LA PANDEMIA Y SUS SECUELAS POLITICAS.

LA PANDEMIA Y SUS SECUELAS POLITICAS.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

A propósito de un editorial: ¿Se termina la pandemia? Por Hoenir Sarthou

 Dice el Dr. Sarthou:

Una serie de señales parecen indicar que el período agudo, no de la pandemia sino de las políticas pandémicas, se aproxima a su fin o, al menos, a un impasse significativo.

Hoenir Sarthou – voces  29/09/21

En los EEUU la situación es estacionaria y a la vez tensa. La mitad de los estadounidenses se vacunaron, la otra mitad no, y no hay motivos para pensar que eso vaya a cambiar. Muchos Estados republicanos han resuelto no aplicar las medidas pandémicas, encierros, distancia social, prohibición de aglomeraciones, mascarillas y presión vacunatoria, y no les va peor que a los Estados que las aplicaron y aplican a rajatabla.

En Europa, tres países, Dinamarca, Noruega y Suecia, han dado por terminada la pandemia sin esperar la decisión de la OMS. En otros países europeos, el verano ha traído un retorno natural a la vieja normalidad, o a algo muy parecido a ella.

La vacunación, considerada como programa global, ha sido un fracaso. Está muy lejos del alcance universal que se pretendía. Dos terceras partes de la población del mundo (67%) no han sido vacunadas. Países y continentes superpoblados, como India y África, registran índices de vacunación inferiores al 10%, pese a lo cual no registran situaciones sanitarias más dramáticas que las de Israel o Uruguay, en que se supone que el 70% de la población fue vacunada.

En la OMS se maneja ya como un hecho algo que todos los gobernantes saben: que las poblaciones están cansadas de encierros, prohibiciones y restricciones sociales y laborales. 

O sea, que el acatamiento a las medidas está en una etapa crítica y que, si se siguen apretando “las perillas”, todo puede caer por su propio peso.

Paralelamente, en el mundo ha ido creciendo la ola de descreimiento y de protestas contra las políticas pandémicas, contra la obligatoriedad de las vacunas y contra las mentiras en que se han sustentado unas y otra. Aunque los medios formales de comunicación lo oculten, cada vez son más las voces científicas que desautorizan y critican lo hecho y también las manifestaciones de muchos miles de personas que exigen ponerle fin.

La noticia puede resultar desconcertante, porque todos los datos previos, tanto de la OMS como de los voceros del sistema financiero y de la industria farmacéutica, es el caso de Klauss Schwab y de Bill Gates, nos presentaban a la pandemia como un estado casi definitivo de la humanidad, una “nueva normalidad” de la que no era esperable salir. ¿Qué pasó, entonces?

Seamos claros. No es que los problemas hayan terminado y que podamos volver, alegre o tristemente, a la vida que teníamos en el verano de 2020. Nada de eso. 

La vacunación, pese a los efectos adversos que genera, sigue su curso, y muchas de las medidas autoritarias impuestas pugnarán por permanecer. Los intereses económicos y geopolíticos que inspiraron y aprovecharon la pandemia siguen tan activos e intocados como siempre, de modo que los objetivos que estaban detrás de la pandemia siguen en pie y seguramente intentarán cumplirse por esa u otra vía.

Lo que parece haber ocurrido es que el “climax” pandémico, que se intentó hacer permanente, tocó sus límites.

Fundado en mentiras ya descubiertas -como el murciélago de Wuhan, la confiabilidad de los test PCR, la independencia de la OMS, los pronósticos tremendistas, la necesidad de respiradores, la salubridad de los aislamientos, la infinidad de nuevas cepas y la eficacia y seguridad de las vacunas- su capacidad de seguir galvanizando de miedo a la población del mundo está en entredicho. 

¿Cómo crear una nueva ola universal de terror cuando todos los argumentos y recursos están gastados, resultan sospechables y suenan a hueco?

Si, ya sé. Muchos lectores uruguayos se sorprenderán de lo que acabo de decir. Me dirán que ellos confían en “La Ciencia”, que creen a pies juntillas en la OMS, en los PCR, en las cepas Delta, Mu, Épsilon y en la de Transilvania, que las vacunas “controlaron la pandemia” y que están dispuestos a darse los próximos 125 pinchazos que recomienden Pfizer y el MSP.

Pero, estimados lectores uruguayos, hablamos de un fenómeno mundial. Y, en buena parte del mundo, la mano viene muy distinta. En los centros geográficos de la cultura occidental, EEUU y Europa, las políticas pandémicas se vienen a pique. Y en el mundo periférico, pensemos por ejemplo en los países africanos y en la India, e incluso en países pobres sur y centroamericanos, la vacunación y sus liturgias son rumores lejanos. Reitero: dos terceras partes de la humanidad no se han vacunado después de casi un año de campaña vacunatoria.

 Y no les pasa nada distinto a lo que siempre les ha pasado. Mueren más de hambre que de Covid. Esa es la realidad. Digan lo que digan nuestros tecnócratas vacunadores, nuestros políticos y los sesudos periodistas de los canales 4, 10 y 12.

¿Qué podemos esperar en el futuro inmediato?

Si yo lo supiera, no estaría escribiendo en Voces (je je). Pero hay cosas que resultan previsibles. El balance que parece hacer el Foro Económico Mundial respecto a la experiencia pandémica es que “falló la gobernanza mundial”. Eso significa que las fundaciones financieras, la industria farmacéutica, la OMS, los sistemas políticos serviles, los científicos y académicos a sueldo, los medios de prensa controlados y las redes sociales censuradas no fueron suficientes para imponer eficazmente el miedo silencioso, el pleno sometimiento y los dos pinchazos de rigor a los 8.000 millones de habitantes del mundo.

No es la primera vez que ocurre. Ya se intentó antes con la gripe porcina y con la gripe aviar. Dos fracasos que tuvieron los mismos protagonistas y los mismos métodos que la pandemia de Covid (aunque un poco más primitivos). Supongo que la conclusión es que hay que esmerarse más. Como consuelo, esta vez los ideólogos pandémicos lograron disciplinar a casi todos los gobiernos, vacunar a casi a tres mil millones de personas y hacer que algunos de sus socios multiplicaran su control sobre recursos naturales y económicos de enorme valor.

Hay muchos otros proyectos destinados a crear miedo, caos y sometimiento. Nuevas pandemias, desastres climáticos, cortes de energía, apagones cibernéticos y desabastecimiento están en la agenda del Foro Económico Mundial. De hecho, nos los vienen anunciando desde hace tiempo. Pero hay algo que parece esencial para los cerebros globales: la creación de una gobernanza mundial.

En este mundo complejo, puede ser difícil adivinar quién está detrás de cada hecho y cuál es su propósito. Pero hay una pista que no falla: todo lo que apunta a transferir capacidad de decisión a entidades transnacionales, públicas o privadas, aporta al fortalecimiento de la gobernanza mundial. Y todo lo que apunte a debilitar la autonomía política de las sociedades, va en esa dirección.

Lo que divide, enfrenta, desmoraliza y desculturaliza suele ir en esa dirección. Por eso, el miedo y el odio, en cualquiera de sus formas, hoy más que nunca, son armas políticas.

Es posible que la pandemia, como fenómeno político, no haya alcanzado todos sus propósitos. Pero sembró mucho miedo y odio. Dos yuyos tenaces que deberíamos estudiar y arrancar, si queremos evitar que de sus raíces broten nuevos proyectos inhumanos.

Nuestra opinión: Cuando los procesos sociales avanzan, surgen desde la “izquierda” planteos que precisamente son estimulados por la derecha para impedir la organización social.

Es lo que está ocurriendo con el temor a las vacunas.

Los virus son anteriores a nosotros sobre la faz de la tierra, epidemias y pandemias producidas por la acción de los mismos no es la primera ni va a ser la última.

El descontrol y desequilibrio sobre los mismos que provoca la pandemia, afecta directamente a la forma en que la economía se desarrolla sobre la base del desarrollo empresarial.

Por supuesto que no descartamos ninguna otra forma de desarrollar la actividad profiláctica y de atención a la enfermedad, y mucho se hace en la humanidad en ese sentido, pero en definitiva el cambio que debería efectuarse está ligado con el cambio que en lo fundamental debe efectuarse en la predominancia del modo de producción.

Por lo tanto el camino elegido, por ejemplo por Cuba, es correcto y no legitima para nada la forma en que el mercantilismo con los medicamentos y en la administración de la medicina se realiza en toda la humanidad. Cuba es un ejemplo para el mundo de cómo se da la batalla contra ello, y para nada avala la opinión editorial de Sarthou de que forma parte de una conspiración universal.

Si es verdad, el mundo empresarial se centraliza, pero no existe y tampoco posibilidad de un mando único universal con planes que nos estarían aplicando según Sarthou.

Ahora, que la vacuna y los anticuerpos generados en aquellos que no fueron vacunados, amortigüen los efectos, es real, pero a consta de millones de muertes y de gente con afectaciones permanentes que pudieron ser evitados o por lo menos amortiguados.

La tesis de resistir por la resistencia misma, y argumentar el miedo no es de recibo.

Se debe respetar la coherencia, sobretodo del que me dice: yo nunca me vacuné y no me voy a vacunar, pero cuando se esgrime como argumento el miedo y luego se le desarrolla para justificar un accionar político no me parece correcto.

Jorge Aniceto Molinari.

Montevideo, 7 de octubre de 2021.

La verdad es que no entiendo nada.

La verdad es que no entiendo nada.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

La verdad es que no entiendo nada. El ser y sentirse comunista, no me convierte en un economista, pero veo el carnaval de variables que manejan quienes sí lo son y me provoca este estado de no saber de qué se habla.

En el mundo un kilo es un kilo, un metro es un metro, un litro es un litro, salvo en el reino de su majestad. Ahora con la moneda al nivel de la calle no ocurre lo mismo, las empresas esto lo salvan teniendo una canasta permanentemente actualizada que les permite monitorear la relación mercadería – mercado en toda la orbe.

Con los impuestos, no digo que ocurra algo parecido, pero en todos lados la tendencia es a gravar el consumo, los salarios y las pensiones. Y cuando se habla de un impuesto a las ganancias –que ahora está de moda- puede ocurrir como ocurre en Argentina que estos se apliquen en pesos argentinos mientras los que deben pagar este impuesto operan en dólares.

La primera guerra mundial, la segunda, y si hubiera una tercera – dios no lo permita (no soy creyente) – han sido siempre peleas intercapitalistas. La izquierda nunca pensó que su triunfo debía conseguirse a través de la guerra – mal que les pese a algunos grupos guerrilleristas-.

Los problemas actuales no son entre la revolución y el capitalismo, siguen siendo intercapitalistas, pero con un ingrediente nuevo: el capitalismo y el libre mercado han tomado como centro a un país gobernado por un Partido Comunista (el mayor del mundo), y tiene lógica, pues el capitalismo para vivir necesita rentabilidad y si no hacía esto se ahogaba como se están ahogando a pesar de la emisión a mansalva con cargo al resto del mundo de las otroras potencias imperialistas.

Estamos entrando en mi humilde opinión en una etapa en que la humanidad deberá asumir un programa para poder darle un fin en paz a la predominancia del modo de producción capitalista y reorganizar el aparato productivo en beneficio de la humanidad, y también porque no del medio ambiente. La eutanasia del rentista diría Lord Keynes.

Ese programa consta de dos herramientas: la moneda y los impuestos.

Jorge Aniceto Molinari.

Montevideo, 7 de octubre de 2021.

NOS PONEMOS AL DÍA EN EL DEBATE.

NOS PONEMOS AL DÍA EN EL DEBATE.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Hay trabajos de investigación y desarrollo de ideas que son excepcionales, en ese terreno valoro los trabajos de Carlos Marx, Federico Engels, y Wladimir Lenin, entre los más destacados. Son textos de estudio, de análisis, de confrontación de ideas que seguramente con el correr de los siglos y cuando el modo de producción capitalista sea historia van a ser superados.

Hoy es lo que tenemos y a ellos debemos referirnos para negarlos, negarnos, reafirmarlos, reafirmarnos como decía sabiamente el Dr. Carlos Quijano, figura clave para la conformación del Frente Amplio en Uruguay.

En estos días fruto del intercambio, en una de las redes sociales ha surgido la pregunta: ¿el trabajo bancario, debe considerarse que genera plusvalía? Podría tener varias respuestas, pero sabemos que la pregunta tiene origen en un concepto angular del planteo de Marx, y ello va directamente a lo que se analiza como origen del capital.

La propiedad, y su origen feudal es muy anterior, pero aún en el 2021, si vamos a analizar el origen de muchas fortunas seguramente nos tendremos que remontar a esa época.

Pero la moderna propiedad burguesa nace en aquellos talleres donde se producen las primeras mercancías para el intercambio comercial. La diferenciación de funciones, hace que quién atesora el dinero para reinvertirlo y expandir la actividad, podría ser el inicio de nuestra actual burguesía, ahora extendida con su modo de producción a todo el planeta.

En sus inicios la libertad era libertad de comerciar. La burguesía conoce así no sin pasar duras crisis la realidad actual en que sus acciones cubren todo el planeta, y se prepara por ahora inconscientemente para que su predominancia como modo de producción llegue a su fin.

En estos intercambios donde hay compañeros que lo niegan, les hemos pedido que si ese no es el origen del capital, ¿Cuál es?

Por otro lado a quienes se preguntan si el trabajo bancario genera plusvalía, la respuesta es sencilla, su actividad se realiza sobre plusvalía ya generada, circunstancias que Marx también estudia.

Otra cosa es comprender que en el mundo de las reivindicaciones la alianza de todos los trabajos, de quienes los practican, es esencial para avanzar de conjunto en la sociedad en reivindicaciones que correspondan a todos.

El problema está planteado en el terreno del programa. Contrariamente al pensamiento de los maestros, y sin ningún fundamento ideológico serio, durante años, la estatización de la economía era el programa “comunista”, cuando lo que estos generaban eran capitalismo de Estado, que tal como Lenin lo señala, fueron necesarios en determinada etapa para que los trabajadores apuntalaran sus reivindicaciones centradas, en educación, salud, vivienda, trabajo. Claro está que las nacionalidades que tienen derecho a reivindicar costumbres y tradiciones propias, convertidas en nacionalismos son hoy una traba que se expresa en las monedas y en los sistemas impositivos.

El libre comercio, que en su momento fue el eje que permitió que el modo de producción capitalista primara sobre el feudal, luego en la historia se convirtió en una herramienta de los imperialismos para oprimir a los pueblos más débiles. Muchos enfrentamientos nacionales tuvieron su origen en sectores que se aliaban al opresor y a su frente sectores nacionales que pretendían estimular una economía propia en beneficio del desarrollo de su gente.

Pero ahora la vida nos ofrece un cambio gigantesco, el centro del capitalismo saturado en sus sedes principales se desplaza hacia China y su entorno, con el propósito de mantener tasas de rentabilidad y a la vez relanzar el libre comercio en el mundo.

EE.UU., Europa, se abroquelan, sobre la base de lo que fue su predominio, y atendiendo las necesidades más urgentes de sus pueblos, emiten sus monedas sin ningún respaldo tratando de volcar el costo de su accionar sobre el resto de la humanidad.

La situación puede llegar a ser demencial, si se persigue en una lógica de enfrentamientos. El aceleramiento de la crisis por la circunstancia de la pandemia, también nos brinda una oportunidad de salida de progreso al conjunto de la humanidad.

El aparato productivo está intacto, pero con graves parálisis, que la salida con reactivación económica frente a la pandemia apenas se disimulan.

El mundo necesita superar esta etapa, y hay dos herramientas centrales para ello: la moneda y los impuestos, sobre ello hemos abundado en numerosas notas anteriores.

Jorge Aniceto Molinari.

Montevideo, 6 de octubre de 2021.

Honestamente no sé que es el empate en las luchas sociales.

Honestamente no sé que es el empate en las luchas sociales.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Honestamente no sé que es el empate en las luchas sociales. Veamos ejemplos: la crisis bancaria de 1965, dejaba en la calle a miles de bancarios, y liquidaba al gremio bancario. La huelga bancaria impuso que ello no sucediera. En el 2002 la historia volvió repetirse aún con más gravedad, y otra vez la acción del gremio determinó una salida que como en el caso anterior se refrendó con la ley. Siempre en la lucha de clases los trabajadores deben apelar a su fuerza en el seno de la sociedad para lograr las leyes necesarias para una salida. Y abundan los ejemplos en todo el mundo.

Es lo que Marx definía como “dictadura del proletariado” frente a la dictadura de la burguesía.

Luego de la derrota de Lenin en 1924 el concepto de dictadura del proletariado pasó a ser el santo y seña de la construcción con su propia acumulación primitiva –colectivización forzosa entre otras cosas – de un capitalismo de Estado, deformación a la que se le llamó comunismo por conveniencia de los que la ejercían y de la propia burguesía que desviaba el centro del problema.

Cuando se analiza que un modo de producción en la historia no abandona su predominancia hasta agotar todas su posibilidades, se mostraba claramente que el objetivo socialista nunca puede ser construir un Estado alternativo, sino ayudar a que el capitalismo se desarrolle hasta las últimas consecuencias, y que en ello va de suyo el desarrollo de los derechos de todos los trabadores y el programa que haga posible el fin en paz de esa predominancia del modo de producción capitalista y el nacimiento de la predominancia de un nuevo modo de producción.

La democracia es una conquista de la sociedad, pero si no se tiene en cuenta esto, no es más que una abstracción, como nos ocurrió a nosotros cuando la acción de los “servicios” empujó a nuestro pueblo a una de las represiones más sanguinarias de la historia, utilizando para ello a todo el abanico de posiciones y a los organismos en los que tenía organizada su influencia.

Es a partir de esto que fundamentalmente en la izquierda hay que reexaminar conceptos con los que se ha tratado de impedir su desarrollo ideológico, como el del Partido Único, o el del desarrollo estatista de la sociedad.

O cuando se dice: yo discute primero internamente, que implica que el Partido disciplina las ideas, lo cual traiciona todo el pensamiento de los maestros, pues jamás estos hubieran impedido las expresión abierta de las ideas, lo que no implica actuar en lo que son las decisiones administrativas en forma centralizada, como lo es una huelga en el movimiento obrero.

Si queremos hablar de democracia, vamos a hacerlo en serio empezando por la democracia económica que hace que hoy los burgueses tengan paraísos fiscales y que los principales impuestos se apliquen sobre el consumo, los salarios y las pensiones.

Jorge Aniceto Molinari.

Montevideo, 5 de octubre de 2021.

Para analizar

Para analizar

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Para analizar. ¿Somos partícipes de la economía del mundo, o eso no nos incumbe y solo asumimos la responsabilidad por nuestro Estado?, ¿somos comunistas o socialistas nacionales?, ¿Cuál es la proyección de nuestro programa?, ¿Cuáles son los márgenes nacionales actuales del desarrollo?

Tomemos un ejemplo simple: los famosos tapabocas, que se pueden fabricar en cualquier lugar del mundo, sin embargo son los tapa bocas chinos los que más abundan, por su tecnología y por su costo. Pero además no necesitan se fabricados en el propio territorio chino.

¿Qué impide que las organizaciones políticas y sociales de los trabajadores se intercomuniquen y analicen rubro por rubro sus necesidades en el aparato productivo?, ¿hay barreras nacionales?

La zona de libre comercio que se viene expandiendo, es claro que saca del ahogo a mucho burgués en nuestras comarcas, ¿pero no es nuestra obligación intervenir para que nos pongamos a trabajar por el bienestar general?, ¿es que hay otro camino?

El destino de la humanidad es muy importante para dejarlo solo en manos del Partido Comunista chino, como comunista en otra parte del mundo siento necesidad de que nuestros intereses tengan una vía de expresión junto al interés internacional de los trabajadores del mundo.

Jorge Aniceto Molinari.

1° de octubre de 1949, 1° de octubre de 2021.

1° de octubre de 1949, 1° de octubre de 2021.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

1° de octubre de 1949, 1° de octubre de 2021. Aniversario del triunfo de la revolución china dirigida por el Partido Comunista chino de Mao Tse Tung. Aquel país que sufría hambrunas epidémicas, es hoy una potencia mundial. China no es país comunista, porque fiel a sus maestros, sabe que el comunismo no es un sistema que se puede desarrollar en forma nacional, si es un país que acompaña con beneficios para su pueblo, el desarrollo capitalista, probablemente en su última etapa, que entre otras cosas impone –el capitalismo- el libre comercio al resto la humanidad, mientras los viejos países otrora imperialistas se abroquelan y tratan de resolver sus crisis con emisiones monetarias que descargan sobre el resto de la humanidad.

Se afirma como si se pudiera hacer otra cosa, que la riqueza en el mundo se sigue concentrando, a pesar de que se cumple en forma inexorable el análisis de Marx del agostamiento de la tasa general de ganancias. A su vez la eutanasia del rentista planteada por Keynes, ya no es una utopía. En la zona que comanda China se acelera este proceso a la vez que millones de seres humanos acceden a los beneficios del desarrollo social.

Ya no está lejano el día en que la humanidad se plantee que hace con la moneda, y como deben ser los impuestos para que la predominancia del modo de producción capitalista muera en paz. Como da muerte a los paraísos fiscales y pone a pleno el aparato productivo que cada vez más sufre los efectos de la falta de democracia en las relaciones económicas que impiden un plan productivo ecuménico en beneficio de la gente.

Jorge Aniceto Molinari.