[:es]El aporte patronal.[:]

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El aporte patronal.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

La senadora Verónica Alonso destapó la olla: «Debemos analizar la posibilidad de que la edad jubilatoria vaya a 65 años, el déficit de la seguridad social es a la larga insostenible». Puede no ser textual, si el concepto.

A partir de allí hemos escuchado y leído de todo. Ramón Ruiz delegado de los trabajadores en el Directorio del Banco de Previsión Social, remarcó la necesidad de analizar todas las variables y no alguna por separado, de todos modos puso énfasis en lo que llamó una incorrección, lo que fue una medida propuesta en su momento por el Ministro Astori, llevando los aportes patronales del 15% al 7,5% del salario. Recordemos que la justificación a esta medida como lo de no acentuar los impuestos sobre el capital tienen explicación en el objetivo de facilitar una política de inversiones que cree puestos de trabajo.

En el mismo sentido que Ruiz la Central Sindical el PIT-CNT, volvió a remarcar la necesidad de más aportes patronales, tanto en el tema previsional como directamente a Rentas Generales para el Presupuesto General de la nación.

Es cierto que la Central Sindical ha estado omisa en su capacidad de analizar el sistema impositivo que rige en el país, y cuando lo han hecho, sus observaciones parecen hechas más que para integrar un programa a justificar su estado crítico sin ir al fondo del asunto.

Es una verdad de Perogrullo pero conviene repetirla porque muchas veces parece como que se ignorara: todo aumento en el costo de la cadena productiva se carga al producto, a la mercancía, e inmediatamente el capitalista mide las consecuencias de ella en la rentabilidad, y cuando ella cae llega para él el momento de cambiar el rumbo. No precisa que recuerde aquí cada una de las veces que eso ha sucedido o está sucediendo. Es además una regla sin la cual el capitalismo no podría funcionar.

Entonces ¿qué piensan políticamente quienes tienen responsabilidades de dirección sindical en estas circunstancias? Se insiste o se cambia el rumbo. Algunas veces incluso hemos oído que se debe hacer cargo el Estado de lo que no funcione por estas circunstancias y de lo nuevo, para generar puestos de trabajo o conservar los existentes.

Esto en el mundo ya no tiene teoría que lo avale; el último «teórico» fue Stalin y poco o nada pudo aportar, a no ser el haber dejado una profunda confusión en la izquierda y una injustificada resistencia a volver a los textos de los maestros, y en nuestro Uruguay a las enseñanzas de José Batlle y Ordoñez. Cada uno en su momento apoyados en el rol del Estado, con funciones coyunturales de empresario, pero advirtiendo de la necesidad de defenderse del estatismo y de la función coyuntural de su rol empresarial.

La seguridad social, la previsión social luego, nacieron como el resultado de duras luchas sociales en que la explotación capitalista se hacía sentir. Aún en estas etapas de pleno desarrollo capitalista, era tal la competencia y la avidez por la plusvalía y su reinversión que la atmosfera de confrontación llegó a preocupar a quienes tenían la responsabilidad de la conducción de los Estados aún en su función de comando gerencial del capitalismo. La revolución no se iba a hacer esperar, y para prevenirla el sacar de la rueda de la acumulación capitalista el monto necesario para construir un almohadón frente a los problemas sociales, pareció –no sin resistencias– saludable a todos.

Tal vez es en ese clima donde mejor se pueda entender lo que pensaba Marx sobre la dictadura de la burguesía y la dictadura del proletariado.

El aporte patronal nunca fue una iniciativa personal del capitalista, sino una necesidad de su propio desarrollo impuesta por el propio curso de los acontecimientos. El burgués no renuncia a ser capitalista, hace el cálculo político, renuncia conscientemente a la velocidad en que concentra sus recursos para la competencia.

El problema es que hoy el marco de las inversiones y su rentabilidad no es un país, es el mundo. Las reglas entonces son claras y las consecuencias también. Los sistemas nacionales de seguridad social están condenados en el tiempo a ser deficitarios e insostenibles, dentro de la forma actual en que su proceso de capitalización se desenvuelve.

Alonso destapó la olla, e hizo una propuesta absolutamente insuficiente frente a tamaña problemática.

Restablecer el funcionamiento capitalista clásico, es como pretender a mis casi 80 años, volver a ser joven. Se trata entonces de entender que los aportes patronales clásicos ya no van a volver y de lo que tenemos que hablar es de cómo encarar una problemática cada vez más acuciante desde el punto de vista social y humano.

Queda claro –al menos para mí– que hay que eliminar los impuestos al consumo, a los salarios y a las pensiones e ir al impuesto sobre la circulación del dinero. Que lo recaudado atienda directamente con una administración social –en lo posible no estatal– las necesidades de la salud, de la enseñanza, y del trabajo. Trabajo este que debería ser obligatorio para todos, así como obligatoria la preparación para el mismo. Tamaña tarea necesita de un encare ecuménico y los Estados pueden aportar en la medida que sus propias estructuras no se conviertan en una traba.

¿Estamos soñando? No, estamos dando ideas frente a una realidad dramática que va llevando al mundo a un estado de crisis insostenible, donde la muerte en paz de la predominancia del modo de producción capitalista necesita que se pare la guerra y empiece a primar la paz.

Es esta nueva realidad que debemos construir que el mundo podrá hacer realidad obras de bien común que hoy al capitalismo como sistema predominante ya no le son rentables y la humanidad necesita para seguir su avance. No estamos hablando del fin del capitalismo, estamos hablando del fin de su predominancia, como ha ocurrido con los modos de producción anteriores, salvo que este llegó hasta los confines mismos del planeta y lo que viene parte ya de ese nivel.

Mujica insinuó este camino en la ONU en setiembre del 2013, y después se quedó. Nunca llegué a entender el porqué, incluso en bromas algunos amigos me dijeron que su discurso era de mi autoría lo cual implicaba un gran desconocimientos de los importantes alcances intelectuales de quién fue Presidente de la República, y de exagerar los míos, si bien –es cierto– nos debe todavía reflexiones sobre su vida de militancia tupamara y no lo digo por mí que poco importaría sino por las futuras generaciones que necesitan de todos los elementos para abrirse camino, y la verdad es una herramienta insustituible.

¿Podremos abrir el debate? Nosotros estamos dispuestos, pero con eso no alcanza. Es necesario que se comprenda su necesidad, y ganemos voluntades para hacerlo, ¿habrá un debate político más importante? Ahora sólo se está hablando de cargos y de listas, y de vez en cuando surgen campanazos como éstos de la seguridad social, que nos advierten que hay algo más de lo que ocuparse y preocuparse.

Jorge Aniceto Molinari.
Paysandú. Jueves, 23 de agosto de 2018.

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[:es]Respuesta.[:]

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Respuesta.

Esta es la respuesta crítica de un compañero a mi última columna en Uypress.

Primero su respuesta y luego el juicio que me merece.

No quiero ser excesivamente crítico, pero creo que –pese a tu notoria capacidad e inteligencia– te seguís pegando a los esquemas sociopoliticos ortodoxos. Das por sentado que los análisis «científicos» de la ortodoxia son eso, científicos. En el mejor de los casos, son parcialmente análisis puntuales y parciales que no abarcan ni explican los fenómenos complejos, sólo justifican un método determinado. Por ejemplo, Lenin y sus teorías que generalizan sobre su propia acción, nada dice sobre el golpe bolchevique hábil y oportuno en su momento, que le dejó en el poder, pero no pudo con los cambios sociales que él mismo propiciaba y ni siquiera con su propia sucesión (preso de su lugarteniente Stalin y de alguna manera víctima del terrorismo de estado que El mismo definió para la derecha… ¿porqué? ¡porque no hay terrorismo proletario y no proletario! ¡¡Hay terrorismo de estado!! Demostración: lo qué pasa con su gente con Trotsky, con todos los opositores masacrados por un estado burocrático policial y militarista que se disfraza de internacionalismo y es imperialismo (Estonia, Letonia, Lituania, Hungría, Yugoeslavia, ¡¡¡¡Los tanques en Praga, los asesinatos de la gente de Solidaridad en Polonia!!!! Etc.) ¡¡¡¡Ahora, hace poco, Chechenia suma y sigue!!!!! ¡¡Esto es holpismo imperial, no revolución!! Ese es el espejismo y para mí no debemos «venderlo» porque somos cómplices. Abrazo.

Mi respuesta:

Vayamos por partes, como dicen que decía Jack el Destripador.

Es muy bueno, y lo valoro que respondas con un juicio crítico a la nota de Uypress, ayuda a pensar.

Segundo, seguramente la voy a utilizar (tu respuesta) para desarrollar puntos que en la nota pueden haber quedado insuficientemente desarrollados.

En la nota he sido muy cuidadoso del lenguaje y tu objeciones de alguna manera si la lees atentamente están respondidas, incluso agregué un texto de Marx que ayuda en ese sentido.

La ciencia es una construcción humana, y no se construye de una vez y para siempre. Los textos de los maestros son eso, aportes en ese sentido, jamás Lenin hubiera establecido que estaba diciendo una verdad revelada.

«Lenin y sus teorías que generalizan sobre su propia acción, nada dice sobre el golpe bolchevique hábil y oportuno en su momento, que le dejó en el poder…».

Esta afirmación es atroz, y uno de los que te la responde es José Batlle y Ordoñez, en su famoso editorial a la muerte de Lenin.

Lo que tu desarrollas es la idea difundida desde las versiones oficiales y que nada tienen que ver con los hechos. La revolución era la única respuesta posible para reorganizar la sociedad en medio de la tragedia de la guerra y eso lo pudo hacer el partido bolchevique bajo la conducción de Lenin.

Ahora lo que las versiones oficiales no admiten es que Lenin y su partido fueron derrotados en 1924, y que los que usurparon su hazaña se vistieron con sus ropajes, producto de que al reponerse el capitalismo de su gran crisis, estableció un modus vivendi con un capitalismo de estado, al que le hizo la guerra dentro de sus propias reglas, y tratando de deformar los aportes de Marx, Engels, y Lenin.

Todo lo que tu dices de los sucedido posteriormente ya pertenece a las luchas de los pueblos ante las crisis inexorables del sistema que como nosotros, nace, se desarrolla y muere.

Tu apreciación despectiva de que los maestros no tenían en cuenta el conjunto de los fenómenos que hacen al quehacer social, no es correcta y creo que es producto de un insuficiente estudio. Es más, el valor de sus estudios proviene precisamente de asumir el valor conjunto y complejo de los problemas.

Un abrazo.

Jorge Aniceto Molinari.
Viernes, 17 de Agosto de 2018.

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[:es]170 años.[:]

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170 años.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Los humanos, nacemos, nos desarrollamos, morimos, así de simple, pero lo que es ya más difícil entender es que esto mismo sucede con los modos de producción, aún cuando la dinámica de su proceso sea diferente.

Los modos de producción no se reproducen, se retroalimentan y preparan las condiciones para la predominancia del nuevo, aún cuando muchas de las formas anteriores perduran antes de desaparecer y se solapan en el tiempo.

Esto deberíamos debatirlo para desarrollar nuestro conocimiento, ahora no siempre es así.

No está además en nosotros el menor atisbo de pensar que deberíamos impedir o cuestionar pensamientos que puedan contradecir esto que estamos afirmando. Por el contrario sería muy ilustrativo que desarrollaran sus ideas.

Para este debate además nuestras herramientas son el materialismo, dialéctico e histórico. Sabemos además que hay quienes tienen sus argumentos para cuestionar estas herramientas, o lo que desde nuestro punto de vista es más grave los que dicen utilizarlas y las utilizan mal o parcialmente, para justificar razonamientos idealistas, que toman muy parcialmente estas herramientas; en este grupo reconocemos a muchos de los que se auto clasifican como marxistas y/o como marxistas leninistas. Tal vez lo que más identifica a este tipo de posiciones es la afirmación de que socialismo es propiedad estatizada, que ha predominado por mucho tiempo y hoy está en retirada aún cuando el duelo por la crisis de este tipo de razonamientos no está procesado.

Junto con esta constatación hay otra que también nos preocupa: el pensamiento de que todo se resuelve en competencia. La propia dialéctica es explicada por la competencia y no por la necesidad de la síntesis. Es cierto desde que nacemos se nos educa en competir, la sociedad misma es el resultado de la competencia entre distintas opciones: hay triunfadores y derrotados. El capitalismo, se afirma, como modo de producción para ser superado necesita ser derrotado; se nos explica que para eso son las revoluciones y que cuando una revolución es derrotada es porque el capitalismo ha logrado superar el desafío.

Nosotros nos negamos a razonar de esa forma.

En 1848, Marx y Engels, escriben el Manifiesto Comunista y en él surge claramente un programa para toda una etapa reivindicativa de la clase obrera en la historia de la humanidad.

De 1848 a 2018, 170 años.

En abril de 1917 en Rusia la caída del zarismo, era solo un eslabón, las nuevas autoridades no conseguían ni parar la guerra y sus masacres, y tal vez lo más importante, no podían reorganizar el aparato productivo, Lenin aborda esa realidad proponiendo un programa de aplicación inmediata: hacer la paz, entregar las tierras, nacionalizar la banca y el comercio exterior. Ese programa las masas lo llevan al poder y realizan durante 7 años una obra inmensa, que don José Batlle y Ordoñez en el Uruguay, no dudó en resaltar.

Las luchas obreras, las luchas sociales, producto de gigantescos esfuerzos sociales organizativos, y no exenta del sufrimiento de tremendos crímenes, como los que dieron origen a fechas como el 1° de mayo y el 8 de marzo, dieron contradictoriamente, para quienes no han asumido un estudio más riguroso de la realidad, una base mayor al propio desarrollo del capitalismo, como hoy ocurre por ejemplo con China. Por aquello de que ningún modo de producción abandona su predominancia sin agotar sus posibilidades.

El capitalismo además como modo de producción nació con la vocación de extenderse hasta los límites mismos del planeta y dar denominadores comunes en un mar rico de nacionalidades y culturas diferentes, que han adornado y enriquecido el convivir humano, cuando eso se ve desde el punto de vista positivo, que particularmente caracterizó a la etapa de auge del modo de producción en su predominio. Ahora cuando la predominancia del modo de producción capitalista comienza a agotar sus posibilidades (agostamiento de la tasa general de ganancias), la crisis con sus constantes desequilibrios comienza a ser irreversible para la continuidad de esa predominancia, cada uno de esos componentes de nacionalidades y culturas pasan ser circunstancialmente críticos.

Los sueños a partir de las luchas sociales dieron nacimientos a corrientes idealistas, comúnmente llamadas utópicas, donde su principal características es desprenderse de la realidad e imaginar un sistema sobre la base de un ser humano muy cercano a la perfección.

A esto respondió en particular Federico Engels con un texto «del socialismo utópico al socialismo científico», que trata de bajar a tierra este tipo de elucubraciones.

Sin embargo la vida y el desarrollo capitalista presentó un nuevo desafío, la burocracia estatal, la vieja y la nueva creada por la propia revolución rusa sobre la derrota de las ideas y del Partido de Lenin pero vistiéndose de sus propias pieles, y no renegando de mucho de lo conquistado, hicieron que el mundo llamara modelo «comunista» al engendro stalinista. Los ideólogos del capitalismo encantados con el giro de los acontecimientos tenían para mostrar al mundo que ese era el modelo comunista mientras los revolucionarios del 17 eran asesinados por el aparato del nuevo Estado.

¿Entonces? ¿Si no se trata de crear un modelo competitivo con un ser humano perfeccionado, de que se trata? Porque a lo que estamos acostumbrados o nos han acostumbrado, es a pensar en crear un modelo competitivo que barra con el capitalismo, es más se nos dice que en esto consiste la revolución y el ser revolucionario y que lo que no esté en esa línea es reformista.

Pero además confundiendo lo que en 1917, era la diferencia entre los que apoyaban desde la «izquierda» los créditos de guerra, y los que dirigían su accionar político a lograr la paz.

Hemos afirmado que lo que insinuó Mujica en la ONU (setiembre del 2013, se puede acceder a través de Internet) era la visión comunista necesaria de este tiempo. Mujica no volvió sobre esa intervención y sus propios seguidores están programáticamente en otra, allá ellos y sus cálculos políticos.

¿Por qué, de nuestra afirmación? Porque el capitalismo está llegando en su predominancia a los límites posibles, y necesita que la transición se haga imponiendo la paz, deteniendo a los que llevados por la desesperación de la crisis de un sistema que creían eterno, se inclinan por el suicidio, por la barbarie.

¿De qué se trata entonces la transición, o el inicio de la transición?: de manejar dos herramientas fundamentales en el funcionamiento de la economía: la moneda y los impuestos. Para las dos herramientas construir la voluntad política que las concrete necesita la conjunción de fuerzas, políticas, sindicales y sociales de todo el planeta.

Hacia China gobernada por el Partido Comunista se encamina el centro del capitalismo mundial, Cuba suprime de su constitución la definición de sociedad «comunista», Venezuela, Nicaragua, y por lo general los gobiernos y Estados que han pretendido una política diferente a la neoliberal, son el símbolo de lo que en la «izquierda» predominante califica, es una ofensiva de la derecha y de alguna manera un retroceso de la «izquierda», que es en definitiva su negativa a calificar la crisis y darse el programa que esta necesita para iniciar la transición entre la predominancia de un modo de producción a otro.

Es la distancia entre el programa de estatizaciones del stalinismo al programa de moneda única universal y de imponer un sistema impositivo basado en la circulación del dinero que de muerte a los paraísos fiscales y derogue las imposiciones al consumo, los salarios y las pensiones. Que admita que los fondos de ellos provenientes, aborden en forma universal los problemas de la salud, la educación y el trabajo, eje de una matriz económica que la humanidad está en mejores condiciones que nunca de construir, muy por encima de cualquier matriz económica nacional.

Recordemos lo que escribía Carlos Marx en su crítica a la economía política:

«En la producción social de su vida, los hombres entran en determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción, que corresponden a un determinado grado de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. Estas relaciones de producción en su conjunto constituyen la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la cual se erige la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de vida social, político y espiritual en general. No es la conciencia de los hombres la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. En cierta fase de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o bien, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad en el seno de las cuales se han desenvuelto hasta entonces. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica, se transforma más o menos rápidamente toda la superestructura inmensa. Cuando se examinan tales transformaciones, es preciso siempre distinguir entre la transformación material -que se puede hacer constar con la exactitud propia de las ciencias naturales- de las condiciones de producción económicas y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en breve, las formas ideológicas bajo las cuales los hombres toman conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Del mismo modo que no se puede juzgar a un individuo por lo que piensa de sí mismo, tampoco se puede juzgar a semejante época de transformación por su conciencia; es preciso, al contrario, explicar esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción. Una formación social no desaparece nunca antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen relaciones de producción nuevas y superiores antes de que hayan madurado, en el seno de la propia sociedad antigua, las condiciones materiales para su existencia. Por eso la humanidad se plantea siempre únicamente los problemas que puede resolver, pues un examen más detenido muestra siempre que el propio problema no surge sino cuando las condiciones materiales para resolverlo ya existen o, por lo menos, están en vías de formación. A grandes rasgos, el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el burgués moderno pueden designarse como épocas de progreso en la formación social económica. Las relaciones de producción burguesas son la última forma antagónica del proceso social de producción, antagónica, no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que emana de las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para resolver dicho antagonismo. Con esta formación social se cierra, pues, la prehistoria de la sociedad humana».

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 13 de agosto de 2018.

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[:es]Una pausa para reflexionar.[:]

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Una pausa para reflexionar.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

He estado leyendo el libro de Leonardo Clausen y Cristina Mega, donde relatan cómo se realizó la experiencia en la colonia Martirené para la recuperación de menores infractores y abandonados en el Uruguay.

No puedo entender como en este país, que hoy vive la realidad universal de la crisis del capitalismo con el aumento, entre otras de gran preocupación, de la delincuencia juvenil, no haya recurrido a retomar esa experiencia formidable para dar al menos una respuesta consciente y organizada al problema. Hace pocos días desde Barcelona (España), el Centro de Estudios Bardina, solicitaba autorización para hacer llegar a sus estudiosos una copia digital de este texto. La edición impresa es del 2016, coordinada por Paola Pastore y Diego Silva Balerio, el impresor Carlos Álvarez. Las experiencias son analizadas en el texto «Trazos y legados de una experiencia pedagógica (1969‑1976)».

Todavía es tiempo, aunque como para mí, como para Leonardo y Cristina si bien los años no han pasado en vano, lo cierto es que han pasado, (ellos son ya bisabuelos). Ahora allí está la obra reflejada en un texto y en la vida del Uruguay y de los que vivieron y llevaron a cabo la experiencia.

Días pasado en Facebook, alguien me decía: el ser humano es egoísta por naturaleza, a lo que respondí al interlocutor que lo felicitaba pues tenía algo resuelto que en muchas disciplinas de la ciencia hoy sigue siendo motivo de debate y para mí una incógnita a resolver.

En lo personal –salvo que se me demuestre lo contrario– el desarrollo material completo del modo de producción es lo que determina las características «culturales» del desarrollo humano, incluido el egoísmo (este puede ser precisamente el punto en debate).

En la colonia Martirené, Leonardo y Cristina, –también sus pequeños hijos– empiezan en un trabajo arduo por restablecer el principio de autoridad, para dar base después sobre ese principio a organizar el trabajo y la autogestión, en el libro está explicado maravillosamente. Cada uno de estos pasos son realizados a plena consciencia seguros de una respuesta positiva en la inmensa mayoría de aquellos seres humanos que la sociedad había dejado de lado. Son meticulosos en describir cada una de aquellas ceremonias y protocolos, que luego se traducirán en la eficiencia del trabajo.

Ahora así como un joven en las coordenadas de la vida, necesita determinados principios de autoridad y que cuando no los tiene corre el riesgo de ingresar en zonas propensas al delito, lo mismo sucede con el desarrollo organizado de las sociedades. En Martirené los jóvenes se adhirieron no sin trabajo previo en ese sentido, pero se adhirieron firmemente a un principio de autoridad y disciplina que un vez hecho suyo dio paso naturalmente a la auto gestión, a la cooperación, a la construcción multifacética con beneficio colectivo.

En síntesis una deuda pendiente en la sociedad, con los jóvenes que hoy siguen sin encontrar su destino en la vida de todos los días.

Esta reflexión me trajo a otra:

Para hablar de la proyección del centro actual del capitalismo en el mundo: China y la sucesión de autoridades, en la historia al comando de la economía.

¿Qué exige el modo de producción capitalista desde el momento en que nace y comienza su desarrollo? Exige un mando, una autoridad, un patrón, que le dé forma y comando a la acción de producir, que a su vez participa en la competencia elemento central de su propia condición inicial.

El burgués se inicia desde su taller construyendo su empresa en competencia con sus iguales y con los no tan iguales. La revolución burguesa, que es la acumulación de estas experiencias llega hasta desbordar al modo de producción que lo antecede y para triunfar en su imponente crecimiento necesitó de la mayor realización de libertades que hubo conocido el ser humano hasta ese momento como sin duda lo fue la revolución francesa, uno de sus ejemplos mayores.

El desarrollo moderno de los Estados pareció ser la estación final de ese desarrollo; Inglaterra –no el único– fue su principal centro, desde el cual comenzaba a caminarse el mundo con los signos del capitalismo. Sin embargo el imperio no pudo impedir que desde su interior se diera impulso a un nuevo centro, más libre, más dinámico, ese nuevo centro fue EE.UU., la autoridad central británica del capitalismo era desafiada con éxito por el desarrollo impetuoso de este nuevo Estado. ¿Cómo se construyó, como ha sido la historia de su autoridad interna y luego externa? Valdría dedicarle tiempo y estudio a acontecimientos como por ejemplo el rol de ferrocarril en la unidad productiva de todos los puntos del país. Fue la construcción de una nueva autoridad para el capitalismo en el mundo, con la cual se afrontaron nada menos que dos guerras mundiales y una crisis como la de 1929. También en el abuso de esa autoridad el uso criminal de armas nucleares contra poblaciones civiles.

Con EE.UU. cuando su surgimiento, se produce en los hechos la debacle de la teoría del super imperialismo, pero a partir de la segunda guerra mundial estas teorías vuelven a la carga con el rol del propio EE.UU.

En la actualidad cuando este centro del capitalismo se satura, y la competencia universal lo hace entrar en crisis, sus burgueses más relevantes, muchas veces asociados con los de otros países, comienzan a ubicarse en otras zonas del mundo favorables a lo que les exige la competencia –y esto ni la política nacionalista de Trump, lo para, son las leyes del capitalismo– la búsqueda se orienta hacia ubicaciones en el planeta donde rige una autoridad aunque ella sea una paradoja pues es proporcionada por un Partido Comunista, y porque además estos han entendido –no sin lucha ideológica– como lo defendió Lenin toda su vida, que dependen del desarrollo productivo del mundo y no del aislarse de él. Entonces hacen de su vinculación a lo más avanzado en cada unas de las ramas de la actividad productiva un objetivo de sus mejores cuadros empresariales y también políticos.

El formidable desarrollo chino actual, tampoco es una estación de llegada del modo de producción capitalista, es si la utilización disciplinada ahí de los condiciones que se vienen dando en todo el mundo, que requieren un centro de esta naturaleza, pero a la vez acentuando las condiciones ecuménicas de fractura social, para la cual ya no hay en el planeta nuevos lugares de desarrollo, por el que el capitalismo pueda incursionar con sus objetivos de rentabilidad, los limites están.

China garantiza aún por un plazo histórico que las inversiones capitalistas si se hagan con rentabilidad, la seriedad de su modelo, que también sean eficientes sin cuestionar en ese marco la predominancia del modo de producción que en otras zonas del planeta está recargado de capitales improductivos sin posibilidad de inversión en un desarrollo económico eficiente.

Tal vez lo que el Partido Comunista no prevé es que en un plazo relativamente corto, tendrá que analizar con lo mejor de la cultura, de la intelectualidad mundial, en cómo ayudar a que el modo de producción que predomina en la propia China tenga que permitir la muerte en paz de esa predominancia, para pasar a construir la autoridad que emane de las instituciones de la sociedad en su conjunto. La contribución, por su experiencia social, de los comunistas chinos puede llegar a ser decisiva.

La historia china, tiene en sus antecedentes, –siempre hay que contar con ellos– acontecimientos que hay que tener en cuenta; el Profesor Julio Louis viene realizando en el semanario «Voces», una serie de notas muy ilustrativas particularmente en lo que tiene ver con el análisis que en su momento realizara Marx sobre el modo de producción asiático, y que se conocieran no hace mucho tiempo cuando se publicaran sus escritos conocidos con el nombre de «Grundrisses».

El capitalismo a diferencia de espacio de los modos de producción anteriores, edifica su autoridad para realizar su producción, desde el humilde taller artesanal a todo el planeta aumentando entonces los alcances de su pugna competitiva.

Es razonable entonces que la crisis en su autoridad se exprese en aquellos lugares que no son centrales en el desarrollo que se hace con mayor intensidad, construir una nueva autoridad que comprenda a todos los seres humanos requiere de una transición que hoy apenas se insinúa pero que comienza a ser decisiva para nuestro futuro, con la condición cada vez más excluyente de que debe abarcar todo.

Y construir una nueva autoridad que beneficie a los seres humanos siempre es posible, tal vez la más noble de las tareas del hacer político, como lo entendemos desde nuestro punto de vista en estas reflexiones.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 4 de agosto de 2018.

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[:es]Venezuela. La Constituyente aprueba la derogación de ilícitos cambiarios. 2 de agosto 2018.[:]

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Venezuela. La Constituyente aprueba la derogación de ilícitos cambiarios. 2 de agosto 2018.

Venezuela. La Constituyente aprueba la derogación de ilícitos cambiarios. 2 de agosto 2018. 400x258px.

Resumen Latinoamericano / 2 de agosto de 2018 / RT.

La medida permitirá a las autoridades venezolanas autorizar operaciones de cambios de divisas a través de las casas de cambio.

La Asamblea Nacional Constituyente (ANC) de Venezuela aprobó este jueves la derogación de la Ley de Ilícitos Cambiarios.

La medida permitirá a las autoridades venezolanas autorizar operaciones de cambios de divisas a través de las casas de cambio, para frenar la actividad de las mafias que señalan un valor irreal y desmedido de las divisas.

El vicepresidente para el Área Económica, Tareck El Aissami, quien fue el encargado de presentar el decreto del Ejecutivo ante la ANC para su aprobación, dijo que el propósito de la derogación de la ley es «otorgar a los particulares, personas naturales y jurídicas, las más amplias garantías para el desempeño de su participación en el modelo» económico, reseñó AVN.

Además, explicó que el decreto «responde a una realidad concreta que busca respaldar todo el funcionamiento de los mecanismos cambiarios nacionales», con el fin de «derrotar los marcadores criminales de la guerra económica que tanto daño han causado a nuestra economía».


El constituyente Orlando Camacho dijo que la propuesta «permitirá que cualquier venezolano y venezolana pueda comprar divisas», una acción que combatirá la especulación.

La derogatoria de la ley entrará en vigencia el próximo 20 de agosto, el mismo día que el país suramericano pondrá en marcha una reconversión monetaria.


Camaradas, la crisis del capitalismo en el mundo es cada vez más grave y necesita salidas de transición.

China dirigida por su Partido Comunista se ha convertido hoy en el centro del capitalismo mundial, y está bien, el capitalismo necesita agotar todas sus posibilidades, como magistralmente lo analizara Marx.

El problema está planteado en comprender en que etapa estamos y cuales son las medidas de transición necesarias para toda la humanidad.

El paso cambiario dado por la Constituyente es de gigantes, pero a la vez necesita ser organizado políticamente porque en la práctica empodera al pueblo en la posibilidad de manejar la moneda por encima de los especuladores, a su vez despierta interrogantes particularmente sobre el dólar. En esto hay que tenerlo claro, hoy las mayores reservas de dólares las tiene China, y si bien su emisión depende de la Reserva Federal de EE.UU. esta a su vez recibe la presión del mercado mundial y su crisis.

El que las organizaciones populares dispongan de los mismos instrumentos monetarios que su gobierno, es en la práctica una revolución dentro de la revolución y un paso en la dirección correcta.

Saludos.

Jorge Aniceto Molinari.
3 de Agosto de 2018.

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