[:es]Una columna con tres capítulos.[:]

[:es]

Una columna con tres capítulos.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Entre otras cosas porque como analiza el Ing. Juan Grompone1, parece como que los acontecimientos estuvieran pasando más rápido. Tenemos entonces EE.UU., Chile y España.

EE.UU.:

No es solo una elección presidencial, es el tomar posición de un sector de enorme importancia en el mundo sobre lo que en él está ocurriendo.

Todo indicaría que luego de un período de estancamiento del crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI), que ahora es crecimiento con la política de cerramiento de la economía de Trump, podría darle a este la posibilidad de reelección.

Son un conjunto de contradicciones explosivas. Trump abandona un accionar económico en el mundo liderando el libre comercio por parte de EE.UU. que le dio identidad económica y acción imperial, luego de la segunda guerra mundial.

A su vez cerrando los muros, se vuelca a un neoliberalismo interno (salud, enseñanza, vivienda, condiciones de trabajo), que amenaza reabrir en el país todas las más graves heridas de la explotación capitalista. (1° de mayo, 8 de marzo… Sacco y Vanzetti).

El discurso «socialista» de Bernie Sanders va dirigido a eso, no a cuestionar el modo de producción capitalista, no hay ninguna mención al manejo monetario ni a la base filosófica del sistema impositivo si bien se pretende gravar más a esto que a los trabajadores, cuando todos sabemos que el burgués2 descarga el costo del impuesto en la propia mercancía, lo que en el caso de la economía de EE.UU. significaría menos posibilidades de competencia en el mercado mundial, y vuelta entonces al círculo vicioso.

Sin embargo un triunfo de Sanders como lo fue el de Obama en su momento significaría un enorme acontecimiento en todo el mundo, para el que la izquierda, me atrevería a decir, no tiene un programa preparado pero que la obligaría a avanzar en su concreción.

Las dos guerras mundiales llevaron el centro del capitalismo del Reino Unido a EE.UU. en la izquierda era el derrumbe de la teoría del super imperialismo de Kautsky y la demostración de la corrección de las previsiones de Lenin, de que el gobierno de la economía mundial iba a pasar en pugna a manos de los complejos empresariales multinacionales.

Hoy Trump comanda el amurallamiento de su economía y el liderazgo del libre comercio en el mundo pasa a manos de China y su entorno gobernada por el Partido Comunista.

La estrategia de Trump está clara, es de corto alcance, y luego Dios proveerá. Sanders se limita a las reivindicaciones y no tiene programa para el mundo a no ser que con su «socialismo» piense en reactivar la economía.

En la «democracia» de EE.UU. por lo general vota poca gente, pero… estos tiempos prometen que habrá una mayor participación y en ese caso no habría que descartar un triunfo inesperado para el mundo de Bernie Sanders.

La izquierda en el mundo debe prepararse para ello y nada mejor que proponer un buen programa.

Chile:

Y al final el día llegará:

Confieso, me emocioné al leer la crónica de lo ocurrido en el Festival de Viña del Mar, no con la oficial que puso el centro en hechos de violencia y atentados que tuvieron la mano de los «servicios» como suele ocurrir lamentablemente muchas veces en nuestras comarcas.

Y soñé, trasladando a lo que va a ser la humanidad el día en que todos nos dispongamos a dar vuelta la política del Fondo Monetario Internacional, y del Banco Mundial, los principales, para que la humanidad superada esta etapa comience una nueva.

Hasta ahora sabemos lo que no queremos pero difícilmente se asuma la iniciativa para poner al servicio de la humanidad lo que la creatividad ha desarrollado.

Los jóvenes chilenos han mostrado un camino y hay que atreverse a recorrerlo, no sé si lo veré, los años no pasan en vano para cada uno de los seres humanos, si seguro estoy que ese camino se recorrerá.

Viña del Mar parte final de una crónica:

«Siempre el Festival de Viña del Mar ha sido, hasta el lunes 24 de febrero de 2020, un bastión absoluto de la derecha, de la reacción, del fascismo puro. Ha sido el bastión de propaganda absoluta y sin ninguna oposición del facherío, de la burguesía. Hasta el año pasado el locutor Martín Cárcamo se atrevió a pedir democracia para Venezuela. Claro que esta vez no pidió lo mismo para Chile. El doble estándar es abismante.

Todo esto se fue al carajo este último festival. Tanto ha sido el dolor para la derecha, que el Senador y niño símbolo de la corrupción, el del raspado de olla, el talibán fundamentalista de Iván Moreira ha hecho escándalo de proporciones porque la izquierda se ha tomado el Festival de Viña. No puede entender que después de toda la campaña en contra de Mon Laferte, de llamarla a funar, de realizar campaña para que no compren entradas para ver a las tres mujeres artistas, valientes y talentosas y con olor a comunistas de ese día. Claro, la palabra cultura y rebeldía no está en el léxico de la derecha. Aun así después de toda esa propaganda del terror igual la Quinta Vergara se llenó de juventud rebelde y valiente. Habían prohibido los cánticos, las pancartas. Habían prohíbo pensar y actuar. Pero aun así los jóvenes, con su natural rebeldía y osadía igual mostraron sus carteles y cantaron a rabiar. Lo demás todos lo vieron en la televisión, no pudieron silenciar a casi 20 mil almas demostrando su rabia.

Siempre habrá un antes y un después de este día hermoso, porque ya la Quinta Vergara no es su bastión exclusivo.

Podemos decir con orgullo: Y también nosotros estuvimos ahí ese día».

Un pueblo unido jamás será vencido.

España:

El gobierno español está analizando la aplicación de la Tasa Tobin.

La noticia en si es importante, pero más importante es el debate que genera.

En Argentina por ejemplo no hablan de Tasa Tobin, pero sí de impuestos a los dueños de la producción.

Los anuncios son más efectistas que prácticos. El burgués3 siempre va a descargar los impuestos sobre la mercancía, y cuando no le sea rentable se va o se dedica a otra cosa. O propenderá a concretar golpes de Estado.

¿Entonces no es posible aplicar este tipo de impuestos?

La responsabilidad no es de los gobiernos sino de los organismos financieros internacionales (FMI., BM.), que así como imponen los ajustes fiscales a los gobiernos nacionales, deben imponer la muerte de los paraísos fiscales y que ninguna transacción con dinero sea válida sino está debidamente registrada donde la sociedad democráticamente lo determine.

España participa de una moneda única en gran parte de Europa, fue un avance del que se beneficiaron, y en particular las economías más fuertes, hay que ir al planteo de una moneda única y universal.

Para países como Argentina esto es decisivo, porque el ajuste se hace todos los días con la cotización de la moneda nacional con respecto al dólar.

Lo bueno: abre el debate.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 2 de
Marzo de 2020.


Notas:

1 Estamos leyendo su último libro «Marx hoy» en la que hace una valoración sobre Lenin con la cual discrepamos.

2, 3 Es una forma de definir más gráficamente el modo de producción predominante, aún sabiendo la carga peyorativa que la palabra «burgués» pueda hoy significar.

[:]

[:es]Respuesta a Yamandú Orsi.[:ca]Resposta a Yamandú Orsi.[:]

[:es]

Respuesta a Yamandú Orsi.

Yamandú Ramón Antonio Orsi Martínez.No lo conozco personalmente. Los informes me indican que se trata de un excelente administrador, frenteamplista y militante. Estoy hablando del compañero Yamandú Orsi. Sin embargo y quiero señalarlo, sus declaraciones sobre la desdolarización del país son equivocadas. Necesitamos tener un lugar donde debatirlas. Esto de opinar diciendo lo que se piensa es muy bueno. Ahora necesitamos la contrapartida de eventos donde esto se pueda debatir abiertamente, con el complemento luego de que las organizaciones tomen luego las medidas propias necesarias para cumplir administrativamente con lo resuelto. Así debe funcionar la democracia en todos sus planos: sindical, política, social.

Azucena Arbeleche.Bastante daño le ha hecho al país las declaraciones de la economista Azucena Arbeleche diciendo que habían hecho gestiones –no sabemos por resolución de quién– ante calificadoras internacionales de riesgo. No debería promoverse que se juegue al pelotazo, como parece ser la moda actual. Volviendo sobre el punto decíamos en nuestra columna de Uypress, con referencia a Chile: «Imaginemos por un momento a Chile, a Uruguay, a Brasil, a Grecia, a España, sin impuestos al consumo, al trabajo y a las pensiones. ¿Y entonces como se banca el presupuesto del Estado?, con un impuesto sobre la circulación del dinero, haciendo inválida cualquier transacción que no esté debidamente registrada donde la sociedad democráticamente lo determine».

«Sí, pero ningún país lo puede hacer por separado, si y es ahí donde debemos organizar la toma del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, para imponer un cambio sustancial en la economía del mundo».

«Una sola forma universal de medir los hechos económicos, no a una moneda para los dueños de los medios de producción y otra para la gente. Que los recursos provenientes de un impuesto a la circulación del dinero sean administrados democráticamente sin engrosar las burocracias estatales y administrados con criterios de rentabilidad social, y eficiencia».

Por eso hablar de dos monedas cuando los ahorros del país, y los ahorros personales de los administradores se hacen en la moneda «fuerte» no sólo me parece incorrecto, sino grave para los intereses de la gente. Destaco lo de fuerte porque ya en el mundo se debe hablar de monedas predominantes como es en este caso, que inciden sobre la vida de la gente, y hacen que sobre el manejo de ellas se juegue con el nivel de vida de vastos sectores.

Jorge Aniceto Molinari.
Martes, 19 de Noviembre de 2019.

[:ca]

Resposta a Yamandú Orsi.

Yamandú Ramón Antonio Orsi Martínez.No el conec personalment. Els informes m’assenyalen que es tracta d’un excel·lent administrador, frenteamplista i militant. Estic parlant del company Yamandú Orsi. No obstant això i vull assenyalar-ho, les seves declaracions sobre la desdolarització del país estan equivocades. Necessitem tenir un lloc on debatre-les. Això d’opinar dient el que es pensa és molt bo. Ara necessitem la contrapartida d’esdeveniments on això es pugui debatre obertament, amb el complement després que les organitzacions prenguin després les mesures pròpies necessàries per a complir administrativament amb el resolt. Així ha de funcionar la democràcia en tots els seus plans: sindical, política, social.

Azucena Arbeleche.Bastant mal li ha fet al país les declaracions de l’economista Azucena Arbeleche dient que havien fet gestions –no sabem per resolució de qui– davant qualificadores internacionals de risc. No hauria de promoure’s que es jugui al pelotazo, com sembla ser la moda actual. Tornant sobre el punt dèiem en la nostra columna d’Uypress, amb referència a Xile: «Imaginem per un moment a Xile, a l’Uruguai, al Brasil, a Grècia, a Espanya, sense impostos al consum, al treball i a les pensions. I llavors com s’assoleix el pressupost de l’Estat?, amb un impost sobre la circulació dels diners, fent invàlida qualsevol transacció que no estigui degudament enregistrada on la societat democràticament ho determini».

«Sí, però cap país ho pot fer per separat, si i és aquí on hem d’organitzar la presa del Banc Mundial i del Fons Monetari Internacional, per a imposar un canvi substancial en l’economia del món».

«Una sola forma universal de mesurar els fets econòmics, no a una moneda per als amos dels mitjans de producció i una altra per a la gent. Que els recursos provinents d’un impost a la circulació dels diners siguin administrats democràticament sense engrossir les burocràcies estatals i administrats amb criteris de rendibilitat social, i eficiència».

Per això parlar de dues monedes quan els estalvis del país, i els estalvis personals dels administradors es fan en la moneda «forta» no sols em sembla incorrecte, sinó greu per als interessos de la gent. Destaco això de forta perquè ja en el món s’ha de parlar de monedes predominants com és en aquest cas, que incideixen sobre la vida de la gent, i fan que sobre el maneig d’aquestes es jugui amb el nivell de vida d’amplis sectors.

Jorge Aniceto Molinari.
Dimarts, 19 de novembre del 2019.

[:]

[:es]Esto es ahora: 2019.[:]

[:es]

Esto es ahora: 2019.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias dándose un abrazo.Se perfila como novedad un gobierno en España del PSOE y Podemos. Se están discutiendo cargos lo cual no es novedad, pero la preocupación es que programa para España y ahora ya con eso no alcanza, es necesario avanzar en un programa para el mundo.

No somos optimistas. Ahora la situación va agregando cada vez más ingredientes en la crisis en un mundo cuyo gobierno y en la pugna está en manos de los cuerpos gerenciales de los conglomerados empresariales multinacionales, sus instrumentos para aplicar su política a los Estados son el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Es una dictadura por ahora no cuestionada y donde todo lo demás viene por añadidura.

Tal vez la historia nos esté reservando novedades, son demasiados los ingredientes que se le vienen poniendo a la olla de la crisis, para que de ella la humanidad no saque enseñanzas para avanzar.

Y porque no, desde España, desde Uruguay; miren lo que está pasando en Bolivia, todo el odio de clase al desnudo como que hubiera estado escondido por la afrenta que para ellos significaba que un «Indio» fuera Presidente, con el apoyo del pueblo.

Hasta la sociedad en EE.UU. parece más tolerante luego del gobierno de Obama, ahora el problema sigue siendo el mismo: ¿cuál es el programa que necesitamos para abordar la crisis y sus consecuencias?

La derecha lo quiere todo aunque no sabe para qué. En el poder se siente segura. En Venezuela ganaron una elección entre más de 10 (la abstención de la izquierda fue notoria). En Bolivia aún con crecimiento económico importante, Evo dio un paso en falso, y fuera, sus mayorías no califican en el mercado capitalista. Recordemos que su derrota en la propuesta constitucional de continuidad fue precedida de una campaña de prensa, sucia sobre su moralidad, que luego se demostró falsa.

Un amigo me escribe coincidiendo con mis enfoques, pero me señala que insisto con la revolución bolchevique que está fuera del conocimiento de las generaciones actuales.

Tal vez tenga razón en que me faltan elementos en el desarrollo, y que no explique suficientemente en que todos los cambios sociales para afirmarse necesitan de la teoría y del conocimiento profundo de la realidad. En 1917 llegó en plena crisis al poder, un partido que tenía toda una estructura ideológica que no la enarbolaba como dogma sino como guía para la acción y a su vez la enriquecía permanentemente con nuevos textos. Eso se cortó en 1924 y aún hoy la humanidad lo sufre porque no ha podido reemplazarlo y continuar la tarea de elaboración que es lo que hoy necesitamos imperiosamente. Hoy la crisis irreversible de la predominancia del modo de producción capitalista abarca a todo el planeta.

Los partidos actuales, todos, elaboran programas para su país como si el resto del mundo no existiera y no fuera determinante.

Sin embargo el propio Marx tenía una respuesta para esta interrogante:

«…El conjunto de las relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se eleva un edificio (Uberbau) jurídico y político y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material determina (bedingen) el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia».

Esta estructura económica es hoy ecuménica. De eso la conciencia social ha comenzado a tomar nota y necesita tiempo y experiencia para conformar la voluntad política necesaria para avanzar.

Estamos en presencia de una crisis irreversible de la predominancia del modo de producción capitalista y no solo necesitamos que su muerte sea en paz, sino que sea reconocida como tal.

Cuánto ha costado en términos de desarrollo de la economía, que se entendiera que tal como venía el desarrollo económico de la humanidad, el capitalismo que conociera uno de sus centros de mayor desarrollo en el Reino Unido, necesitó, en una determinada etapa, construir un nuevo centro sobre la base en gran parte de la herencia cultural del propio Reino Unido en EE.UU., rica en luchas sociales y la aplicación de todos los avances de la tecnología, recordemos el rol del ferrocarril en medio de la guerra civil en la construcción de la unidad nacional.

Similitud en la utilización de ferrocarril para construir el ejército rojo, y la propia unidad de la Unión Soviética sobre esa base en medio de la guerra civil.

La vida hacía añicos la teoría del súper imperialismo y daba la razón a los análisis de Lenin.

Sin embargo, la vida iba a depararnos nuevas vueltas, EE.UU. comandaba el libre mercado en el mundo, y a la vez la Unión Soviética, luego de la derrota de Lenin, se convertía en el modelo alternativo al capitalismo que se esboza desde un capitalismo de estado y se amuralla.

Renacía nuevamente la teoría del súper imperialismo. Y otra vez la vida no sólo que da por tierra con esta teoría sino que nos hace vivir hoy la paradoja en la construcción de un nuevo centro predominante del capitalismo mundial en China y su entorno, gobernada esta por el Partido Comunista y liderando el libre comercio mundial.

El ministro del área en el gobierno Bolsonaro de Brasil acaba de informar –no ocultando su satisfacción– que ese país va a firmar un tratado de libre comercio con China. Cosas vedere Sancho, le haría decir don Miguel de Cervantes a don Quijote.

Y por si esto fuera poco es EE.UU. ahora el que se amuralla, y no son pocos los izquierdistas que sueñan en el mundo con sus propias murallas con el objetivo de desarrollos nacionales.

«El modo de producción de la vida material determina (bedingen) el proceso de la vida social». El proceso de la economía china y su entorno necesariamente luego de su auge va a conocer la necesidad de planificar su vida posterior, se pondrá en juego en el nuevo centro del capitalismo la capacidad de los comunistas para rectificar una compresión de los fenómenos sociales luego de la derrota de Lenin, que no ha permitido comprender en su plenitud el pensamiento de los maestros y frenó por todo un período la compresión de los fenómenos que estábamos viviendo.

Tal vez lo que ha costado pasar de los límites nacionales a los internacionales, para elaborar respuestas en beneficio de la gente. Hoy todavía los comunistas y los socialistas son nacionales. La literatura sobre la derrota de Lenin en 1924, es aún muy escasa. En el Uruguay tenemos el privilegio de tener un texto de José Batlle y Ordoñez sobre el tema.

Sin embargo, la tarea central para procesar este cambio aún no está planificada –falta la voluntad política que lo realice y es nada más ni nada menos que la toma del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional para imponer un cambio sustancial en su política, que necesitará de dos herramientas primarias para poder ser aplicada: la moneda y los impuestos.

Ahora creo entender que está pasando con quienes leen mis notas: Toda la vida se basaron en la idea de que socialismo es propiedad estatizada, y que alguien venga y les diga que eso es un error, que el socialismo se construye no creando un modelo alternativo al capitalismo, sino desarrollando éste hasta sus límites, para luego ayudar a que su predominancia muera en paz y se comience a planificar la economía con un carácter mundial y sobre la base de una moneda única universal y que los impuestos que la sociedad necesita para abordar las necesidades de este etapa deben provenir de la propia circulación del dinero, dando muerte a los paraísos fiscales y haciendo no válida toda transacción que no esté debidamente registrada en los instrumentos que la sociedad democráticamente determine.

No desconocemos que en toda una etapa de la historia, el Estado cumplió una función y muchas veces fue el escudo de los débiles, cuando los débiles pudieron hacerse fuertes para defender sus derechos. Ahora, siempre fue un medio y no un fin en sí mismo.

No renegamos de ninguno de los programas nacionales que en su momento reivindicó la izquierda en la lucha de clases, si aportamos que estos tenían y tiene un período a cumplir que hoy necesita de una perspectiva superior.

Y nos hacemos cargo, ahora que está de moda decir que uno se hace cargo, de todos los errores cometidos en el capitalismo de estado con el objetivo de contribuir a liberar a la sociedad de las consecuencias de la explotación capitalista. De lo que no nos hacemos cargo es de convertir esas acciones en la teoría necesaria para superar la etapa capitalista de la sociedad, y menos de emparentarla con las ideas que en su momento desarrollaron los maestros. Y menos aun de la corrupción y de los crímenes que se cometieron en nombre de los ideales revolucionarios.

La vuelta a esas ideas es lo que nos permite pensar que un mundo mejor es posible.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 14 de Noviembre de 2019.

[:]

[:es]Reflexión.[:ca]Reflexió.[:]

[:es]

Reflexión.

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias dándose un abrazo.Se perfila como novedad un gobierno en España del PSOE y Podemos. Se están discutiendo cargos lo cual no es novedad, pero la preocupación es qué programa para España, y ahora ya con eso no alcanza. Es necesario avanzar en programa para el mundo.

No somos optimistas. Ahora la situación va agregando cada vez más ingredientes en la crisis en un mundo cuyo gobierno y en la pugna está en manos de los cuerpos gerenciales de los conglomerados empresariales multinacionales. Sus instrumentos para aplicar su política a los Estados son el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Es una dictadura por ahora no cuestionada y donde todo lo demás viene por añadidura.

Tal vez la historia nos esté reservando novedades. Son demasiados los ingredientes que se le vienen poniendo a la olla de la crisis, para que de ella la Humanidad no saque enseñanzas para avanzar.

Y porque no desde España, desde Uruguay, miren lo que está pasando en Bolivia. Todo el odio de clase al desnudo como que hubiera estado escondido por la afrenta que para ellos significaba que un «Indio» fuera Presidente, con el apoyo del pueblo.

Hasta EE.UU. parece más tolerante luego del gobierno de Obama. Ahora el problema sigue siendo el mismo: ¿cuál es el programa que necesitamos para abordar la crisis y sus consecuencias?

Un amigo me escribe coincidiendo con mis enfoques, pero me señala que insisto con la revolución bolchevique que está fuera del conocimiento de las generaciones actuales.

Tal vez tenga razón en que me faltan elementos en el desarrollo, y que no explique suficientemente en que todos los cambios sociales para afirmarse necesitan de la teoría y del conocimiento profundo de la realidad. En 1917 llegó, en plena crisis al poder, un partido que tenía toda una estructura ideológica que no la enarbolaba como dogma sino como guía para la acción y a su vez la enriquecía permanentemente con nuevos textos. Eso se cortó en 1924 y aún hoy la Humanidad lo sufre porque no ha podido reemplazarlo y continuar la tarea de elaboración que es lo que hoy necesitamos imperiosamente. Hoy la crisis irreversible de la predominancia del modo de producción capitalista es irreversible y abarca a todo el planeta.

Los partidos actuales, todos, elaboran programas para su país como si el resto del mundo no existiera y no fuera determinante.

Jorge Aniceto Molinari.
Miércoles, 13 de Noviembre de 2019.

[:ca]

Reflexió.

Pedro Sánchez i Pablo Iglesias donant-se una abraçada.Es perfila com a novetat un govern a Espanya del PSOE i Podemos. S’estan discutint càrrecs la qual cosa no és cap novetat, però la preocupació és quin programa per a Espanya, i ara ja amb això no s’hi arriba. És necessari avançar en programa per al món.

No som optimistes. Ara la situació va agregant cada vegada més ingredients en la crisi en un món el govern del qual i en la pugna està en mans dels cossos gerencials dels conglomerats empresarials multinacionals. Els seus instruments per a aplicar la seva política als Estats són el Banc Mundial i el Fons Monetari Internacional. És una dictadura ara com ara no qüestionada i on tota la resta ve per afegiment.

Tal vegada la història ens estigui reservant novetats. Són massa els ingredients que se li venen posant a l’olla de la crisi, perquè d’ella la Humanitat no tregui ensenyaments per a avançar.

I perquè no des d’Espanya, des de l’Uruguai, mireu el que està passant a Bolívia. Tot l’odi de classe al descobert com que hagués estat amagat pel greuge que per a ells significava que un «Indi» fos President, amb el suport del poble.

Fins els EUA semblen més tolerants després del govern d’Obama. Ara el problema continua sent el mateix: quin és el programa que necessitem per a abordar la crisi i les seves conseqüències?

Un amic m’escriu coincidint amb els meus enfocaments, però m’assenyala que insisteixo amb la revolució bolxevic que està fora del coneixement de les generacions actuals.

Tal vegada tingui raó en què em falten elements en el desenvolupament, i que no explico prou en què tots els canvis socials per a afirmar-se necessiten de la teoria i del coneixement profund de la realitat. El 1917 va arribar, en plena crisi al poder, un partit que tenia tota una estructura ideològica que no l’enarborava com a dogma sinó com a guia per a l’acció i al seu torn l’enriquia permanentment amb nous textos. Això es va tallar el 1924 i encara avui la Humanitat ho pateix perquè no ha pogut reemplaçar-ho i continuar la tasca d’elaboració que és el que avui necessitem imperiosament. Avui la crisi irreversible de la predominança de la manera de producció capitalista és irreversible i abasta a tot el planeta.

Els partits actuals, tots, elaboren programes per al seu país com si la resta del món no existís i no fos determinant.

Jorge Aniceto Molinari.
Dimecres, 13 de novembre del 2019.

[:]

[:es]De Chile al mundo.[:]

[:es]

De Chile al mundo.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

María Cecilia Morel Montes, primera dama de Chile. Triste.La señora esposa del actual Presidente de Chile lo expresó con una claridad meridiana: (no es textual y no conozco que haya sido desmentido) «nos están invadiendo los alienígenas, vamos a tener que ceder algunas de nuestras riquezas».

La expresión puede tener varias traducciones, generalizada en algunos sectores de la sociedad actual; una traducción de clase: son ellos y nosotros, los pobres y los ricos, los que tienen y los que no tienen. Una salida, no tan compartida: ceder algunas de nuestras riquezas.

Por desgracia esta es una forma de razonar producto de un sistema económico, de un modo de producción que está llegando a sus límites posibles.

Probablemente la señora no esté en condiciones de reconocer que aún así no tiene arreglo, que lo que necesita morir es la predominancia de un modo de producción.

Porque lo que pasa en Chile, hoy es solo un ejemplo más de lo que está pasando en el mundo.

También es nociva la contrapartida vulgar: «si tuviéramos los bienes que tiene ellos», pues no conduce a superar lo que origina el problema.

Imaginemos por un momento a Chile, a Uruguay, a Brasil, a Grecia, a España… sin impuestos al consumo, al trabajo y a las pensiones. ¿Y entonces como se banca el presupuesto del Estado?, con un impuesto sobre la circulación del dinero, haciendo inválida cualquier transacción que no esté debidamente registrada donde la sociedad democráticamente lo determine.

Sí, pero ningún país lo puede hacer por separado, si y es ahí donde debemos organizar la toma del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, para imponer un cambio sustancial en la economía del mundo.

Una sola forma universal de medir los hechos económicos, no a una moneda para los dueños de los medios de producción y otra para la gente. Que los recursos provenientes de un impuesto a la circulación del dinero sean administrados democráticamente sin engrosar las burocracias estales y administrados con criterios de rentabilidad social, y eficiencia.

¿Que resolver hacer esto debe ser lo más complicado?: de acuerdo. Pero hoy lo hace la burocracia instalada en el Banco Mundial y en el Fondo Monetario Internacional sin más aval que el de las capas gerenciales de los complejos empresariales multinacionales.

Entonces a analizar y poner en debate como organizar el aparato productivo de la humanidad para que sea más eficiente y democrático para la gente.

No estamos de acuerdo con los nacionalismos a los que se acude para dispersar la capacidad organizativa popular, esto en múltiples facetas, donde se reivindican religiones, monedas, costumbres. Si estamos de acuerdo con que se respeten las nacionalidades, que significan entre otras respetar las culturas que han incorporados sus conocimientos a la riqueza de la humanidad.

Hasta hoy las empresas estatizadas1, y las cooperativas han sido un medio de defender el trabajo de la gente cuando existían actividades que corrían el riesgo de dejarla sin trabajo. Las primeras convertidas en teoría que conocieron su mayor fracaso con la caída del llamado socialismo real, aún cumplen un ciclo histórico y de alguna manera continúan hasta hoy. Las segundas teniendo que convivir en una sociedad que siempre aspiraba a absorberlas para el sistema de empresas monopólicas.

Pensamos que una organización democrática del aparato económico de la humanidad no va a descartar particularmente a las cooperativas que son siempre un instrumento de educación del trabajo colectivo, y que entonces si encontrarán las estabilidades que hoy le son negadas.

¿Qué tiene que ver todo esto con lo concreto de Chile hoy? Salvador Allende en un histórico discurso en la ONU reivindicó para Chile la nacionalización del cobre. Era la época donde los pueblos aún podían pensar en los beneficios de una economía estatizada, frente a la expoliación de los monopolios empresariales multinacionales.

La derecha no soportó este camino y utilizó el sabotaje militar organizado por los «servicios» de EE.UU. para derrocarlo. Pero, paradoja, hoy el cobre estatizado es la fuente de recursos del presupuesto militar.

Hoy Chile necesita una constituyente donde se puedan organizar la atención a las necesidades popular, sabiendo en definitiva que el equilibrio solo se podrá lograr si el mundo encara un sistema impositivo basado en la circulación del dinero.

Y no para resolver Chile sino para atender la economía del mundo en plena crisis.

Escritas estas líneas llegan noticias entre otras del golpe contra Evo Morales en Bolivia y del pantano electoral en España, un amigo me escribe en Facebook afirmando que el único camino es la democracia a lo que respondo:

«No te confundas, la democracia no es un fin, es un medio. Para lograr los avances han sido necesarios los esfuerzos con ese fin. Cuando cosas tan simples como que la economía tenga una medida igual para todos y que los impuestos vayan sobre la circulación del dinero son tan resistidos y ninguneados por todos, es porque la crisis es muy profunda y la sociedad ha entrado en una etapa en que si no discutimos ideas de cómo salir no se va a salir.

Es muy fácil decir los que están en el gobierno son los responsables de todo, o la contrapartida: nadie lo puede hacer mejor que nosotros, pero ambas posturas son falsas. Necesitamos ideas, programa para superar una crisis que es irreversible pero que no es el fin del mundo si logramos que esas ideas avancen».

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 11 de Noviembre de 2019.


Nota:

1En la salud y la enseñanza, el rol del Estado ha ganado un papel que a pesar de la mercantilización de estos rubros ha sido bien importante.

[:]

[:es]Imperialismo.[:]

[:es]

Imperialismo.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

El mundo cambió. El avance tecnológico parece transformarlo todo. Sin embargo, hay compañeros y organizaciones políticas a las que pertenecen esos compañeros que cuando tienen que definir una situación cualquiera, comienzan definiendo a un enemigo: el imperialismo y quién no lo haga corre el riesgo de considerársele, que pasa a revistar filas en ese enemigo.

No se puede negar las relaciones asimétricas que existe entre las naciones y tampoco que mucho del desarrollo industrial de alguna de ellas tiene mucho que ver con su accionar fuera de fronteras, y con recursos naturales de ese origen, eso no tiene otra definición que la de imperialismo, pero lo que cambió es el gobierno del mundo. Lo cual entorpece la búsqueda del enemigo sino comprendemos el cambio y seguimos aplicando anteriores esquemas.

Ejemplos como el del imperialismo inglés y toda su red de influencia, económica, cultural, etc. etc., es innegable.

Ahora la vida es un poco más compleja, y así como es por lo menos irracional no comprobar la intervención criminal de los servicios de EE.UU. en Venezuela, también lo es resumir la realidad en sólo la denuncia del hecho y no ver lo que objetivamente está pasando y las dificultades de esa sociedad no solo para repeler la injerencia yanqui sino para organizarse socialmente.

Es cierto Cuba pudo hacerlo y con mil sacrificios, que aún perduran. Hoy es vanguardia en el mundo en muchos aspectos de la vida humana, pero existía la Unión Soviética y el capitalismo de Estado aún no conocía el derrumbe que luego sobrevendría.

Existía todo un desarrollo que explicaba a contrapelo de lo que su momento habían analizado Marx, Engels, Lenin, los más destacados, y que hablaban de esa experiencia como la del socialismo realmente existente. Si existían análisis profundamente críticos que advertían que eso no era socialismo sino una construcción que pretendía ser alternativa y competir con el capitalismo «realmente» existente.

Ahora pretender ignorar lo que ello significaba y que muchos avances sociales se dieron en el marco de esa confrontación, no es correcto. Es ignorar las alternativas de la propia lucha de clases que no se desplazan en línea recta sino sinuosa.

Otra cosa hubiera sido teorizar que ese sistema estatista podía superar al propio sistema capitalista expandido a todo el planeta, con esta realidad actual de EE.UU. y China.

Lo nuevo que hay que comprender y es una lección para los venezolanos, es que los cambios en el mundo son de tal magnitud que hoy el centro del capitalismo mundial está pasando a ser China gobernada por un Partido Comunista, liderando además el libre comercio en el mundo, mientras EE.UU. amuralla su economía.

Sin embargo el cambio no es fácilmente asimilable. ¿Cuántos partidos Comunistas en el mundo, y cuantos partidos que se reclaman de izquierda, siguen elaborando propuestas donde el centro es el aparato productivo estatizado o la idea de líneas de producción propios o de agregados de valor libremente determinados? Y que cuando tienen dificultades sin resolver acuden a la imagen de que el obstáculo viene por el lado de la existencia del Imperialismo. Pero una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa. La diferencia en el potencial económico de los países existe, no se puede ignorar. EE.UU. hoy puede amurallar su economía y crecer un 3,5% en su PBI. Incluso Trump puede pensar en su reelección. Y a la vez dar alce a la industria de guerra, para el respiro de esa economía, comandando agresiones de todo tipo en el mundo. Pero no lo puede hacer Uruguay, no lo puede hacer Venezuela, pero tampoco España, y ni siquiera ya Inglaterra.

Tampoco lo puede hacer Argentina, aunque la Dra. Cristina Fernández hable en la presentación de su libro de que el gobierno argentino debería tomar como ejemplo la política proteccionista de EE.UU.

Trump puede pensar hoy lo importante que es que a los demás países no se les ocurra utilizar al dólar como su moneda porque ello haría imposible a EE.UU. cerrar sus fronteras. Y hoy especula con una producción propia sin la competencia del mercado mundial, pero ¿cuánto puede durar esto?

Este es además un debate a dar fundamental, el de la moneda, –es una materia pendiente en los cursos de economía– pues incluso se habla de la vuelta al patrón oro, como si fuera posible retrotraerse en el tiempo y volver a convertir el oro en una mercancía privilegiada para el intercambio de las otras mercancías. Es claro que lo que en última instancia marca el valor monetario es el valor real de la producción que es el que pueden determinar los que están en el centro de su realización y que hoy especulan con los paraísos fiscales y la acumulación trágica de millones y millones de valores en distintas monedas, aún las digitales, que no pueden ser aplicadas con rendimiento y rentabilidad en la organización de la producción actual. ¿Es que alguien ha podido descubrir otro árbitro para determinar los valores de la moneda?

Hemos oído hablar en distintas ocasiones en que se reivindica la producción en un determinado país del valor de una matriz productiva nacional, de agregar valor a las distintas líneas de la producción. Todo ello es loable pero debe tener en cuenta el desarrollo productivo a nivel mundial que barre con todas las barreras nacionales que lo puedan obstaculizar.

Una realidad económica a observar para comprobar esto que estamos exponiendo es la actual de EE.UU. y las presiones que comienzan a señalarse en el plano interno.

El problema es que no barra con las necesidades de la gente y precisamente para eso que debemos darnos un programa que transforme esta realidad donde las inversiones productivas son tales sólo sin son rentables y redituables dentro de la predominancia del marco capitalista.

A eso es que debe apuntar el programa que reivindique medir los hechos económicos de igual manera en todo el planeta: una sola medida monetaria universal. Que los recursos que la sociedad en su conjunto necesita para la salud, la enseñanza, la vivienda, también para organizar el trabajo –nadie debería no aportar su esfuerzo a las necesidades propias y de la sociedad– deben provenir de un sistema impositivo basado en la circulación del dinero dando muerte a los paraísos fiscales, y a los impuestos al consumo, al trabajo y a las jubilaciones y pensiones. Ninguna operación con dinero puede ser legal sin estar debidamente registrada donde la sociedad lo determine.

Establecer entonces los organismos universales que puedan planificar en el marco de la mayor expresión democrática los planes para que todo el mundo tenga trabajo y aporte su esfuerzo a la sociedad en el marco de planes de construcción de ciudades autosustentables y extendidas en jardines terrenales. ¿Es solo un sueño? No, hoy ya es posible, hay que construir la voluntad política para hacerlo.

O es que hoy por ejemplo se deja contaminar a la Naturaleza porque es un problema de dejadez de los seres humanos: ¡¡¡no!!!, se deja contaminar porque las inversiones en ese plano no le son rentables al capitalismo. No es un problema del ser humano en sí, es un problema por la existencia de la predominancia de un modo de producción que necesita morir en paz e iniciar el transito a uno superior.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 9 de Mayo de 2019.

[:]

[:es]Chalecos Amarillos (II).[:]

[:es]

Chalecos Amarillos (II).

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Convengamos en que no es fácil entender el mundo actual. Un mundo con el líder del capitalismo, Donald Trump, aferrado al proteccionismo y poniendo trabas al libre comercio y por otro al país que comanda el actual desarrollo capitalista gobernado por un Partido Comunista y propiciando el libre comercio.

Lo que no cambia por otra parte es la OEA, consecuente, defendiendo la «democracia» de acuerdo a los planes del Comando Sur del Ejército de EE.UU. Sin embargo tenemos a la reserva Federal (privada) de los EE.UU. emitiendo dólares y a China teniendo la mayor reserva de ellos (dólares) mientras se condena a los pueblos al sometimiento de las dobles monedas en que la especulación monetaria campea contra la gente.

Es la distancia que hay entre Macri y Macron; Macri es parte del manejo de las diferencias cambiarias provocando una baja generalizada de salarios y pensiones (lo que en el lenguaje de los economistas se llama «ajuste»), a la vez que con el manejo de las tarifas intenta en un mercado mundial cada vez más complicado la competitividad de sus colegas burgueses e inversores en el país (los que hubo antes, ahora ya no vienen).

Macron atado al EURO, (eso que la izquierda europea no termina de entender, cultivando la leyenda de lo que se puede hacer con una moneda propia cuando la producción del mundo ha cambiado radicalmente), y entonces le queda para el equilibrio el manejo de las tarifas, desafiando lo que ello provoca: una conmoción social que está latente por el constante desequilibrio que la gente siente que sufre su economía personal y nacional.

Nunca antes en la historia un modo de producción se desarrolló tanto y a la vez agotó al extremo sus desequilibrios como lo hace el capitalismo en la actualidad. Lo que el Dr. Mario Bergara (pre candidato a la Presidencia de la República en nuestro país) denomina «las incertidumbres».

¿Por qué surgen los chalecos amarillos? Una primera respuesta: porque la izquierda no tiene programa para abordar esta etapa de la historia, y sus cartas son sólo la protesta y la resistencia. Claro está que la derecha también sólo puede ofrecer la guerra, el fascismo, soluciones, salidas, ninguna. No es la misma situación que al finalizar la segunda guerra mundial en que el nacimiento del neoliberalismo abría un margen de desarrollo que es lo que hoy predomina y está culminando en la economía mundial. Chalecos amarillos sin definición ideológica ejercen la protesta y la resistencia a las medidas gubernamentales, encuentran un eco social inorgánico.

Antes se decía: «una sola chispa puede encender toda la pradera», el combustible ideológico estaba dado por la necesidad de la universalización de derechos y de dos revoluciones, la francesa y la rusa que si lo tenían.

El actual índice de crecimiento universal de la economía, que es lo que le permite al capitalismo seguir viviendo, tiene su centro en China, y al propio crecimiento de ese capitalismo «nacional» con el que mantiene la respiración Trump tiene ahí su explicación pero también sus límites.

¿Qué pasaba entonces al finalizar la segunda guerra mundial?: se planificaban los organismos multinacionales que reglaban la conducta del desarrollo capitalista teniendo como marco al planeta todo y en competencia con lo que era el resultado en la izquierda de la derrota de Lenin en 1924, con la construcción de economías estatizadas y pensando en un mundo organizado de igual manera, que esa es la herencia del stalinismo. Y vaya si duró: más de 70 años. China, Cuba, Vietnam, actualmente ya son parte de otra realidad.

Se nos podrá decir que en el medio vivían y viven corrientes de los más diversos orígenes que planificaban desarrollos que no entran dentro de esto que clasificamos y es verdad, pero también es verdad que la perspectiva de esos desarrollos estuvo y está condicionada al marco de regulaciones de los organismos financieros multinacionales que predominaban y predominan.

Hoy en Europa, si hay algo que une a partes importantes de la derecha y de la izquierda es «el sueño de una moneda propia», ahora una vez que se tomó el camino del Euro, se puede ir a más pero no a menos. Se puede exigir que el mundo mida la actividad económica con una misma medida universal, pero no se puede pensar en que cada cual mida como quiera. Si una vez hubo espacio económico para poder hacerlo, construir planes propios de desarrollo económico, hoy ya no lo hay, cualquier mercancía reúne condicionantes materiales y técnicas que son ecuménicas.

Tanto es así que hoy el éxito del amurallamiento de la economía que conduce Trump está dependiendo directamente de que no se dolaricen las economías que rodean a EE.UU. Nos referimos a que la gente común y los empresarios midan y operen en una misma moneda.

Macron ha cedido, pero esto está siendo medido por el FMI, como antes pasó en Grecia, en España… y tiene en el corto plazo sólo una posibilidad: el permitirle a Francia un mayor endeudamiento, que es además lo que está sucediendo con cada una de las unidades nacionales que componen la realidad de la economía universal.

El profesor Atilio Borón recopilaba en una nota en Página 12 de Argentina, los antecedentes franceses en las luchas sociales. El socialismo francés es reconocido como una de las partes integrantes fundamentales del pensamiento de Carlos Marx, y un aporte esencial en las conquistas que la humanidad ha ido reivindicando a lo largo del tiempo.

Por lo tanto es una expresión que se da de esta manera, no sólo por la carencia de un programa para avanzar sino porque es la sociedad toda que siente que ha llegado a los límites en los cuales es necesario hacer pesar los sentimientos humanos que dieron base y fundamento a la toma de la Bastilla en 1789.

Sin embargo y el manejo de los números puede prestarse para cualquier cosa. Se nos dice que el número de manifestantes es muy menor al nivel de las adhesiones que el movimiento tiene en el conjunto de la sociedad.

Tal vez por aquello de que no hay acción revolucionaria sin teoría revolucionaria. Aún cuando los tiempos de cada una de estas acciones se retroalimentan, hacen a los episodios de la vida. Ahora el topo (del que hablaba Marx) trabaja en miles, millones de jóvenes que la realidad desafiante los enfrenta con los conocimientos que como nunca antes están al alcance de su computadora.

Es entonces lícito pensar que en algún momento todo ese bagaje de conocimientos que la humanidad reúne y hoy no consigue aún recopilar, lo sintetice en un programa, organizando la voluntad política para aplicarlo, que logre al fin el poder hacerlo.

Precisemos, una vez más. No estamos hablando del fin del capitalismo, estamos hablando del fin, si, de su predominancia. Capitalismo como modo de producción seguramente habrá por mucho tiempo aún. Lo que debe finalizar es su predominancia, la cual hay que procurar que muera en paz. Para ello dos herramientas: medir la actividad económica con una misma unidad monetaria, y hacer que la sociedad disponga de fondos para sus necesidades: salud, educación, vivienda, trabajo, previsión social, a través de que los impuestos se apliquen primordialmente sobre la circulación del dinero, dando muerte a los paraísos fiscales y aplicando esos fondos con rentabilidad y eficiencia a través de los organismos que la propia sociedad democráticamente determine o construya nuevos con ese fin y apuntando a la desburocratización estatal de la misma.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 18 de Diciembre de 2018.

[:]

[:es]Educar, educar, educar…[:]

[:es]

Educar, educar, educar

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Luís Fernández (coincidimos en nuestras columnas de Uypress) me envía un interesante comentario que comparte con varios amigos, preocupado por el tema educativo:

Esto no es un comentario de política local o regional.

Surge de un hecho personal, pero demasiado real para mí que lo viví.

Como esto lo dirijo a mucha gente, a alguna de las cuales no conozco personalmente, debo contextualizar algunas cosas.

Comencé a dar clases particulares de Matemática, Física y Química en 1974 y sigo hasta hoy en día.

Hasta junio de 1973 fui estudiante de la Facultad de Química en Uruguay y esto me dio las bases para poder transmitir algunos conocimientos.

En 2013 me titulé de Profesor de Física. Desde 2012 al 2016 trabajé en la enseñanza pública. Fue el único lapso donde no di clases particulares. En España no reconocen el título de Uruguay y he vuelto a las «particulares» desde esa fecha, en Canarias.

Imaginaos la cantidad de cabecitas y de vínculos pedagógicos que experimenté en todo este tiempo. Naturalmente conocí estudiantes muy variados. A grosso modo podría clasificar a todos esos estudiantes en 4 categorías.

  1. Los que teniendo nivel de entendimiento aceptable no estudian porque no les interesa y/o les motivan otras cosas. Son los padres los que buscan la ayuda extra. Estos casos fueron siempre, la inmensa mayoría.

  2. Los que se esfuerzan por avanzar pero por algún motivo, faltas, o mala relación con su docente, u otros alumnos interfieren en el clima de la clase y no aciertan a prestarle la debida atención. Todavía son pocos, van en aumento.

  3. Los que por motivos varios están en un nivel para el que no están capacitados o darán una prueba que nunca prepararon. Estos se esfuerzan por aprender.

  4. Aquellos que tienen dificultades para el aprendizaje, que ya pasaron por otro tipo de profesionales. Son un porcentaje muy escaso.

Bien, en estos 44 años he tenido también muchos alumnos que volvieron conmigo en una segunda instancia.

O porque pasaron al año siguiente o porque aprobaron una materia y ahora buscan aprobar otra, o porque perdieron la materia, consideran que es por responsabilidad de ellos y vuelven por la «revancha».

Este último párrafo es la clave de todo este texto. En esa segunda instancia, muchas veces (casi siempre) debemos «recordar» o «recuperar», información básica perteneciente a cursos anteriores.

En España y el resto de Europa, el año escolar está desfasado 6 meses con A.L. Allí los cursos empiezan en marzo y terminan en Noviembre / Diciembre y acá empiezan en Setiembre y terminan en Junio / Julio del otro año.

Pues ahora en setiembre han vuelto a mis clases muchos de mis alumnos del curso pasado, luego de las vacaciones de verano de Julio y Agosto.

Cuando retomo las clases, observo que los que estuvieron todas las vacaciones sin venir no se acuerdan de casi nada.

Esto pasa siempre con algunos, pero esta vez es el 100%.

¡¡Algunos, estando en 3º o 4º de Liceo, no recuerdan operaciones elementales de la escuela!!

Por si esto fuera poco. Ningún alumno ha empezado en sus cursos regulares con temas de su año. Todos los docentes de ciencia llevan casi un mes «repasando» lo que dieron ellos u otros en el curso anterior.

Cuando un alumno me contó lo que estaban dando, me dije: «Siempre hay algún profe que no hace su trabajo». Pero luego advertí que es unánime. Seguramente hay como un acuerdo entre los docentes de «reordenar las ideas, para luego poder dar parte del curso en condiciones aceptables». Digo parte del curso, porque esto implica necesariamente restar tiempo para otros temas de los que tiene cada programa.

Es muy probable que al 98% a los que les envió esto, en 1 hora o en 1 día no lo recuerden más. Siempre hay otros motivos de atención: Elecciones en Brasil o las próximas de Argentina y de Uruguay… por ejemplo.

Pero igual digo: «Se está preparando a las futuras generaciones para que pongan la mente y sus deseos no ya en temas de carácter social, sino ni siquiera en desarrollarse como individuos».

A ver; no existe otro plan «Atlanta» donde un grupo haya decidido estas cosas; creo que NO. Además los temas de «pantallas» se retroalimentan con «opiniones» acordes de usuarios.

Por tanto todos aquellos que tengan cerca a jóvenes familiares o amigos, ¡No los dejen solos frente a las pantallas, dialoguen, no importa el tema háganlos pensar por sí mismos! De afuera de las casas y de las Instituciones se los está preparando para títeres mediocres. Ese puñado de grandes empresas que dirige el mundo, no necesita inteligentes que piensen por sí mismos. Los inteligentes a su servicio ya saben cómo obtenerlos.

Mi comentario:

En varios editoriales del The New York Times, escritos por Paul Krugman quien fuera premio Nobel de Economía, referidos a la educación, hace un diagnostico bastante similar.

Salvo que Krugman relaciona esto, la crisis de la educación a la crisis en la calidad del trabajo, y aún cuando no extrae conclusiones más completas coincido en que ese es el problema.

Ahora llegar a la conclusión de que la crisis en la calidad del trabajo está directamente relacionada con el interés de quienes organizan el trabajo y que esto a su vez está relacionado con el constante agostamiento de la tasa de ganancia, parecería caer por su peso.

Alguien me podría decir y como carajo hacen desde los Estados para cambiar esta realidad, a lo que habría que responder que pueden atenuarla pero la tendencia sólo se puede cambiar a nivel ecuménico, al menos para los Estados, que ya son la inmensa mayoría, que no están en el centro privilegiado actual del desarrollo del modo de producción predominante.

«No se puede», diría la canción de Alfredo Zitarrosa, a lo que deberíamos responder «si se puede». Es simple, sencillo, si somos capaces de abandonar los proyectos de sociedad confrontativos que ahondan la grieta social y nos ponemos con esos mismos medios que hoy se utilizan para la desconcentración intelectual a buscar medidas que hagan posible una transición en paz, porque lo del plan Atlanta como en su época el plan Cóndor no son ninguna fantasía si no el resultado de quienes se preparan no para la transición sino para la confrontación, y sería hasta estúpido negarlo, como hoy se niega amparado en los errores y horrores de los gobiernos autodenominados progresistas.

«Ese puñado de grandes empresas que dirige el mundo, no necesita inteligentes que piensen por sí mismos. Los inteligentes a su servicio ya saben cómo obtenerlos».

Precisamente nuestra tarea, con la aplicación del método que en sus textos nos dejaron los grandes maestros, es impulsar a que las masas piensen por sí mismas y de la cultura de la confrontación pasemos a la cultura de construir la transición que hoy tiene en su base dos herramientas necesarias: la moneda y los impuestos.

Tanto es así que la cultura que nos imponen, primero que nada nos plantea el de quién son las cosas y en eso las capitalistas aún en plena crisis (veamos lo que sucede hoy en la Argentina, en Brasil…) son categóricos, «no me toquen el derecho de propiedad», cuando nos deberíamos plantear el cómo funcionan, porque es en definitiva esto lo que va determinar no solo la viabilidad de la humanidad sino como va a ser el futuro de la propiedad de las cosas en los años,… siglos venideros, si es que ello es importante para las futuras generaciones y su desarrollo.

Nota:

Mientras escribíamos lo que antecede sucede la primera vuelta en las elecciones presidenciales en Brasil, que arrojaron un resultado aparentemente sorprendente, lo que no hacen más que reafirmar lo que escribíamos anteriormente y mereció un comentario nuestro en Facebook:

«No nos equivoquemos por favor estudiemos. El modo de producción capitalista predomina en todo el mundo, y está llegando a sus límites en medio de una crisis irreversible. No se puede pensar una solución a la crisis con cabeza estadual, no hay soluciones estaduales. En toda Latino América las burguesías creyeron en un periodo de desarrollo e inclinaron el fiel de la balanza a la izquierda, hasta que sintieron miedo por sus privilegios ante la crisis. ¿O es que la corrupción nació con la izquierda? Pero se enredó y se dejó enredar con ella. La gran carencia es que nuestras izquierdas no han salido aún de los desarrollos estatistas y se resisten a pensar con cabeza abierta al mundo como si lo hizo Mujica en la ONU (setiembre 2013) y luego retrocedió».

Además sabemos que la abstención fue del 20% de los habilitados para votar, a lo que hay que sumar los votos anulados y en blanco.

Leo además lo que en estas columnas de Uypress escribe la profesora Adriana Marrero sobre la actual realidad de Brasil, que es muy clara y grafica en expresar como la crisis del modo de producción que predomina en el mundo da y quita oportunidades aún en estas circunstancias. Pero con el peligro siempre latente que es la extensión de la guerra, que eso es en definitiva el fascismo; hoy los bandos no tienen la definición de los colores de las banderas nacionales, aunque aún los utilizan en su oportunismo.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 10 de Octubre de 2018.

Enlace del artículo original en castellano:

http://www.uypress.net/auc.aspx?90702

[:]

[:es]Universidad, corrupción y política, por Carlos Barros.[:]

[:es]

Universidad, corrupción y política.

El Mundo. Lunes, 24 de Septiembre de 2018. 01h39’.

A fondo.

Carlos Barros.

Carlos Barros es director fundador de la Red Académica Internacional Historia a Debate.

Enlace del artículo original en castellano:

https://www.elmundo.es/opinion/2018/09/24/5ba79111468aebe06f8b464a.html

[:]

[:es]¿Por qué a la centroizquierda no le preocupa el imperialismo?, por Gabriel Delacoste.[:]

[:es]

La noción de imperialismo: vigencia y debates.

Lunes, 3 de septiembre de 2018 | Escribe: Gabriel Delacoste en Dínamo

El concepto de imperialismo es central para los principios, valores y definiciones de la izquierda. Movimientos y partidos de izquierda en distintas partes del mundo, entre ellos el Frente Amplio, se definen como «antiimperialistas». ¿Cuál es la vigencia y pertinencia de esta definición? ¿Qué aspectos del concepto se mantienen y cuáles han cambiado en las últimas décadas? Esta será la discusión de Dínamo este mes.


¿Por qué a la centroizquierda no le preocupa el imperialismo?

La palabra «imperialismo» no suele generar reacciones muy fuertes, aunque sí muy predecibles. En el mejor de los casos, es ignorada como un saludo a la bandera, y las más de las veces es recibida como una muestra de ingenuidad, de vejez o de dogmatismo. Se asume que el uso de esa palabra es solamente una muestra de adhesión tribal. Decir «competitividad» es científico, riguroso, responsable; decir «imperialismo» es ideológico, sesentista, panfletario.

Esta observación puede sonar increíble para los que sostienen que existe una hegemonía cultural de izquierda, pero lo cierto es que en las discusiones sobre el imperialismo, tanto en la izquierda como en las ciencias sociales, en la medida en que las hay, se suelen escuchar frases que parecen citas textuales del «manual del perfecto idiota latinoamericano». La globalización y el capitalismo son tomados como dados para, por lo menos, la mayoría de la centroizquierda.

En esta columna quisiera proponer la idea de que la izquierda, y de hecho también los diferentes «centros» (liberales y progresistas, y los que se dicen socialdemócratas), deberían dudar de la ridiculización noventosa de palabras (y conceptos) como «imperialismo» y empezar a plantearse seriamente preguntas sobre el rol de las potencias y del capital transnacional en la región como problema político de primer orden.

Si uno se pone a pensar, es verdaderamente insólito que estas discusiones ya no ocurran, después de las guerras de Irak, Libia y Siria, después de los drones del ex presidente estadounidense Barack Obama, después de que la «troika» aplastó a Grecia como a una cucaracha por intentar moderar el ajuste, después de que se destapó que el gobierno de Estados Unidos tiene acceso a todas las comunicaciones de todas las personas del mundo por intermedio de las multinacionales estadounidenses de la información. Más aun si pensamos en la forma en que las potencias y las multinacionales exigen tratados de libre comercio y de inversiones en los que las controversias se definen en tribunales fuera de la soberanía de los países y que imponen reglas de propiedad intelectual que solidifican las brechas tecnológicas. O si tenemos en cuenta que las grandes empresas se hacen crear zonas francas alrededor de sus perímetros y exigen que el Estado cree legislación e infraestructuras «ad hoc» para recibirlas. O si nos preocupa mínimamente la destrucción medioambiental a escala mundial, consecuencia, en buena medida, de la industria petrolera (a la que corremos el riesgo de subordinarnos si tienen éxito las prospecciones en nuestro territorio) y los ejércitos que la apoyan.

También si estudiamos la formación de las tecnocracias, la circulación de los intelectuales, el financiamiento de los «think-tanks» por parte de las potencias. Y también el ascenso de las ultraderechas, así como las redes transnacionales que lo sustentan, que tienen como centro a Estados Unidos. Basta pensar en las iglesias llamadas neopentecostales o en redes como la Red Atlas. El dominio de las potencias sobre la ciencia, la tecnología y la cultura de masas y las redes sociales es un fenómeno muy real, y basta detenerse a pensar unos minutos para darse cuenta de la gravedad que esto puede tener si se desea hacer cosas que no estén siempre alineadas con las potencias y el capital transnacional.

Sobre todo si tenemos en cuenta las intensas y permanentes intervenciones de Estados Unidos en esta región, abiertamente y en secreto (comprobadas cada vez que se desclasifican documentos), económica y políticamente, con presiones y con violencia, pero siempre a favor de los intereses de las clases dominantes, de la apertura de la economía y contra la izquierda, apoyando dictaduras cuando le son útiles y a la democracia cuando ya no, o cuando le sirve de excusa para intervenir.

Esto que estoy diciendo fue dicho miles de veces, y seguramente, si algún centrista sigue leyendo, a esta altura ya está perdiendo la paciencia con este desfile de obviedades. Pero si es tan obvio, ¿por qué la discusión sobre estos asuntos sigue recibiendo impaciencia y ridículo? Que estas reacciones provengan de la derecha es comprensible, pero no debería serlo que lleguen desde los que no están lejos de ser compañeros de la izquierda y que quizá alguna vez aspirarían a cobrarles algún impuesto a las grandes inversiones, a lograr algún grado de desarrollo tecnológico o a tener algún grado de autonomía política. Es decir, incluso un programa democrático y desarrollista de mínima debería preocuparse un poco más por la cuestión imperial, como bien lo hicieron muchos desarrollistas y los dependentistas (permítaseme decirlo) de los años 60, sobre quienes cayeron, primero, la censura y la represión, y luego, la ridiculización por parte de libros como el «perfecto idiota» y sus repetidores (no es un dato menor el hecho de que Mario Vargas Llosa, prologuista de ese libro, forme parte de la Sociedad de Mont Pelerin, principal agrupamiento del neoliberalismo global, estudiado por el historiador de las ideas estadounidense Philip Mirowsky).

Remarco que se trata de una ridiculización y de ataques, y no de argumentaciones. A veces pareciera que decir «te quedaste en los 60» fuera suficiente para cerrar una discusión sin tomarse el trabajo ni de pensar si efectivamente quien menciona al imperialismo está pensando como algún autor de los 60, ni de cuestionarse si no habrá algunas cosas que ocurrían en los 60 (o en los 50, o en el siglo XIX) que siguen ocurriendo.

Este tipo de no-discusiones tiene un claro aire de época. Emana de un sentido común que se formó entre los 80 y los 90, acompañando el triunfo de Estados Unidos (y del capital) en la Guerra Fría. En esos años, se desplegó una narración liberal-conservadora, liderada por autores como Samuel Huntington (que por cierto, trabajó para el National Security Council de Estados Unidos), según la cual lo que había ocurrido era una «ola de democratización», al mismo tiempo que desplegó otra narración, neoliberal, según la cual estaba sucediendo un proceso de globalización que no sólo era positivo, sino que además era inevitable.

Claro que mientras sucedía esto las izquierdas eran derrotadas en toda regla, en buena medida por sus propios errores, pero también por acertadas estrategias capitalistas e imperiales. Se recuerda mucho la caída del muro de Berlín, especialmente entre quienes después se convertirían en arrepentidos profesionales, pero no tanto que, más o menos en los mismos años, se estaban quebrando también la socialdemocracia europea (piénsese en la «vuelta en U» de François Mitterrand en Francia, en los pactos de Felipe González con la «casta» en España, en la «tercera vía» de Tony Blair en Inglaterra) y el Movimiento de los No Alineados (en manos de la «crisis de la deuda», comandada por actores imperiales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial). Mientras tanto, aquí operaban para la transición democrático-neoliberal «centristas» como Julio María Sanguinetti y Enrique Iglesias, asiduos participantes del Diálogo Interamericano, gran espacio de intercambio entre élites latinoamericanas y estadounidenses, documentado ampliamente por la investigadora uruguayo-mexicana Beatriz Stolowicz.

El neoliberalismo se hizo entonces tan hegemónico que buena parte de los que hasta entonces fueron de izquierda (ex comunistas, ex socialdemócratas, ex desarrollistas) adoptaron como propia, primero como concesiones pragmáticas y luego como convencimientos ideológicos, buena parte de los postulados neoliberales (recordemos que, como dice David Harvey, «neoliberalismo» es una forma de llamar a la ofensiva imperial-capitalista que se inicia en la década de 1970).

Cabría preguntarse si estos anti-antiimperialistas de centro niegan la existencia del imperialismo, o si sostienen que el imperialismo existió pero no existe más, o si existe pero no es relevante para analizar la política a nuestra escala, o si importa pero no puede ser derrotado. O, quizá, que muchos de los desarrollos que mencioné antes en realidad son positivos porque implican una mayor eficiencia y posibilidades de crecimiento económico. A veces, estas ideas se confunden, y sería bueno que se aclararan, para que esta discusión pudiera encararse con menos eslóganes y más seriedad.

Si el imperialismo fuera un problema, habría que pensar en soluciones. Habría que pensar en cómo la idea de «competitividad» subordina a los países al capital, habría que buscar la forma de crear coaliciones sur-sur, habría que evaluar la posibilidad de deshacer los compromisos asumidos que nos atan a un sistema que beneficia a otros, y de no asumir nuevos. Habría que pensar en qué medida la integración regional podría ayudar a superar los límites que impone el tamaño de nuestra economía (lo que implicaría revisar por qué viene fracasando), en la posibilidad de acciones políticas (y sindicales) transnacionales que permitieran enfrentar al capital y a las potencias en escalas que superen la nacional, o en la posibilidad de firmar tratados en los que los países se comprometan a no hacer «dumping» social o impositivo en la competencia. O quizá saquemos la conclusión de que el Estado contemporáneo está tan atado al capitalismo global que hay que darlo por perdido y pasar a otro tipo de estrategias de resistencia y construcción. O que, al contrario, es posible recuperar la soberanía, ya que si el régimen capitalista global fue en buena medida creado por los estados, son estos los que tienen que deshacerlo, como dicen los investigadores canadienses Leo Panitch y Sam Gindin. En todo caso, son discusiones que es necesario tener.

Necesitamos entender que nuestras «estrategias de desarrollo», que no piensan políticamente los problemas y toman al capital sólo como un factor de producción y a las potencias sólo como mercados a acceder, son activamente contraproducentes para resolver estos problemas, y que sus soluciones «pragmáticas» hipotecan el futuro de nuestra economía, nuestra democracia y nuestro medioambiente. Si los anti-antiimperialistas dicen que echarle la culpa de todo al imperio es no hacerse cargo, habría que preguntarles a ellos en qué medida se están haciendo cargo de los problemas aquí planteados.

Para dar esta discusión existe una abundante literatura, producida en buena medida en algunas de las universidades más prestigiosas del mundo (hablando de imperialismo, ubicadas mayormente en el norte). Aquí mencionamos algunos de sus autores: Philip Mirowsky, David Harvey, Leo Panitch, Sam Gindin y Beatriz Stolowicz tendrían que ser mucho más discutidos, junto con Michael Hardt, Antonio Negri, Giovanni Arrighi y otros.

Los aparentes cambios de orientación de Estados Unidos bajo el gobierno de Donald Trump, la crisis de las «economías emergentes» en Argentina y Turquía, el «apartheid» global que levanta muros entre las razas y los continentes, el ascenso de China, la conciliación de autoritarismos capitalistas en países como India o Brasil, la corrupción generalizada de las clases políticas (y de los empresarios que las corrompen), las revoluciones tecnológicas en manos de gigantes no especialmente benévolos como Google, Facebook y Bayer-Monsanto, y el desafío global de la crisis ambiental, nos presentan problemas urgentes, en los que el poder de las potencias capitalistas y del capital es ciertamente parte del problema y no de la solución.

Estos problemas tenemos que enfrentarlos con inteligencia y creatividad, mirando la información con la que contamos y consultando la historia, y no basándonos en dogmas ideológicos de hace 30 años (lo siento, centristas, ahora les toca a ustedes ponerse viejos) según los cuales el mundo avanza tranquilamente hacia una era de democracia de mercado o, si esta está en peligro, no es por la brutal desigualdad y la forma en que esta destruye la democracia, sino por malvados e irresponsables «populistas». La construcción de lo que enfrente esta situación está en pleno desarrollo, y cuanto antes dejemos de reproducir ideas que sirven a otros, antes vamos a poder pensar con nuestras propias cabezas.

Gabriel Delacoste es licenciado en Ciencia Política.

Enlace del artículo original en castellano:

https://ladiaria.com.uy/articulo/2018/9/por-que-a-la-centroizquierda-no-le-preocupa-el-imperialismo/

[:]