PERDONAR Y PERDONARSE: UNA NECESIDAD.
(Abordando eso gris, que parece la teoría).
La escritora Mercedes Vigil, ha promovido un perdón que ha motivado distintas reacciones en el seno de nuestra sociedad.
Correctamente pero en un marco que no compartimos la escritora ha ubicado el problema en el mundo de la guerra fría.
¿Y que fue, o mejor dicho que es hoy la guerra fría? Las guerras ecuménicas de nuestra época han sido y si hay una nueva (ni dios lo permita – no soy creyente) será intercapitalista.
Batlle a la muerte de Lenin, ubica el estado de la revolución rusa en términos precisos. Se habían conquistado derechos para millones de seres humanos que poblaban esa zona del planeta, que estaban padeciendo el despotismo del zarismo. Pero la idea de Lenin no era crear una organización estatal alternativa al capitalismo, sino extender a todo el mundo las ideas reivindicatorias de la condición social, de los trabajadores al nivel de esta época, en un estadio superior al de la revolución francesa. Ya en 1916 había escrito pronosticando que el gobierno de la economía mundial iba a pasar de los Estados a los complejos empresariales multinacionales, utilizando el papel que cumplían los bancos y los organismos financieros internacionales, cosa que hoy se comprueba claramente.
Sin duda que el control del mercado a través del Estado jugaba un papel, pero no solo que no era excluyente sino que no se buscaba impedir el libre comercio, motor de las revoluciones anteriores. Y motor también de los cambios que hoy se están produciendo en el mundo.
Batlle buscó aplicar lo que entendió conveniente para la sociedad uruguaya, pero así como Lenin fue derrotado y sus prácticamente todos sus compañeros asesinados, también Batlle fue derrotado y sus escritos lo más ocultos posibles.
El resultado de esto es que el capitalismo encontró un agente expiatorio –el stalinismo- al cual achacar todas sus acciones, entre ellas el imperialismo norteamericano, la de renovar su injerencia –que viene de sus inicios- de introducirse en la vida de cada una de las naciones de este continente.
Ellos dieron la logística – que abarcaba a cada una de las dimensiones del hacer social – a cada-uno de los golpes de estado que se han venido dando en este continente.
Mucho tuvieron que ver con el dejar hacer en la propia revolución cubana, pensando que era un cambio necesario de cara a su garito, pero el diablo metió la cola y se les fue de las manos, pero sin embargo les sirvió de enseñanza, probaron en todo el continente un modo tal de apoyar todo bajo cuerda, todo lo que fuera confrontación de guerrilla si eso le servía para radicalizar a la sociedad y poder accionar contra las organizaciones de masas. En cada país podríamos desarrollar una historia propia, y si no alcanzaba: el bloqueo.
Así lo hicieron en el Uruguay, la escritora lo ubica correctamente, pero ella en su afán – que no condenamos- de dar vuelta la página –para nosotros el alcance que debe tener un perdón-, no pone sobre la mesa todos los elementos que si deben analizarse.
En el Uruguay la crisis del capitalismo, esa que alienta la droga, el lavado de dinero, la mala vida de la gente, hace que nuestra sociedad de 3 millones de habitantes tenga la cifra escandalosa de casi 13 mil presos, entre ellos algunos de los terroristas de Estado.
La escritora no propone el perdón para todos, ella también de alguna manera siente que las prisiones resguardan una forma de vida, pero si lo propone para un grupo, al que la sociedad le exige dé detalles de 197 desaparecidos de los cuales sus familiares y nuestra sociedad en su conjunto, no saben su destino.
No van a hablar, y si hablan seguramente lo harán en el marco restringido sin consecuencias prácticas para la investigación. ¿Pero sus jefes los que dieron la logística para estas acciones, las huestes del otrora imperialismo norteamericano, no van a aportar informes a ninguno de los pueblos de nuestra América llenos de victimas de su accionar? ¿Ninguno de nuestros gobiernos siente la necesidad de reclamarlo? Para la escritora, que desarrolla la idea de los dos demonios, está sería una preciosa oportunidad para apuntalar su idea de perdón, a la cual no nos oponemos si ella trae como consecuencia la paz.
Porque además es una necesidad ante un mundo que ha cambiado radicalmente. Hoy el centro del libre comercio y del capitalismo mundial se desplazan hacia China y su entorno y como consecuencia de ellos los otrora imperialismo, recurren en forma demencial a la emisión monetaria, para dar respiro a sus pueblos –lo cual está bien- pero a la vez para cargar sobre el resto del mundo los costos de reactivar su aparato económicos que en estas circunstancias seguramente tenga poca vida más, antes de una nueva crisis aún más dramática.
Hoy ya es de muy poco alcance defender a la gente a través del aparato del Estado –que sin embargo conserva posibilidades- son necesarias medidas universales, que den muerte a los paraísos fiscales, y a los sistemas impositivos basados en el consumo, los salarios y las pensiones, es necesaria una unidad de medida monetaria universal.
Que con esos fondos se desarrolle, trabajo, salud, educación, vivienda, el cuidado del medio ambiente que permita el desarrollo armónico con la naturaleza de la sociedad humana, eso que en nuestros objetivos de avance es el socialismo, la sociedad del pan y de las rosas.
Jorge Aniceto Molinari.