Una piedra en el zapato.
Un día sí y otro también nos encontramos en las redes con notas y comentarios sobre el que parecería eterno conflicto entre las autoridades frentistas de la Intendencia de Montevideo, y los dirigentes del sindicato Adeom.
Es una piedra en el zapato de nuestro Frente Amplio, fundamentalmente porque se suma a los vicios casi naturales en los trabajos de los organismos del Estado, a una falta de política para resolverlos. Heredamos los vicios del viejo stalinismo –el que manda, manda o el ordeno y mando- a la propia crisis del capitalismo en que la tecnología se desarrolla vertiginosamente.
Hay una verdad que duele pero hay que decirla, – el Pepe Mujica juega con ella cuando habla de sus ingresos- al jerarca administrativo y particularmente a los nuestros les duele tener que justificar y justificarse en la diferencia de remuneraciones en la función pública que en la actividad privada se justifica con el mando del patrón. Porque eso es lo que impide que no se involucre a los funcionarios y trabajadores en la suerte de la administración pública. No estoy hablando de cogestión que es otra cosa, estoy hablando de involucramiento, que tiene un costo y hay que asumirlo.
Que es apenas un capítulo de una asignatura pendiente en la izquierda –aquí y en el mundo- que es como se deben administrar las empresas del Estado y que injerencia debemos tener en las que no lo son.
Siempre recuerdo con dolor la frase del compañero Danilo Astori, sobre que no podía controlar y saber lo que pasaba en Pluna porque el Estado era un socio minoritario. Y lo comparaba con lo de otro compañero que se nos fue muy joven, Juan José Ramos que controlaba el funcionamiento de todos los bancos desde su actividad militante en el gremio bancario.
Jorge Aniceto Molinari.