LOS MODELOS.
(Abordando eso gris, que parece la teoría).
Un primer problema a resolver: el lenguaje, que nos indican que debe ser “inclusivo”, entonces tendríamos que hablar de “las modelas” y de “les modeles”, y la verdad; voy a seguir escribiendo a mi modo, aún cuando peque de no inclusivo.
Vayamos al tema:
La tendencia generalizada es de sobre los hechos reales proyectar modelos y ahí las más diversas formas del pensamiento obtienen distintos resultados.
El abanico de proyecciones es de una riqueza formidable, porque aún así las expresiones idealistas tienen una base material, aunque esta no sea la explicación de lo que se quiere demostrar.
A principios del siglo 20, Lenin, analiza en “El materialismo y el impiriocriticismo”, como para definir las tareas de organización de la sociedad, frente a la crisis de esa etapa del desarrollo humano, era necesario estudiar con rigurosidad la base material de los hechos.
Lenin entre una infinidad de escritos, agregó además dos textos fundamentales: “El Estado y la Revolución”, que marcó como instituciones desarrolladas con sus características propias de empresas, que eran los Estados, iban a incidir sobre el curso del proceso. Pero no solo eso, proyectó como el desarrollo del capitalismo iba a superar a esas formaciones empresariales llamadas Estados para constituir complejos empresariales multinacionales con capacidad varias veces superior a la de cualquier Estado: el texto: “El Imperialismo fase superior del capitalismo”.
Sin embargo la derrota de Lenin en 1924, significó agregar al resurgimiento de los análisis idealistas ahora vestidos de “marxismo-leninismo”, una incertidumbre ideológica que se extiende hasta nuestros días.
Con la incorporación de una situación tal vez impensada para quienes hemos hecho el esfuerzo por orientarnos en las ideas de los maestros.
Hoy existe la zona de libre comercio más grande de la historia; hacia ella tiende el centro del capitalismo mundial; succiona al resto de la humanidad, y los otrora viejos imperialismos desde los cuales partió este desplazamiento que estamos señalando, viven una dramática crisis emitiendo sin respaldo y apoyados en una industria de la guerra cuyo producto pone en riesgo a toda la humanidad.
Nunca antes hemos tenido la posibilidad de un cambio gigantesco pero a la vez con límites dramático por el peligro del uso de armas nucleares.
Con que autoridad entonces decirles a miles y miles de intelectuales, que lo que hoy se razona en el mundo está lejos de la base material que es inexorable en su desarrollo.
El fracaso de los modelos que hoy se están manejando es inevitable, no tienen base material.
A nivel de Estados hablar de “proyectos nacionales”, es una ecuación que por si no puede resolverse, si no se resuelve la ecuación de la economía a nivel ecuménico.
¿Cómo reconvertir en beneficio de la humanidad toda una industria –la más poderosa en la actualidad- como la de la guerra, sin abordar un gran acuerdo de gobiernos, partidos, organizaciones sociales?, recordemos en Uruguay los análisis del dirigente comunista Rodney Arismendi.
Hay dos herramientas que es necesario utilizar: la moneda y los impuestos.
¿Es esta forma de análisis, idealizar estos instrumentos?, tal vez ahí este el nudo del problema, porque desde nuestro análisis estas dos herramientas, son las que van a permitir la superación del capitalismo hacia un modo de producción superior y no el conjunto de Estados con su economía estatizada, como es hasta ahora el modelo que predomina en la izquierda, en gran parte de la humanidad.
Por lo tanto no es que tengamos que hacer un nuevo examen de la realidad y del desarrollo del capitalismo, que siempre es necesario; los maestros dejaron una obra formidable que hay que retomar.
El avance de la tecnología permite controlar todos los movimientos con dinero, aplicar impuestos sobre ellos, sin afectar en lo más mínimo las libertades de los seres humanos; no hacerlo por el contrario permite que la codicia alimente las tendencias más regresiva en los seres humanos, y el avance de la guerra ponga en jaque a la humanidad toda.
Por supuesto que esto supone un acuerdo de Gobiernos, partidos, organizaciones sociales de todas las aéreas, y disponer de instrumentos de recaudación y aplicación de recursos que permita pensar en una planificación social de obras muy cercanas al socialismo, sueño de las grandes cumbres del pensamiento humano, como Einstein, por ejemplo y antes Marx, Engels, Lenin, en sus escritos y tarea social.
No es el fin del trabajo, que tiene que ver con la rentabilidad empresarial, sino planificar socialmente la preparación y ocupación de todas las capacidades humanas, atendiendo además todas las necesidades de estas capacidades.
Un mundo mejor no solo es posible sino necesario, diríamos imprescindible.
Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 20 de setiembre de 2023.