Porque el voto a Trump.
Comprendo que la relación economía-política origine debates, es uno de los puntos más controvertidos en el desarrollo del pensamiento de Marx. Y la primera gran apreciación es sobre determinismo o fatalismo. Pero sin duda la infraestructura económica determina la superestructura cultural. No en forma mecánica, no en forma fatal, pero determina.
Trump logró volcándose hacia adentro la reactivación del aparato productivo, pan para hoy hambre para mañana, se podría afirmar, pero los resultados están a la vista – no sé si le alcanzan- pueden durar 4 años más o no.
Ahora afecta a la superestructura cultural del mundo, porque no es gratis que toda una tradición de libre comercio se abandone en aras de los intereses de un determinado grupo económico por más poderoso que sea en el plan interno de la nación.
También lo puede hacer porque la izquierda no tiene programa en el mundo. O mejor dicho el último programa de la “izquierda” es el de la economía estatizada.
Lo hemos escrito infinidad de veces: no está mal para un gobierno impulsar una estatización cuando ella es en defensa de una actividad productiva que de otro modo no beneficiaría a la gente.
Pero estatizar como programa político es una condena al fracaso en tanto el capitalismo sigue su desarrollo mundial y va encontrando los límites que condicionan cada vez más su tasa de ganancia.
Cuando Keynes hablaba de la eutanasia del rentista seguramente se refería a eso aunque el programa para poder realizarlo partiendo de la moneda única y universal que proponía, hoy se ve con más claridad toda vez que se deba pensar en un sistema impositivo que provoque esa eutanasia y a la vez impulse el desarrolle productivo en base a la eficiencia.
Jorge Aniceto Molinari.