Jaime Pérez.
No creo que nadie en su sano juicio pueda cuestionar el ejemplo de comunista que fue Jaime Pérez. Pero como comunistas debemos saber que uno de nuestros deberes es explicar las cosas con sencillez. Y en esa afirmación cabe también el saber que todos los seres humanos nos formamos en la experiencia y corrigiendo permanentemente para luego hacer las afirmaciones que creemos correctas. Así los hicieron maestros como Marx, Engels, Lenin, los más destacados.
Es a partir de esta afirmación que queremos hablar de la Dictadura del Proletariado que en ningún caso puede significar otra cosa que afirmar los derechos de los seres humanos que hacen del trabajo la forma necesaria de la vida.
A ella se recurre frente a la Dictadura de la burguesía cuando esta desde la propiedad impone sus ventajas en la sociedad.
El derecho de huelga, el derecho a la educación, a la salud, a la vivienda, siempre conocieron una primera etapa de luchas sociales en que la resistencia obrera impuso sus derechos. No es posible explicarlo de otra manera y eso es la Dictadura del Proletariado.
Otra cosa es el stalinismo, que se impuso desde el poder a Lenin y llevó a la muerte a los dirigentes de la mayor revolución social que ha conocido la historia.
El stalinismo usó ante el mundo el hecho de que aparecía como el defensor de la Unión Soviética como receptora de avances formidables, y nadie en su sano juicio podía apoyar el objetivo de liquidar la dictadura de la burocracia, si ello conllevaba a destruir lo que la revolución había avanzado. Era y es una inmensa contradicción que aún sufrimos en muchos puntos del planeta y que Batlle y Ordoñez explicaba con gran sencillez a la muerte de Lenin.
Apoyamos la idea de Marx de dictadura del proletariado y a la vez valoramos a Jaime como uno de los grandes imprescindibles comunistas que orientó nuestra lucha acá en el Uruguay.
Y si bien en lo que se puede llamar teoría hay contradicción en la vida jamás lo hubo porque Jaime jamás abandonó la lucha en defensa de sus hermanos de clase obrera.
Jorge Aniceto Molinari