LA CRITICA SIEMPRE IMPORTA.

LA CRITICA SIEMPRE IMPORTA.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Escribí una nota sobre el libre comercio, no he recibido comentarios, ahora escribo una nota sobre el rol de China, y ahí si hay comentarios, que me son útiles para tratar de explicar mejor lo que pienso.

Lo primero:

Brasil baja el arancel externo, hay quienes dicen que es una bofetada a Lacalle, ¿pero?:

No nos equivoquemos es mucho más profundo el problema. Las derechas de este continente siempre han abrevado del otrora imperialismo yanqui.

Pero en el mundo se ha producido en la economía lo que se podría llamar una vuelta de campana en la navegación.

Los tratados de libre comercio que hemos conocido siempre tenían como destinatario a los sectores vinculados a ese comercio que comandaba EE.UU. en detrimento el intento de desarrollo industrial nacional; en Brasil ese sector industrial que combatió a Lula luego lo apoyó para proyectar en el mundo la marca Brasil, así nacieron sus gobiernos, pero el comercio mundial comenzó a acorralarles, y la crisis se acentuó hasta hoy sin una salida clara.

Lacalle propone un tratado de libre comercio con China, y de inmediato saltan todas las térmicas, viaja el Jefe del Comando Sur a hacerle un tirón de orejas; Brasil lo apoya, pero no, Manini se muestra receloso, pero a su vez nuestros sectores industriales y comerciales nacionales, las direcciones sindicales, nuestra central y la izquierda también.

¿Quién lo podría haber imaginado?: Lenin tal vez, que escribió en 1916 “El imperialismo fase superior del capitalismo”, pero hoy mientras EE.UU., el Reino Unido, la Comunidad Europea, se abroquelan y emiten a mansalva, China – gobernada por el Partido Comunista – encabeza la zona de libre comercio más grande en la historia de la humanidad.

Montevideo, 6 de noviembre de 2021.

La crítica:

Estimado Aniceto, creo que tu deslumbramiento con China carece de bases objetivas, exageras un poco la angustia norteamericana por las vacunas de una gira de un militar y también exageras bastante una suerte de audacia imaginaria del presidente Lacalle que lo único que busca es que el grupo más concentrado de la producción tradicional sin elevar ni un milímetro el nivel productivo de nuestra economía venda la misma carne y la misma soja ganando más dinero sin diversificar la matriz productiva y, por el contrario, simplificándola más para que el mismo núcleo concentrado desde el siglo XIX base del herrerismo gane unos pesos más fundiendo al resto.

Como dijo Marcelo Pereira, esto es bastante simple y se trata no de ampliar nuestra variedad productiva ni elevar nuestro nivel de fuerzas productivas ni la escala de lo que producimos ni menos el empleo, no: “Como ya se mencionó, la disminución del AEC es casi simbólica y no cambiaría gran cosa. Para Argentina y Brasil, que su acuerdo se frustre sería mucho menos riesgoso que aceptar la “flexibilización”…. parte, China ya es nuestro mayor comprador, y la capacidad productiva uruguaya tiene sus límites, de modo que la principal consecuencia inmediata de un TLC sería un aumento de ganancias para los sectores agroexportadores. Estos venden sobre todo productos primarios, y por lo tanto no habría, también en principio, grandes estímulos para otros con mayor valor agregado.

Por el contrario, correría peligro la industria uruguaya, que sin TLC ya ha sufrido mucho por la competencia de productos chinos.

Según académicos y pequeños empresarios, un acuerdo bilateral pondría en riesgo de 25.000 a 35.000 puestos de trabajo, sin contar posibles daños mayores si las relaciones con el Mercosur empeoran. Da la impresión de que el Ejecutivo se está moviendo como el proverbial elefante en un bazar, y sólo cabe desear, por el bien del país, que las apariencias engañen.”

Mi respuesta a la crítica:

Agradezco tu comentario. Me resulta importante para tratar de explicar mejor lo que pienso.

La critica proviene de una lógica que es muy común en la generalidad de los análisis: se ve la realidad desde los Estados, y aún siendo esta la que se toma para las leyes que regulan la economía –no excluyo a China ni a nadie- la economía tiene leyes propias que determinan todo lo demás, incluidas las políticas y las leyes a nivel de los propios Estados.

En la nota donde explico las dificultades para entender que libre comercio no es lo mismo que libre mercado, ya apunto a señalar que en la izquierda no se comprende que es el libre comercio y se tiene la idea de que lo que voluntad determine se puede hacer con él.

Más importante que China es el libre comercio mundial, que tiene historia, y sistemas sepultados como el feudalismo, y ahora amenaza con sepultar la predominancia del capitalismo en el tiempo que la humanidad tarde en encontrar el programa para pasar a ser quien controle democráticamente toda la economía o la tragedia nos sepulte.

La nota que escribí el 31 de octubre, y sobre la cual aún no he tenido respuestas:

Estos son apuntes iníciales sujetos a reexamen, y a recibir los aportes de los que más saben que nosotros.

MERCADO LIBRE, LIBRE COMERCIO.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Son conceptos que mucho tiene que ver en como comprender lo que sucede en el mundo ahora.

El Mercado libre, fue tradicionalmente en la época de los imperialismos el imponer a los demás lo que no se hacía para uno mismo. Porque ninguno de los países desarrollados desarrollaba en su interior un predominio del llamado mercado libre. Y a su vez buscaba tratados de lo que ellos llamaban libre comercio para asociados con sectores de las oligarquías nacionales, de las zonas menos desarrolladas para expandir su esfera de influencia comercial.

Toda organización en esas zonas menos desarrolladas, política, sindical o social que se preciara de defender los derechos de la gente tenía como objetivo hacer todo lo posible para que el libre mercado no dejara a la gente en la miseria, a la vera del camino.

Tenía una contra moneda, la creación para la defensa de la gente, y también del aparato económico local del desarrollo de una burocracia estatal.

Libre mercado y libre comercio, no son sinónimos, son dos conceptos diferentes, que en esa diferencia marcan dos concepciones diferentes que comienzan a valorarse cada vez más en esta época.

El libre mercado golpea a la gente, hace mayor las diferencias sociales. El libre comercio permite desarrollar todo lo que la capacidad productiva organizada del ser humano es capaz de hacer. Cuando la sociedad comience a organizar su economía, a controlarla a democratizarla, el libre comercio determinará que se incorporen todas las ventajas que el desarrollo económico va incorporando.

En esa tarea, tendrá un enorme valor, definitorio, que la moneda sea única y universal y que los impuestos se apliquen sobre la circulación del dinero.

Algo más:

Nuestro papel en las organizaciones políticas, sindicales, sociales, no puede ser pasivo y estar a lo que se propone desde el poder político, económico, hablamos de lo nacional y de lo internacional.

Es cierto al inicio de su gobierno el Frente Amplio pudo ampliar las inversiones, luego sobrevino todo el fracaso de Aratirí, que tiene su explicación en el arriesgarse con las reglas del negocio capitalista pero a la vez estar a lo que planifican otros. La tercera papelera es un respiro, pero y después.

Nosotros somos víctimas de la planificación que hacen otros. Podemos cerrarnos al tratado de libre comercio con China sin explorar nosotros posibilidades en todos los ámbitos.

El mundo está procesando un cambio aún dentro de la predominancia del modo de producción capitalista, pero para que ese cambio sea en beneficio de la gente hay que incorporar los ingredientes sociales que lo hagan posible.

Jorge Aniceto Molinari.

Montevideo, 7 de noviembre de 2021.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *