[:es]A propósito de un análisis de Roberto Savio.[:]

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A propósito de un análisis de Roberto Savio.

TRUMP SE VA, PERO NO EL TRUMPISMO

Roberto Savio

09.11.2020

Ahora está claro que Joe Biden es el nuevo presidente de los Estados Unidos.

Es poco probable que la maniobra legal de Donald Trump cambie los resultados de las elecciones, como cuando en el año 2000 un Tribunal Supremo conservador decidió a favor de George Bush en lugar de Al Gore, que perdió entonces por 535 votos. Incluso este Tribunal Supremo, en el que Trump tiene seis miembros simpatizantes (tres nombrados por él, todo un récord) y sólo tres no simpatizantes, no se atreverá a cambiar un resultado proveniente de tantos estados.

Trump se ha ido, pero, por triste que sea decirlo, el trumpismo está aquí para quedarse. Sin embargo, ¿estamos ante una situación específica de los Estados Unidos o se trata de un fenómeno más general? Creemos que en una era marcada por la globalización, deberíamos intentar un análisis global. Estaríamos dejando afuera un trillón de hechos, eventos y análisis, pero este es ahora el destino del periodismo. Cualquiera podrá añadir lo que crea relevante y decidir lo que se ha dejado fuera. Y será un gran avance en relación con este breve análisis.

Pero empecemos primero con los Estados Unidos. La victoria de Biden proviene de una inusualmente alta participación en las elecciones del 67% de los votantes. En las elecciones estadounidenses, este indicador raramente excede el 50%, aunque la mayor participación se registró en 1900, cuando votó el 73% de la población. Recuerden que en los EE.UU. votar se define como un privilegio, no como un deber. Para votar hay que registrarse y muchos estados convierten este requisito en una tarea exigente, excluyendo automáticamente a la parte más frágil de la población.

Biden ganó el mayor voto popular en la historia de los EE.UU.: 71,4 millones en comparación con los 69,4 millones obtenidos por Barack Obama. Sin embargo, Trump obtuvo 68,3 millones de votos, casi cuatro millones más que en 2016, a pesar de una pandemia que, hasta ahora, ha dejado más de 230.000 muertos, con la peor crisis económica desde la Gran Depresión, y tras cuatro años de enfrentamientos, algunos masivos, como el de Black Lives matter (Las Vidas Negras importan). Duplicó los votos de la comunidad LGBT, obtuvo el 18% de los votos afroamericanos, el voto de la mujer blanca a su favor creció en un 6%, y ganó la Florida gracias a los votos latinos (cubanos, venezolanos y, en menor medida, puertorriqueños).

Los Estados Unidos están atravesando una transformación demográfica que exacerbará aún más la polarización. La Oficina del Censo estima que este año la mayoría de los 74 millones de niños del país no serán blancos. Y en la década del 2040, la población blanca estará por debajo del 49%, mientras el otro 51% estará compuesto por latinos, negros, asiáticos y otras minorías.

La génesis de los Estados Unidos difiere de la de Europa. Fue creado por una inmigración de religiosos ingleses de tendencia radical que querían crear un nuevo mundo, “un poblado luminoso en una colina”, donde el secularismo y la corrupción moral de su país quedarían atrás. Tras su llegada, tuvieron que luchar contra los pueblos indígenas que eran considerados bárbaros, sin una verdadera religión (muy parecido a lo que hizo la conquista española en América Latina).  La guerra de independencia de Inglaterra reforzó el valor moral de su acción: libertad de la tiranía. Y con la Revolución Industrial llegaron oleadas de inmigrantes, todos escapando de Europa a causa de la pobreza o la opresión. Con muy baja educación, debían integrarse en una sociedad fuerte ya existente, que se definió a sí misma como  “WASP” (por las siglas en ingles de blanca, anglosajona, protestante). Para lograrlo, los EE.UU. inventaron los medios masivos de comunicación como un instrumento para el crisol (hasta entonces en Europa los periódicos tenían poca circulación dirigida a las élites), y dos mitos: el Excepcionalismo Americano y el Sueño Americano.

La conquista de Occidente fue una saga nacional, con el cine como el otro instrumento para formar el crisol. Los hijos de los diferentes inmigrantes reaccionaron con alegría al sonido de la trompeta anunciando la carga de caballería que acabaría con las hordas indígenas que venían al ataque. Y además de los medios de comunicación y el cine, una fuerte industria publicitaria conformó los gustos y patrones de consumo. La abundancia de recursos naturales y la permanente llegada de inmigrantes, impulsó un crecimiento continuo. Aquí es que los dos mitos se convierten en verdades indiscutibles. El Excepcionalismo Americano, el hecho de que los EE.UU. tiene un destino diferente al de todos los demás países, se convirtió en un elemento básico del discurso público. En 1850, el presidente James Monroe emitió una declaración según la cual ningún país europeo podía ya intervenir en América Latina. Y todavía hoy, una gran parte de la población piensa que EE.UU. tiene el derecho de intervenir en el mundo, porque EE.UU. es el guardián del orden y la ley en un mundo caótico.

Para convertirse en ciudadano americano, tienes que jurar que olvidas tus orígenes, porque has nacido como un hombre nuevo. La inscripción de la Estatua de la Libertad, lo primero que vieron millones de inmigrantes después de un largo viaje, lleva una inscripción que simboliza bien el mito:

“¡Guarda, tierras antiguas, tus esplendores de otra época!” grita la estatua con labios silenciosos. “Dadme tus cansadas, tus pobres, Tus masas amontonadas gimiendo por respirar aire libre, A los despreciados de vuestras costas abarrotadas, Envía hacia mí a los desheredados, a los perdidos por la tempestad, ¡Alzo mi lámpara junto a la puerta dorada!”

El segundo mito, el Sueño Americano, era otra poderosa herramienta para la paciencia y el trabajo duro. Era parte del legado fundacional protestante. Cualquiera que trabajara duro se volvería adinerado o rico. Si no te haces rico, es porque no te esforzaste lo suficiente. Este es el mito que la Iglesia Evangélica ha adoptado: Dios recompensa a los trabajadores esforzados y no a los perezosos. Como resultado, la pobreza no es contemplada por Dios. Y la Iglesia Evangélica ha logrado un resultado notable (no sólo en los EE.UU., sino en todas partes, desde Brasil hasta Guatemala): tener a los pobres votando por la derecha.

El excepcionalismo de los EE.UU. es evidente cuando se mira a otras colonias inglesas. Australia, por ejemplo, fue el destino de prostitutas, ladrones y ciudadanos británicos en bancarrota. Sería imposible imaginar al primer ministro de Australia hablando en nombre de Australia y de la Humanidad, como lo hace habitualmente el presidente de los EE.UU. Tampoco el primer ministro de Canadá hablaría jamás en nombre de Dios o diría que Dios ama a Canadá. Los EE.UU. es el único país del mundo que no acepta que su personal militar sea juzgado por un tribunal extranjero.

Y EE.UU. vió confirmada su excepcionalidad, y su papel como defensor de la humanidad, con la Segunda Guerra Mundial. A pesar de las enormes pérdidas de tropas y civiles rusos (27 millones, frente a 419.000 estadounidenses), el claro vencedor contra los males del nazismo y el fascismo fueron los Estados Unidos de América. Fue capaz de ganar la guerra gracias a su asombrosa producción militar (un barco en tres días) y a la construcción de la bomba atómica. Así, entró en nuestra era contemporánea con todos sus mitos reforzados.

Y el Plan Marshall, que resucitó a Europa de sus ruinas, fue una medida de contención contra el nuevo mal, el comunismo, pero también se convirtió en la prueba final de su superioridad y solidaridad.

Estados Unidos también creó las Naciones Unidas como una institución que evitaría la repetición de los horrores de la guerra. Se pretendía reunir a todos los países bajo el mismo techo y tomar decisiones a través de debates y acuerdos, no de la guerra. Pero el mundo no se congeló, porque la visión americana del mundo se convirtió en una camisa de fuerza para los EE.UU., que predicaba la libertad de comercio e inversiones. Por supuesto, era con mucho el país más fuerte y por lo tanto el ganador de un Orden Mundial Americano, con la amenaza soviética bajo contención, la estrategia formulada por el diplomático estadounidense George F. Kennan en 1947.

Pero una vez que la ONU se expande de los 50 países originales a 187, y usted insiste en la libre competencia y el comercio, se convierte en una víctima de su propia retórica. Todos esos países, en una institución democrática, tienen un voto. En 1973, la Asamblea General votó unánimemente a favor de un Nuevo Orden Económico Mundial, basado en la solidaridad internacional y en la transferencia de riqueza de los países ricos a los pobres para el desarrollo mundial. Estados Unidos votó con la Asamblea General. Pero entonces llegó Ronald Reagan, un admirador de John Wayne y, en muchos sentidos, un precursor de Trump. Poco después de su elección, en 1981, Reagan fue a la Cumbre Norte-Sur de Jefes de Estado en Cancún, México,  para anunciar que Estados Unidos ya no aceptaba ser un país como todos los demás, y que seguiría una política exterior más conveniente para sus intereses.

Reagan también tenía una visión de un cambio radical en su casa. Creía, firmemente, que los valores de justicia social, solidaridad y equidad fiscal, se habían convertido en un freno para la economía y la sociedad. Fue el primero en introducir la idea de que el Estado (la “bestia”) estaba inflado, era costoso e ineficiente, y era el enemigo de las empresas y corporaciones, que debían no tocarse para que pudieran liberar toda su creatividad. Entre otras cosas, quería cerrar el Ministerio de Educación, porque creía que la educación se podía hacer mejor en el sistema privado. Era un muy buen comunicador y un especialista en encontrar respuestas fáciles a cuestiones muy complicadas, banalizando el verdadero problema – un ejemplo sobre el medio ambiente: las industrias no contaminan, los árboles contaminan-. Para su época, los EE.UU. habían alcanzado un nivel impresionante de investigación y enseñanza (para unos pocos), como lo demuestra el gran número de Premios Nobel.

Reagan fue también el primero en desafiar abiertamente a las élites, hablando en nombre de los ciudadanos comunes: el pueblo. Y es aquí donde la historia de los EE.UU. pierde su identidad individual y comienza a fusionarse con el mundo. Reagan tuvo su contraparte en Europa, Margaret Thatcher, que compartía la misma visión, y se fue a pelear contra los sindicatos, recortar el gasto público, privatizar los ferrocarriles, los aeropuertos y todo lo que fuera posible. Ella pronunció su famosa frase: “la sociedad no existe, sólo los individuos”. Juntos lanzaron lo que se llamó la globalización neoliberal y se retiraron de la UNESCO. La base principal era que el mercado, y ya no más el hombre, era la base de la economía y la sociedad. El Secretario de Estado de EE.UU. Henry Kissinger afirmó que la globalización era el nuevo nombre de la Dominación Americana.

Todo esto fue reforzado por tres acontecimientos históricos. 1) La caída del Muro de Berlín en 1989 que eliminó la amenaza del comunismo y dio al capitalismo una total libertad de maniobra. 2) El Consenso de Washington, establecido por el Departamento del Tesoro de los EE.UU., el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. El Consenso ordenó en todo el mundo que los costos sociales eran improductivos, que cualquier barrera nacional debía ser abolida para permitir que las inversiones y el libre comercio prosperaran y privatizar al máximo posible. 3) La teoría de la “Tercera Vía” del Primer Ministro del Reino Unido Tony Blair según la cual, debido a que era imposible detener la globalización, lo mejor para la izquierda era montarse en ella y convertirse en su rostro humano. Así, durante dos décadas, bajo la influencia estadounidense, la globalización neoliberal se convirtió en la norma de gobierno, tanto a nivel nacional como internacional. De acuerdo con sus apologistas, impulsaría todos los barcos.

Pero entonces, en 2008, un terremoto sacudió Wall Street. En 1999, bajo el mandato de Bill Clinton, se abolió la regulación Steagall-Glass, adoptada tras el colapso de la bolsa de 1929. Esa regulación había mantenido a los bancos de inversión separados de los bancos comerciales tradicionales. Un tsunami gigante golpeó las inversiones, es decir, la especulación. Libre de todo control y de control internacional (el sector bancario es el único en el mundo sin ningún instrumento regulador o contralor), el sistema bancario tomó vida propia, abandonando la economía real. Y entró en más y más operaciones especulativas hasta que, en 2008, los bancos estadounidenses prácticamente quebraron. Esa crisis se expandió por todo el mundo y, en 2009, en Europa los bancos también se fueron a la quiebra. Según las estimaciones de la OCDE, para rescatar el sistema bancario, fue necesario invertir dos billones de dólares. Eso equivale a 267 dólares por persona en un mundo en el que casi 2.000 millones de personas vivían entonces con menos de dos dólares al día.

La crisis de 2008-2009, y la consiguiente incertidumbre y temor, obligaron a un examen crítico de la teoría neoliberal, Durante casi tres décadas, la ciudadanía, los medios de comunicación, la sociedad civil, los economistas, los sociólogos y los especialistas en estadística habían denunciado que la globalización exacerbaba la injusticia social, despojaba a muchas personas de sus ingresos mediante la relocalización de empresas en lugares más baratos, creaba un crecimiento desigual entre las ciudades y las zonas rurales y graves daños al planeta, y que era urgente contrarrestar esos abusos.

Después de 8 años de George W. Bush, de guerras y de falta de atención a los problemas sociales del país, Estados Unidos eligió en 2009 a un hombre con un mensaje de esperanza, integración y paz: Barack Obama. Pero si Obama realmente quería deshacer un sistema que había sido establecido durante 20 años, estaba fuera de su alcance. En 2015, el Senado de los Estados Unidos pasó a manos de los republicanos, y el líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell, bloqueó todos los movimientos posibles de la administración de Obama.  En 2017, se negó incluso a considerar la propuesta de Obama para la Corte Suprema, porque habría elecciones en diez meses (el mismo Mitch McConnell que, en sólo tres semanas, obtuvo el nombramiento de la integralista y tradicionalista católica Amy Coney Barrett en vísperas de las recién celebradas elecciones).

Mientras que los sueños evocados por Obama comenzaron a desvanecerse, la crisis de 2009 trajo consigo algunos acontecimientos políticos sin precedentes. La incertidumbre y el miedo también se exacerbaron por el flujo de inmigrantes de países desestabilizados por las intervenciones de los EE.UU. y Europa en países como Irak, Libia y Siria, y de aquellos que escapaban de regímenes dictatoriales y del hambre. En todo el mundo, este proceso trajo consigo un florecimiento del nacionalismo y la xenofobia, con la creación de los llamados partidos “sobranistas” en todos los países de Europa y, progresivamente, en todo el mundo. Todos ellos se basaron en la xenofobia contra los migrantes, la denuncia de las instituciones mundiales y regionales como ilegítimas y enemigas de los intereses nacionales, y en hablar a nombre de las personas víctimas de la globalización: los trabajadores de fábricas que habían cerrado debido a la relocalización; los llamamientos a un pasado glorioso (Brexit, 2016); las personas de las zonas rurales que habían quedado atrás por el desarrollo más rápido de las ciudades (los Chaquetas Amarillas en Francia en 2018); la anexión brutal de Cachemira a la India por parte del primer ministro indio Narendra Modi en 2019; la asombrosa eliminación de la protección de la Amazonia por parte del presidente brasileño Jair Bolsonaro en 2019; la anexión de Hong Kong en 2020 por parte de Xi.

Así que sería un error apuntar solo a Trump cuando nos enfrentamos a un problema mucho más grave. Trump, por supuesto, ahora deja a los demás desnudos. Tal vez, este sea el comienzo de un nuevo ciclo político… pero el sistema está ahora roto y es casi imposible arreglarlo. La pandemia de coronavirus ha puesto un clavo más en el ataúd. La ola negacionista es otro síntoma de cómo la crisis de confianza ha erosionado nuestra sociedad. Y, por cierto, tenemos ahora dos defensores de la teoría de la conspiración de QAnon elegidos en la Cámara de Representantes. La teoría QAnon postula que Hillary Clinton y otras figuras importantes, desde Bill Gates hasta George Soros, se reúnen para beber la sangre de muchachos jóvenes en el sótano de una pizzería en Nueva York. Trump aparece como el supuesto salvador. El hecho de que la pizzería en cuestión no tenga sótano es irrelevante.

Volviendo a los Estados Unidos, los mitos del excepcionalismo y del Sueño Americano ahora se han evaporado. Trump lo hizo sorprendentemente bien si se mira la situación desde el punto de vista de hombre culto. Es el primer presidente de los Estados Unidos que nunca habló en nombre del pueblo: por el contrario, retrató a los que no le votaron como anti-estadounidenses. En su gobierno, tuvo muy pocas reuniones del gabinete y gobernó a través de tweets, rara vez consultando a su personal. Movilizó los temores de la población blanca contra los inmigrantes y otras minorías; proclamó la ley y el orden contra cualquier movilización, demonizando a los participantes. Es la quintaesencia del narcisismo, sólo se ama a sí mismo, no se preocupa por nadie más y no confía en nadie. Es un ejemplo de misoginia, pagó sus impuestos en China, pero no en los Estados Unidos. Ha inaugurado la era post-verdad, haciendo varias afirmaciones falsas por día. Ha usado la administración pública como su equipo personal, cambiando continuamente a los funcionarios públicos y poniendo en sus puestos a personas que comparten sus puntos de vista. El Ministro de Educación no cree en la escuela pública. El Ministro de Justicia cree que el presidente tiene poder sobre el poder judicial. La persona responsable del medio ambiente está en contra de la energía limpia. ¡Parece que los vampiros están a cargo de los bancos de sangre!

Es inútil enumerar todos los desastres de Trump en los asuntos internacionales pues estos son bien conocidos. Se ha retirado de la idea de la cooperación internacional, del acuerdo de París sobre el clima y de la Organización Mundial de la Salud, ha puesto en peligro la Organización Mundial del Comercio (una creación de los EE.UU.), ha mostrado preferencias por dictadores como Putin y Kim Il Jong, y ha banalizado la alianza de la OTAN (otra creación de los EE.UU.)…y podríamos seguir y seguir. Representa el aislacionismo clásico americano: retirémonos de un mundo en caos, que no nos aprecia, sino que sólo quiere explotarnos. Pero ahora vivimos en un mundo multipolar y la globalización está siendo jugada por muchas manos. Para 2035, China habrá superado a los EE.UU. como la potencia más fuerte del mundo.

Sin embargo, Trump ha conseguido votos de todos los estratos enfermizos de la sociedad americana. Los blancos que se sienten amenazados; la población rural que se siente abandonada; los trabajadores de las fábricas que cerraron debido a la relocalización; la clase media acomodada de los suburbios que se siente amenazada por los pobres que invaden sus propiedades; los negros que se convierten en clase media y miran con horror las miserias de la mayoría de los afroamericanos; los evangélicos que se alegraron de que el Tribunal Supremo se convirtiera en una institución de derecha y tuviera un vicepresidente, Mike Pence, y un Secretario de Estado, Mike Pompeo, ambos evangélicos; aquellos que mantienen el mito del Lejano Oeste, su individualismo, su valor machista y sus armas; todos los que consideran al Estado, al público, como un enemigo de la libertad; los policías que encontraron su impunidad enjuiciada; aquellos que decidieron que las mujeres, los gays, el aborto y los derechos humanos estaban llevando a América a lo opuesto de sus valores fundacionales. Toda esa gente existe, fue unida por Trump, y van a sobrevivirle. Y en un país donde existe el odio y los opositores se han convertido en enemigos, plagado por la epidemia de las drogas, donde uno de cada seis estadounidenses padece problemas psicológicos y más personas mueren al año a causa de las armas que durante la Guerra de Vietnam, crear la unidad es una tarea muy, muy difícil.

Los demócratas pensaron que presentar a un candidato mayor y civilizado, Joe Biden, traería de vuelta la empatía y el diálogo como factor de unidad. De hecho, lo que parece es Trump ha perdido las elecciones y no que Biden las ha ganado. Los progresistas lo ven como una personificación del orden establecido y seguirán presionándolo para que se libere del sistema. Sólo sabremos el 6 de enero: si el Partido Republicano se mantiene en el Senado, como es probable, y si el Senado regresa bajo el control de Mitch McConnell, el bloqueo que puso frente a Obama será visto como tiempos suaves. Biden podrá deshacer muchas de las órdenes ejecutivas de Trump pero, por ejemplo, no podrá cambiar la composición de la Corte Suprema, que durará por lo menos un par de décadas. No podrá aumentar la cobertura de salud. La posibilidad de aumentar el salario mínimo y los impuestos a los muy ricos será casi nula. Los republicanos volverán a ser los guardianes de la austeridad fiscal, después de haber dejado que Trump aumentara el déficit nacional a un nivel sin precedentes. Y la cada vez más poderosa izquierda del Partido Demócrata tratará de condicionar y empujar a Biden, a quien eligieron sólo para deshacerse de Trump.

Ahora Trump ha perdido su Teflón y es un perdedor. Pero tiene 68 millones de seguidores en Twitter y, probablemente, va a abrir su propio canal de televisión. Va a ser un serio problema para el Partido Republicano. Va a cultivar el mito de las elecciones robadas y mantener a sus seguidores en un estado de confrontación. Trump se ha ido, pero el trumpismo permanece. Y esta es una verdad para el mundo. Hasta que eliminemos la globalización neoliberal, los Trumps, los Bolsonaros, los Viktor Orbans y demás de este mundo, serán sólo la parte visible del iceberg. ¿Pero qué va a hacer eso? Tenemos un rayo de esperanza desde la sociedad civil. El drama climático ha traído a los jóvenes de vuelta al activismo. Y, además, están las otras dos movilizaciones mundiales, Me Too (Yo también) por la dignidad de la mujer y Black Lives Matter (Las Vidas Negras importan) para combatir el racismo – que no es sólo un fenómeno americano-, que han reunido a millones de personas en todo el mundo.

Estamos en un período de transición. No está claro hacia dónde, pero sólo podemos esperar que sea una transición sin sangre. Al final, dependerá de los hombres y mujeres de todo el mundo, de la capacidad de encontrar valores comunes en nuestras diversidades para establecer relaciones de paz y crear puentes globales de justicia social, solidaridad y participación. Controlar el cambio climático y salvar nuestro planeta es una tarea inmediata y urgente. Esto dependerá de cada uno de nosotros, y debemos hacer que éste sea el primer puente que se camine, con toda la humanidad.

 Mi comentario:

Como de costumbre un texto lleno de análisis de gran valor, que no debemos evitar referenciar si queremos examinar este problema con profundidad.

Esta afirmación es tal vez el quid de la cuestión:Pero el mundo no se congeló, porque la visión americana del mundo se convirtió en una camisa de fuerza para los EE.UU., que predicaba la libertad de comercio e inversiones”.

Trump rompió con esto. ¿Por una razón política o por una razón económica que dio forma al contenido de su política?: por el ahogo para un sector del capitalismo, el que tiene su sede fundamental en el seno de esta nación y para quién el agostamiento de la tasa de ganancia no es solo una enunciación teórica. A ello respondió Trump para su aventura, y los resultados están a la vista, en esta elección superó su propia marca de la elección, pero ahora no le alcanzó porque la presión sobre el pueblo de EE.UU. es tan grande que la gente sintió la necesidad de pronunciarse y se pronunció.

Pero el problema que originó esta circunstancia está latente y por ahora sin solución. El libre comercio y el centro del capitalismo se desplazan hacia China y su entorno gobernada, por el Partido Comunista, y la izquierda en el mundo no tiene también por ahora programa para resolver esta situación. Tanto es así que la Vicepresidente de Argentina la Dra. Cristina Fernández en un planteo que nadie ha cuestionado ha planteado que ellos también se deben volcar hacia adentro al estilo Trump.

Ningún gobierno, ningún Estado en el mundo tiene derecho a destruir ninguna nacionalidad, pero a su vez esto no se resuelve por la vía de constituir Estados por cada nacionalidad para con una economía cerrada y propia se puedan resolver los problemas; el mundo necesita gobernar su economía y democratizarla con instrumentos que permitan hacerlo, como la moneda única y universal y un sistema impositivo basado en la circulación del dinero que de muerte a los paraísos fiscales.

A esta altura del desarrollo humano, Trump y el trumpismo, son una creación de la falta de programa de una izquierda que se ha cerrado en sus fronteras nacionales y como el propio Trump niega sus propios orígenes. Pero nunca como antes estamos ante la posibilidad de cambiar en un enorme avance la vida de la humanidad toda.

Jorge Aniceto Molinari.

 

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Homenaje en el Parlamento uruguayo a los 100 años del Partido Comunista.

Homenaje en el Parlamento uruguayo a los 100 años del Partido Comunista.

El Partido Comunista ha sido co-constructor del Uruguay en sus dos columnas fundamentales: la política y la sindical, su rol ha sido insustituible, marcando con un sello de progreso todas las expresiones de la sociedad. Y si hubiera que destacar una sin duda sería su lucha por la paz siempre.

También es cierto que hoy ya no alcanza con eso, es necesario apoyarse en lo que ha sido de progreso para analizar y planear sobre lo que está ocurriendo en el mundo.

La vida ha ido confirmando a los maestros y hoy estamos llegando al fin de la predominancia del modo de producción capitalista con un mundo donde el libre comercio es comandando por China y su entorno gobernada por el Partido Comunista.

No sé si el homenaje de la Cámara tendrá este contenido, su realización está más que justificada, y reacciones como las de Cabildo Abierto más que contra el Partido Comunista son expresiones de su desarraigo contra la sociedad toda.

Jorge Aniceto Molinari.

Geopolítica

Geopolítica

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Vamos a Google por una definición y obtenemos esta: “La geopolítica es el estudio de los efectos de la geografía humana y la geografía física sobre la política y las relaciones internacionales. La geopolítica es un método de estudio de la política exterior para entender, explicar y predecir el comportamiento político internacional a través de variables geográficas”. ​  

Es una ciencia que se ocupa del estudio de la causalidad espacial de los sucesos políticos y de los próximos o futuros efectos de los mismos. Se nutre especialmente de otras disciplinas tales como la historia, las relaciones internacionales, la geografía política, la ciencia política, sociología y antropología. Realiza el estudio del medio ambiente, de acuerdo a sus características económicas, culturales y recursos de un estado”.

La geopolítica se centra en el poder político en relación con el espacio geográfico. En particular, las aguas territoriales y el territorio terrestre en correlación con la historia diplomática. Académicamente, la Geopolítica analiza la historia y las ciencias sociales con referencia a la geografía y la política. Fuera de la academia, el pronóstico geopolítico es ofrecido por una variedad de grupos, incluyendo grupos sin fines de lucro, así como por las instituciones privadas con fines de lucro (tales como empresas de consultoría)”.

La “geopolítica crítica” reconstruye las teorías geopolíticas clásicas, mostrando sus funciones políticas e ideológicas para las grandes potencias durante y después de la era del imperialismo”.

El término se ha utilizado para describir un amplio espectro de ideas, desde “un sinónimo de relaciones internacionales, fenómenos sociales, políticos e históricos”.

La frase que destaco es tal vez y sin tal vez, la confesión de que estas definiciones están quedando desfasadas de la realidad actual, cuando se refiere a las grandes potencias “durante y después de la era del imperialismo”.

Ya en 1916 Lenin escribía que la tendencia era a que el gobierno de la economía del mundo estaba pasando de los Estados a las direcciones de los complejos empresariales multinacionales y este hecho notorio y prevaleciente en la realidad actual sigue siendo ignorado en cualquiera de las salidas posibles que se manejan para la actual crisis inexorable de la predominancia del modo de producción capitalista.

Pero salvada esta dificultad, que no es menor para realizar una proyección política de acuerdo a estos tiempos, surge la necesidad de entender que cualquier actividad económica hoy debe tener en cuenta el mercado mundial para cuyo gobierno en un mundo en el cual compiten por la rentabilidad distintos conglomerados empresariales multinacionales, estos cuentan con instrumentos como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Que más que instrumentos de Estados son sus instrumentos.

Pero el objetivo de construir Estados Nacionales de acuerdo a lo que se ha venido pensando hasta ahora parece no solo utópico sino tremendamente caro e inalcanzable para la propia humanidad.

Por supuesto que no ignoro que en ese deseo de construir estados nacionales coinciden Trump, la Dra. Cristina Fernández, el Partido Comunista de Rusia.

Por poner algunos ejemplos, para explicar de qué estoy hablando, y no nombrar a mis compañeros del Frente Amplio que siguen pensando que la gente se equivocó y no los votó, porque magnificaron sus errores y que por lo tanto no tienen porque encarar lo que está pasando con el gobierno del mundo, como si lo intentó por 46 minutos Mujica en su discurso en la ONU –alguien me quiso explicar que estaba hablando para las Universidades pero que en la diaria es otra cosa-. Pero además que cada grupo que integra nuestro Frente Amplio piensa que los errores son de los otros grupos frentistas y creo que hay más de 100 grupos distintos.

Tomemos un ejemplo: las plantas de celulosa en el Uruguay y ahora en particular UPM2. Es el gran aporte para que la economía del Uruguay siga caminando, pero la realidad es que nunca fue producto de un estudio geopolítico del problema, al menos de parte de nuestras Instituciones. También hay que destacar que los que se oponen a su realización no tienen una puta idea de que hacer salvo su utopía de estatizar todo o el de salir a “pescar” en un mundo donde toda la “pesca” está centralizada y en manos de los complejos empresariales multinacionales.

Pero no todas son pálidas para los Estados o mejor dicho para las distintas nacionalidades que habitamos el planeta Tierra. Es sobre la base de ellas –las nacionalidades- que se debe construir esfuerzos por estudiar en el mundo que está pasando con las monedas y con los sistemas fiscales que recaudan los fondos con los cuales se atienden las necesidades esenciales de la gente.

Y llegamos a lo que para nosotros es hoy el deber más importante de cualquier colectividad política. Definirse sobre el rol que hoy cumplen las monedas y definir una política que termine con la joda de sus distintas cotizaciones, en la que hoy si sigue existiendo el imperialismo de EE.UU. y el de Europa hacia el resto de los países del mundo con el objetivo de mantener las burocracias estatales de esos Estados. Prueba: las emisiones de dólares y euros.

Algo similar pasa con los sistemas fiscales, y el desarrollo de los llamados paraísos fiscales donde los burgueses con sus organizaciones empresariales multinacionales hacen ingentes esfuerzos por mantener su rentabilidad aún a costa de incrementar las lacras sociales –como las drogas- que se han constituido en una forma de vida de sectores cada vez más numerosos de la sociedad e incrementan el delito.

De más está decir que mi planteo es: moneda única y universal, un sistema impositivo basado en la circulación del dinero haciendo ilegal todo lo que no esté registrado donde la sociedad democráticamente lo determine, dando muerte a los paraísos fiscales y a los sistemas impositivos basados en el consumo, los salarios y las pensiones.

Y la pregunta geopolítica para el final: ¿y todo esto como se gobierna? Sin duda que hay que desarrollar la construcción de la democracia, con un primer objetivo de democracia económica tomando la conducción para estos fines de los propios Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional pero apelando a los miles y miles de seres humanos –muchos de ellos con enorme capacidad técnica- en todo el planeta, que de una manera u otra  participan de la construcción de un aparato productivo que no debe detener su marcha en la medida que millones de seres humanos están fuera de los alcances de sus beneficios y ya hoy pueden acceder a los mismos para beneficio de toda la humanidad si esta da el paso que estamos necesitando de consciencia política.

Jorge Aniceto Molinari

Montevideo, 30 de octubre de 2020.

[:es]Entrevista a Álvaro Garcia Linera.[:]

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Entrevista a Álvaro Garcia Linera.

Bolivia no tiene escrito su destino.
Una entrevista con Álvaro García Linera.

https://youtu.be/peA8OJ_LKUE

Excelente. A veces siento cierta impotencia por no poder debatir con estos apreciados comunistas que están abiertos al desarrollo del mundo. Tenemos que crear los instrumentos de intercambio. Por ejemplo siento que una vez más Lenin tenía razón: sin teoría revolucionaria no hay acción revolucionaria, y la teoría siempre se va a expresar en un programa.

Alvaro Garcia Linera bordea las dificultades del programa pero aún no tiene los elementos para llegar a él, y hoy esa es la gran dificultad de la izquierda en el mundo: no ha podido aún definir un programa.

Jorge Aniceto Molinari.
Lunes, 26 de Octubre de 2020.

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[:es]Las auditorias.[:]

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Las auditorias.

Los que hemos ejercido funciones de interés público, en mi caso 11 años como Consejero en representación de los jubilados bancarios en el Consejo Honorario de la Caja Bancaria, sabemos que las auditorías son herramientas imprescindibles, sin las cuales es imposible ejercer una administración responsable. También sabemos que las hay buenas, malas y regulares. Es tarea de un administrador responsable utilizarlas y también aprender a calificarlas.

Nunca entendimos porque el Frente Amplio llegado al gobierno no había procedido a imponerlas en forma independiente1 en toda la administración, para las anteriores y para las presentes.

Y al no hacerse quedó en manos del periodismo y ahí comienzan a trabajar los intereses del periodismo empresarial que hace su juego.

Que el gobierno actual lo haga nos parece bien, lo que no nos parece bien es que no esté extendida a toda la administración incluida las municipales y que con las que se hacen –insisto está bien que se hagan– se expongan al juego periodístico sobre las mismas –que tampoco nos parece mal– pero que las limita a los intereses partidarios y no a los generales de la nación.

Jorge Aniceto Molinari.
Martes, 20 de Octubre de 2020.


Nota:

1 ¿Por qué en forma independiente? Porque en los organismos existen auditorías internas que llegan a una actividad de rutina e inocua que las hacen ineficientes.

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[:es]A 75 años de Perón y el peronismo en Argentina.[:]

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A 75 años de Perón y el peronismo en Argentina.

Hay mucho para analizar y estudiar, pero con Perón llegó una gran parte del pueblo a derechos que como trabajadores le eran negados. Batlle y Ordoñez por ejemplo lo medía con mucha claridad cuando analizaba el rol de Lenin y la revolución rusa, luego la derrota de este y el stalinismo no pudieron negar el avance que ello significó para la vida de ese pueblo. Además también con Batlle en el Uruguay se afirmaron derechos y avances; con Perón se estaba llegando ya a los límites de un desarrollo posible dentro de la explotación clásica del capital en las zonas que no eran centrales para la explotación capitalista del mundo. Alguien en 1945 podía llegar pensar que el centro del capitalismo y del libre comercio iba a pasar a China y su entorno gobernado por el Partido Comunista, verdad que no, pero la vida ha confirmado los análisis de Marx y Engels y los posteriores del propio Lenin. Hoy pensar un desarrollo para Argentina sin modificar la gobernanza que del capitalismo en el mundo hacen el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, y abordando temas como la moneda y los impuestos ya no es posible. Pero de eso no se habla.

Jorge Aniceto Molinari.
Viernes, 16 de Octubre de 2020.

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[:es]La ley de urgente consideración y las firmas para su derogación.[:]

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La ley de urgente consideración y las firmas para su derogación.

¿Firmar o no firmar?: Si voy a firmar pero… No alcanza, hay que hacer propuestas. Si el Frente hubiera triunfado en las últimas elecciones como lo quisimos con nuestro voto, hubiéramos tenido graves problemas presupuestales que hoy además son comunes prácticamente en todos los países del mundo salvo aquellos que son el centro del libre comercio y del capitalismo y aún siguen creciendo a un ritmo importante. El arremeter contra la LUC sin mostrar una contra partida es además de peligroso suicida para el Frente que junto con el movimiento sindical tiene experiencia en resistir pero cuando tuvo que proponer quedó –como no podía ser de otra manera– con las armas impositivas y monetarias que el capitalismo sigue imponiendo en el mundo y que hay que quebrar si queremos que la humanidad retome un rumbo de progreso.

Jorge Aniceto Molinari.
Miércoles, 14 de Octubre de 2020.

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[:es]Analisis autocrítico, ya, ahora.[:]

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Analisis autocrítico, ya, ahora.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Algo para analizar hasta tanto se comience el análisis autocrítico en todos los organismos de toda esta etapa y de nosotros mismos como actores privilegiados de los hechos.

Nuestra definición es la de que pertenecemos al pueblo trabajador, al que se gana su sustento con el trabajo.

Para defender sus derechos, sus libertades, necesitamos construir sindicato y partido desde donde conducir esa defensa.

Así lo predicó y lo llevaron a la práctica los grandes maestros de la izquierda que dejaron escritos valiosos textos relatando sus experiencias.

Si bien las experiencias tienen valor universal cada pueblo ha hecho su propia valiosa experiencia.

Las revoluciones han sido jalones de triunfos y derrotas, pero como dice Batlle con referencia a la revolución rusa, esta incorporó a miles y miles de seres humanos a derechos tan elementales como la salud y la educación.

Por supuesto que los niveles han sido distintos y las experiencias de los pueblos también, construir Partido y Sindicato nunca fue fácil, la derecha además siempre trató de pudrir esos instrumentos.

El capitalismo supo a través de su desarrollo ahora en su etapa final, como conceder para poder ampliar su base.

El aparato del Estado fue y es uno de sus instrumentos favoritos. La izquierda en su inmadurez y a la vez en su crisis una vez obtiene cargos por la vía democrática rápidamente hace que el centro de la política pase del Partido o de los instrumentos políticos a los instrumentos burocráticos del Estado.

Lo hizo Tabaré, lo hizo Mujica, lo hicieron los intendentes en cada uno de los departamentos. La política era cosa de los elegidos burocráticamente para desempeñar la tarea, no del debate y el análisis de las bases «que no están preparadas para ello», la política es cosa de gente savia, no de gente sin preparación que lo que si debe hacer es juntar votos nos dicen.

Y de Lenin peleando cada una de sus ideas en medio de la gente, pasamos a Stalin y sus crímenes.

Y de Seregni analizando cada uno de los planteos de las fuerzas que integraron el Frente al gabinete de Vázquez decidiendo una política económica sin explicarla a nadie que no fuera de su entorno. Así se decidió que se mantuvieran los impuestos al consumo, y los impuestos a los sueldos, y las pensiones. No digo que se pudiera hacer otra cosa, estamos donde estamos en un sistema capitalista que abarca en su crisis a todo el planeta. Lo que digo es que no se intentó la menor explicación. Lo mismo pasó con la baja de los aportes patronales a la seguridad social –e insisto tiene una explicación– pero a la gente se le trató como ignorantes y nunca se dio una explicación sana y profunda del tema.

Es cierto también se acordó el plan Ceibal que no estaba en ningún punto programático y que fue un enorme acierto, como lo fue la reforma de la salud, aunque omitió analizar quien era cada quien en este negocio de la medicina y los medicamentos.

Luego llegó Mujica, que siempre se las supo todas, y la derecha lo trabajó en el mundo. Se le acercaron Popes del capitalismo luego de su discurso en la ONU, donde habló de moneda única y de impuesto a las transacciones financieras. Seguramente le ofrecieron de todo si dejaba de lado esas ideas juveniles inaplicables si de capitalismo hablamos.

Y de ahí pasamos a Aratirí, al puerto de aguas profundas y a la regasificadora. Algún apreciado compañero llegó a decirme: «tenemos gobierno del Frente Amplio por 50 años». No le pude explicar que la cotización del hierro en el mundo no la fija el Frente Amplio, como tampoco el valor de la celulosa –ver el análisis que del tema ha hecho el Ing. Grompone–. Eso no quiere decir que el Uruguay podía mantenerse al margen de lo que es hoy el mercado mundial que es el que ha impulsado en el agro uruguayo todo el desarrollo que hace también que sea cada vez menos viables emprendimientos que no tengan el espacio económico necesario.

Había criticado en «Pepe Coloquios» que el Partido Socialista actuaba como una secta y siempre ponía sus propios candidatos por encima del interés colectivo, para llegar a hacer lo mismo con su MPP. Y de aquel planteo en la ONU (Septiembre del 2013) pasamos a la renta básica universal –idea para nada descartable– pero financiada con los impuestos al consumo, los salarios y las pensiones.

Su objetivo construir un nuevo centro político y sindical y así nos está yendo.

Compañeros hay que retornar a los maestros, hay que retornar a Seregni, y a la construcción de dirección política y sindical unificada, aunque ello como en el 70-71 tenga sus dificultades y sus costos. Nadie puede quedar afuera, pero se exige una humildad y una paciencia como la que tuvieron aquellos grandes conductores.

Nuestra estrategia es sencilla y fácil de comprender. Vamos a debatir todo, como aconteció siempre en los grandes procesos revolucionarios. Vamos a definir donde estamos parados, en medio de un capitalismo cuya predominancia ha venido cerrando su ciclo histórico y tenemos claro que la misma debe morir en paz en un mundo donde la guerra es un negocio que equilibra los presupuestos de importantes complejos empresariales multinacionales que ejercen en la predominancia capitalista el gobierno del mundo.

A quienes nos hablan de democracia y de distintos modelos. Nosotros vamos a argumentar que la democracia esencial es la económica y que a partir de ella rigen las otras y que esta batalla se da en el marco de la lucha de clases en el que es necesario afirmar la independencia de clase en los sindicatos y los partidos.

Que el capitalismo de Estado pudo ser una variable en medio del desarrollo y crecimiento del capitalismo pero que hoy esa etapa está cerrada. El stalinismo no fue comunismo fue afirmarse en las conquistas de octubre para hacer del Estado un régimen de dictadura de la burocracia.

Que el modo de producción capitalista fue revolucionario y significó un enorme avance de la humanidad pero hoy su ciclo se está cerrando y lo que hablaba Keynes de la eutanasia del rentista hoy es una necesidad. Hoy ya comienzan a ser antagónicos conceptos como rentabilidad y eficiencia, en tanto la rentabilidad se obtiene extremando al máximo todas las lacras de la sociedad humana.

Que la necesaria muerte en paz de la predominancia del capitalismo no significa la desaparición de este modo de producción sino que la humanidad debe encontrar formas de gobernanza democrática de todo el aparato productivo atendiendo y desarrollando las necesidades humanas.

Que la crisis no es de la humanidad sino del capitalismo como sistema predominante. Que superada esta etapa los medios para un desarrollo formidable ya están dados.

Argentina:

Me ha costado, me cuesta, pero es necesario hablar de Argentina, de su crisis, de su gente, que quiero y admiro y que son nuestros hermanos en todo, desde el futbol, el tango, la historia, que sus avatares políticos nos golpean. No es casual el hecho de que los fascistas del plan Cóndor utilizaran su territorio para accionar contra los dos pueblos conjuntamente.

Argentina siempre preocupó a los líderes del imperialismo en el mundo, recordemos lo que pensaba Churchill sobre Perón, con un razonamiento donde estaba excluida toda posibilidad de desarrollo humano del gran pueblo argentino.

El problema es que hoy Argentina está en medio de una crisis que ya no tiene las “salidas clásicas”; no es posible volcarse hacia dentro y reconstruir el capitalismo como proponía la Vicepresidente la Dra. Cristina Fernández –ella hablaba del ejemplo Trump–, pero tampoco es posible estatizar la economía porque además su espacio económico aunque lo hicieran impecablemente –que tampoco es posible– está largamente superado por los que son los espacios económicos donde planifican los complejos empresariales multinacionales que gobiernan el mundo.

Donde pasó Macri ya no crece la hierba. Argentina necesita reconstruirse con la economía mundial y para ello necesita plantearle al mundo revolucionar la conducción económica del mundo tomando organismos como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, para hacer que cese ya la joda de las monedas contra los pueblos, hay que ir ya a una moneda única y universal –no importa su nombre, importa el concepto– y a un sistema impositivo basado en la circulación del dinero, haciendo no válida toda transacción que no esté debidamente registrada donde la sociedad democráticamente lo decida.

De ahí deben surgir los recursos para realizar las inversiones necesarias para que los pueblos satisfagan sus necesidades y planifiquen su desarrollo futuro.

Para hacerlo se necesita juntar voluntades políticas y Argentina tiene autoridad ante el mundo para hacerlo, comienzo requieren las cosas.

La pandemia agudiza la crisis, pero también obliga a que debatamos salidas porque como dice la canción española: no hay salvación sino es con todos.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 29 de Septiembre de 2020.

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[:es]Peñarol.[:]

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Peñarol.

Salud carboneros feliz aniversario. Hace 129 años los ingleses del ferrocarril central fundaban en Uruguay el Central Uruguay Railway Cricket Club –CURCC– con el objetivo de que sus directivos tuvieran en el cricket un deporte para sus momentos de recreo. Junto con el cricket trajeron un deporte que estaba en auge y que rápidamente prendió en directivos y trabajadores del ferrocarril: el football. Situación que hizo con los años que ante un balance no promisorio de la empresa se decretará que sus directivos no podían participar del club que ahora mayoritariamente practicaba el nuevo deporte.

Esto provocó que se fundara Peñarol como continuidad del CURCC en 1913, lo que hace se discuta el decanato del fútbol uruguayo que en realidad pertenece al club Albión.

Lo que es real es que Peñarol fue la primer gran nacionalización en el deporte uruguayo y que en 1928 se incorpora a las grandes justas internacionales que el país había comenzado a principios de siglo y rubricara con la obtención olímpica de 1924 y la gira de Nacional por Europa en 1925.

Jorge Aniceto Molinari.
Lunes, 28 de Septiembre de 2020.

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[:es]El Presidente en la Facultad de Medicina.[:]

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El Presidente en la Facultad de Medicina.

Lo que está haciendo el Presidente Luis Lacalle Pou no es sencillo. Encara un tema crítico en el mundo como la pandemia del coronavirus respaldado por el accionar de prestigiosos científicos, y una base que tiene el país que nos viene desde los tiempos de don José Batlle y Ordoñez y que los últimos gobiernos habían reforzado.

Pero la otra pandemia, la de la crisis irreversible de la predominancia del modo de producción capitalista en el mundo no la encara de la misma manera, si usufructuando la falta de respuesta programática de todo el espectro político nacional e internacional.

Ayer en la Facultad de Medicina cuando lo encaran sobre el presupuesto de la Universidad y el Hospital de Clínicas responde: «pero este no es un problema de ahora».

La respuesta si no fuera en el marco de las restricciones a los presupuestos aludidos sería totalmente válida.

Pero hay restricciones apostando a que la actividad agropecuaria reactive el país en los años próximos. Y ello es suicida para la mayoría de la gente, salvo para una pequeña minoría asociada al sector financiero en el campo.

El desafío para el Presidente si es consciente de ello es convocar de la misma manera que se ha hecho con el covid19 a los científicos a debatir el tema.

Claro que no es fácil la izquierda está paralizada en su elaboración programática, fenómeno que no es solo nuestro sino universal donde el capitalismo solo crece en aquellas regiones comandas por China y su entorno liderando el libre comercio y además siguiendo las orientaciones del Partido Comunista de aquellas regiones que nuestra izquierda hace como que no existiera.

Es muy bueno que se reclame, que el Presidente sea receptivo, pero es necesario parar la pelota como se dice en el fútbol y buscar abrir los espacios del razano miento colectivo.

No podernos seguir los pueblos del mundo con monedas que sean variable de ajuste en los ingresos de los trabajadores y con impuestos sobre el consumo, los sueldos y las pensiones. Además ahora haciendo economías en presupuestos que son vitales para el país.

El Uruguay no lo puede cambiar solo, como se demostró claramente durante los gobiernos progresistas, tampoco puede avanzar estatizando la economía, es necesario abrir el debate en el Uruguay y en el mundo sabiendo que en la democracia existen condiciones para hacerlo.

Jorge Aniceto Molinari.
Sábado, 26 de Septiembre de 2020.

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