LAS REVOLUCIONES MARXISTAS.

LAS REVOLUCIONES MARXISTAS.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Un apreciado compañero; escritor, historiador, bancario, entre sus múltiples actividades asume un desafío, pone el dedo en la llaga –como vulgarmente se dice- pero abre un debate aún cerrado, pero que se debe abrir para encarar el mundo que se nos viene.

Escribe Jorge Nelson Chagas Fausto:

¿POR QUÉ LAS REVOLUCIONES MARXISTAS SE CORROMPEN Y FRACASAN? (1)

Sí. Lo admito. El título es muy provocativo. Más de uno me podría decir: ¡Epa, compañero! ¿De qué fracaso me habla? Más allá de sus defectos, el comunismo en Rusia convirtió el país de los zares y Rasputín en una potencia respetada y temida a nivel mundial. O en Cuba, para citar un ejemplo en Latinoamérica, el comunismo les devolvió la dignidad a los cubanos, solucionó para siempre “la cuestión nacional”, y amplió la educación y la cultura a toda la sociedad.

Sí, claro. Esto es verdad. Pero sólo una parte de la verdad. Porque la realidad es mucho más vasta, compleja y para nada, agradable.

Se le puede dar otra vuelta de tuerca a esta cuestión. Otros me podrían decir: la pregunta, si quiere ser el principio de un análisis serio y objetivo, está mal formulada. Por la sencilla razón de que en su propia enunciación contiene dos juicios de valor negativos: “corrupción y fracaso”.

Este argumento es de carácter metodológico y tiene una sólida base. Entonces, lo ideal sería buscar una pregunta más neutra. Por ejemplo, ¿por qué se originaron, en el transcurso de la historia, las revoluciones marxistas?

Sinceramente ignoro si existe algún trabajo académico comparativo sobre estas revoluciones (Rusia, China y Cuba, principalmente) pero, hay varios elementos comunes en ellas. En primer lugar, la situación económico-social previa muy mala (o bien, como en el caso de Cuba, no precisamente mala, pero una mayoría importante sentía que no disfrutaba de los beneficios del sistema económico), ausencia de reglas democráticas claras y aceptadas por todos, una clase gobernante inepta, un líder revolucionario carismático, tan inteligente como astuto, sin escrúpulos, con una voluntad de hierro aunada a la convicción de ser  capaces de crear en la tierra una utopía igualitarista (Lenin, Mao, Castro); y finalmente, la diosa fortuna que interviene providencialmente.

A esto hay que agregarle un elemento esencial: las revoluciones se hacen con hombres y mujeres dispuestos a hacerlas. Dispuestos a morir por la causa.

¿Exactamente que mueve a estas masas? ¿Una ideología? ¿Un líder? ¿Un partido? Acaso, una combinación de todos estos factores. Afirmar que el marxismo sabe despertar en las masas la envidia y el resentimiento, revela un claro desprecio por la gente común.

Una cosa es segura: estas masas han dejado de creer en sus gobernantes, en el sistema de convivencia social y política imperante, se sienten excluidos o marginados en su propia tierra y al anhelar una vida mejor ven cerrados todos los caminos pacíficos.

La revolución es, en sí misma, un sueño. Un sueño que parece realizable. El revolucionario es, por sobre todas las cosas, un soñador. Cree haber descifrado mediante un método científico (el marxismo) la naturaleza humana y por eso, está capacitado para transformar la realidad. Pero, al margen de esto, es posible ver este asunto desde otro ángulo.

Desde la propia ideología marxista.

Escrito esto y publicado en facebook, las opiniones han sido múltiples y diversas.

A mí me mereció estas reflexiones:

En la que te metiste tocayo, pero bienvenido al debate. Empecemos por acá: don José Batlle y Ordoñez, había leído y estudiado a Marx, se supone que en esa época los documentos tardaban en llegar de un lado a otro del mundo.

Explica la revolución rusa de una manera magistral, como una necesidad de las masas ante la guerra, que hacía que una parte importante de la juventud muriera en ella. Muestra como Lenin hace de esta situación el momento de organizar los soviets y lograr reivindicaciones que ya los trabajadores del mundo habían conquistado y lograr la paz.

Pero a la vez señala que a la muerte de Lenin, no había continuidad, porque la burocracia quería el poder para sus propias necesidades no entendiendo que el capitalismo tenía la vitalidad suficiente para recuperarse de la guerra y ahogar a la revolución encerrándola en sus fronteras.

Pero además esto confirmaba a Marx, que señala claramente que ningún modo de producción predominante abandona el escenario sin agotar todas sus posibilidades, y esto hoy lo vemos claramente cuando los partidos comunistas chino y vietnamitas utilizan sus revoluciones para acompañar el desarrollo del capitalismo y lograr para sus masas un desarrollo que las pone a la altura de las masas desarrolladas del mundo. Masas que Vivian 4 hambrunas por año.

Pero además la crisis del propio desarrollo capitalista hace que los otrora viejos imperialismos ante esta realidad abandonen lo que fue la base histórica de su desarrollo, el libre comercio y sobre la base de emisiones monetarias vuelcan sobre el resto de la humanidad el costo del funcionamiento de su aparato productivo. No es difícil presagiar una grave crisis producida por esta situación.

Luego de la derrota de Lenin en 1924 y el asesinato de los principales dirigentes de aquella revolución, los partidos comunistas que usufructuaron lo que fue la construcción de la Unión Soviética y el haber derrotado al nazismo –recordemos que Stalin se había aliado con Hitler- entraron en un proceso de crisis que hoy los abarca en todo el mundo salvo los que están directamente vinculados al impulso chino y vietnamita.

Entonces hablar de fracaso de las valoraciones de Marx, Engels, y Lenin los principales en desarrollar análisis sobre el capitalismo me parece apresurado o falto de objetividad.

Recordemos además que Lenin preparó la revolución con tres textos formidables, entre muchos apuntes, notas, artículos, cartas, esos textos son “Materialismo y empiriocriticismo”, “El Estado y la revolución” y “El imperialismo fase superior del capitalismo”, en este último analiza como la economía del mundo iba a superar a los estados y pasaría a ser gobernada en pugna por los complejos empresariales multinacional que es lo que hoy ocurre.

Los maestros documentaban todo, hay cartas de Lenin que fueron ocultadas pero se conocieron 30 años después.

Hay compañeros, compatriotas como el Prof. Julio Rodríguez que dejó mucha cosa escrita, porque además fue un estudioso de estos procesos y tenía una idea muy precisa de por dónde iban a ser reivindicadas las ideas de los maestros.

No es un debate fácil. A principios del siglo 20, siglo con dos guerras mundiales, y revoluciones que han marcado un cambio en el rumbo de la sociedad, Lenin escribe “Materialismo y empiriocriticismo” ¿Cuál era su objetivo?, orientar en la comprensión de los revolucionarios de que las ideas tienen un origen material y una relación directa con las relaciones que se generan en la sociedad.

Por eso cuando se dice que el problema es el ser humano, y se omite que nosotros somos producto de las relaciones sociales de la época, estamos entrando en el terreno del idealismo y no del materialismo.

La revolución como tal, es un producto directo de la contradicción de las relaciones sociales materiales, y con los seres humanos tal como se han desarrollado es necesario encarar tareas que determinen relaciones de  progreso. No es que hay que tener seres ideales para después encarar los cambios, sino que esto obliga –la crisis- a construir un ser humano superior.

La revolución rusa los originó, pero a la vez como en la revolución francesa la crisis los consumió. Batlle lo explica con claridad.

Ahora esta época tiene aspectos esenciales que se diferencian de la anterior, en la que el capitalismo sobre la base del libre comercio y de la rentabilidad llegó a todos los rincones del planeta, porque los países que promueven ahora el desarrollo de la zona de libre comercio más grande de la historia que permiten el desarrollo capitalista, son precisamente países que están encabezados por Partidos Comunistas que cambiaron los elementos centrales de esa sociedad, China y Vietnam.

Por otro lado los países desarrollados de los otrora imperialismos se repliegan en sus fronteras a estimular su aparato productivo sobre las bases de emisiones monetarias que descargan sobre el resto del mundo, lo que augura una crisis superior a la 1929.

Lenin presagiaba en “El imperialismo……” un pasaje pacífico de toda la humanidad a la construcción de una sociedad superior, la realidad actual nos muestra por un lado el peligro de una tragedia mayor por la guerra pero por otro la posibilidad de tomar medidas universales, que le permitan a toda la humanidad dar un gigantesco giro sobre la base de movilizar todo el aparato productivo.

Los viejos marxistas formados bajo la concepción estatista (origen stalinista) nos dirán que eso es imposible sin estatizar los medios de producción y de cambio. Nosotros nunca negamos que estatizar fue en muchos casos lograr que el aparato productivo no se paralizara, pero el centro del problema está en dos herramientas que la izquierda no analiza aún, que son los impuestos y las monedas. Recordemos el discurso de Mujica en la ONU, en que lo rodearon los pelucones, luego nadie habló del tema, ni el propio autor del discurso.

El objetivo es que el aparato productivo pase del manejo irracional que necesita para desarrollarse hasta ahora: la rentabilidad, a un manejo racional democrático por parte de los organismos de la sociedad. Los instrumentos ya existen falta la decisión política que hay que construir.

Jorge Aniceto Molinari.

Montevideo, 16 de febrero de 2022.

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