiza.

El oro y la plata, se transforman así en mercancía dineraria. Y como dinero, adquieren ciertas particularidades. El oro y la plata son las únicas mercancías, que son intercambiables por cualquier otra mercancía. Son las únicas que cumplen esas funciones. Y Marx determinó eso como la primera función del dinero. La primera función del dinero, es el dinero como medida de valor. Es lo que nosotros denominamos el precio de la mercancía.

Es una medida que es ideal, es potencialidad de ser. Se establece, especialmente, para establecer una igualdad, entre las distintas mercancías y poder intercambiarlas entre sí. Ahora, cuando la mercancía ingresa a la circulación, como parte del intercambio, ya estamos hablando de que el precio de la mercancía se realiza. Entonces ahí estamos hablando de la segunda función del dinero. Que es como medio de circulación.

Instrumento de circulación del capital.

Como medio de circulación el dinero lo que permite es la circulación de las distintas mercancías, con los valores de uso para que, justamente, se satisfagan las necesidades de los individuos. Ahora, esas dos funciones que hablamos, como medida de valor y como instrumento de circulación, no son solo propias del capitalismo –se daban en el feudalismo– lo que Marx denominó como «el intercambio simple…».

Es el sistema de compra y venta, que en el feudalismo se daba entre distintos pueblos, o al interior de un pueblo mismo, pero se limitaba al excedente de la producción. Estaba netamente dirigida al consumo. Esto no es lo que sucede en el capitalismo desarrollado y es cuando el capitalismo se desarrolla que está la tercer función del dinero que Marx denomina «el dinero como dinero…». O sea se comienza a hacer una retracción del dinero en la circulación.

Dinero como fin en sí mismo.

Empieza a ser acumulado… atesorado… es… ya se niega la segunda función del dinero que tiene que ver con el medio de circulación y empieza a ser el dinero como un fin en sí mismo. Se empieza a acumular como un fin en sí mismo. Ya la finalidad del no es el tener dinero para acceder a las mercancías, sino que ya es «tener dinero» y entonces, ahí tenemos al dinero como un fin en sí mismo. Ahora, Marx lo que sostiene es que la acumulación del dinero, es una condición necesaria para que el dinero se transforme en dinero.

Es una condición necesaria, pero aun no es suficiente. Nosotros, en esta oportunidad no vamos a extendernos en eso, porque no corresponde nuestra exposición al capítulo, para finalizar recordar el recorrido que hace Marx en este capítulo, que es fundamental… que comienza en el dinero y termina en el dinero. Es muy importante porque realiza un movimiento en espiral. O sea el vuelve al dinero pero dándole una visibilidad diferente…

Valor de cambio, la forma social.

Diciendo que… el poder que adquiere el dinero en el sistema capitalista es un poder que esta dado… que tiene su base… en el sistema de producción capitalista y teniendo como base el valor de cambio. Para terminar, nosotros pusimos unas citas que son muy explicativas al respecto… con eso terminaríamos la exposición… «en la misma proporción que los productores se convierten en dependientes del cambio, este parece devenir independiente de ellos.

Parece crecer el abismo entre producto como tal y producto como valor de cambio. El dinero no produce estas antítesis y contradicciones sino que el desarrollo y estas oposiciones y contradicciones produce, aparentemente, el poder trascendental del dinero.» La siguiente cita dice… «Así como es imposible eliminar complicaciones y contradicciones, derivadas de la existencia del dinero, junto a las mercancías particulares, transformando la forma del dinero.

Del mismo modo es imposible eliminar el dinero mientras el valor de cambio siga siendo la forma social de los productos. Es necesario entender, claramente, este punto, para no plantearse tareas imposibles y reconocer los límites, dentro de los cuales, las reformas monetarias y las transformaciones en el ámbito de la circulación puede reorganizar las relaciones de producción. Y las relaciones sociales que descansan sobre eso.»…

Así planteadas las cosas:

Se nos ocurre que deberíamos empezar porque no hay hoy en el mundo ninguna razón a no ser el egoísmo y los intereses particulares de las colectividades humanas para que con la moneda suceda lo mismo que con el kilo, el litro o el metro, y lleguemos a una unidad única y universal. Razón por la cual nada justifica que este sea un punto programático universal levantado por todas las organizaciones de la sociedad.

El segundo punto no es menos importante; caracterizando la crisis actual como la provocada por que el capitalismo está llegando a los límites de sus posibilidades de inversión con rentabilidad en tareas que sirvan al conjunto de la sociedad. Nos referimos a que la sociedad en sus organizaciones más representativas en el mundo debería disponer de recursos para realizar obras universales que hoy no le son rentables al capitalismo, con las cuales además atender la rehabilitación y el trabajo humano, con el aprendizaje, la salud y todos los medios para hacer en desarrollo placentera su vida. El sistema impositivo debería recaer enteramente sobre la circulación del dinero que para ser válida deberá hacer sus registros en los instrumentos que la sociedad determine, eliminando los impuestos al consumo, al trabajo, y a las pensiones, y a la vez dando en la práctica muerte a los paraísos fiscales.

¿En que radica la diferencia? Nosotros en sí sin ignorar el papel que los medios de pago han significado en la agilización de la economía compartimos con Marx que no se le puede dar un papel diferente al que nace de la propia actividad productiva, y es está la que se debe organizar de otra manera en la medida que este modo de producción en la predominancia organizativa de la sociedad está llegando a sus límites.

El capitalismo como sistema predominante ya no puede organizar el trabajo de todos, que si lo puede hacer la sociedad, a través de sus organizaciones más representativas y democráticas en la medida que tenga las herramientas para sustituir la predominancia del capitalismo. Una forma común de medir la actividad económica y recursos con los cuales planificar el futuro.

El tiempo urge para que en el mundo esta prédica se propague y vaya cerrando el constante y trágico aumento de la guerra y su industria siniestra.

Jorge Aniceto Molinari.
Paysandú, 4 de mayo de 2018.
Víspera de los 200 años del nacimiento de Carlos Marx.

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[:es]Los 100 años de la revolución rusa.[:ca]Els 100 anys de la revolució russa.[:]

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Los 100 años de la revolución rusa.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Lenin y Trotsky en un míting.Podríamos aseverar que la historia del capitalismo es también la historia de sus crisis, así como la historia de los pueblos es la historia de sus revoluciones.

Así como el nacer, el crecer y el perecer, no es solo un atributo de nosotros los seres vivos, sino también de los modos de producción que se han ido sucediendo y solapando en el crecimiento de la organización social.

Como la lucha de clases como característica de las sociedades humanas, también dilatada en los tiempos, tiene esa misma dinámica, con la predominancia sucesiva de distintos modos de producción, no teniendo ninguno en particular pasaporte a la eternidad, –como han pretendido afirmarlo para el capitalismo algunos politólogos o sociólogos o economistas trasnochados –y las crisis cada vez más profundas y en el caso actual ya irreversible para la permanencia de la actual predominancia del modo de producción.

De todos modos el nacimiento de la lucha de clases, que una corriente de pensamiento adjudica a la condición humana, para nosotros es un hecho no demostrado y que seguramente cuando la humanidad comience a construir el socialismo tendrá otros elementos que le permitirán profundizar en ese conocimiento. Hasta ahora en los análisis que distintas corrientes de pensamiento han realizado, la más precisa que me sigue convenciendo, es la que Marx y Engels realizaron en su momento, de que el trabajo y su forma de incorporarse a la sociedad a través de un modo de producción en concreto determinan las formas sociales en que la sociedad se realiza1, que junto con la afirmación de que ningún modo de producción abandona su predominancia sin agotar todas sus posibilidades, parecen ser conceptos no asimilados por los autoproclamados «marxistas» y que en sus análisis se pasan al voluntarismo que ignora las condicionantes sociales reales, con afirmaciones que niegan el marxismo como la de que socialismo es propiedad estatizada.

La revolución rusa precisamente no fue una expresión voluntarista del pueblo ruso, fue si la respuesta a una terrible crisis social que se aceleró y desencadenó con el estallido de la primera guerra mundial. Para esa crisis la respuesta más profunda en el desarrollo de un programa para poder superarla estuvo en manos de un partido organizado bajo la conducción de Lenin, y que además supo conjuntar el esfuerzo de algunos líderes que ni siquiera habían integrado sus filas en los años previos a la revolución; tal vez el caso más notorio y paradigmático, por su participación formidable en el proceso, fue el de León Trotsky, porque además desde los comienzos del siglo 20 nunca estuvo ajeno al debate ideológico formidable y profundo en el que Lenin conduzco la formación de su partido y marcó su influencia indiscutible en la sociedad rusa y en la izquierda universal de esos años. Qué diferencia con la realidad actual, en la que prácticamente el debate ideológico está paralizado.

De aquí surge un juicio de Lenin, que nuestras izquierdas actuales han venido desconociendo, –así les está yendo–, de que no hay acción revolucionaria sin teoría revolucionaria.

El Partido que llevó al triunfo a la revolución rusa tenía internalizado el pensamiento de Marx y de Engels, como bagaje fundamental en su construcción ideológica, al que Lenin en particular y sin duda con el mayor destaque fue incorporando conceptos y desarrollos que hoy son claramente los que necesitamos utilizar, así como elaborar en el mismo sentido, para superar esta etapa de la historia. Salvo que alguien pueda demostrar lo contrario, y bienvenido sea al mundo de la ciencia y de la comunicación que hoy florece de mil maneras, pero limitada notoriamente en el plano ideológico.

Lenin en 1916 (un año antes de la revolución) escribe «El imperialismo etapa superior del capitalismo» en que ya señalaba el pasaje del gobierno económico de la humanidad de los Estados a los conglomerados empresariales multinacionales, que es lo que hoy vemos claramente y que fue lo que se estimuló con el nacimiento del neoliberalismo en Mont Pellerin al finalizar la segunda guerra mundial.

Mucho tiene que ver este texto con lo que fue luego el desarrollo de la NEP (Nueva Economía Política), con la que Lenin armaba la compresión ideológica del periodo que estaban atravesando. Vale la pena remitirse a una enorme cantidad de textos sobre estos temas, que fueron salvaguardados y atravesaron indemnes, –gracias a los intelectuales rusos–, el periodo del stalinismo.

Sin embargo en determinado momento las corrientes estatistas fueron en la burocracia del nuevo Estado más potentes que las ideas de Lenin y éstas fueron derrotadas, para su aplicación en concreto. Lenin fue derrotado en 1924, no en 1992 cuando se desintegró la Unión Soviética. Hasta el propio Nicolás Bujarin que dio sustento a la teoría del socialismo en un solo país, y a nuestro criterio el verdadero autor de «Cuestiones del leninismo» que firmó Stalin, también fue asesinado. Bujarin aún en el error, sus ideas combatidas, fueron respetadas por Lenin, así como las del comunismo de guerra en su momento impulsadas por Trotsky, que merecieron de parte de Lenin un prolijo y minucioso análisis para refutarlas; todos estos escritos tienen hoy un inmenso valor ideológico en la medida que la izquierda no ha superado su concepción estatista; forman parte de los 55 tomos en castellano de las obras completas.

El Partido de Lenin aplicaba el centralismo democrático en su organización administrativa, pero no en el debate ideológico, las ideas no tenían un orden para ser debatidas, ni resoluciones que encorsetaran su desarrollo. Lenin no sometía ni se sometía a una forma de jerarquía administrativa en la organización del debate ideológico. Era absurdo esperar a que una idea fuera «autorizada» para ser difundida, era libre, como nunca lo había sido en ningún Partido de la historia. Su jerarquía devenía de instancias en las que la elaboración de las mismas estaba en la masa, por eso no tenían nada que ocultar a no ser el aspecto organizativo concreto, que daba coherencia a la organización para actuar en el seno de la sociedad, lo que se trasuntaba claramente en los Congresos, en los activos, en todas las acciones que involucraban el hacer de los revolucionarios. No se actuaba por disciplina, se actuaba por convicción ideológica.

Así como Cristo, y el cristianismo en sus orígenes, derrotado legó a la humanidad conceptos que ésta incorporó; a pesar de las múltiples iglesias que hoy se proclaman cristianas, es un formidable ejemplo, para analizar cómo nacen ideas contra la explotación humana, son derrotadas y a la vez asimiladas por el conjunto de la sociedad; no es el único ejemplo pero si el que nos llega con más fuerza por los orígenes de nuestra cultura.

Hoy está pendiente, y la crisis lo hace aún más perentorio, el pensamiento de los maestros mostrando el origen y el curso del modo de producción predominante así como de ideas para poder entrar en una etapa de transición que lo supere.

Esto hace que no se conmemoren aquellos acontecimientos con el destaque que merecen y que la humanidad, superada esta crisis, seguramente va a reconocer.

La revolución rusa, como la Comuna de París, la revolución francesa, entre otras, hicieron un enorme aporte a la historia humana, pero su reconocimiento pleno vendrá cuando la humanidad supere la prueba actual en la que no compiten modelos de Estados como reivindican los stalinistas y neostalinistas, sino la necesidad de la muerte en paz de la predominancia del modo de producción capitalista, para iniciar una transición que permita a la humanidad hacerse dueña de su economía, manejar ella con los instrumentos de la democracia su aparato productivo en su beneficio.

Han transcurrido ya prácticamente 100 años, el capitalismo ha recorrido el camino de expansión en todo el planeta que Marx, Engels y Lenin previeron, las tareas de transición que de alguna manera marcó este proceso de revoluciones debe ser retomado, por un programa que es la continuidad de aquellos que abrieron una esperanza de progreso para el conjunto de la humanidad. En lo personal desde la modestia de nuestros conocimientos, y fieles a un estilo de militancia, tenemos propuestas para hacer que hoy tienen que ver primero con la paz y luego con el manejo social de dos herramientas fundamentales: la moneda y los impuestos. Podría decir: «dame un punto de apoyo y moveré el mundo».

Los problemas al ser abarcativos de todo el planeta, aparecen como más graves, la destrucción que puede originar el uso de armas nucleares puede ser terrible, pero aún así la forma que ha tomado la explotación capitalista origina tragedias como las que provoca el calentamiento global, o la tendencia de cada uno de arreglarse por su lado como parece ser el mensaje del referéndum catalán, negando lo que nos decía una bella canción española de que no hay salvación sino es con todos2.

Como comunistas, que hemos tratado de hacer nuestras las ideas de los maestros, estos 100 años de la revolución de octubre (de acuerdo al calendario ruso vigente en 1917), seguramente no tendrán el reconocimiento que de parte de la humanidad merecen, pero es nuestra tarea reivindicar ese pensamiento en la medida que incorporado al conocimiento humano no ha sido superado y por lo tanto sigue siendo una guía insustituible para dar la batalla por el triunfo de la construcción de la humanidad socialista.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 26 de setiembre de 2017.


Notas:

1«El papel del trabajo en la transformación…» de Federico Engels.

2La administración del sitio web del Centro de Estudios Joan Bardina se limita a reproducir y traducir este artículo, en función al derecho que tiene su autor a la libertad de expresión y a la necesidad de que este artículo desvele el debate sobre las ideas y propuestas que transmite, pero sin que por ello comparta el mismo juicio sobre su contenido.

[:ca]

Els 100 anys de la revolució russa.

(Abordant això gris, que sembla la teoria).

Lenin i Trotsky en un míting.Podríem asseverar que la història del capitalisme és també la història de les seves crisis, així com la història dels pobles és la història dels seus revolucions.

Així com el néixer, el créixer i el morir, no és només un atribut de nosaltres els éssers vius, sinó també de les maneres de producció que s’han anat succeint i solapant en el creixement de l’organització social.

Com la lluita de classes com a característica de les societats humanes, també dilatada en els temps, té aquesta mateixa dinàmica, amb la predominança successiva de diferents modes de producció, no tenint cap en particular passaport a l’eternitat, –com han pretès afirmar per al capitalisme alguns politòlegs o sociòlegs o economistes passats de moda– i les crisis cada cop més profundes i en el cas actual ja irreversible per a la permanència de l’actual predominança de la manera de producció.

De totes maneres el naixement de la lluita de classes, que un corrent de pensament adjudica a la condició humana, per a nosaltres és un fet no demostrat i que segurament quan la humanitat comenci a construir el socialisme hi haurà altres elements que li permetran aprofundir en aquest coneixement. Fins ara en les anàlisis que diferents corrents de pensament han realitzat, la més precisa que em segueix convencent, és la que Marx i Engels van realitzar en el seu moment, que el treball i la seva forma de incorporar-se a la societat mitjançant una manera de producció en concret determinen les formes socials en què la societat es realitza1, que juntament amb l’afirmació que cap mode de producció abandona la seva predominança sense esgotar totes les seves possibilitats, sembla que són conceptes no assimilats pels autoproclamats «marxistes» i que en les seves anàlisis es passen al voluntarisme que ignora les condicionants socials reals, amb afirmacions que neguen el marxisme com la que socialisme és propietat estatitzada.

La revolució russa precisament no va ser una expressió voluntarista del poble rus, va ser si la resposta a una terrible crisi social que es va accelerar i va desencadenar amb l’esclat de la primera guerra mundial. Per aquesta crisi la resposta més profunda en el desenvolupament d’un programa per poder superar-la va estar en mans d’un partit organitzat sota la conducció de Lenin, i que a més va saber conjuntar l’esforç d’alguns líders que ni tan sols havien integrat les seves files en els anys previs a la revolució; potser el cas més notori i paradigmàtic, per la seva participació formidable en el procés, va ser el de Lleó Trotsky, perquè a més des dels començaments del segle 20 mai va estar aliè al debat ideològic formidable i profund en el qual Lenin va conduir la formació del seu partit i va marcar la seva influència indiscutible en la societat russa i en l’esquerra universal d’aquests anys. Quina diferència amb la realitat actual, en què pràcticament el debat ideològic està paralitzat.

D’aquí sorgeix un judici de Lenin, que les nostres esquerres actuals han vingut desconeixent, –així els hi està anant–, que no hi ha acció revolucionària sense teoria revolucionària.

El Partit que va portar al triomf a la revolució russa tenia internalitzat el pensament de Marx i d’Engels, com a bagatge fonamental en la seva construcció ideològica, al qual Lenin en particular i sens dubte amb el major insistència va anar incorporant conceptes i desenvolupaments que avui són clarament els que necessitem utilitzar, així com elaborar en el mateix sentit, per superar aquesta etapa de la història. Llevat que algú pugui demostrar el contrari, i benvingut sigui al món de la ciència i de la comunicació que avui floreix de mil maneres, però limitada notòriament en el pla ideològic.

Lenin en 1916 (un any abans de la revolució) escriu «L’imperialisme etapa superior del capitalisme» en què ja assenyalava el passi del govern econòmic de la humanitat dels estats als conglomerats empresarials multinacionals, que és el que avui veiem clarament i que va ser allò que es va estimular amb el naixement del neoliberalisme a Mont Pellerin al finalitzar la segona guerra mundial.

Molt té a veure aquest text amb el que va ser després el desenvolupament de la NEP (Nova Economia Política), amb la qual Lenin s’armava la compressió ideològica del període que estaven travessant. Val la pena remetre a una enorme quantitat de textos sobre aquests temes, que van ser salvaguardats i van travessar indemnes, –gràcies als intel·lectuals russos–, el període del stalinisme.

No obstant això en determinat moment els corrents estatistes van ser en la burocràcia del nou Estat més potents que les idees de Lenin i aquestes van ser derrotades, per a la seva aplicació en concret. Lenin va ser derrotat el 1924, no el 1992 quan es va desintegrar la Unió Soviètica. Fins al mateix Nicolau Bukharin que va donar suport a la teoria del socialisme en un sol país, i al nostre criteri el veritable autor de «Qüestions del leninisme» que va signar Stalin, també va ser assassinat. Bukharin encara en l’error, les seves idees combatudes, van ser respectades per Lenin, així com les del comunisme de guerra en el seu moment impulsades per Trotski, que van merèixer de part de Lenin una prolix i minuciosa anàlisi per refutar; tots aquests escrits tenen avui un immens valor ideològic en la mesura que l’esquerra no ha superat la seva concepció estatista; formen part dels 55 volums en castellà de les obres completes.

El Partit de Lenin aplicava el centralisme democràtic en la seva organització administrativa, però no en el debat ideològic, les idees no tenien un ordre per ser debatudes, ni resolucions que cotillessin seu desenvolupament. Lenin no sotmetia ni se sotmetia a una forma de jerarquia administrativa en l’organització del debat ideològic. Era absurd esperar que una idea fos «autoritzada» per a ser difosa, era lliure, com mai ho havia estat en cap Partit de la història. La seva jerarquia s’esdevenia d’instàncies en les que l’elaboració de les mateixes estava a la massa, per això no tenien res a amagar si no és l’aspecte organitzatiu concret, que donava coherència a l’organització per actuar en el si de la societat, el que es tractava clarament en els Congressos, en els actius, en totes les accions que involucraven el fer dels revolucionaris. No actuava per disciplina, s’actuava per convicció ideològica.

Així com Crist, i el cristianisme en els seus orígens, derrotat va llegar a la humanitat conceptes que aquesta va incorporar; tot i les múltiples esglésies que avui es proclamen cristianes, és un formidable exemple, per analitzar com neixen idees contra l’explotació humana, són derrotades i alhora assimilades pel conjunt de la societat; no és l’únic exemple però si el que ens arriba amb més força pels orígens de la nostra cultura.

Avui està pendent, i la crisi ho fa encara més peremptori, el pensament dels mestres mostrant l’origen i el curs de la manera de producció predominant així com d’idees per poder entrar en una etapa de transició que el superi.

Això fa que no es commemorin aquells esdeveniments amb el recalcament que mereixen i que la humanitat, superada aquesta crisi, segurament anirà a reconèixer.

La revolució russa, com la Comuna de París, la revolució francesa, entre d’altres, van fer un enorme aportació a la història humana, però el seu reconeixement ple vindrà quan la humanitat superi la prova actual en què no competeixen models d’estats com reivindiquen els stalinistes i neostalinistes, sinó la necessitat de la mort en pau de la predominança de la manera de producció capitalista, per iniciar una transició que permeti a la humanitat fer-se propietària de la seva economia, utilitzar ella amb els instruments de la democràcia el seu aparell productiu en benefici seu.

Han transcorregut ja pràcticament 100 anys, el capitalisme ha recorregut el camí d’expansió arreu del planeta que Marx, Engels i Lenin van preveure, les tasques de transició que d’alguna manera va marcar aquest procés de revolucions ha de ser reprès, per un programa que és la continuïtat d’aquells que van obrir una esperança de progrés per al conjunt de la humanitat. En el personal des de la modèstia dels nostres coneixements, i fidels a un estil de militància, tenim propostes per fer que avui tenen a veure primer amb la pau i després amb el maneig social de dues eines fonamentals: la moneda i els impostos. Podria dir: «dóna’m un punt de recolzament i mouré el món».

Els problemes en ésser d’àmbit de tot el planeta, apareixen com a més greus, la destrucció que pot originar l’ús d’armes nuclears pot ser terrible, però tot i així la forma que ha pres l’explotació capitalista origina tragèdies com les que provoca l’escalfament global, o la tendència de cadascú d’arreglar pel seu costat com sembla ser el missatge del referèndum català, negant el que ens deia una bella cançó espanyola que no hi ha salvació sinó és amb tots2.

Com comunistes, que hem tractat de fer nostres les idees dels mestres, aquests 100 anys de la revolució d’octubre (d’acord al calendari rus vigent el 1917), segurament no tindran el reconeixement que de part de la humanitat mereixen, però és la nostra tasca reivindicar aquest pensament en la mesura que incorporat al coneixement humà no ha estat superat i per tant segueix sent una guia insubstituïble per donar la batalla pel triomf de la construcció de la humanitat socialista.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 26 de setembre del 2017.


Notes:

1«El paper del treball en la transformació…» de Frederic Engels.

2L’administració del lloc web del Centre d’Estudis Joan Bardina es limita a reproduir i a traduir aquest article, en funció al dret que té el seu autor a la llibertat d’expressió i a la necessitat que aquest article desvetlli el debat sobre les idees i propostes que transmet, però sense que per això comparteixi el mateix parer sobre el seu contingut.

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