[:es]Comunistas…[:]

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Comunistas…

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

En 1781, (no hace tanto tiempo, para un ser humano es mucho, para una sociedad apenas un suspiro en el tiempo) la revolución francesa con libertad, fraternidad e igualdad, conmovía las bases feudales de la sociedad y hacía del desarrollo de la naciente burguesía un nuevo centro para el desarrollo del aparato productivo de la humanidad.

Hubo quienes idealizando esa base material se propusieron ir más lejos. Los procesos sociales no son lineales, son sinuosos.

El nuevo aparato productivo iba incorporando más y más mano de obra, aún en las peores condiciones en esa acumulación primitiva del capital que se hacía dejando de lado la vida feudal o la posibilidad de que los talleres artesanales, cuna del capitalismo junto con el rol de los comerciantes, fuera a su vez cuna para un posible cooperativismo.

Ubiquémonos en el tiempo y en las condiciones de esa época de predominancia feudal, en esa división de clases se desarrolló no sólo la base económica de la naciente burguesía sino todas las relaciones que el ámbito de la vida humana abarca.

Las posibilidades económicas estaban del lado del crecimiento, y eso era el arte de la novel burguesía, la razón de su éxito.

Los trabajadores –algunos de ellos– entonces pasaron a ser o socios en los proyectos burgueses aceptando las diferenciaciones entre los que serían sus iguales o pasar a constituir grupos de presión para obtener mejores condiciones. (El rol y evolución de las Trade Unions).

Recordemos la contradicción entre el burgués que necesitaba ahorrar en remuneraciones –la llamada acumulación primitiva– para más rápidamente capitalizarse y su necesidad de que el resto de la sociedad tuviera suficiente poder adquisitivo para consumir sus mercancías. La teoría siempre actualizada de que la sociedad humana tiende hacia una única tiranía (el super imperialismo), ya nacía muerta.

En esa lucha, episodio de la lucha de clases, destacada por su crueldad, nacieron las corrientes modernas apoyadas en el proletariado, el anarquismo, el socialismo, el comunismo.

El anarquismo idealizó la libertad y pretendió liberarla del propio proceso económico, lo que fue utilizado por la burguesía. Sin embargo su idealismo abonó muchos proyectos políticos en que se tuvo que tener en cuenta a la «masa» y también tomada como pretexto para la provocaciones de la burguesía (los mártires de Chicago, el nacimiento del día internacional de la mujer, Sacco y Vanzetti…), para imponer sus condiciones represivas.

El socialismo, mejor denominado social democracia, nació en un proceso social en que los continuos enfrentamientos sociales necesitaban de un programa para que en el plano político se reflejaran las necesidades sociales.

Su suerte inexorablemente tenía que acompañar a la del propio sistema. Mientras el sistema se expandía su rol acompañaba las mejores inquietudes sociales para incorporar avances en las distintas legislaciones.

Entonces las crisis del sistema en su desarrollo se trasladarían al propio proceso de la socialdemocracia. Tal vez el más crucial llegó cuando fue impulsada a votar los créditos guerra y cómplice en impulsar así una masacre en la tragedia de la primera guerra mundial.

De la lucha por la paz, y con todo el bagaje de la labor ideológica fundamentalmente de Marx, Engels y el propio Lenin, del Partido Obrero Socialdemócrata ruso de su ala bolchevique nacería la reivindicación del comunismo.

Sin embargo la vida nos prepararía una nueva muy importante circunstancia en el desarrollo de la base material de la sociedad y su repercusión en todos los aspectos de la vida humana.

La crisis que originó la primera guerra mundial hizo que en el poderoso Imperio Ruso, se originara, como antes con la Comuna de Paris en 1871, un proceso revolucionario cuyo objetivo era la paz, y avanzar en las conquistas democráticas de las masas.

Don José Batlle y Ordoñez en el Uruguay, un estudioso entre otros de Marx, lo dice con total precisión a la muerte de Lenin en un editorial de su diario «El Día», la revolución significó para la gente acceder a avances democráticos que el mundo venía incorporando, y a la vez entrar en un proceso contradictorio de poder. La sociedad no estaba madura en el mundo para un nuevo modo de producción y menos aún en la Rusia Zarista donde el atraso era notorio.

Sin embargo, luego de la guerra, restañadas sus heridas e iniciando un nuevo proceso de desarrollo, el capitalismo como sistema reservó a la nueva Unión Soviética el papel de construir un capitalismo de Estado el que se denominó comunista en contraposición a las ideas de Marx, Engels y Lenin, mencionamos a los más destacados–, a los que decía aplicar.

«En la producción social de su vida, los hombres entran en determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción, que corresponden a un determinado grado de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales».

«Estas relaciones de producción en su conjunto constituyen la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la cual se erige la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia de los hombres la que determina su democrático y revolucionario cada vez más pronunciado».

Estas palabras de Marx que pueden tener defectos de traducción son las que están en debate en primer lugar entre materialistas e idealistas. Junto con el concepto de que los modos de producción también nacen, se desarrollan e inician su proceso de extinción.

Si bien hoy la crisis nos hace temer incluso por la continuidad de la propia Humanidad, su esencia no es otra que la del agostamiento de la tasa general de ganancia del modo de producción capitalista que cuestiona la continuidad de su predominancia al cuestionar la continuidad de la rentabilidad en sus inversiones. Así de sencillo.

Y mientras el hoy mal llamado comunismo está cada vez más lejos de un Estado que realmente lo sea, la humanidad se aproxima con una contradicción incomprensible para estos teóricos «comunistas»: China gobernada por un Partido Comunista líder del libre comercio en el mundo y convirtiéndose en un nuevo centro para el desarrollo y EE.UU. teniendo que recurrir a un amurallamiento para preservar al sector de la burguesía de ese país que hoy está en el poder, en creciente contradicción con lo que fue en su tiempo la expansión imperialista de sus empresas multinacionales.

Esto hace que nuestra gran preocupación sea la de retomar los análisis científicos de los maestros sobre el desarrollo de la sociedad para incidir en la formación de la voluntad política que permita a través de un programa organizar a lo mejor de la humanidad para superar esta etapa y entrar en una transición que ayude a la predominancia del capitalismo a morir en paz y estimule el nacimiento del socialismo.

Ese programa desde nuestro humilde conocimiento tiene dos herramientas centrales: la moneda y los impuestos.

Hoy por ejemplo en el Uruguay desde sectores de la izquierda se cuestiona que el Gobierno se embarque en una nueva planta de celulosa, la mayor inversión en la historia del Uruguay, argumentado además que se les da a los inversores enormes ganancias, sin las cuales seguramente no invertirían.

El problema es que estos sectores siguen idealizando las posibilidades nacionales y extrapolan al país de la economía real del mundo, es por eso además que de moneda y de impuestos no hablan y en eso comparten la política del gobierno a no ser la de un sistema impositivo que haga inviable la inversión de fuera de fronteras, política que hoy ni siquiera se puede aplicar en Cuba que cada vez participa más del mercado mundial donde ha entrado fundamentalmente con sus avances científicos.

El Frente Amplio de Uruguay que ha venido siendo ejemplo en el mundo de convivencia de distintas corrientes seguramente en los tiempos que vienen tendrá que afrontar este desafío ideológico, más allá de un cuarto periodo de gobierno, en un mundo donde la crisis crece y la necesidad del programa para afrontarla es esencial.

Esta es la sencilla razón por la cual una vez comprendidos estos temas y más allá de las circunstancias no he renunciado nunca a mi militancia comunista por el socialismo e invito a quienes han leído y están cerca de los maestros a reflexionar sobre el curso actual de los acontecimientos donde todos los esfuerzos deben ser bienvenidos.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 28 de Mayo de 2019.

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[:es]El después qué.[:]

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El después qué.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

En el mundo actual se puede decir, que son muy pocos los gobiernos que hoy saben que van a hacer a la mañana siguiente. Los propios complejos empresariales multinacionales que en pugna gobiernan el mundo preguntados por una perspectiva a mediano y largo plazo su respuesta sin dudas que estaría también llena de interrogantes e incertidumbres.

Eso tiene una lógica: las grandes decisiones hoy se toman a un nivel empresarial que está muy por encima del nivel decisorio de los Estados. El margen para ello está dentro del agostamiento de la tasa general de ganancia del modo de producción capitalista.

Tal vez el único lugar del mundo donde está incertidumbre podría postergarse es en el que tiende a ser el centro actual del capitalismo en el mundo: China y su entorno. Pero aún así nada podría cambiar el panorama complicado que presenta el pensar en la mañana siguiente como decía el líder del Frente Amplio de Uruguay el inolvidable General Liber Seregni.

En el Uruguay se ha emprendido el camino de una inversión que es la mayor en su historia para la construcción de una nueva planta de celulosa y una línea de ferrocarril (restableciendo en las mejores condiciones actuales la que existía muy precariamente). Ante ello el abogado Hoenir Sarthou ha iniciado una demanda de inconstitucionalidad.

El planteo de Sarthou es jurídico, y tiene escaso respaldo político. El propio Dr. Sarthou no tiene una propuesta alternativa para realizar por otros medios lo que pretende el gobierno, que es mover la economía y dar un respiro a la crítica situación económica que comienza a vivir con sus efectos esta parte del planeta.

No es nuestro propósito entrar en lo estrictamente jurídico, aunque llegado el caso también tendremos que hacerlo, al menos en el terreno filosófico del problema, aunque no en lo estrictamente técnico, terreno en el que no estamos preparados. Sí en el político donde el propio gobierno y su fuerza política están renuentes a agarrar el toro por las guampas. Donde prácticamente la mayoría de las fuerzas políticas renuncian a pronunciarse, o lo hacen a través de agentes secundarios, como lamentablemente está ocurriendo con el llamado movimiento «un sólo Uruguay», que de no denunciar el costo financiero de las inversiones rurales ha pasado a cuestionar las inversiones en otros sectores de la economía.

Las izquierdas nacionalistas tienen en el mundo cada vez menos margen, y de ello no hay la debida consciencia. Es más, se hace un culto a los esfuerzos nacionales, a los que sin duda hay que prestar atención a la vez que advertir los exiguos de los márgenes que tienen los desarrollos nacionales en una competencia desigual y despareja con los espacios económicos que hoy tienen en la realidad del mundo los complejos empresariales multinacionales incluso a pesar de la intensa pugna que se da entre ellos.

Un ejemplo es Argentina, el gobierno Macri ha llegado a donde inexorablemente iba a llegar, a una situación cada vez más dramática de la economía de ese país y sin ninguna perspectiva de cambio dentro de la actual conducción, lo que ha concitado la preocupación de la dirección del Fondo Monetario Internacional que teme fundadamente en un contagio internacional del recrudecimiento de la crisis.

La Dra. Cristina Fernández, quién había sido momentáneamente la gran derrotada, en condiciones de ser procesada por una justicia que actúa con los mismos criterios políticos (podría decirse que con prácticas muy alejadas de la moral de la gente) que la que condenó a Lula y forma parte –también la justicia– de las mismas prácticas de corrupción de la que no supieron o no pudieron diferenciarse estos gobernantes y que parece ser una de las fallas más comunes en este ejercicio de gobernar: ha sorprendido, ¿o no?, proponiendo para Argentina una protección del desarrollo industrial al estilo Trump. Planteo realizado en la presentación de su libro: «Sinceramente».

Sabemos que a Bolsonaro le preocupa un triunfo del peronismo –lo ha dicho–. A nosotros también nos preocupa pero por una razón diametralmente opuesta. Nos preocupa porque sería un nuevo intento de desarrollar una política acorde a las necesidades de la gente destinada al fracaso, si es que el peronismo no procesa con el conjunto de la sociedad argentina el debate político que hoy no se está dando, de cara a una crisis que abarca a todo el sistema en el mundo.

No es sólo llegar al gobierno, es elevar la vida de la gente a un nivel de dignidad, que el peronismo ha intentado dar aún siendo partícipe de la corrupción capitalista y en combates contra los llamados fondos buitres como el que dio en su momento el economista Axel Kicillof. Ahora no hay un proyecto político que lo pueda hacer, porque además se auto imponen los límites nacionales de hacer política, que sólo pareció quebrar Mujica en su intervención en la ONU en setiembre del 2013, que luego abandonó.

Para el Uruguay la nueva planta de celulosa de UPM es un respiro económico, en un panorama político donde los llamados partidos tradicionales no sólo que prácticamente no les interesa ganar el ejecutivo del gobierno, sino que además de no tener otra política, su objetivo es el de tener la mayor cantidad de cargos a nivel parlamentario y de contralor.

Si no fuera así y hubiera un cambio en la conducción política del poder ejecutivo, aparte de arremeter contra el nivel de vida de la gente como han hecho Macri y Bolsonaro no tendrían la menor idea de que hacer como ocurre hoy también con estos mismos actores de los países vecinos.

No es lo mismo que nos preguntemos nosotros: ¿después qué? A que se lo pregunten en China al amparo de la economía de esa zona del mundo. Sin embargo y a pesar de nuestra cultura estatista, cualquier respuesta que pretenda dar una respuesta coherente necesita ser analiza hoy en el espacio económico que abarca todo el planeta.

A su vez nada de esto anula la necesidad de que en cada región, en cada empresa, en cada Estado, se administre correctamente dando combate a las prácticas de corrupción y desarrollando los protocolos que amparen a la sociedad frente a estas debilidades de los seres humanos que el propio sistema predominante en su decadencia ha ido estimulando.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 20 de Mayo de 2019.

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[:es]Imperialismo.[:]

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Imperialismo.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

El mundo cambió. El avance tecnológico parece transformarlo todo. Sin embargo, hay compañeros y organizaciones políticas a las que pertenecen esos compañeros que cuando tienen que definir una situación cualquiera, comienzan definiendo a un enemigo: el imperialismo y quién no lo haga corre el riesgo de considerársele, que pasa a revistar filas en ese enemigo.

No se puede negar las relaciones asimétricas que existe entre las naciones y tampoco que mucho del desarrollo industrial de alguna de ellas tiene mucho que ver con su accionar fuera de fronteras, y con recursos naturales de ese origen, eso no tiene otra definición que la de imperialismo, pero lo que cambió es el gobierno del mundo. Lo cual entorpece la búsqueda del enemigo sino comprendemos el cambio y seguimos aplicando anteriores esquemas.

Ejemplos como el del imperialismo inglés y toda su red de influencia, económica, cultural, etc. etc., es innegable.

Ahora la vida es un poco más compleja, y así como es por lo menos irracional no comprobar la intervención criminal de los servicios de EE.UU. en Venezuela, también lo es resumir la realidad en sólo la denuncia del hecho y no ver lo que objetivamente está pasando y las dificultades de esa sociedad no solo para repeler la injerencia yanqui sino para organizarse socialmente.

Es cierto Cuba pudo hacerlo y con mil sacrificios, que aún perduran. Hoy es vanguardia en el mundo en muchos aspectos de la vida humana, pero existía la Unión Soviética y el capitalismo de Estado aún no conocía el derrumbe que luego sobrevendría.

Existía todo un desarrollo que explicaba a contrapelo de lo que su momento habían analizado Marx, Engels, Lenin, los más destacados, y que hablaban de esa experiencia como la del socialismo realmente existente. Si existían análisis profundamente críticos que advertían que eso no era socialismo sino una construcción que pretendía ser alternativa y competir con el capitalismo «realmente» existente.

Ahora pretender ignorar lo que ello significaba y que muchos avances sociales se dieron en el marco de esa confrontación, no es correcto. Es ignorar las alternativas de la propia lucha de clases que no se desplazan en línea recta sino sinuosa.

Otra cosa hubiera sido teorizar que ese sistema estatista podía superar al propio sistema capitalista expandido a todo el planeta, con esta realidad actual de EE.UU. y China.

Lo nuevo que hay que comprender y es una lección para los venezolanos, es que los cambios en el mundo son de tal magnitud que hoy el centro del capitalismo mundial está pasando a ser China gobernada por un Partido Comunista, liderando además el libre comercio en el mundo, mientras EE.UU. amuralla su economía.

Sin embargo el cambio no es fácilmente asimilable. ¿Cuántos partidos Comunistas en el mundo, y cuantos partidos que se reclaman de izquierda, siguen elaborando propuestas donde el centro es el aparato productivo estatizado o la idea de líneas de producción propios o de agregados de valor libremente determinados? Y que cuando tienen dificultades sin resolver acuden a la imagen de que el obstáculo viene por el lado de la existencia del Imperialismo. Pero una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa. La diferencia en el potencial económico de los países existe, no se puede ignorar. EE.UU. hoy puede amurallar su economía y crecer un 3,5% en su PBI. Incluso Trump puede pensar en su reelección. Y a la vez dar alce a la industria de guerra, para el respiro de esa economía, comandando agresiones de todo tipo en el mundo. Pero no lo puede hacer Uruguay, no lo puede hacer Venezuela, pero tampoco España, y ni siquiera ya Inglaterra.

Tampoco lo puede hacer Argentina, aunque la Dra. Cristina Fernández hable en la presentación de su libro de que el gobierno argentino debería tomar como ejemplo la política proteccionista de EE.UU.

Trump puede pensar hoy lo importante que es que a los demás países no se les ocurra utilizar al dólar como su moneda porque ello haría imposible a EE.UU. cerrar sus fronteras. Y hoy especula con una producción propia sin la competencia del mercado mundial, pero ¿cuánto puede durar esto?

Este es además un debate a dar fundamental, el de la moneda, –es una materia pendiente en los cursos de economía– pues incluso se habla de la vuelta al patrón oro, como si fuera posible retrotraerse en el tiempo y volver a convertir el oro en una mercancía privilegiada para el intercambio de las otras mercancías. Es claro que lo que en última instancia marca el valor monetario es el valor real de la producción que es el que pueden determinar los que están en el centro de su realización y que hoy especulan con los paraísos fiscales y la acumulación trágica de millones y millones de valores en distintas monedas, aún las digitales, que no pueden ser aplicadas con rendimiento y rentabilidad en la organización de la producción actual. ¿Es que alguien ha podido descubrir otro árbitro para determinar los valores de la moneda?

Hemos oído hablar en distintas ocasiones en que se reivindica la producción en un determinado país del valor de una matriz productiva nacional, de agregar valor a las distintas líneas de la producción. Todo ello es loable pero debe tener en cuenta el desarrollo productivo a nivel mundial que barre con todas las barreras nacionales que lo puedan obstaculizar.

Una realidad económica a observar para comprobar esto que estamos exponiendo es la actual de EE.UU. y las presiones que comienzan a señalarse en el plano interno.

El problema es que no barra con las necesidades de la gente y precisamente para eso que debemos darnos un programa que transforme esta realidad donde las inversiones productivas son tales sólo sin son rentables y redituables dentro de la predominancia del marco capitalista.

A eso es que debe apuntar el programa que reivindique medir los hechos económicos de igual manera en todo el planeta: una sola medida monetaria universal. Que los recursos que la sociedad en su conjunto necesita para la salud, la enseñanza, la vivienda, también para organizar el trabajo –nadie debería no aportar su esfuerzo a las necesidades propias y de la sociedad– deben provenir de un sistema impositivo basado en la circulación del dinero dando muerte a los paraísos fiscales, y a los impuestos al consumo, al trabajo y a las jubilaciones y pensiones. Ninguna operación con dinero puede ser legal sin estar debidamente registrada donde la sociedad lo determine.

Establecer entonces los organismos universales que puedan planificar en el marco de la mayor expresión democrática los planes para que todo el mundo tenga trabajo y aporte su esfuerzo a la sociedad en el marco de planes de construcción de ciudades autosustentables y extendidas en jardines terrenales. ¿Es solo un sueño? No, hoy ya es posible, hay que construir la voluntad política para hacerlo.

O es que hoy por ejemplo se deja contaminar a la Naturaleza porque es un problema de dejadez de los seres humanos: ¡¡¡no!!!, se deja contaminar porque las inversiones en ese plano no le son rentables al capitalismo. No es un problema del ser humano en sí, es un problema por la existencia de la predominancia de un modo de producción que necesita morir en paz e iniciar el transito a uno superior.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 9 de Mayo de 2019.

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[:es]Con el Doctor Henry Engler.[:]

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Con el Doctor Henry Engler.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Con el coterráneo Henry Engler (ambos nacimos en Paysandú), fuimos contemporáneos en los tiempos de CUDES (Centro Único de Estudiantes Sanduceros), y más particularmente con Walter, su hermano mayor: el Chody, también como Henry recibido de médico en Suecia, lamentablemente ya fallecido. Eran épocas de efervescencia ideológica particularmente por la influencia de Cuba revolucionaria. En la Paysandú industrial eso se vivía intensamente.

No nos hemos vuelto a encontrar personalmente, pero sí por este medio tecnológico fantástico que es el mundo actual de las comunicaciones.

Henry es actualmente por merecimientos propios una personalidad mundial en el mundo de la medicina, particularmente en la técnica de los positrones (creo no equivocarme), y tal vez por ello cobran mayor importancia sus opiniones en el plano político. Sobre ellas es que quiero abrir el debate porque las considero honestamente equivocadas.

Dice Henry:

«Carta de Henry Engler para Raúl «Bebe» Sendic que fue leída en la plaza el 28 de abril.

Querido hermano Raúl:

Te hago unas líneas con motivo de este recordatorio de tu partida hacia nuevos universos.

Aquí las cosas están, algunas bien y otras muy mal.

Acontecimientos recientes me han llevado a pensar en cuántas cosas raras nos han metido en la cabeza desde siglos y en las consecuencias que esto tiene para todos.

Empiezo con el concepto de «Patria». De niños en la escuela, nos ponían en fila y nos hacían marchar cantando una canción que decía:… «Es muy bella mi bandera, nada iguala su lucir y es su sombra la que buscan los valientes al morir» y después: «no ambiciono otra fortuna ni reclamo más honor que morir por mi bandera, la bandera bicolor». Es decir: hay que morir por la patria, que es la bandera. O está representada por la bandera. Crecimos con la idea de ser valientes y morir por la bandera. Y me he estado preguntando sobre estas cosas.

En la guerra civil española alguien escribió una canción que dice: «Dicen que la patria es un fusil y una bandera. La patria son mis hermanos que están labrando la tierra».

Esto lo escuchamos no de niños, sino de jóvenes. Cuando empezamos a dudar de lo que nos habían enseñado. Y empecé a recabar información sobre el origen de nuestra patria. Encontré que en los orígenes, un señor llamado Lavalleja (hay un departamento que lleva su nombre) le dio instrucciones a otro señor llamado Fructuoso Rivera (hay un departamento que lleva su nombre) de solucionar definitivamente el problema de los Charrúas. Mientras esos indios brutos que lo único que habían hecho bien era haber peleado con Artigas siguieran existiendo, no se podía construir una patria. Entonces el militar Don Fructuoso junto con el militar Bernabé Rivera se dedicaron a perpetrar el primer genocidio. El genocidio contra los Charrúas. Les mintieron a los indios que creyeron en ellos y les tendieron una trampa. Arrancaron en Salsipuedes y después los persiguieron por todo el territorio. Y abrieron el camino hacia la patria moderna. Patria que hoy sigue siendo para algunos, el cuartel y una bandera. Se nos ocultó el genocidio en las escuelas, porque: ¿qué importancia tenía? Eran indios. Y además con todas las calles que se llaman Rivera y Lavalleja no eran tan importantes estos hechos.

Heredamos un ejército inspirado en militares como estos. Que jamás va a reconocer que cometieron un genocidio entonces y que no reconocen tampoco el genocidio reciente que perpetraron contra gente que como los charrúas no pensaba como ellos. Genocidio contra la llamada izquierda. ¿Que importan 174 jóvenes que piensan diferente? ¿Y qué importa que la mayoría no hacía resistencia armada?

Bueno, nos enteramos recientemente que los genocidios contra quienes piensan diferente no comprometen el honor del ejército. Pero si un oficial por cobardía no defiende a otro oficial, toda la organización se sacude. Todo el sistema patriarcal está en peligro. Mentir y cubrirse es honrar a la patria. Esta manera de pensar es tan aberrante como la manera de pensar del patriarca Rivera que de paso quería matar a Artigas porque el tupamaro se comportaba como un indio charrúa. Esta mentalidad ha quedado metida, atornillada en la mentalidad de la mayoría de los oficiales del ejército.

El ejército es una organización vertical de oficiales, clases y tropa. Señores patriarcales oficiales, los intermediarios y sus esclavos. Los pobres de verdad que componen la tropa, no pueden ni deben decir absolutamente nada. No pueden opinar. Sólo deben obedecer. En los cuarteles se decía: la primera regla es que el comandante siempre tiene razón. La segunda regla es que, si el comandante se equivoca, rige la primera regla. ¿Qué tiene que ver esto con ideas de democracia? Singularmente, en este espanto, no participan ni han participado mujeres. Esto es patriarcado puro. En todas estas barbaridades: ¿Cuántas mujeres se cuentan? Y me dirán: pero es democracia, porque en Brasil, en elecciones democráticas, ganó el militar Bolsonaro, que conmemora el golpe del 64 y defiende desapariciones, torturas, violaciones ocurridas en la dictadura y detesta a los homosexuales. Antes de las elecciones un juez encarcela a Lula, su opositor. Después que Bolsonaro gana, nombra a ese juez de ministro de justicia.

¡Qué farsa! Viva la justicia, viva la democracia. Viva la patria.

Bueno, tenemos que reconocer que esta democracia viene heredada de los patriarcas. Está hecha a su medida y manera. Pero nosotros debemos tener en cuenta que una democracia que no respeta los derechos humanos, no es democracia: es una farsa. Tenemos que ser conscientes de que no se puede plebiscitar si se va a juzgar o no a criminales de guerra. Es también una farsa.

A Hitler lo eligieron democráticamente. Aunque era un racista declarado desde el comienzo. Si hubiesen hecho un plebiscito en Alemania después de la guerra, en esa democracia entre comillas, seguramente hubiesen votado no juzgar a los heroicos militares que hicieron desaparecer en el humo 6 millones de judíos.

El respeto por los derechos de los seres humanos en este planeta es el principio y el fin de una verdadera democracia. El gobierno del pueblo es para el pueblo. No es para el cuartel ni la bandera. El pueblo no puede permitir estas violaciones flagrantes a los derechos humanos ni tampoco se beneficia con la existencia de los ejércitos. Porque el fin del ejército no ha sido proteger a los ciudadanos, sino las guerras, los exterminios. Y me dirán: pero han ayudado en las inundaciones. O en los incendios. Y yo pregunto: ¿necesitamos un ejército con oficiales y con esclavos para eso?

¿No podemos encontrar medios más baratos y menos peligrosos para movilizarnos cuando hay catástrofes naturales?

Creo que es hora de pasar el ejército a retiro y no confiar en las democracias donde los derechos humanos rigen solo para los que deciden.

¿Para qué queremos un ejército?

Considero que no reconocen sus hechos de guerra, son unos miserables cobardes. Y los que los protegen igual. No son valientes, no tienen honor. Esto no tiene vuelta. Como sé bien que piensas como yo en este punto, lo comento aquí para todos.

Para no aburrir a nuestros compañeros del alma, no te cuento aquí sobre el drama de la contaminación. Que es otro tremendo capítulo. Espero contarte cosas positivas en la próxima. Pero ya lo positivo es que estemos juntos para analizar cosas y hallar soluciones.

Te mando un entrañable abrazo de universo a universo.

Henry».

Mi reflexión:

En mi vida he tenido el privilegio de «matear» e intercambiar opiniones en su momento con Raúl y con Alberto, hermano mayor de Raúl, dirigente militante trotskista en cuya casa en Paris, falleció Raúl. Por supuesto que con Alberto llegué a coincidir en la militancia que tenía puntos de contacto con la que desarrollaba Raúl pero también puntos importantes de discrepancia, particularmente sobre el carácter del capitalismo y la lucha armada.

En esta carta de Henry reaparecen particularmente los puntos discrepantes y tienen que ver nada menos que sobre el rol de las fuerzas armadas.

«¿Para qué queremos un ejército?», se pregunta Henry, como si los seres humanos, las sociedades tuvieran la posibilidad de elegir, más aún en este plano de interrogarnos, que no compartimos, tal vez sería más coherente preguntarse ¿para qué queremos capitalismo?.

Sabemos y si no deberíamos saberlo, que los modos de producción se suceden incorporando en su desarrollo a cada vez más sectores y superficies en el planeta; como los seres humanos nacen, se desarrollan y declinan, el capitalismo como modo de producción predominante tiene hoy claramente marcados sus límites, contrariamente a lo que dicen la mayoría de los economistas que están a su servicio. Es sobre eso que hay que poner al acento para que el mundo pueda transitar la transición en paz, cuando los desarrollos de las guerras en varios puntos del planeta amenazan la generalización y por consiguiente la catástrofe, uno de cuyos capítulos es la contaminación. Es el negocio de la industria de la guerra que da oxigeno a la asfixiada predominancia de la economía capitalista y le hace pensar en su renacer, una especie de opio en el peor sentido de la palabra, cuando lo que necesita para el bien de todos es morir en paz.

Es más, Mujica en la ONU (septiembre 2013) comenzó a transitar este camino, en que encaró el análisis de medidas universales que efectivamente son las que humildemente pienso la humanidad debe transitar, salvo que se demuestre lo contrario y empecemos a buscar otras soluciones que a mi criterio van por un camino equivocado o en definitiva no son soluciones.

No sé la razón de porque Mujica no ha vuelto sobre el tema, aunque en tu carta a Raúl podría estar una de las llaves, la de que en sus viejos compañeros el camino sigue siendo el de la confrontación de sistema contra sistema, que tuvo su auge en el stalinismo y en la derrota en su momento de las ideas de Lenin; en él aparecen ante la opinión pública como los gladiadores de una época en que los yanquis luego de su derrota en Cuba pudieron estimular las confrontaciones. Que servía a su estrategia, la de EE.UU. de estimular movimientos guerrilleros para desarticular la acción social y a la vez organizar la represión para la que reservaban su inserción en las fuerzas armadas de las distintas naciones y la Escuela de las Américas. Una verdadera pinza organizada sobre la base de la táctica del aborto. Analizaban que la tendencia de los pueblos a avanzar socialmente era inexorable, con esta táctica trataban de abortarla.

No hay dudas que para un científico muchas veces el insistir por el camino equivocado significa entre otras cosas el que en su experiencia piensa que el análisis no está terminado. Y no discutimos el derecho a hacerlo. Pero en este caso no se trata de eso como lo demuestra el discurso de Mujica en la ONU, sino el temor a transitar el camino de la ciencia en el terreno político del cual tanta necesidad tiene hoy la humanidad cuando el capitalismo está llegando a etapas cruciales y de enorme peligro para la humanidad toda. La propia situación política interna de EE.UU. con el crecimiento de las ideas socialistas es una demostración de ello. Ya no está lejano el día en que veamos al pueblo de EE.UU. crecer socialmente y a darle un nuevo vigor a las ideas de los maestros del socialismo.

No me niego a analizar el tema militar, pero sería una pérdida total de tiempo sino lo vinculamos a la etapa actual del modo de producción predominante y su crisis y someter a la sociedad uruguaya a un debate en el cual hay puntos para avanzar ya hoy y hay que hacerlo, pero el transcendente e importante es el otro, el programa de la transición que fue el que insinuó Mujica en la ONU, sobre el cual ni él ni su grupo han vuelto.

El mismo tipo de diferencia hemos tenido cuando antes se afirmó, en un acto público, que el modelo cooperativo de producción libera al trabajador del patrón, dando una visión equivocada sobre la predominancia global del modo de producción capitalista que hacen a esa liberación absolutamente inocua, si bien coyunturalmente muchas veces es necesario recurrir a ellas y a las estatizaciones, con miles de dificultades (Envidrio, Funsa, etc. etc.), para no dejar en la calle a los trabajadores. De lo que se trata es de ayudar a la humanidad a superar este modo de producción para entonces si engarzar a las cooperativas con el nuevo modo de producción como en su momento lo analizara magistralmente Federico Engels.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 2 de Mayo de 2019.

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[:es]Cascabel al gato.[:ca]Picarol al gat.[:]

[:es]

Cascabel al gato.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Dicen que los ratones reunidos en asamblea para preservar sus vidas resolvieron por unanimidad ponerle un cascabel al gato. El problema pasó a ser entonces quién le ponía el cascabel al gato. Algo de esto está pasando con el acuerdo generalizado de que hay que reformar la Seguridad Social. Todos coinciden y hemos escuchado los más variados argumentos.

Ahora el problema es crucial para abordarlo y para la crisis irreversible de la predominancia del modo de producción capitalista que estamos viviendo. Por lo tanto somos incansables en repetir una y mil veces nuestros argumentos hasta que se nos demuestre que estamos equivocados o no.

En Febrero del 2006 en plena crisis de la Caja Bancaria participamos sobre el tema en «Buscadores», un programa de la Televisión Nacional del Uruguay, que ahora pasa a VTV y esto era lo que decíamos.

En octubre del 2008, el gremio bancario defendiendo su Caja Bancaria, logró un importante acuerdo a nivel del gobierno que ha permitido en este sector un equilibrio actuarial sustentable y un ejemplo a analizar y tener en cuenta.

Por otra parte el crecimiento sostenido de la economía y los acuerdos salariales han permitido que los distintos sectores abarcados por la Seguridad Social hayan vivido un periodo de relativa tranquilidad y digo relativa porque no ignoro las consecuencias de la salidas a la Seguridad Social que originó la llamada ley de las afaps con sus consecuencias actuales.

Ahora hoy todos avizoran un panorama sombrío en la medida que la crisis económica directa, que vive esta zona del continente va a tener también consecuencias en el Uruguay, aún cuando haya un nuevo período de gobierno para el Frente Amplio; nuevo período para el cual todos en la oposición parecerían estar de acuerdo en que así ocurra en la medida que electoralmente aumenten su influencia para poder decidir en las medidas futuras de gobierno, sin por lo tanto estar implicados en la responsabilidad del mismo, cuando no tienen la menor idea de que hacer, y más aún con lo que le viene sucediendo a cambios muy festejados por ellos –a la oposición– en su momento, como los de Macri y Bolsonaro.

Esta Seguridad Social que hoy tenemos se corresponde a una etapa de desarrollo capitalista en el mundo occidental y cristiano que está llegando a su fin. Todos coinciden en que el problema son los recursos y por lo tanto o se achican las prestaciones o se incrementan estos. En el mundo capitalista actual esto es una disyuntiva de hierro, ecuación que podríamos definir como indestructible dentro de la predominancia de este modo de producción.

Podríamos resumir: para bajar las prestaciones se precisan gobiernos neoliberales lindantes con el fascismo, para aumentar los recursos se necesitan gobiernos «populistas» que pongan impuestos a los empresarios o asuman desde el Estado gestiones empresariales que por lo general están destinadas al fracaso.

¿Y entonces quién le pone el cascabel al gato?

Para nosotros humildemente se trata de comprender que la Humanidad está en otra etapa y que para abordarla en beneficio de la gente necesita reformas universales para las cuales hay que construir voluntad política.

Hoy están existiendo situaciones dramáticas donde las necesidades presupuestales hacen que gobiernos sensibles a los problemas de la gente tengan que decidir si determinados recursos van para atender una población cada vez más envejecida o a las nuevas generaciones, por ejemplo.

Es urgente el cambio de rumbo del Banco Mundial, y del Fondo Monetario Internacional, en lo regional entre otros del Banco Interamericano de Desarrollo y para ello es necesario que los cientos y miles de intelectuales que han estado involucrados en su gestión hagan el análisis retrospectivo de lo que ha sido su gestión y sus propuestas fallidas en el seno de la sociedad humana.

Esto puede sorprender, porque existe una «cultura» de izquierda que cataloga a estos organismos de una manera y para siempre: «son el estandarte de la derecha». No desarrollamos falsas expectativas, pero si sabemos que la crisis en su curso puede tener transformaciones en la manera de encarar los problemas que llegados a un determinado punto pueden eclosionar, más aún si somos capaces de hacer propuestas programáticas correctas y no un compendio de buenas intenciones que es en lo que se han convertidos los programas de las izquierdas. La crisis actual es irreversible para la predominancia del modo de producción capitalista, ¿o alguien puede demostrar lo contrario?

En el Uruguay por ejemplo tenemos a una personalidad excepcional como el Contador Enrique Iglesias, quién ha manifestado su preocupación por la incertidumbre que hoy afecta al desempeño político y económico de los Estados en el mundo. ¿No sería el momento de un llamado a esa reserva intelectual del mundo para encarar la crisis actual? No se trata entonces de un cascabel sino de abordar a nivel humano una salida que nosotros no tenemos la menor duda de que existe, y que vale la pena transitarla.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 27 de Abril de 2019.

[:ca]

Picarol al gat.

(Abordant això gris, que sembla la teoria).

Diuen que els ratolins reunits en assemblea per a preservar les seves vides van resoldre per unanimitat posar-li un picarol al gat. El problema va passar a ser llavors qui li posava el picarol al gat. Una mica d’això està passant amb l’acord generalitzat que cal reformar la Seguretat Social. Tots coincideixen i hem escoltat els més variats arguments.

Ara el problema és crucial per a abordar-lo i per a la crisi irreversible de la predominança de la manera de producció capitalista que estem vivint. Per tant som incansables a repetir una i mil vegades els nostres arguments fins que se’ns demostri que estem equivocats o no.

Al febrer del 2006 en plena crisi de la Caixa Bancària participem sobre el tema en «Buscadores», un programa de la Televisió Nacional de l’Uruguai, que ara passa a VTV i això era el que dèiem.

A l’octubre del 2008, el gremi bancari defensant la seva Caixa Bancària, va aconseguir un important acord a nivell del govern que ha permès en aquest sector un equilibri actuarial sustentable i un exemple a analitzar i tenir en compte.

D’altra banda el creixement sostingut de l’economia i els acords salarials han permès que els diferents sectors abastats per la Seguretat Social hagin viscut un període de relativa tranquil·litat i dic relativa perquè no ignoro les conseqüències de la sortides a la Seguretat Social que va originar l’anomenada llei de les afaps amb les seves conseqüències actuals.

Ara avui tots sotgen un panorama ombrívol en la mesura que la crisi econòmica directa, que viu aquesta zona del continent tindrà també conseqüències a l’Uruguai, encara quan hi hagi un nou període de govern per al Front Ampli; nou període per al qual tots en l’oposició semblarien estar d’acord que així succeixi en la mesura que electoralment augmentin la seva influència per a poder decidir en les mesures futures de govern, sense per tant estar implicats en la responsabilitat d’aquest, quan no tenen la menor idea que fer, i més encara amb el que li ve succeint a canvis molt festejats per ells –a l’oposició– en el seu moment, com els de Macri i Bolsonaro.

Aquesta Seguretat Social que avui tenim es correspon a una etapa de desenvolupament capitalista en el món occidental i cristià que està arribant a la seva fi. Tots coincideixen que el problema són els recursos i per tant o s’acovardeixen les prestacions o s’incrementen aquests. En el món capitalista actual això és una disjuntiva de ferro, equació que podríem definir com a indestructible dins de la predominança d’aquesta manera de producció.

Podríem resumir: per a baixar les prestacions es requereixen governs neoliberals confrontants amb el feixisme, per a augmentar els recursos es necessiten governs «populistes» que posin impostos als empresaris o assumeixin des de l’Estat gestions empresarials que en general estan destinades al fracàs.

I llavors qui li posa el picarol al gat?

Per a nosaltres humilment es tracta de comprendre que la Humanitat està en una altra etapa i que per a abordar-la en benefici de la gent necessita reformes universals per a les quals cal construir voluntat política.

Avui estan existint situacions dramàtiques on les necessitats pressupostàries fan que governs sensibles als problemes de la gent hagin de decidir si determinats recursos van per a atendre una població cada vegada més envellida o a les noves generacions, per exemple.

És urgent el canvi de rumb del Banc Mundial, i del Fons Monetari Internacional, en el pla regional entre altres del Banc Interamericà de Desenvolupament i per a això és necessari que els centenars i milers d’intel·lectuals que han estat involucrats en la seva gestió facin l’anàlisi retrospectiva del que ha estat la seva gestió i les seves propostes fallides en el si de la societat humana.

Això pot sorprendre, perquè existeix una «cultura» d’esquerra que cataloga a aquests organismes d’una manera i per sempre: «són l’estendard de la dreta». No desenvolupem falses expectatives, però si sabem que la crisi en el seu curs pot tenir transformacions en la manera d’encarar els problemes que arribats a un determinat punt poden fer eclosió, més encara si som capaços de fer propostes programàtiques correctes i no un compendi de bones intencions que és en el que s’han convertit els programes de les esquerres. La crisi actual és irreversible per a la predominança de la manera de producció capitalista, o algú pot demostrar el contrari?

A l’Uruguai per exemple tenim a una personalitat excepcional com el Comptador Enrique Iglesias, qui ha manifestat la seva preocupació per la incertesa que avui afecta a l’acompliment polític i econòmic dels Estats en el món. No seria el moment d’una cridaanomenat a aquesta reserva intel·lectual del món per a encarar la crisi actual? No es tracta llavors d’un picarol sinó d’abordar a nivell humà una sortida que nosaltres no tenim cap mena de dubte que existeix, i que val la pena transitar-la.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 27 d’abril de 2019.

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[:es]Disyuntiva de hierro.[:]

[:es]

Disyuntiva de hierro.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Al día de hoy el desarrollo de la tecnología es tal que las «actividades administrativas» que se realizan a nivel de los Estados, los municipios, las comunas, por seres humanos, pueden ser sustituidas con la consiguiente economía en los costos presupuestales del Estado que ello significa.

Un ejemplo: en el Uruguay estamos de elecciones, primero las internas de cada Partido, luego las nacionales para elegir autoridades parlamentarias y si se logra determinada mayoría al Poder Ejecutivo y si no, ir a una segunda vuelta para la elección presidencial, luego en Mayo tenemos las elecciones municipales.

El costo de todo este proceso, al que acompaña una profusa campaña también con costos de difícil cálculo, es para la sociedad tremendamente oneroso, y a la vez fácilmente sustituible, y no precisamente con el sueño de los fascistas de eliminar las elecciones y la democracia, sino por el contrario, haciéndola más ventajosa y aplicable más fácilmente, haciendo a la sociedad más democrática y pudiendo consultársele de continuo.

El Uruguay tiene hoy una tarjeta de identificación de la identidad (la llamada cédula de identidad y también el pasaporte), práctica, completa, sencilla y de rápida tramitación.

Pensemos en una copia digital de esta inscripción de los habitantes del país pasada a la autoridad electoral –La Corte Electoral–, constituida con las garantías constitucionales correspondientes. Esta tiene ahí todos los datos y no precisa hacer una trabajosa reinscripción para poder ejercer el ciudadano el derecho al voto. El colmo está que cuando hay elecciones y estas son obligatorias, el ciudadano debe presentar ante el organismo particular correspondiente a su trabajo o al cobro de jubilaciones o pensiones una papeleta que le expiden cuando vota. Absurdo, cuando debería ser la Corte la que comunicara automáticamente quién no cumplió con su obligación constitucional de votar para hacer los descargos correspondientes.

Y no vamos a reiterar el análisis de cómo se dilapidan millones y millones de pesos en editar listas, en el papeleo, en las mesas, etc. etc. sabiendo además que la garantía de la cuarta acta del escrutinio en las mesa de recepción de votos1, se puede preservar con total seguridad en un sistema digitalizado.

También hemos analizado en notas anteriores que lo mismo es posible hacerlo para un rubro tan importante como el de la salud, donde con un «simple» enlace todos los datos necesarios de cada ser humano puedan ser accedidos en circunstancias en que ello fuera necesario. Y si a ello de agregamos que hoy ya existe en la humanidad medios de muy bajo costo que con un simple análisis se está en condiciones de saber que enfermedades padeció y que enfermedades está propenso a padecer. No quiero imaginarme lo que un avance en este sentido y con este modo de producción puede provocar en desocupación en la industria vinculada a la salud en el mundo. Pero si quiero imaginarme lo que ello significaría en la salud de toda la humanidad.

Si nos ponemos a pensar en todo los que los Estados no sustituyen, incorporando tecnología que ya está disponible, para no sustituir a seres humanos que hoy se ganan la vida con tareas que esta ha superado, es lo que llamamos una disyuntiva de hierro.

Lo que se proyecta hoy, lo que se realiza de ello, tiene que estar en directa consonancia con la rentabilidad capitalista, y ello aquí en el Uruguay como en el resto del mundo es cada vez más: imposible. Como imposible es ampliarle al conjunto del modo de producción predominante su tasa de ganancia2. Que se inició con la humilde plusvalía, en su proceso de reinversión capitalista, el desarrollo, y ahora la declinación que pone a la humanidad toda en la tarea de dar muerte en paz a esa predominancia del modo de producción capitalista o someterse a las consecuencias de una enorme catástrofe.

El gobierno del mundo en plena pugna intercapitalista ha pasado a los complejos empresariales multinacionales, a los gobiernos de los Estados cada vez le queda menos márgenes de maniobras.

Los puestos de trabajo en todas partes del mundo son el Talón de Aquiles3 del actual modo de producción, pues están directamente vinculados a la rentabilidad y ella depende no solo de la capacidad de inversión sino del mercado capaz de absorber lo que se le ofrece. Esto hace que florezcan industrias vinculadas con lo peor del ser humano, las drogas, la guerra, las tratas de las más diversas índoles, que se estimule la actividad deportiva de elite en detrimento de la generalizada en beneficio de la salud de la gente.

El deporte profesionalizado, es una industria en la que se invierten millones y millones de dólares, la tasa de ganancia en este sector altamente competitivo sigue siendo alta pero a la vez de alto riesgo, en la medida que en el mundo avancen los controles bancarios y crezca la consciencia sobre la necesidad de eliminar los paraísos fiscales y el lavado de dinero.

¿A qué vamos con estos análisis? A que en un Estado determinado con el gobierno de un Partido socialdemócrata se puede defender a la gente de la explotación capitalista, establecer leyes, ayudas, instrumentos para generalizar la educación, la salud, la vivienda, pero a la larga, y ya no tan larga, la tecnología y la alta competencia capitalista para obtener lo que va quedando del agostamiento de la tasa general de ganancia, hacen a los gobiernos nacionales cada vez más estrechos en sus posibilidades a no ser que solo se les quiera para proteger los privilegios de un determinado sector como está ocurriendo ahora prácticamente en la casi totalidad de los países.

A la vez esta disyuntiva de hierro está en condiciones de ser quebrada fácilmente una vez lograda la voluntad política para hacerlo, siendo el escenario imprescindible la humanidad toda.

Para ello es que se necesita el programa, que tiene dos llaves: la moneda y los impuestos.

¿Está la humanidad en condiciones de iniciar este camino? No solo que lo está, sino que es imprescindible que lo haga, a riesgo de pérdidas incalculables en el desarrollo del aparato productivo y del bagaje cultural que se ha ido acumulando a través de la historia.

Esta nota la estamos escribiendo un 22 de Abril a 149 años del nacimiento de Lenin, que una de sus grandes virtudes fue la de dejar escrito todo (55 tomos de sus obras completas) lo que fue su actividad, y la hazaña aún mayor es que pudo atravesar el stalinismo y hoy son un documento fundamental para entender lo que la humanidad está viviendo y necesita hacer de aquí en adelante.

El trabajo, los puestos de trabajo son un problema que va en aumento en la organización actual de la economía en el mundo. ¿Soluciones?: las hay de todo tipo, las estatistas, la neoliberales… que acuden a lo mismo que ha venido fracasando hasta ahora, porque no atienden el problema fundamental que es la crisis irreversible de la predominancia de este modo de producción. La necesidad de ayudarla a morir en paz y comenzar a instrumentar la transición que ayude a preservar el aparato productivo que la humanidad ha construido y planificar un avance gigantesco para el cual ya están todas las condiciones técnicas y humanas pero que es necesario para que ello sea posible construir la voluntad política capaz de realizarlo.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 22 de Abril de 2019.

Notas:

1La garantía de la cuarta acta de escrutinio, consiste en que la mesa entrega a los delegados de las distintas opciones electorales obligatoriamente un acta con el resultado de esa Mesa. Recordemos que en Dictadura, Germán Araujo organizó para que de cada mesa el resultado del plebiscito constitucional se conociera rápidamente en el exterior, particularmente en España, por lo que el resultado con la derrota de la misma se hizo conocer a todo el mundo e imposibilitó maniobras. Llama la atención como la derecha venezolana jamás instrumentó un sistema similar, ¿o será que no hay el tal fraude?

2Un concepto desarrollado magistralmente a lo largo de su obra por Carlos Marx.

3El talón de Aquiles es una expresión popular que se emplea para referirse al punto vulnerable o débil de un individuo o cosa.

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[:es]En polémica.[:]

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En polémica.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Con el compañero y amigo Juan Pedro Ciganda, hemos tenido oportunidad y el gusto de polemizar en innumerables oportunidades y seguramente lo seguiremos haciendo, porque ese es en definitiva uno de los instrumentos que nos da la vida para aprender y avanzar.

Esta que se hizo vía Facebook se inicia con una recomendación que me hace de un texto, sobre la Revolución Rusa1, y una observación inicial que realizo al método empleado:

«Para eso el método con el cual se aborda cada momento estudiado se convierte en una cuestión central, que debería poder iluminar y dar un esqueleto firme a la carne del asunto. Al pueblo en movimiento que, mal que nos pese, es el auténtico responsable de los cambios históricos». Este juicio llega a ser contradictorio con el de Engels en «El papel del trabajo…»2, Idealiza a las masas.

Juan Pedro:

Por eso mismo y coincidiendo contigo en la necesidad de un programa para el mundo, para la Humanidad, la contradicción de la hora –y más que nunca– no es capitalismo vs. algo diferente. Es democracia o fascismo, más allá que éste cambie de ropajes. El capitalismo no tiene pareja estable con el liberalismo económico, el proteccionismo, el librecambismo, el control de cambios, la sustitución de importaciones, el estado interventor. Puede casarse con todas las formas mientras lo que importa es el margen de ganancia. Entonces todo programa para el mundo pasa por democracia o fascismo, hoy más que nunca.

Mi opinión:

¿De qué disponen hoy los Estados? Supuestamente de los impuestos y de poder expropiar, ¿por qué supuestamente? porque existen reglas universales que el que no las acate queda fuera del circuito económico, incluido Corea del Norte y EE.UU. que se amuralla. Por otro lado, en los paraísos fiscales se acumulan billones y billones que no encuentran rentabilidad. Si se quebrara ese circuito (eso es hoy la revolución), el nuevo circuito estaría en condiciones de invertir y reactivar toda la economía. Para quebrarlo se necesita voluntad política. Mujica en la ONU (2013) llegó al punto y luego retrocedió en chancletas. Las bases para manejar globalmente la situación ya existen y la tecnología también. La humanidad ya está en condiciones de ingresar a una etapa superior o sumirse en la barbarie. Es la distancia entre consciencia e inconsciencia.

Juan Pedro:

Si lo atinente a la moneda no se abraza con democracia, es un buen programa que será inaplicable. Obviamente que no se puede ser esquemático y pensar que le vamos a enseñar a la cultura milenaria de los chinos o al Islam, que tienen que tener comisión electoral. No hay recetas. Mas en esta América de Sur abierta en cruz, como decía la Negra Mercedes, y en lo que conocemos como Occidente, la pelea por la democracia no es accesoria sino esencial.

Tampoco tengo recetas. Por ahí el oncólogo tiene.

Reconozco que en este asunto tengo presente el postrero artículo de setiembre de 1989, el último, del Flaco, antes de morirse.

Me han tildado de excesivamente arismendiano, al respecto3.

Mi opinión:

La llave del asunto, no está en ningún punto programático por separado, sino en comprender la necesidad de abordar con una política de paz el fin de la predominancia capitalista y las herramientas. Son la moneda y el sistema impositivo para que el mundo pueda mover los recursos que hoy ya no mueve porque al capitalismo no les son redituables. Los invalorables aportes del Flaco por eso no llegaron al nivel de Batlle y Quijano que si los tenían en cuenta y en la izquierda nos ha costado entender. Ellos no eran estatistas.

Juan Pedro:

El problema no es estatista o privatista. Al capitalismo no le interesa. Se lleva bien con la democracia, con el fascismo como instrumento imprescindible, con el Partido Chino, con los samurais y con todo aquel que pueda ser funcional a la rentabilidad que a la fecha tiene –como tu bien has advertido– como uno de los principales centros el complejo bélico. Por demás, si los tiros van por ahí, se me ocurre, hay que decirle a la gente algo más. So riesgo de la parálisis. Pero, me consta, tampoco tengo la receta.

¿De que disponen hoy los Estados? Supuestamente de los impuestos y de poder.

En la Rusia zarista la tierra, el pan, fueron temas para un proceso de cambio, independientemente del posterior desarrollo del proceso. La conciencia y la inconsciencia requieren de algo más que ubicar la moneda como el eje. Por demás, es casi tonto, no charlar de que del mismo modo que el dólar es la fuente de poder para ser manejado por USA y el sistema, la dictadura mundial de la seguridad nacional se ejerce militarmente, si hace falta. Por lo que, democracia y fascismo, siguen siendo la contradicción básica para avanzar. También para avanzar en la comprensión de temas como el rol de la moneda como instrumento de poder. Porque lo que avanza o no es la conciencia de los bichos humanos. No alcanza con citar a Einstein para explicar la teoría de la relatividad.

Mi opinión:

La paz, el mantener el funcionamiento del aparato productivo, y sancionar los excesos del zarismo… la paz… y el incorporar a lo cotidiano de la vida las conquistas ya alcanzadas en Europa. Eran aún predominantemente economías nacionales con sus monedas. Hoy el mundo capitalista es otro y en los países las monedas diferentes sirven para engordar burocracias nacionales. Ya en el socialismo real, el dólar era manejado por la burocracia y los diplomáticos, la gente se movía con las monedas locales, diferencias que se hacían patentes en épocas de crisis. ¿Dificultades para entenderlo?: en la izquierda que nunca lo ha debatido, porque cuando se ha aplicado como en Ecuador la iniciativa vino de otro lado, y en Argentina y Venezuela se ha estado discutiendo en ese juego de los intereses económicos.

Juan Pedro:

Jorge: de acuerdo con que se haya discutido poco, por incomprensión y dificultades de otro orden. Coincidirás conmigo en que el caso ecuatoriano no es el mejor. Si tu moneda pasa a ser el dólar, en forma más enfática, tu realidad será determinada por la Reserva Federal. No trato de invalidar la necesidad de tener una plataforma común que pueda ser bandera racional de las mejores causas de la humanidad. Y tampoco invalido la propuesta concreta relativa a la moneda. Eso sí, del mismo modo que tu machaconamente y con perseverancia trabajas ese tema, yo entiendo que hay que vincularlo con lo que algunos autores definen como la «dictadura mundial de la seguridad nacional» y que yo prefiero (no excluyendo el concepto anterior) seguir definiendo como nuevas formas de fascismo. En todo caso, también, junto a la visibilización del tema que tu reiteras, hay que hacer por la gente algo más que quererla y decirle cuál es el programa para el mundo como contraposición a la llegada de los monstruos de la que hablaba Gramsci. Eso pasa por la radical reivindicación de la democracia. Esto no es idealismo (contrapuesto a materialismo) sino la posibilidad de hacer política concreta en el mundo y en lo que nos toca en especial, Latinoamérica.

Sigo reconociendo que no tengo fórmulas mágicas, salvo estudiar, escribir y difundir que a mi edad lo veo como más posible que ir al a mil actos.

Mi opinión:

«Tu realidad será determinada por la Reserva Federal» ¿Esto es así? ¿qué está pasando con la Reserva Federal? Primero es importante estudiar el tema. El país con más reservas en dólares en el mundo es China. Las emisiones de la Reserva Federal que se hacían para enjuagar los déficit de guerra del presupuesto de EE.UU. y en paralelo con las emisiones de Euros del Banco Central Europeo son intensamente debatidas. El centro programático debe ser necesariamente la economía. Y no digo que sea fácil, Lenin recién en las tesis de abril desarrolló el programa para la revolución de octubre en lo concreto en lo económico y luego de la revolución su preocupación era como se seguía. La izquierda a esto no le ha dado pelota. Se estatizaba y ta. Nosotros hemos tenido la ventaja de vivir adentro del monstruo y poder conocerlo mejor a partir de gigantes como el flaco Gómez y el gordo Juanjo.

Juan Pedro:

1. Lo que no me queda claro es con quien polemizas. Los que querían estatizar todo están, en buen grado, en seguro de paro o en hogares de la tercera edad.

2. Los nombres de Juanjo, del Flaco, de Batlle o de Quijano son todos valiosos, en lo político y en lo humano. Pero no son el asunto. No me contestas que sugerencias tenés sobre el asunto moneda, aunque sea para avanzar en la conciencia de algún amigo y cómo eso lo invertimos en una batalla por la democracia contra el fascismo y la dictadura mundial de la seguridad nacional.

3. Marx, Engels y Lenin vieron muchas cosas. Otras no pudieron imaginarlas siquiera por razones obvias. Somos, cada uno de nosotros, un fenómeno histórico, cambiante, dependiente de nuestro contexto, formación, tiempo, circunstancias.

4. Hay un amplio desarrollo del pensamiento marxista o marxiano a lo largo y ancho del planeta en todo el siglo veinte y en lo que van del veintiuno. A título de ejemplo, ¿cómo se traspola a las grandes batallas del siglo en curso y la etapa presente del capitalismo, la contradicción de clases mirada ya no desde 1848 sino en 2020?

5. Hardt y Negri escribieron Imperio y conmovieron a mucha gente y fueron best seller hace un par de décadas. Subrayaban la importancia de la «mundialización» del capital y la necesidad de borrar esquemas anteriores. Eran corresponsables de darle carné de libre acceso a la tesis de que los «estados nacionales ya fueron». No solamente le restaban responsabilidades a las potencias centrales, le daban impunidad. El problema no eran los estados capitalistas centrales.

6. Algunos prestigiosos cientistas e historiadores marxistas subrayan hasta el día de hoy (Osorio es un ejemplo) como los estados sieguen siendo imprescindibles para administrar el sistema. Incluso el asunto progresivo y confrontado con el fascismo es el fortalecimiento de organismos internacionales. Una prueba de ello, es que la obscena dictadura norteamericana ha derogado a las Naciones Unidas como ámbito relevante, por no controlarla.

7. Hay algunos temas convocantes –que pueden ser diversionistas del eje central– pero que importan, de hecho, el cuestionamiento de la realidad. Lo atinente al medio ambiente es un ejemplo. Lo referido al rol de la mujer, etc. son convocantes. Pueden ser diversionistas (opción uno) o pueden ser nucleadores de gente donde es más viable la posibilidad de introducir la necesidad de un programa para el mundo, como es tu vocación.

8. Yo aprendí de los «viejos» pero también de los teóricos (no maestros, porque a los maestros no se les discute, al menos para algunas cabezas) más notables, la necesidad de la acción con la gente para materializar avances en la conciencia individual y colectiva. No entender el riesgo concreto de Latinoamérica de hoy, en aras de plantear la única respuesta programática mundial, por ejemplo lo relativo a la moneda, es ladrarle a la luna. El otro día estaba viendo pasar una manifestación machaza por la Avenida Santa Fe, en Buenos Aires. Movimientos sociales diversos. Gran cantidad. Mucha gente joven. Fotos y dibujos de Evita, etc. Una señora se me acerco y me dijo «¿sabe lo que pasa? El gobierno nos quita el derecho al trabajo pero está lleno de venezolanos y bolivianos que lo tienen». Nos saludamos cordialmente y ella siguió su marcha. Pensé para mis adentros. Esta es una manifestación enérgica de desesperación y lucha contra el liberalismo macrista, los ajustes, etc. Y la xenofobia está presente. Fijate que lío para convencerla de que el problema es un programa mundial.

En fin. Por ahora paro. No te digo que esté contento con lo que veo y escucho y leo. Solamente comparto contigo para ayudarme y ayudarnos a pensar.

Por fin los bolsos están aprendiendo a jugar a lo Peñarol. Juegan horrible y se llevan los puntos. Congratulaciones y espero que nos crucemos en semi finales.

Mi opinión:

Polemizo contigo porque con Alvarito Gutiérrez4 por ahora no puedo. ¿Lo de la Reserva Federal quedó claro? Tampoco puedo leer todo lo que hoy se escribe, no tengo más remedio que seleccionar. A los maestros no sólo los discuto sino que los pongo a prueba en todo momento, sinó no son como maestros. Ahora no trato de convencer a nadie, sino de buscar entender el curso material de las cosas. Que ese es en definitiva nuestro problema porque si analizas los índices de la economía no podes llegar a otra conclusión de que estamos ante una situación que se va a convertir insostenible. Va a explotar. Pero no va a explotar la economía sino las teorías que hoy están en ejecución.

Lamentablemente no son pocos los que en la actividad política que piensan que socialismo es propiedad estatizada, y a muchos los rascas un poco y arman un arcoíris en que los radicales son los estatistas y renovadores los que no lo son tanto. ¿Y entonces? hasta los fachos tendrán que abrir sus entendederas. Trotsky construyó el Ejército Rojo que luego en el tiempo venció a los nazis e izó la bandera roja con la hoz y el martillo a su modo en el reducto nazi, con muchos militares del zarismo.

Juan Pedro:

Sí, pero Míguez y el Pata Loca ya no juegan5.

Mi opinión:

Si pero hay dos arcos, una pelota, once de un lado y once del otro, cuando lleguemos al socialismo cada jugador tendrá su arco y su pelota o no, porque se estaría promoviendo el individualismo.viendo el individualismo.

Juan Pedro:

El Profe De León una vez me explicó que el sistema de él servía mientras se siguiera jugando con una pelota. «Si hay dos, entonces tengo que repensar», dijo, tomando una.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 13 de Abril de 2019.

Notas:

1Se refiere a un comentario en Página 12 de Buenos Aires de Fernando Bogado sobre el libro, El huracán rojo: De Francia a Rusia 1789/1917, de Alejandro Horowicz.

2Federico Engels y su más que recomendable texto: El papel del trabajo en la transformacion del mono en hombre.

3Es importante recordar que sobre este texto de Rodney Arismendi hemos realizado valoraciones diferentes.

4Director técnico del principal equipo futbolístico del Club Nacional de Fútbol.

5Futbolistas integrantes del equipo uruguayo campeón del mundo en 1950.

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[:es]Socialdemocracia.[:]

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Socialdemocracia.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

La Revolución francesa (1789) marcó un hito en la historia de la humanidad. El capitalismo naciente requería la libertad necesaria para poder desarrollarse y superar las trabas del feudalismo. Para ello debía recurrir a la esencia misma de la naturaleza humana y proclamó: fraternidad, libertad e igualdad aún cuando sabía que un avance con esos contenidos iba a tener los propios límites del sistema que se estaba imponiendo.

La socialdemocracia nació con la Revolución francesa, que equivale a admitir que es el producto político popular del propio surgimiento del capitalismo.

Su nacimiento de alguna manera está emparentado con la necesidad del propio capitalismo como sistema, de la mayor amplitud social para su desarrollo y aquí una disquisición. Cada empresario, cada capitalista consideraba que sus costos eran lo importante y por lo tanto su esfera de influencia debía ser avara en el reconocimiento de los derechos a la vez que sentía que sus competidores no lo fueran para tener para sí un mejor mercado.

La socialdemocracia nació entonces como una política de Estado capaz de dar la amplitud social que el capitalismo necesitaba arbitrando lo mejor posible las relaciones intercapitalistas. El primer partido con ese nombre data de 1863 en Alemania, un año antes de la fundación de la Primera Internacional (1864), aunque otros estiman que fue en 1869. Recordemos que el manifiesto del Partido Comunista de Marx y Engels es de 1848.

Es una época de una inmensa riqueza ideológica. Nosotros fieles a las enseñanzas de los maestros sentimos que el crisol material de esa época hacía que surgieran mentes capaces de resumir en textos formidables –conductores– toda la coyuntura que se estaba dando. Una concepción idealista nos daría vuelta el razonamiento y nos diría que fueron esas mentes las que alumbraron ese devenir histórico.

La socialdemocracia fue una necesidad del capitalismo pero a la vez la precursora de señalar los limites en los cuales este sistema debía inexorablemente de transitar.

Ese también fue su drama. Marx y Engels pretendieron de la primera Internacional un programa –elaboraron con ese fin– para transitar organizadamente lo que podría ser una transición a un sistema superior.

Su inmensa obra muestra claramente como le dieron al capitalismo el valor de poder llegar a través de su modo de producción hasta los confines del planeta pero a la vez desde el punto de vista de la dimensión humana los límites que el aparato productivo tenía en tanto nacía de la necesidad de invertir la plusvalía, que no es otro el origen del capital.

Fueron derrotados temporalmente por las necesidades inmediatas de capas superiores del propio proletariado expresadas de alguna manera en el bakuninismo. No se podía medir a todo el proletariado con el mismo rasero y más aún con la existencia de un proletariado avanzado en los países centros de avances imperialistas en ese mundo de desarrollo capitalista.

Además a ello hay que agregar la necesidad de las capas dirigentes de las burguesías de esas potencias imperialistas, de hacer cómplices a los dirigentes de ese proletariado de sus necesidades de guerra, de sus necesidades de conquista, de nuevos mercados. La socialdemocracia quebró históricamente su perspectiva de un capitalismo democrático cuando votó con los opresores imperialistas los créditos de guerra (1914).

Frente a ello un ala de la misma reivindicó en Alemania sus orígenes y combatió esa política: Rosa Luxemburgo y Carlos Liebknecht, en el combate por esas ideas fueron asesinados.

Lenin, mientras tanto elaborando política permanentemente, construía un Partido socialdemócrata profundamente aferrado a las enseñanzas de Marx y Engels, y conducía al pueblo ruso a la más grande revolución de la historia, que incorporaba derechos jamás conocidos en los pueblos del mundo (ver el brillante resumen de esto en el editorial de Batlle y Ordoñez en «El Día» a la muerte de Lenin). Asumía de sus maestros la denominación universal de comunistas, ya reivindicada en el manifiesto de 1848. Es cierto que su triunfo fue cimentado por la tremenda crisis provocada por la primera guerra mundial y la falta de perspectivas propias del capitalismo ruso para poder afrontar la necesidad del funcionamiento del aparato productivo, pero sin ese partido hubiera sido imposible lograrlo.

El capitalismo estaba lejos aún de llegar a sus límites, Lenin en 1916 analizaba en «El Imperialismo fase superior del capitalismo» que se avecinaba una etapa en la que el gobierno de la economía iba a pasar de los Estados a los complejos empresariales multinacionales que es lo que hoy está ocurriendo.

Luego de la primera guerra mundial el capitalismo se repuso, Lenin fue derrotado por una corriente que instauró el capitalismo de Estado con la falsa etiqueta de «comunista», que no renegó de las conquistas obtenidas por los bolcheviques pero que pasó a desarrollar un capitalismo de Estado en pretendida competencia con lo que existía en las naciones desarrolladas, con el beneplácito ideológico de estas que habían temido la proyección socialdemocráta universal del pensamiento de Lenin.

En un siniestro símil con lo ocurrido con la revolución francesa los bolcheviques fueron aniquilados.

La socialdemocracia así entró en la crisis en la que aún hoy está sumida, sin ninguna perspectiva histórica como tal y sin poder definirse ante las disyuntivas que la crisis del régimen globalmente les plantea.

Se nos habla de que luchan por un «socialismo democrático» que nadie sabe definir bien que es y a lo sumo balbucean de que es para diferenciarlo del socialismo totalitario instaurado por el stalinismo.

El terreno donde mejor se puede analizar esta realidad es en el programático. Los auténticos stalinistas (que aún los hay) siguen reivindicando la estatización de la economía, aun cuando no en pocas veces sea necesario reivindicarla para defender coyunturalmente el aparato productivo, pero ellos la piensan como programa como objetivo finalista para eliminar la propiedad privada.

Los socialdemócratas reformistas, herederos de los votantes de los créditos de guerra al inicio de la primera guerra mundial, se quedaron en el capitalismo, no lo sueñan como estación final pero ambicionan mejorarlo y eso va a contra pelo de los paraísos fiscales, de las deudas en crecimiento y de las emisiones monetarias en crecimiento, se aferran a solo definir la democracia que cada vez se hace más incómoda dentro de los marcos del capitalismo actual.

Mientras tanto la vida sigue, la crisis de la predominancia del modo de producción capitalista ya es irreversible y el mundo necesita que lo mejor de la humanidad se una en el tránsito hacia un sistema superior con un programa que permita hacerlo en paz.

La socialdemocracia debe aportar su experiencia abriéndose al debate.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 5 de Abril de 2019.

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[:es]Jubilaciones y/o pensiones.[:]

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Jubilaciones y/o pensiones.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Nacieron como las conocemos actualmente como una necesidad dentro del modo de producción capitalista, venían ya en la historia, de la solidaridad, de la atención a sectores menos protegidos de la sociedad, de la rica epopeya de la hermandad entre los seres humanos.

Hoy sufren las vicisitudes del modo de producción predominante y sería en vano analizarlas fuera del contexto pues su «costo» hoy forma parte del costo del sistema, que ya está llegando a los límites posibles de su desarrollo. A ninguno de los asesores empresariales que hoy son casi imprescindibles para el accionar de estas instituciones se les ocurriría calificarlo y tratarlo de otra manera a riesgo de perder su calificado y bien remunerado trabajo.

Sin duda que sobre esto podemos elaborar hermosos discursos, hermosas teorías sobre los derechos humanos, sobre las tradiciones de atención y sacrificio en todos los problemas que la vida del ser humano afronta, pero en definitiva quienes ejercen el poder llegan al final a la ecuación costo‑beneficio, y sobre ella abordan las definiciones.

No es otra la razón del porqué una parte mayoritaria de la humanidad vive en la indigencia y con la carencia de satisfacción en sus necesidades de vida. Al modo de producción predominante le es imposible en las actuales circunstancias sin abandonar esa predominancia atender lo que es una grieta creciente en la mayoría de las sociedades que pueblan el planeta. El capitalismo ya no tiene solución para organizar la sociedad de otra forma. Y conste que durante toda una etapa existió una camada importante de intelectuales y técnicos que aspiraron a una solución con el capitalismo de Estado. En cuyo seno hubo y hay distintas formas de abordar esta problemática y el de la burocratización.

Los funcionarios neoliberales que abundan en el sistema, a veces con disfraces distintos, nos hablan de cómo ajustar costos, o como acostumbrar a la gente a vivir con menos ingresos. O los políticos oportunistas que abundan que nos hablan no de soluciones sino de cómo hacer para en el compromiso abarcativo del conjunto político adormecer el tema. Es un tema grave nos dicen, debemos reunirnos todos y llegar a un acuerdo. Acuerdo para el cual no se les ocurre como dicen en el barrio: «ni una puta idea», y elucubran con las variables sin ir al fondo del problema: los recursos.

¿Por qué en determinada etapa de la historia el capitalismo se dispuso aún a costa de enlentecer su acumulación destinar recursos con este fin? El capitalismo eclosiona su predominancia a partir de la revolución francesa que rompe los diques del feudalismo y proclama, libertad, igualdad y fraternidad. Sintió la presión social que a su vez contradictoriamente al ampliar el mercado dio base a una mayor dimensión para su desarrollo. Explicación que nos lleva a entender el porqué de China y su entorno hoy.

Rápidamente entonces, de acuerdo a como se lo permiten las circunstancias asimila los derechos conquistados por las masas y acelera su camino de desarrollo, transformando millones y millones de la plusvalía en un capital universal, primero por el Estado y luego superando esas fronteras en capitales empresariales universales.

Reconoció todo lo que necesitó reconocer para transitar ese camino. Las masas impusieron conquistas y derechos que hicieron que el capitalismo se fuera adecuando en su desarrollo a las circunstancias que la conquista de esos derechos les imponía. Fue la época del gran desarrollo capitalista y de la que algún desprevenido diría: «es el fin de la historia» o a la que no faltó quién agregara: es el fin de la utopía comunista, aún cuando Joan Manuel Serrat advertía que los pobres se estaban juntando esperando al señor1.

Ningún país por más desarrollado que fuera pudo convertirse en un superimperialismo dentro del capitalismo (Lenin, 1916: «El Imperialismo fase superior del capitalismo»). El centro de este –del capitalismo–, pasó del Reino Unido a EE.UU. y ahora se traslada a China y su entorno. Los gobiernos estatales pasaron a perder facultades frente al desarrollo universal de los conglomerados empresariales multinacionales, que por supuesto nunca han abandonado la pugna intercapitalista que caracteriza al sistema.

Sin embargo, hoy asistimos a una contradicción como lo es la de que en EE.UU. una de las cunas del neoliberalismo capitalista, asume el gobierno una corriente que defiende al capitalismo amurallado, y por otro lado el capitalismo mundial toma como centro y desarrollo del libre comercio a China y su entorno comandado por el Partido Comunista.

Los sistemas de seguridad social, de previsión social, que fueron compatibles con la ideología del capitalismo comienzan a derrumbarse en todo el mundo y la humanidad siente la indefección que su crisis causa. Siente que todo lo logrado está cuestionado, no hay recursos para atender a los problemas de la gente.

En el Uruguay caminando ya el año electoral, todos amenazan con blandir el tema. A su vez todos coinciden en no tener la menor idea de qué hacer, pues es precisamente en el marco de los recursos donde existen las dificultades para comprender que esos recursos deben provenir de la circulación del dinero y que este debe ser medido universalmente. Se entiende pero no se acuerda.

En Europa por ejemplo, el informalismo crece inexorablemente sin solución de continuidad, y las tareas que hoy se deben organizar a través del Estado se hacen doblemente costosas, si de competir con el informalismo se trata.

El debate inaplazable sobre la seguridad social, sobre la previsión social no es otro que el debate sobre la muerte en paz de la predominancia del modo de producción capitalista y tiene que abordar inexorable el valor universal de las mediciones monetarias así como que los impuestos deben ser sobre la circulación del dinero, dando muerte a los paraísos fiscales y a los que se aplican sobre el consumo, los salarios y las pensiones. El inmenso monto que hoy ya se puede recaudar, si se produjera este giro en la economía, no puede ser destinado a engordar los aparatos estatales sino a que el mundo encuentre los mecanismos de administración y gestión que permitan rápidamente administrar y ejecutar, organizando el trabajo de todos los seres humanos en el Planeta, atendiendo, su salud, su enseñanza, y todas sus necesidades vitales. ¿Es posible hacerlo? Si es posible hacerlo ya, existen todos los medios técnicos y científicos. Se necesita como única condición la voluntad política para la cual ya existe una vasta experiencia y un importante bagaje de conocimientos.

La forma de desarrollar el aparato productivo aún sin la predominancia del capitalismo, continuará siendo capitalista aún por mucho tiempo imponiendo la rentabilidad y la eficiencia que los organismos de la sociedad deberán controlar en beneficio de esta. Hasta que la sociedad en su progreso haga el aprendizaje para una organización de la producción superior, como por otra parte ha ocurrido con los modos de producción anteriores.

Seguramente se nos dirá, ¿y mientras tanto?: defender organizadamente todo lo conquistado pero sabiendo que sus límites son cada vez más estrechos y propicios a situaciones trágicas, sino abrimos paso a soluciones como las que hemos marcado.

Seguramente en alguna nota posterior abordaremos el urticante tema de las diferencias en los montos de jubilaciones y pensiones, así como las que existen de notorio privilegio, y no sólo algunas de las militares, que son las que ahora en el Uruguay están en el debate. Y que no es otra cosa que el traslado a la realidad de la seguridad social, de las injusticias que existen en el mundo laboral actual.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 29 de Marzo de 2019.

Nota:

1Canción Disculpe el señor.

Disculpe el señor
si le interrumpo, pero en el recibidor
hay un par de pobres que
preguntan insistentemente por usted.

No piden limosnas, no…
Ni venden alfombras de lana,
tampoco elefantes de ébano.
Son pobres que no tienen nada de nada.

No entendí muy bien
sin nada que vender o nada que perder,
pero por lo que parece
tiene usted alguna cosa que les pertenece.

¿Quiere que les diga que el señor salió…?
¿Que vuelvan mañana, en horas de visita…?
¿O mejor les digo como el señor dice:
«Santa Rita, Rita, Rita,
lo que se da, no se quita…»?

Disculpe el señor,
se nos llenó de pobres el recibidor
y no paran de llegar,
desde la retaguardia, por tierra y por mar.

Y como el señor dice que salió
y tratándose de una urgencia,
me han pedido que les indique yo
por dónde se va a la despensa,
y que Dios, se lo pagará.

¿Me da las llaves o los echo? Usted verá
que mientras estamos hablando
llegan más y más pobres y siguen llegando.

¿Quiere usted que llame a un guardia y que revise
si tienen en regla sus papeles de pobre…?
¿O mejor les digo como el señor dice:
«Bien me quieres, bien te quiero,
no me toques el dinero…»?

Disculpe el señor
pero este asunto va de mal en peor.
Vienen a millones y
curiosamente, vienen todos hacia aquí.

Traté de contenerles pero ya ve,
han dado con su paradero.
Estos son los pobres de los que le hablé…
Le dejo con los caballeros
y entiéndase usted…

Si no manda otra cosa, me retiraré.
Si me necesita, llame…
Que Dios le inspire o que Dios le ampare,
que esos no se han enterado
que Carlos Marx está muerto y enterrado.

Joan Manuel Serrat.

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[:es]Decíamos ayer…[:]

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Decíamos ayer…

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

León Trotsky, el notable revolucionario comunista ruso, analizaba que la palabra escrita tenía el valor ante la expresión verbal de la fuerza de un documento. Hoy tal vez la tecnología ha acercado los valores. En este caso vamos a recordar algo que escribimos en el 2004, podríamos hacerle ajustes o precisiones, además hemos hechos desarrollos posteriores, pero en este caso hemos preferido mantener el texto original.

Publicado en la revista del CDA (Consejo Directivo Autónomo) de jubilados y pensionistas en AEBU (Asociación de Bancarios del Uruguay) en mayo del 2004:

¿Qué mierda es un inversor?

Bueno, no se asusten por el título, pero el debate político me obliga a seguir sus reglas y hoy se habla así. Lamentablemente o no, pero se habla así: viste.

Por lo tanto develemos el misterio sobre que es un inversor.

Unos dicen que es un ser malvado que viene a llevarse las ganancias, otros que es el que nos va a salvar dándonos empleo, dándonos trabajo, haciendo ingresar al país todo el bienestar que se nos está yendo y con él, nuestros hijos, nuestros hermanos, nuestros amigos, etc. etc.

Ya de por sí, la palabra inversor es un producto de esta época, en otras se hablaría de empresario. Y acordemos que no es lo mismo inversor que empresario. Empresario está referido directamente a una actividad específica. Inversor es un término más poderoso porque se refiere a aquel que tiene una actividad donde su accionar se vuelca a aquello que es redituable, y además tiene los medios para saberlo y hacerlo, y puede accionar los contactos para que lo sea. Es más, son estos contactos (estudios jurídicos, estudios contables, asesores de distinta laya, vendedores de influencia) los que por lo general salen a prevenir sobre que tal o cual política ahuyenta a los inversores. La contracara es la de aquellos que nos previenen que luego del pasaje de estos señores no queda nada, ni empleo, ni naturaleza, sólo campo pelado.

El tema es que el mundo sigue su marcha, y que la actividad económica, quiéramoslo o no, tiene forma empresarial, empresarial privada, multinacional o empresarial estatal. Pero tiene forma empresarial. Y es un tema al que hay que meterle el bisturí a fondo.

Pero además es un fenómeno que sigue su desarrollo, y hoy no podemos hablar de un mundo empresarial sin analizar su concentración económica a través de la actividad de un sistema financiero multinacional como jamás se ha conocido antes. Es decir, hoy la iniciativa de la inversión en el mundo está en manos de los grandes centros financieros internacionales que superan con creces las dimensiones de los estados nacionales más desarrollados, a los cuales a su vez ponen al servicio de sus resoluciones.

Por eso hablar del inversor o hablar de las inversiones como un fenómeno puro aislado del mundo en que vivimos es una reverenda idiotez, o una canallada para servir intereses propios, a costa del interés colectivo.

Ahora bien, esto en lo macro, pero en la micro cada uno de nosotros es un inversor, que decide en cada momento que hacer con sus ingresos, (recordar el tema de los ahorristas estafados, 2002). El problema es que el pragmatismo del sistema dominante lleva el razonamiento a ver el pequeño problema, importante en lo individual, sin ver la globalidad de la tendencia, que es la que en definitiva se impone.

Por eso hay ciudadanos que con muy buenas intenciones hablan del desenganche del país, (nuestro Uruguay, otros países pueden tener más margen), de la vuelta a una política de nacionalizaciones o estatizaciones, que no tiene margen para operar, y que a lo sumo puede defender lo ya adquirido con grandes dificultades en el terreno empresarial, pero con muchos adeptos en el plano ideológico, reminiscencia de lo que fue el mal llamado campo socialista.

En este esquema están encerrados los llamados gobiernos y partidos progresistas, los llamados despectivamente por el ilustre Dr. Julio María Sanguinetti, los «populistas», como si el querer comer todos los días, tener derecho a la salud, a la vivienda, a la enseñanza fuera «populismo».

Pero el esquema se rompe. Luego se recompone, y más tarde vuelve a romperse y en una dimensión mayor. El tema es si nos da la vida para ver cuando se sustituya. Pero además qué hacemos para que se sustituya por uno superior o por un no-esquema.

Y en la de todos los días nos hablan de dejar entrar al inversor, de no espantarlo con impuestos, o en el otro bando del impuesto a la renta, de la no venta de la tierra a sociedades anónimas, etc., etc., etc.

No está en discusión que desde el gobierno mucho se puede hacer en beneficio de la gente. Y ojo, digo de la gente en general; porque también se puede hacer mucho por los amigos, y esto por lo general en detrimento del beneficio de la gente. Pero tampoco está en discusión que los límites son cada vez más agobiantes, porque las condiciones que se exigen para la inversión son cada vez más indignas, y más aún cuando se compite con zonas del planeta donde nunca existió la seguridad social.

¿Qué corre a nuestro favor?, el avance tecnológico, las comunicaciones, las opiniones que cruzan todo el planeta, en síntesis: la democracia; pero la crisis es de una enorme profundidad.

¿Se acuerdan Uds. de los ilustres compatriotas que defendían la invasión a Irak, y hablaban de una micro cirugía? Cuando vemos estas fotos sobre la tortura, ¿cuántos de nosotros hemos recordado la tarea en el Uruguay de Dan Mitrione? ¿Fue en democracia? Y ya estaban preparando la dictadura cívico-militar, y promovían el enfrentamiento guerrillero como vía para desarticular el movimiento popular y justificar el avasallamiento de las instituciones. ¡Cuántas enseñanzas!

Hoy en el mundo predominan los inversores de la guerra, los que generaron el 11 de Septiembre (en Chile y en Nueva York), el 11 de Marzo en Madrid, y la masacre de Irak y de Medio Oriente.

Para que predominen los otros inversores, los de la paz, es necesario reglas democráticas, algunas sencillas de tomar, pero que aparecen muy lejanas aún.

  1. Tenemos que ir a la moneda única universal; así como existe el metro, el kilo, el litro, tiene que existir una medida única de moneda, y para ello hay que ir a un nuevo acuerdo de Bretton Woods.

  2. Radical transformación de los regímenes impositivos, sobre la base del impuesto a las transacciones financieras. Para ello debemos ir a acuerdos banco centralistas.

  3. Certeza jurídica a través de la bancarización.

  4. Creación de un fondo universal de desarrollo, para la asistencia inmediata de los sectores más empobrecidos, atendiendo la salud, la enseñanza, la vivienda, promoviendo el trabajo, la investigación científica.

  5. Reexamen de la deuda: externa e interna. Desarrollo de instrumentos de arbitraje.

  6. Despenalización de las drogas y del aborto, como instrumento de combate al negocio de la droga y del aborto y a su vez promover la vida.

  7. Defensa de la identidad cultural de los pueblos, de las regiones de las nacionalidades, de sus costumbres.

Y, sin duda, que quedan muchos puntos programáticos más, Basta recordar lo que han sido los Foros Sociales Mundiales para tener una idea de la riqueza de las propuestas que circulan en el mundo. Si he puesto estas a consideración es porque desde mi modesto punto de vista, estas son las que están en el centro de la decisión política.

Y por último una muestra: Funsa. Es un triunfo, como pudo ser y no fue lo de Cristalería. Tal vez si aquello hubiera sido en tiempos preelectorales hubiera cristalizado. Una razón más para entender el tema de los inversores.

Porque un mundo mejor es posible.

Sábado, 15 de Mayo de 2004.
Jorge Aniceto Molinari.

Está escrito y publicado en Mayo de 2004. Aún no había llegado al gobierno el Frente Amplio. Ahora parece como que el tiempo no hubiera transcurrido para los problemas que afronta la humanidad y ya en el desarrollo de un nueva campaña electoral siguen y cada vez son más grave los mismos problemas, con el agravante de que esta campaña cada vez está más enfocada para la gente en el dilema de conservar lo que se ha avanzado o experimentar un retroceso conservador. Y no nos gusta el retroceso, ni el no emprender las soluciones que nuestra humanidad necesita.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 27 de Marzo de 2019.

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