Charlando con Molinari de cincuentenarios, China y otros fenómenos no previstos en el VAR.
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CHARLANDO CON MOLINARI DE CINCUENTENARIOS, CHINA Y OTROS FENÓMENOS NO PREVISTOS EN EL VAR
Juan Pedro Ciganda
12.02.2021
Alguna mente luminosa apuntaba que los que tienen certezas muy firmes, absolutas acaso, caminan cómodos.
I
Alguna mente luminosa y acaso un tanto petulante – la de Bernard Shaw – apuntaba que los que tienen certezas muy firmes, absolutas acaso, caminan cómodos y los que dudan recorren caminos empedrados y llenos de incertidumbres. Según Shaw, Los primeros están más cerca de la estupidez y los segundos tienen alguna posibilidad de aportar a la sabiduría.
Se podría ilustrar la aseveración contemplando los tortuosos caminos de ensayo y error transitados por los hombres de ciencia en derredor a las vacunas que intentarán sacar, aun parcialmente, a la humanidad de esta situación de angustia y muerte en la que está sumida.
Ardua tarea – la de los científicos – en la que la afirmación medianamente firme de ayer puede desmoronarse ante el dato nuevo. Porque eso es la ciencia. Plantear hipótesis y luego ponerlas a prueba, ratificando lo que se imaginaba acertado o refutando la supuesta “verdad”.
Dejo por fuera de la reflexión lo atinente a circos mediáticos, chicanas, competencia de laboratorios y toda la suerte de mezquindades y pantanos imaginables, verificados en el último año.
Esta breve introducción sobre dudas y certezas es el pie para hablar de un amigo.
II
A don Jorge Molinari lo aprecio de verdad.
Hemos compartido muchas horas – a través de pasadas décadas de común acción política y sindical. Lo caracteriza su fervor en la defensa de ideas, que nunca empaña con el ataque personal.
Lo saludo con afecto y especial énfasis por ser uno de los únicos nueve firmantes – que siguen con nosotros – de la declaración constitutiva del Frente Amplio, en febrero de 1971.
Y está en “la foto” (que ha circulado estos días), junto a sus compañeros Zulma Nogara y Luis Naguil, miembros de la delegación del P.O.R. en dicho histórico evento.
A fines de los noventa, en medio de un auge de los movimientos sociales que se cruzaban en el Foro de San Pablo- de “Otro mundo es posible”-, Jorge fue uno de los fundadores en Uruguay de ATTAC corriente internacional que apuntaba a la creación de un impuesto mundial a las transacciones financieras, como uno de los instrumentos claves para que ese otro cosmos…fuera posible.
Al menos en las últimas dos décadas Molinari ha poblado todo ámbito de participación con una obsesiva difusión de su convicción que la moneda universal única y los impuestos que gravan al movimiento de dinero son la clave para una plataforma mundial de quienes desean cambiar al mundo y ayudar a que el capitalismo sea sepultado en paz. Capitalismo que, por demás, está en medio de su crisis final, según Molinari.
Creo no deformar el sentido ni el uso de algunas de las palabras con las que su pensamiento se manifiesta con increíble regularidad.
Dado que, al igual que en un sinnúmero de oportunidades, con acontecimientos o temas diversos, Jorge ha escrito sobre el 50 aniversario del F. A. y aplica al mismo, la necesidad de, para encarar sus debilidades e insuficiencias, esa fuerza política deberá atender a respuestas programáticas como las que él defiende, me permito – por primera vez – hacer algún apunte.
Ni por asomo me interesa ensayar diagnóstico sobre el F.A. En todo caso, me gustaría más hacer algunas reflexiones sobre el país. Habrá oportunidad. No hoy.
III
Molinari maneja siempre afirmaciones categóricas, a saber:
a) Estamos en la crisis final del capitalismo
b) Estados nacionales e imperialismo tradicional son algo de ayer. Las multinacionales no tienen fronteras y de ellas es el poder.
c) El mundo requiere para su avance una plataforma universal y la moneda y los impuestos están en el top ten de la misma.
d) Usualmente se hacen afirmaciones que ponen las ideas por encima de la economía, negando el rol de la estructura como determinante de aquellas.
e) Los chinos y las novedades.
IV
Hago algún apunte rápido sobre las aseveraciones centrales del amigo.
a.1)
La hipótesis sobre la “crisis final” no es refutable. Es un acto de fe. Reconozco que el Ing. Juan Grompone, a través de ecuaciones que jamás pude entender, ubicaba el final del sistema en los primeros años de la segunda parte de este siglo. No lo entendí y, algo peor, no me queda claro qué viene después.
Por otro lado, alguna vez capté – no es verdad absoluta, no le rezo todas las mañanas, pero me pareció atendible – que ningún modo de producción desaparece hasta que las fuerzas productivas encuentran un freno para seguirse desarrollando. Mientras haya humanos que sean compradores de alimentos, medicinas, armas, películas, libros, cosméticos, vacunas… y cuya transacción tenga tasa de rentabilidad… el capitalismo no desaparecerá.
b.1)
Hardt y Negri describen en su “Imperio” ese mundo al que apuntan muchos teóricos. Exagerando el punto, el imperialismo se terminó y los estados nacionales dejarán de ser. Más que una afirmación con vocación rigurosa, parece un pedido a los Reyes Magos. Y una noble forma de liberar responsabilidades.
En cuanto a la vigencia de los estados nacionales, con datos y buen criterio se sostiene que son imprescindibles para el funcionamiento del sistema hegemónico. Ciertamente se aclara (Osorio, por ejemplo) que los estados más débiles siguen siéndolo y los más fuertes… también. Para ser más precisos aún, las multinacionales tienen como socios eficientes… a los estados.
c.1)
Es compartible que buena cosa sería que todo movimiento progresivo sepa mirar al mundo y no solamente la aldea.
La moneda, el medio ambiente, el hambre, los derechos humanos, las migraciones, el narcotráfico, las economías en negro (algo así como el 40% de toda la del mundo), son problemas que pueden y deben convocar la atención y la preocupación en la mirada de las sociedades más allá de fronteras. Para impulsar proyectos globales hay que gestar corrientes mundiales formadas por gente concreta, hombres, mujeres, mentes, sensibilidades – que estén unidas por alguna “inmediatez”. El derecho a la vida, por ejemplo.
Que un tema – la moneda y la circulación del dinero – se identifique con soluciones a cada uno de los problemas de la humanidad parece, al menos, un poco ambicioso. Una apuesta a la magia, no a la política, ni a la economía, ni a la ciencia, sino a la varita.
d.1)
Que la economía determine la cabeza de la gente, la cultura, el arte, las formas políticas, los derechos, la convivencia, es un simple determinismo económico. Mecánico.
Y no es buena cosa, a veces se hace, deformar tanto a pensadores que para Jorge son “maestros”. En todo caso y esto sí es la clave para la mirada presente y de largo aliento, lo subjetivo es esencial; la conciencia, los valores solidarios de la gente, serán motores de avances y transformaciones de la humanidad. Para ser claro, el que no sepa luchar por la democracia a diario, no podrá ser protagonista de la brega por una plataforma universal liberadora. En realidad, no será protagonista de cosa alguna. Más allá de mi escasa capacidad creativa, uno de los “maestros” de Jorge lo aseveró a texto expreso. Me parece. Si no, lo dejo como mío.
e.1)
Nunca entiendo muy bien la cita permanente de Molinari a los chinos y a las eventuales perplejidades que puedan generar en la intelectualidad. Acaso tenga razón. No sé.
En lo que me toca estimo que lo que China prueba, antes que nada, es que el capitalismo se lleva bien con el liberalismo, con Keynes, con la sustitución de importaciones, con la planificación, con los chicos listos del desastre del 2008, con Roosevelt, el New Deal y Capone en los treinta, con Uruguay y las mejores democracias, con el neoliberalismo, con Thatcher, con Pinochet y Videla, con el
Banco Ambrosiano, con el fascismo, con el Partido Comunista Chino y… (siguen firmas) (fill the blanks).
Finalmente, pues, me alegro de la persistencia de Molinari en defender sus ideas y de la iniciativa de todos aquellos que nos incentiven a polemizar sobre historia, presente y futuro de este pandémico planeta.
Eligiendo siempre el sustantivo y no el adjetivo, el intercambio y no la descalificación.
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