El imperialismo, los imperialismos.
(Abordando eso gris, que parece la teoría).
El dirigente del Partido Socialista Manuel Laguarda, dedica una nota en «La Diaria» a este tema, importante sin duda para la definición de las políticas. Tema además que en su momento originó una importante polémica entre Lenin y Kausky, en la que además no fueron los únicos destacados protagonistas de la misma.
Tal vez lo más importante al inicio del análisis es precisar de que nuestro enfoque parte de que los modos de producción como lo seres vivos nacen, se desarrollan y luego decaen hasta su desaparición, pero a diferencia de estos no se reproducen, sino que dejan paso luego de una transición a un modo de producción superior, lo cual tampoco es fatal, porque podría ocurrir que el desarrollo de un modo de producción como el capitalista en la actualidad podría poner en riesgo la existencia de la civilización humana.
Marx además agregó otro concepto fundamental, el de que la base material es la que determina todos los otros aspectos de la superesctructura social, incluida las corrientes políticas que en su seno se desarrollan.
Lenin en 1916 escribe «el imperialismo fase superior del capitalismo» en el que analizando la base material del desarrollo capitalista concluye en que el gobierno de cada Estado que hasta ese entonces (primera guerra mundial) era algo así como el comando gerencial del sistema, pasaría a un comando gerencial superior a cargo de los complejos empresariales multinacionales que es lo que el sistema capitalista protocolizó en Mont Pelerin –a la salida de la segunda guerra mundial– con el nacimiento y desarrollo de las instituciones que han caracterizado al neoliberalismo.
Aquí una precisión, pues mientras Kausky pronosticaba la creación de un super imperialismo, Lenin con este trabajo mostraba no sólo que el capitalismo no iba a tener un mando único sino que esa confrontación intercapitalista se daría como se dio, con poderes muy superiores al de los Estados.
Claro, esto da por tierra una muy extendida cultura estatal, en la que se han movido prácticamente todos los partidos políticos, alentados además por la derrota de Lenin en 1924 y el triunfo coyuntural del stalinismo, 70 años en un Estado y los coletazos subsistentes, una suerte de capitalismos de Estado.
Todos los partidos políticos sin excepción teorizan sobre el desarrollo de sus respectivos Estados. También lo hace Laguarda; ese parece ser el objetivo de la nota. El objetivo del desarrollo nacional, sin duda que compartible, choca entonces contra las posibilidades objetivas de su desarrollo. Por ejemplo no nos dice si ese desarrollo corresponde a capitalistas nacionales o a emprendimientos estatales predominantes o totales en la economía nacional. Y tampoco en que se basa para sostener que deba ser así.
Conviene aclarar que siempre estos análisis deben relacionarse con la etapa de desarrollo del modo de producción predominante. Batlle y Ordoñez, conocedor profundo de las ideas de Marx, pero no atado a ninguna organización que se autoproclamara como la aplicadora de esas ideas, cuando realizó los desarrollos estatales que le dieron al Uruguay la solidez social que aún conserva, fue muy cuidadoso en establecer los límites del Estado, sabiendo que ello era un muro de contención para los abusos capitalistas nacionales e internacionales. Era la etapa en que el capitalismo aún predominaba en su desarrollo Estado por Estado. Hoy ya no es así ni siquiera en EE.UU., aunque en los hechos este es el principal gendarme del sistema y en particular de la industria de guerra.
El documento redactado por Batlle para el diario «El Día» a la muerte de Lenin es muy preciso en este sentido.
Mientras aplicando las enseñanzas de Lenin, podemos entender como el centro más importante del capitalismo que era Inglaterra se traslada a EE.UU. luego de dos guerras mundiales, hoy ese traslado se está produciendo hacia China gobernada además por el Partido Comunista, las otras concepciones no lo pueden hacer. El capitalismo cumple así con el pronóstico de Marx de que ningún modo de producción abandona su predominancia sin agotar todas sus posibilidades. Hoy es China quién aún se las da, manteniendo un índice de crecimiento que de otro modo le sería imposible y aceleraría su crisis.
Entonces surge la pregunta: ¿Después qué? Porque además las posibilidades de desarrollos nacionales, estatales o privados, es una etapa que se está cerrando en todo el mundo. La transición que Mujica insinuó en la ONU (septiembre del 2013) y sobre la cual luego no volvió, ni él, ni los partidos que integran el Frente, efectivamente tiene dos herramientas: una la moneda única y universal, otra los impuestos que deben ser sobre la circulación del dinero dando muerte a los paraísos fiscales, y haciendo ilegal toda transacción que no esté debidamente registrada ante los organismos que la sociedad determine. No más impuestos al consumo, los salarios y las pensiones.
Los fondos así reunidos son invertidos en salud, enseñanza, vivienda, salarios en aquellos proyectos y obras que la humanidad necesita y que hoy no realiza porque al capitalismo ya no le son rentables. Hacer que el trabajo prácticamente sea obligatorio, transformando las cárceles y los centros de recuperación en eso, verdaderos centros de recuperación. El trabajo como centro de organización social.
Las discusiones que se han dado en el Frente Amplio sin tener en cuenta estas consideraciones, cuando en el mundo el libre comercio lo comanda China, y el amurallamiento el gobierno de Trump en EE.UU. parecen de una desubicación ideológica absurda, producto de la falta de profundidad de los análisis.
Inexorablemente hasta que la lucha en el mundo se encauce en estos centros, nuestros países tendrán que hacer políticas de coyuntura producto de las circunstancias y no resultado de una planificación que la humanidad necesita en forma urgente.
Necesitamos que nuestra izquierda retorne al estudio de los maestros, no para quedarse religiosamente en ellos sino para encontrar la fuente renovadora de su pensamiento.
Laguarda con su nota seguramente está contestando y polemizando con una anterior en la que el autor reivindica de algún modo el ultra nacionalismo socialista para enfrentar desde el Estado al Imperialismo y para la cual las aperturas actuales de las economías como la cubana, la china o la vietnamita son la explicación de lo que ellos podrían llegar a calificar como retroceso ideológico.
Confieso que no es un tema sencillo de explicar, voy con un ejemplo:
Un querido compañero, coterráneo además, sobre el tema China me escribe esto:
Lo de China, en tu análisis queda claro, «desarrollar el capitalismo, vanguardizar para luego dejarlo morir». Leer a Marx, se puede… lo difícil es aplicarlo… Falta conciencia y lealtad a sus ideales… seguiremos remando…
Mi respuesta:
«Desarrollar el capitalismo, vanguardizar para luego dejarlo morir». No es esta precisamente una expresión correcta y en estas cosas conviene ser preciso.
Para vanguardizar es necesario tener consciencia de lo que se está viviendo, y la construcción económica actual no se hace conscientemente sino por normas que el propio capitalismo en su predominancia ha ido creando. Contrariamente a lo que piensa la generalidad de la gente el gobierno en el mundo no radica en los Estados, sino en los complejos empresariales multinacionales que a su vez están en pugna entre si (Lenin, 1916).
La adquisición de la consciencia, para la muerte en paz de la predominancia capitalista, depende de la capacidad de construir la voluntad política a través del programa. Por lo tanto lo que hoy hace el capitalismo es producto de sus propias necesidades que predominan y no porque esté vanguardizando, y por otro lado esperar su muerte puede ser suicida. Marx lo decía en una frase: la humanidad necesita pasar de la pre-historia a la historia.
Que el Frente no discuta en su programa la exposición de Mujica en la ONU, en la que se insinúan puntos como la moneda única y universal, que los impuestos se hagan sobre la circulación del dinero, danto muerte a los paraísos fiscales, a los actuales impuestos sobre el consumo, los salarios y las pensiones, sabiendo además que eso no se puede aplicar por separado en cada Estado, es hoy un tremendo atraso.
En los hechos el programa que se está discutiendo (próximo Congreso del Frente Amplio) es un saludo a la bandera. No discute los problemas reales que hoy vive la economía global.
Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 7 de setiembre de 2018.