[:es]Imperialismo.[:]

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Imperialismo.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

El mundo cambió. El avance tecnológico parece transformarlo todo. Sin embargo, hay compañeros y organizaciones políticas a las que pertenecen esos compañeros que cuando tienen que definir una situación cualquiera, comienzan definiendo a un enemigo: el imperialismo y quién no lo haga corre el riesgo de considerársele, que pasa a revistar filas en ese enemigo.

No se puede negar las relaciones asimétricas que existe entre las naciones y tampoco que mucho del desarrollo industrial de alguna de ellas tiene mucho que ver con su accionar fuera de fronteras, y con recursos naturales de ese origen, eso no tiene otra definición que la de imperialismo, pero lo que cambió es el gobierno del mundo. Lo cual entorpece la búsqueda del enemigo sino comprendemos el cambio y seguimos aplicando anteriores esquemas.

Ejemplos como el del imperialismo inglés y toda su red de influencia, económica, cultural, etc. etc., es innegable.

Ahora la vida es un poco más compleja, y así como es por lo menos irracional no comprobar la intervención criminal de los servicios de EE.UU. en Venezuela, también lo es resumir la realidad en sólo la denuncia del hecho y no ver lo que objetivamente está pasando y las dificultades de esa sociedad no solo para repeler la injerencia yanqui sino para organizarse socialmente.

Es cierto Cuba pudo hacerlo y con mil sacrificios, que aún perduran. Hoy es vanguardia en el mundo en muchos aspectos de la vida humana, pero existía la Unión Soviética y el capitalismo de Estado aún no conocía el derrumbe que luego sobrevendría.

Existía todo un desarrollo que explicaba a contrapelo de lo que su momento habían analizado Marx, Engels, Lenin, los más destacados, y que hablaban de esa experiencia como la del socialismo realmente existente. Si existían análisis profundamente críticos que advertían que eso no era socialismo sino una construcción que pretendía ser alternativa y competir con el capitalismo «realmente» existente.

Ahora pretender ignorar lo que ello significaba y que muchos avances sociales se dieron en el marco de esa confrontación, no es correcto. Es ignorar las alternativas de la propia lucha de clases que no se desplazan en línea recta sino sinuosa.

Otra cosa hubiera sido teorizar que ese sistema estatista podía superar al propio sistema capitalista expandido a todo el planeta, con esta realidad actual de EE.UU. y China.

Lo nuevo que hay que comprender y es una lección para los venezolanos, es que los cambios en el mundo son de tal magnitud que hoy el centro del capitalismo mundial está pasando a ser China gobernada por un Partido Comunista, liderando además el libre comercio en el mundo, mientras EE.UU. amuralla su economía.

Sin embargo el cambio no es fácilmente asimilable. ¿Cuántos partidos Comunistas en el mundo, y cuantos partidos que se reclaman de izquierda, siguen elaborando propuestas donde el centro es el aparato productivo estatizado o la idea de líneas de producción propios o de agregados de valor libremente determinados? Y que cuando tienen dificultades sin resolver acuden a la imagen de que el obstáculo viene por el lado de la existencia del Imperialismo. Pero una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa. La diferencia en el potencial económico de los países existe, no se puede ignorar. EE.UU. hoy puede amurallar su economía y crecer un 3,5% en su PBI. Incluso Trump puede pensar en su reelección. Y a la vez dar alce a la industria de guerra, para el respiro de esa economía, comandando agresiones de todo tipo en el mundo. Pero no lo puede hacer Uruguay, no lo puede hacer Venezuela, pero tampoco España, y ni siquiera ya Inglaterra.

Tampoco lo puede hacer Argentina, aunque la Dra. Cristina Fernández hable en la presentación de su libro de que el gobierno argentino debería tomar como ejemplo la política proteccionista de EE.UU.

Trump puede pensar hoy lo importante que es que a los demás países no se les ocurra utilizar al dólar como su moneda porque ello haría imposible a EE.UU. cerrar sus fronteras. Y hoy especula con una producción propia sin la competencia del mercado mundial, pero ¿cuánto puede durar esto?

Este es además un debate a dar fundamental, el de la moneda, –es una materia pendiente en los cursos de economía– pues incluso se habla de la vuelta al patrón oro, como si fuera posible retrotraerse en el tiempo y volver a convertir el oro en una mercancía privilegiada para el intercambio de las otras mercancías. Es claro que lo que en última instancia marca el valor monetario es el valor real de la producción que es el que pueden determinar los que están en el centro de su realización y que hoy especulan con los paraísos fiscales y la acumulación trágica de millones y millones de valores en distintas monedas, aún las digitales, que no pueden ser aplicadas con rendimiento y rentabilidad en la organización de la producción actual. ¿Es que alguien ha podido descubrir otro árbitro para determinar los valores de la moneda?

Hemos oído hablar en distintas ocasiones en que se reivindica la producción en un determinado país del valor de una matriz productiva nacional, de agregar valor a las distintas líneas de la producción. Todo ello es loable pero debe tener en cuenta el desarrollo productivo a nivel mundial que barre con todas las barreras nacionales que lo puedan obstaculizar.

Una realidad económica a observar para comprobar esto que estamos exponiendo es la actual de EE.UU. y las presiones que comienzan a señalarse en el plano interno.

El problema es que no barra con las necesidades de la gente y precisamente para eso que debemos darnos un programa que transforme esta realidad donde las inversiones productivas son tales sólo sin son rentables y redituables dentro de la predominancia del marco capitalista.

A eso es que debe apuntar el programa que reivindique medir los hechos económicos de igual manera en todo el planeta: una sola medida monetaria universal. Que los recursos que la sociedad en su conjunto necesita para la salud, la enseñanza, la vivienda, también para organizar el trabajo –nadie debería no aportar su esfuerzo a las necesidades propias y de la sociedad– deben provenir de un sistema impositivo basado en la circulación del dinero dando muerte a los paraísos fiscales, y a los impuestos al consumo, al trabajo y a las jubilaciones y pensiones. Ninguna operación con dinero puede ser legal sin estar debidamente registrada donde la sociedad lo determine.

Establecer entonces los organismos universales que puedan planificar en el marco de la mayor expresión democrática los planes para que todo el mundo tenga trabajo y aporte su esfuerzo a la sociedad en el marco de planes de construcción de ciudades autosustentables y extendidas en jardines terrenales. ¿Es solo un sueño? No, hoy ya es posible, hay que construir la voluntad política para hacerlo.

O es que hoy por ejemplo se deja contaminar a la Naturaleza porque es un problema de dejadez de los seres humanos: ¡¡¡no!!!, se deja contaminar porque las inversiones en ese plano no le son rentables al capitalismo. No es un problema del ser humano en sí, es un problema por la existencia de la predominancia de un modo de producción que necesita morir en paz e iniciar el transito a uno superior.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 9 de Mayo de 2019.

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[:es]Relación trabajo capital.[:]

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Relación trabajo capital.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Los que en la actualidad vivimos sobre el planeta no hemos conocido otro modo de producción predominante que no sea el capitalista. Nos hemos educado en su existencia y en su desarrollo. La inmensa mayoría de la humanidad creyéndolo como el fin de la historia e ignorando que los modos de producción también nacen, se desarrollan y declinan hasta morir.

¿Pudo ser de otro modo? Los «ideólogos», que nacieron fundamentalmente del stalinismo y de las claudicaciones de la socialdemocracia europea (con honrosas excepciones como las de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht) ante las guerras inter capitalistas, aún hoy tratan de explicarnos que es necesario construir un sistema estatal alternativo que compita y derrote al capitalismo. También dentro de estas corrientes existen los que teorizan sobre la existencia de una especie de super imperialismo.

Días atrás en Facebook se mostraba la devoción de un sector importante del pueblo ruso ante el Mausoleo a Lenin, en esa oportunidad me permití opinar esto:

Aún tiene un inmenso valor lo que don José Batlle y Ordoñez escribiera a la muerte de este maestro. La historia mostró que Batlle tenía razón y razones, aún cuando ignoraba los detalles de la lucha que en ese momento estaba librando Lenin contra la burocracia, que ya estaba dando pasos hacia el capitalismo de Estado. La acción de la revolución como antes la de la revolución francesa trajeron a la humanidad avances inmensos, pero también fue terrible la reacción también como en la revolución francesa. El legado de Lenin no es el mausoleo que él jamás hubiera permitido se hiciera, sino los 55 tomos de sus obras que pasaron indemnes el stalinismo –hazaña de la intelectualidad revolucionaria–, y hoy son un material formidable para retomar el estudio del desarrollo de las sociedades dentro del capitalismo y la necesaria transición a un sistema superior si logramos que la predominancia de este modo de producción muera en paz.

¿Qué tiene que ver esto en la relación capital‑trabajo? Y tiene que ver porque el origen del capital es el trabajo y de allí nace una relación en la que el conjunto de la sociedad no tiene una idea clara de cómo nace, como se desarrolla y como será en el futuro.

La revolución rusa conmovió el mundo y para muchos era el nacimiento de un nuevo modo de producción basado en la propiedad estatal del capital. Marx explicaba que ello no era posible, Batlle lo leyó y lo interpretó correctamente aún cuando conociendo el papel de Lenin, no había en esa época posibilidad como hoy de conocer prácticamente en forma instantánea, cual era la reacción de este, ante el desafío histórico al que sometió la burocracia a la revolución rusa. Recordemos que en forma muy similar a la revolución francesa, prácticamente todos los cuadros dirigentes de la misma fueron eliminados.

Ahora no nos podemos saltear esta etapa de la historia, porque la URSS, vivió 70 años y porque sus consecuencias aún persisten en actuales formaciones estatales incluida la propia China, o en la resistencia burocrática –muchas veces necesaria– desde el aparato del Estado a las acciones demenciales a las que someten a los pueblos las multinacionales con gendarmes como EE.UU.

Hasta llegar hoy a la paradoja, de que China sea la abanderada del libre comercio y EE.UU. del de la economía amurallada.

Todo esto hoy luego que la humilde plusvalía inicial originó que para reproducirse se transformara en capital y llegara como en la actualidad a todos los confines del planeta.

Esto lo explicaron con claridad primero Marx y Engels y luego Lenin, y nosotros pensamos que hasta la fecha sus argumentos no han sido rebatidos, si tergiversados dándole interpretaciones que nada tienen que ver con el detallado desarrollo que de sus ideas ellos hicieron.

El trabajo dio en determinada etapa de la historia nacimiento al capital, que en su desarrollo rompió las cadenas del feudalismo e impuso el libre comercio, de este nacieron los derechos democráticos de las masas, las propias naciones en su forma actual y el desarrollo internacional capitalista.

Cuando el capitalismo asentó su poder sus ideólogos proclamaron el fin de la historia. Según ellos el mundo ya no iba a conocer una forma superior de organizarse, pero eso suponía ignorar u ocultar el crecimiento demencial de los paraísos fiscales y la incapacidad del propio capital en conseguir fuentes permanentes de rentabilidad.

El trabajo creado por la rentabilidad de la inversión capitalista en un marco de predominancia de este modo de producción está llegando a su fin, no es el fin del trabajo, es el fin por agostamiento de la rentabilidad capitalista y del trabajo que ella genera. No es para mañana ni de golpe, es un proceso en el que necesariamente surgirán, madurarán las ideas para superarlo, el proceso está abierto y no es lineal.

En estos días mucho se habla a nivel político en el Uruguay de que luego de la creación de trabajo en la primeras etapas de gobierno del Frente Amplio, ahora se nota ostensiblemente una gran preocupación por que ello no sólo deja de ocurrir sino que son más los trabajos que se pierden que los que se crean.

En el debate político el problema de fondo está ausente, se habla de dificultades en la educación, de falta de cultura de trabajo, de excesiva carga de la seguridad social, del costo de los servicios del Estado, de la burocratización, etc. etc…, todas ellas razones válidas para el debate pero que no salen de un círculo vicioso en su razonamiento.

No se habla del fondo del asunto, que no es otro que aún en la pérdida de la rentabilidad el capitalismo sigue creciendo1, creando un nuevo centro como lo es China y su entorno, y de allí surgen las iniciativas de inversiones que necesariamente marcan las condicionantes del desarrollo del sistema productivo en toda la humanidad. Los Estados, sus burocracias, agarran lo que pueden, cada vez menos y acotados.

Ahora a nivel político, sin duda que es importante reclamar códigos, respetar, porque es en la crisis que aparecen los apurados por hacer el peso a como sea y el menosprecio por pensar. Pero sin ver lo que pasa con el aparato productivo a nivel mundial y en pensar soluciones a la crisis irreversible que vive dentro de la predominancia del modo de producción capitalista, es imposible pensar en soluciones locales que no sean más que paliativos. No es honesto ocultarlo.

Por eso reclamamos que ese sea el debate; Mujica lo insinuó y lo expuso en la ONU en setiembre del 2013, pero luego no sabemos porque abandonó ese centro de desarrollo en su pensamiento; lo asustaron, se asustó, o como afirma el Tambero Zabalza, «te dejaste engañar hermano» el Pepe siempre fue así: «vendedor de versos». No comparto, creo que algo pasó, pero la verdad es que no lo sé. Su grupo político habla de Renta Básica Universal, que opera como descolgada de los problemas centrales que fueron planteados en la ONU: la fuente de los impuestos y el valor de la moneda.

Pero lo dicho, dicho está, está escrito, tiene un enorme valor, es lo que debería decir hoy un comunista y desgraciadamente no se dice, porque se duda a la hora de reivindicar el pensamiento de los maestros. Que es en definitiva el asunto que ellos desarrollaron, escribieron y documentaron exhaustivamente.

O es que hay conformidad con un cuarto gobierno del Frente Amplio en el Uruguay que es casi ya inevitable –lo cual no me disgusta– se da porque no tiene oposición, o por lo menos nadie se plantea sustituirlo realmente. El objetivo opositor es tener más cargos pero no competir por el trono. ¿Es que vamos a pensar recién ahí que hacer por ejemplo con los impuestos y con la moneda, argumentando que requieren un debate ecuménico, lo cual también es verdad?

Claro está que esto si el juego de los «servicios» que actúan por encima de los partidos políticos y en conexión directa con los grandes medios de prensa, como lo muestran claramente los actuales acontecimientos internacionales, no intentan que ocurra otra cosa, más cuando los desequilibrios son una constante en todas partes del mundo y es notorio el nerviosismo y el estado general de ánimo que ello provoca.

Porque convengamos que de los paraísos fiscales, de las emisiones demenciales de moneda en EE.UU. y Europa, que son señales inequívocas de la época en que la predominancia del capitalismo necesita morir en paz, de eso no se habla. Y en eso no se diferencian Gobierno y Oposición.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 16 de Febrero de 2019.

Nota:

1 Datos: El FMI pronostica un crecimiento en el PIB de China del 6,2% en 2019, superior al del 3,5% previsto para todo el mundo, el 2% para las «economías avanzadas», el 2,5% en Estados Unidos, el 1,6% en la Eurozona y el 1,3% en Alemania.

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[:es]Debate de ideas.[:]

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Debate de ideas.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

En lo personal le doy un valor muy grande al intercambio de ideas, porque me ayuda a comprender que es lo de mi exposición que al «otro» cuesta entender y por lo tanto me obliga a afinar, precisar mi exposición.

En este caso se trata de un compañero que cuestiona algunos aspectos con los cuales concluyo algunas de mis notas.

El cuestionamiento inicial:

En tus diferentes textos siempre haces un exhaustivo análisis de la base material y por lógica resuelves la situación casi como un problema matemático. Entonces se debe «ayudar» a que el sistema capitalista muera en paz. Así aparecen las soluciones en el papel de la moneda única, la renta universal y destrucción de los paraísos fiscales.

Hay sencillos problemas matemáticos que tienen como solución a la raíz cuadrada de menos 3, que es un número imaginario y no le podemos dar significado real.

Alguna vez leí que Marx establecía a la base material como condicionante del resto de las actividades humanas. Pero también ese texto, decía: «Que sea la condicionante no significa que las otras no cuenten». Eso le criticaban los epistemólogos de la Escuela de Frankfurt a los soviéticos, hace unos 80 años.

Hoy en Barcelona con todos los líos que tienen allí, se reunieron 3500 personas frente a una comisaría porque un policía había matado a un perro que le atacó.

Toda esta gente, «descerebrada» para los que apenas peinamos canas (si aún nos queda alguna), está votando a tipos que profesan la destrucción de las conquistas sociales luego de muchas décadas de esfuerzo.

En España salen a la calle exigiendo mejoras en sus pensiones (muy bien) miles de jubilados y pensionistas, pero luego se pasan en la iglesia, o votan al PP y defienden con uñas y dientes al Rey.

Hasta la vieja izquierda se creyó el cuento del «Acuerdo del 78», que dejó intactos los intereses de la derecha y que el PSOE de González o de Zapatero, ni siquiera pudo desviar un poco.

En el otro texto1 Emir Sader sigue con los papeles viejos, muy viejos. En esa nota prácticamente acusa a la intelectualidad de izquierda latinoamericana de estar inoperante, o al margen. Esa es una afirmación muy pobre de alguien que supo tener prestigio.

Una figura como Emir Sader debería profundizar y elaborar una respuesta de por qué la izquierda no tiene un programa. ¿Son tontos? ¿Se vendieron al capitalismo?

Mientras se siga analizando la situación con textos de otro siglo se seguirá transitando un círculo sin fin.

La enorme mayoría de los que escribimos y nos leemos, somos sexagenarios como mínimo.

Los jóvenes no recuerdan lo que estudiaron la semana pasada. El daño irreversible para el «pensamiento propio» es incalculable. Mientras nosotros seguimos «debatiendo» y no queremos aceptar que para concretar algo se necesita Poder.

Mi primer respuesta:

Si lo analizamos creo que estamos de acuerdo.

«En tus diferentes textos siempre haces un exhaustivo análisis de la base material y por lógica resuelves la situación casi como un problema matemático. Entonces se debe «ayudar» a que el sistema capitalista muera en paz. Así aparecen las soluciones en el papel de la moneda única, la renta universal y destrucción de los paraísos fiscales».

Lo de renta universal corre por tu cuenta. Planteo si que el sistema impositivo se base en la circulación del dinero, a diferencia del actual que es sobre el consumo, que es otra cosa. No es que esto resuelva la situación, sino que marca un camino a recorrer. La ley de 8 horas, una de las conquistas paradigmáticas de la clase obrera, no solucionó sus problemas pero marcó un camino que la humanidad ha venido recorriendo. ¿Cual es la diferencia? Que la ley de 8 horas marcaba una condicionante para la rentabilidad de las inversiones empresariales. En cambio, la moneda única universal, el impuesto a las transacciones financieras y la muerte de los paraísos fiscales significa un cambio para transformar que la rentabilidad se realice en beneficio de la gente toda y no de una clase en particular que hoy ejercen como lumpen burguesía, y porque la predominancia en el desarrollo capitalista está llegando a sus límites, por eso se acentúa el guerrerismo y el fascismo.

La izquierda actual marca un camino hacia el poder en que ellos ven el aparato político del Estado como un fin en sí mismo, mientras la actividad económica se rige por otros andariveles que a ellos ni siquiera preocupan, pero si viven las consecuencias de la crisis sociales que provoca, cada vez más intensas.

La importancia de los textos no es porque sean actuales o de otros siglos, sino porque atiendan a problemas que la sociedad tiene pendientes a resolver.

Creo que los temas que hoy toma la izquierda para debatir están en consonancia con el carácter de la crisis y la dificultad precisamente para abordar un programa que vaya al centro de la misma.

Como decía un amigo espero haber aumentado tus dudas, porque en definitiva de eso se trata la capacidad para investigar.

Nuevo cuestionamiento:

Acepto que lo de la renta universal no es una de tus propuestas.

También circula como un posible «parche».

El ejemplo de la ley de 8 horas es bueno y fue contra los intereses de la burguesía. Bien.

Pero fue impulsado por gente que tenía un proyecto a largo plazo. Que sabía influir en su entorno y predicaba con el ejemplo.

Los obreros acompañaron esa propuesta. Hubo mártires (los de Chicago).

Al parecer hoy no hay «emisores» y tampoco «receptores» de estos nuevos mensajes.

Se advierte. Se ve venir ese choque de trenes, porque China abarata costos y además la superproducción global, llevan a esa disminución de la tasa de ganancia. Los capitales se resguardan en los paraísos fiscales y aumenta la actividad no controlada: Venta de armas. Drogas, Medicamentos (con apariencia de regulación).

Las izquierdas confunden Gobierno con Poder. En los 60 las diferencias entre uno y otro estaban y se manifestaban muy claras.

Alguien tal vez me diga que siempre fue así, pero hoy está muy claro que los pueblos no cuentan.

La gente es distraída minuto a minuto con otros temas y tampoco hay gente que explique, difunda y organice.

Nueva respuesta:

También circula como un posible «parche».

Esto indica, el también tu nivel de acuerdo o desacuerdo con lo que planteo. Y si profundizo tu adhesión a la teoría de los modelos alternativos.

No va a haber guerras de modelos, esa en la que se educaron las generaciones post Lenin.

No se trata de parches, si se trata de ayudar a la predominancia del capitalismo a morir en paz.

Lo que sucede en China y en alguna medida en cada uno de los países que comandan el desarrollo capitalista son episodios de la pugna entre los complejos empresariales multinacionales por la tasa general de ganancia.

También tenían un proyecto a largo plazo los bolcheviques que acompañaron a Lenin en la toma del poder. Es por eso que no pudiendo superar la prueba del estatismo, muerto Lenin fueron exterminados. Ese fue el nacimiento del capitalismo de Estado como modelo alternativo al desarrollo capitalista general, que luego de la segunda guerra mundial con el neoliberalismo su gobierno, que no sustituía la pugna intercapitalista, pasó de los Estados a esas conglomeraciones empresariales multinacionales.

En el artículo sobre Teoría y Práctica recordaba de Carlos Marx:

«Una formación social no desaparece nunca antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen relaciones de producción nuevas y superiores antes de que hayan madurado, en el seno de la propia sociedad antigua, las condiciones materiales para su existencia. Por eso la humanidad se plantea siempre únicamente los problemas que puede resolver, pues un examen más detenido muestra siempre que el propio problema no surge sino cuando las condiciones materiales para resolverlo ya existen o, por lo menos, están en vías de formación. A grandes rasgos, el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el burgués moderno pueden designarse como épocas de progreso en la formación social económica. Las relaciones de producción burguesas son la última forma antagónica del proceso social de producción. Antagónica, no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que emana de las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para resolver dicho antagonismo. Con esta formación social se cierra, pues, la prehistoria de la sociedad humana».

¿Que pasa con la gente? eso lo dejaremos para próximas notas, el nuevo año promete un despertar del encuentro de las nuevas generaciones con los trabajos de los maestros.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 26 de Diciembre de 2018.

Nota:

1 Se refiere a la nota en que se analiza un texto de Emir Sader sobre la teoría y la práctica.

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[:es]De izquierda.[:]

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De izquierda.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Vamos a tratar de debatir con la postura ideológica del compañero Esteban Valenti. Para ello recurrimos al copete (no sé si es correcto llamarlo así) de una sus últimas notas en Uypress.

La crisis de la izquierda latinoamericana. Esteban Valenti.

12-11-2018.

«Sobre este mismo tema escribí hace tiempo varias columnas, pero ahora se trata de una crisis más profunda. No hay ninguna duda de que la tendencia de principios de este siglo de un avance importante de las ideas de izquierda y de los gobiernos de izquierda en América Latina se ha revertido y coleccionamos graves derrotas, no solo por la pérdida de gobiernos, algunos de dudosa orientación de izquierda, sino por la profundidad ideológica y política de las derrotas sufridas».

¿Dónde debemos radicar la crisis para analizarla y llegar a conclusiones sobre ella? Porque a esta altura no hay dudas de que la humanidad está viviendo una de sus mayores crisis, tal vez definitoria para lo que serán los próximos siglos. De la que necesita salir en paz.

Aún con sus particularidades la izquierda está dentro de ella, si es que acordamos en la base materialista de nuestro razonamiento.

El modo de producción que hoy predomina en el mundo y marca las características actuales es plenamente el capitalista. Que nació hace relativamente en la historia poco tiempo, pero que se desarrolló y llegó a los confines de todo el planeta.

Tal vez lo más difícil de comprender es lo que previó Lenin en 1916: que el sistema iba a propender en su pugna –intrínseca a la competencia capitalista– a un gobierno ecuménico muy por encima de cualquiera de los Estados. Apreciables hasta en la dificultades que tiene hoy para desarrollar su política el gobierno de Trump.

Se constata con claridad que las fuerzas económicas que impulsaron la candidatura de Trump, han logrado un primer y presumible efímero crecimiento económico, que son todo un enigma por su proyección crítica en la economía mundial.

Macri ni siquiera ha tenido ese respiro y aún aquellos economistas (no fueron pocos), que avizoraban una mejora en la situación cuando el proceso electoral que determinó su triunfo, hoy ven con alarma la forma en que su gobierno se acerca al precipicio. Con Bolsonaro la alarma es aún mayor, y si ha ganado merced a la crisis del PT, es aún mayor la incertidumbre porque no existe un programa posible para el desarrollo de la economía de ese país.

Esto supone acordar que en el proceso de desarrollo de la economía lo que puedan hacer los Estados siempre va a estar supeditado a lo que suceda en el desenvolvimiento enfermizo de la economía global. Cada día que pasa más aún.

En sus inicios el Reino Unido ejerció la centralidad del sistema económico, su pérdida tiene mucho que ver con lo que los propios trabajadores y pueblo de ese reino fueron conquistando en derechos.

El propio desarrollo del capitalismo necesitó a determinada altura de otro centro, no olvidemos que para llegar a ello pasamos nada más y nada menos que dos guerras denominadas mundiales, producto de otras tantas crisis.

Ese nuevo centro cargado de dinamismo, que en su crecimiento interno jugó un papel primordial los avances tecnológicos de la época y en particular las comunicaciones económicas realizadas a través del ferrocarril, pareció ser o se le describió como la meca definitiva del capitalismo (el fin de la historia). La teoría del super imperialismo de Kaustky moría con el declive del Reino Unido pero renacía con EE.UU.

Luego una nueva relativa sorpresa, a EE.UU. se oponía la URSS y se nos explicaba que esa era la gran pelea entre capitalismo y socialismo. Lo cual era de conveniencia de unos y otros contendores. Los maestros ya no estaban para defender sus tesis. Sí había intérpretes, que como ocurría con el cristianismo y los intérpretes del viejo y nuevo testamento, hacían prevalecer las enmiendas y no el soneto.

Las leyes económicas son más fuertes que los inventos ideológicos, que no tienen una base material sustentable. Los capitalismos de Estado comenzaron a derrumbarse en una competencia desigual con el viejo capitalismo y sus nuevas formas, absorbiendo la tecnología, aún cuando que hayan durado más de 70 años no es poca cosa. Además de hacer crecer a distintas teorías sobre la condición humana que tratan de demostrarnos que el deseo de propiedad es parte de esa condición y que el hombre nuevo será tan nuevo que no tendrá esa condicionante.

Resumiendo; las luchas sociales lograron avances en las conquistas de los trabajadores e impusieron sistemas de seguridad y de previsión social, esto le dio una mayor base social al capitalismo, pero a la vez hizo que los capitalistas que primero traían la materia prima de las colonias se trasladaran a ellas con sus inversiones y sus nuevos y lujosísimos hábitat, aprovechando el atraso en las conquistas sociales, aunque inevitablemente trasladándolas también a ellas.

En muchas de esas colonias la lucha contra la conquista pasó a la lucha contra el imperialismo por imponer cosas elementales como el voto en el derecho de los trabajadores. Y porque no con el sueño de capitalismos propios que el propio sistema general se ha encargado de generar y luego de ir derrotando.

Los partidos de izquierda nacidos en el viejo continente se trasladaban a los nuevos buscando incorporar derechos pero a la vez soñando con tener la oportunidad de gobernar. Combinaciones que muchas de ellas recibieron el nombre de «bonapartistas» en alusión a hechos políticos de siglos anteriores.

En Rusia a principios del siglo 20 se dio la combinación del atraso con el adelanto industrial. La revolución campesina con la revolución socialista. Marx habla de esa posibilidad en uno de los prólogos del Manifiesto Comunista; su motor fue la guerra a la que llegó la crisis capitalista. No es que Lenin y los bolcheviques se propusieran el socialismo y luego construir el comunismo en Rusia. Sí se proponían hacer que las conquistas sociales llegaran al conjunto de la población –imponer la paz– y para eso tenían que mantener y desarrollar el aparato productivo que el capitalismo había logrado construir para llegar a esa etapa.

Batlle y Ordóñez en el Uruguay lo dice claramente a la muerte de Lenin y en su homenaje por la obra realizada en beneficio de la gente.

La tarea de construir un Partido impoluto, para construir el socialismo y luego el comunismo por Estados, nada tiene que ver con Marx, con Engels, con Lenin, ni con Gramsci.

Si compartimos que haya principios éticos y morales para organizar Partidos y Gobiernos que defiendan el mejor interés de la gente, dentro de la propia existencia del capitalismo y separando claramente los tantos para que este no imponga sus propias reglas éticas que devienen de la competencia intercapitalista y de la cual los poderes del Estado son siempre un instrumento.

Entonces el avance en cada país de la izquierda mucho tiene que ver con la propia estructura social del país y como se muevan las propias organizaciones de la sociedad. Lula en Brasil dio una lucha gigantesca para organizar sindicalmente y políticamente a los trabajadores, pero esa lucha que fue resistida por la burguesía –particularmente la paulista– contó con su apoyo en el momento que esta vio que Brasil tenía posibilidades de desarrollo industrial con perspectivas universales. El ex presidente Mujica llegó a hablar de que era la oportunidad de viajar en el pescante de la economía de Brasil. Ahora ese romance que no dejó de lado ninguno de los vicios de esa burguesía, se quebró cuando esta sintió que las conquistas de los trabajadores y el mercado mundial le podían ser adversos.

¿Qué nos propone Esteban? Una pureza ética en la construcción política partidaria que compartimos y no difiere de la que pretendía Lenin para su organización pero que deben remar diariamente en una realidad que es inexorable y se filtra por todos los poros.

El modo de producción que predomina es el capitalista y en él hay que navegar, defendiendo y extendiendo el derecho de la gente, cerrando el paso al retroceso que tiene una identidad: la del fascismo y la guerra.

Ello no se logra sólo defendiendo la democracia, que es de enorme importancia hacerlo, sino desarrollando un programa. Programa que no es para construir un Estado alternativo como es el sueño que encandiló a la izquierda luego de la derrota de Lenin (en 1924), sino para ampliar los derechos y conquistas de los trabajadores, marcando los centros que es necesario marcar en el funcionamiento capitalista, para que este sistema pueda una vez llegado a su límite morir en paz. Esos centros son la moneda y los impuestos. Aunque de ello todavía no se hable lo necesario.

Esto hoy debería ser el objetivo central de toda militancia de izquierda, y no creo que haya otro objetivo superior y que por el contrario los que hoy se esgrimen no van más de allá de los apetitos por los cargos que aún el capitalismo sigue brindando en los Estados, aunque ellos provengan de posiciones ganadas por la prédica de izquierda y las mieles de la burguesía.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 13 de Noviembre de 2018.

 

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[:es]Errores.[:]

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Errores.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Nuestra vida está llena de ellos, forma parte del aprendizaje, el experimentar, el ensayar, luego con los años el asumirlo ya no es tan sencillo, entran a jugar prejuicios en los que nos vamos formando o deformando.

La política forma parte de ese aprendizaje y como ciencia tal vez la más difícil en tanto estamos involucrados en ella querámoslo o no.

Lo que nos rodea en nuestros primeros años nos marca y sus enseñanzas de la que muchas veces no somos conscientes hacen a nuestra formación.

Mi padre, Aniceto José Alfredo, iba a llamarse José pero nació el día de san Aniceto, y la familia de tradición católica –no practicante– sin abandonar los otros dos nombres incorporó el del santo, mi madre María, mi viejo carpintero independiente, hacía que yo tuviera que aclarar que no era el niño Jesús. Mi viejo era anticlerical y antimilitarista, se decía seguidor de las ideas del viejo Batlle, aunque siempre aclaraba que sus seguidores no eran leales a su pensamiento, y con respecto a los partidos de «ideas» señalaba su respeto pero mantenía distancia. En Paysandú mi ciudad natal, se escuchaban las radios argentinas más que las uruguayas y en nuestra formación las revistas argentinas estaban presentes: el Billiken, luego El Gráfico, etc. etc. Mi viejo escuchaba con atención a Perón y a Evita, acentuando una frase como distintivo: Perón tiene razón cuando dice que quiere menos pobres, aunque haya menos ricos.

Sólo había hecho hasta tercero de escuela, y luego a trabajar para ayudar a la familia, su madre había muerto cuando él tenía 11 años, era el mayor de los hermanos.

Su preocupación era que sus hijos estudiaran, leyeran. Recuerdo con emoción una colección de 23 libros cuyo autor era Monteiro Lobato, dirigida a la formación de la infancia en todos los saberes del quehacer humano. Hace poco me enteré de un excelente prólogo a esa colección escrito por la ex Presidente de los argentinos la Dra. Cristina Fernández de Kirchner, coincidiendo en el destaque hacia esa colección, y con igual sensibilidad.

Sin embargo mi idea de libertad, me llevó en mis primeras incursiones en el quehacer de la política a considerarme anarquista, pero el topo de la historia comenzaría su trabajo; fue un notable militante, y ser humano: Horacio Bazzano, el que en aquellas primeras incursiones por el gremialismo estudiantil, me alcanzó para que leyera nada más ni nada menos que «El manifiesto del Partido Comunista» de Marx y Engels; «lo voy a leer y te voy a señalar en lo que estoy en desacuerdo», le dije. Como se lo devolví solo atiné a decirle: «esto es irrefutable».

Pero la historia no era tan sencilla. Había existido la revolución rusa, se había creado la Unión Soviética y su figura central ya era Stalin. En Paysandú además estaban dando batalla al stalinismo, los trotkistas. Eran muchos ingredientes para una mente en formación. Me hice fanático de la revolución rusa, y de sus líderes, Lenin, Trotsky; identificaba la formación del ejército rojo dirigido desde un tren con una de las más grandes hazañas militares del siglo XX, tal vez por eso la bandera que flameara sobre el Reichstag cuando la derrota nazi, tenía la hoz y el martillo a la usanza de los trotkistas en la foto famosa del fin de la guerra.

Sin embargo, había en el desarrollo de la compresión ideológica cosas que resolver, como por ejemplo el porqué Lenin, había «retrocedido» con la NEP, y no había estatizado toda la economía como proponía en 1938 el programa de transición de Trotsky. El accionar de los trotskistas me parecía de una pureza que el pensamiento de los que se decían aplicaban las ideas de Lenin no tenía. Fue con el correr de los años que le escuché al Dr. Carlos Quijano defender la NEP (la nueva política económica de Lenin), y no faltó alguien que me dijera que su defensa era propia de quién era abogado del Banco de Londres. Sin embargo su análisis me obligó a volver sobre las diferencias entre Lenin y Trotsky, a estudiar, volver a Marx, y también a los análisis de José Batlle y Ordóñez. Mis errores había que asumirlos, de mi batllismo familiar de la infancia, había pasado al anarquismo, de este al Manifiesto Comunista, luego a la revolución rusa y el trotskismo, para volver a través de este a Lenin, y de la mano de Lenin al reencuentro con Marx y Engels.

Con el POR trotskista participé en la fundación del Frente Amplio, como militante estudiantil y luego como militante sindical del gremio bancario en el proceso y fundación de la central sindical, la CNT; en diciembre de 1971, me aparté del POR, tal vez para madurar ideas en forma independiente; recién en octubre de 1978, me incorporé al Partido Comunista, con la idea de colaborar en la lucha contra la dictadura. En mi lugar de trabajo el Banco Hipotecario del Uruguay, la agrupación comunista nunca dejó de funcionar, lo cual no deja de ser un hecho muy significativo, pues además mis camaradas nunca cuestionaron mi forma de pensar opuesta al stalinismo y sus métodos. Fueron años de reconstrucción y de construcción, la dictadura se había dado el objetivo de barrer con las ideas de progreso humano y nosotros nos aferrábamos a lo que habíamos aprendido en el convivir democrático del gremio y de las distintas corrientes ideológicas.

La vida nos depararía un nuevo desafío: el derrumbe del mal llamado socialismo real. Los viejos dirigentes y también algunos de los nuevos no estaban dispuestos a reconocer que Lenin había sido derrotado en 1924 y que Batlle había tenido razón en su editorial a la muerte de Lenin. Al fallecer Arismendi, el vacío fue enorme, y figuras de un enorme valor humano fueron sobrepasadas por los hechos. Se reconocían los «errores» de Stalin, pero se hacía responsable de los mismos a Lenin, que había sido su principal víctima.

Se reinventó para el Uruguay el «socialismo democrático» como si el socialismo pudiera ser no democrático, con lo cual se pretendía desligarse del stalinismo sin analizar políticamente qué significaba. Como si con el objetivo de estatizar la economía se pudiera construir un socialismo democrático, o abandonar ese objetivo.

En lo personal quedé en el medio de las dos corrientes: una que sostenía de que socialismo es propiedad estatizada, y la otra la del socialismo democrático, sin Lenin, pero también sin Marx. Ni me fui ni me quedé, aspirando aún hasta hoy a que se reabra el debate para poder imponer el deseo de que se tome a los maestros por su verdadero valor que es lo que la humanidad tarde o temprano va a rescatar.

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. Seguí militando en el gremio bancario y ya en el 2000 en el sector jubilados asumiendo el desafío del posible quiebre de la Caja Bancaria.

En ese desafío me reencontré con las enseñanzas de los maestros y centré mis estudios en dos herramientas fundamentales para el cambio global de la sociedad: la moneda y los impuestos.

Por supuesto que este razonamiento, para quienes se educaron con el peso ideológico del stalinismo, es incompresible, para mí era la aplicación de lo que había aprendido de los maestros.

La Caja Bancaria creada en 1925, se correspondió a uno de los últimos sectores en vincularse a la seguridad social en el país y en sus orígenes incorporó como fuente de su financiación una especie de impuesto a las transacciones financieras. Hay que tener en cuenta que la Caja es anterior a la fundación de AEBU (sindicato bancario), que es de 1942. Esa fuente de ingreso por supuesto que resistida fue dejada de lado en una reforma de 1943, pasando a tener la fuente de recursos igual a la de los otros organismos de seguridad social.

No vamos hacer en esta nota una historia de las vicisitudes que son comunes a toda la seguridad social, si bien la actividad de los bancos no ha tenido como otros sectores directamente el informalismo aunque la tendencia a crearlo es común a todos. Bastaría con analizar cómo se realiza hoy toda la actividad financiera en el Uruguay y en el mundo. Lo cierto es que la Caja en el 2001 siente directamente el cimbronazo, y sus plazos de vida estaban acotados, para lo cual era necesario una reforma y nuestra prédica estaba orientada a una resolución unánime del PIT CNT (en su Congreso) de promover el impuesto a las transacciones financieras como una medida a la cual debía tender el conjunto de la sociedad como medio de obtener recursos con fines sociales.

La Caja logró una ley que la equilibra y le da sustentabilidad en un plazo razonable, si bien el país y el mundo deben darse una organización de la seguridad social, incluida la salud, sin duda que un nuevo marco de organización social, en este están condenadas a la larga al fracaso.

Esta experiencia me afirmó más en las ideas que he venido defendiendo, y la intervención del entonces Presidente Mujica en la ONU (septiembre del 2013) insinuando como salidas para la humanidad precisamente estas dos herramientas me afirmó más aún. Fue un discurso comunista aunque luego, ni él ni su grupo han vuelto a hablar del tema.

Hoy puedo decir con convicción que estas son ideas inspiradas en los maestros, y que en mis primeros pasos me hice eco de deformaciones que aún perduran en la generalidad del pensamiento político de los distintos sectores del abanico partidario y que mi batalla es por ayudar a restablecer el pensamiento de quienes gestaron y dejaron en textos una inmensa obra que la humanidad necesita rescatar para superar esta etapa. Porque en definitiva la ciencia es eso, partir de lo hecho, estudiarlo, aprender y construir nuevos elementos de superación, pero siempre es necesario tener en cuenta aquellos aportes que han sido pilares en la construcción humana.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 25 de septiembre de 2018.

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[:es]A propósito del imperialismo y de los imperialismos, por Manuel Laguarda.[:]

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A propósito del imperialismo y de los imperialismos.

Jueves, 6 de septiembre de 2018 | Escribe: Manuel Laguarda en Dínamo.

La noción de imperialismo: vigencia y debates.

El concepto de imperialismo es central para los principios, valores y definiciones de la izquierda. Movimientos y partidos de izquierda en distintas partes del mundo, entre ellos el Frente Amplio, se definen como «antiimperialistas». ¿Cuál es la vigencia y pertinencia de esta definición? ¿Qué aspectos del concepto se mantienen y cuáles han cambiado en las últimas décadas? Esta será la discusión de Dínamo este mes.


La definición antiimperialista es parte de la identidad de la izquierda. Esto es así porque la categoría imperialismo sigue siendo válida para comprender muchos de los dramas e injusticias del mundo contemporáneo, así como algunas de las restricciones que pesan para limitar la capacidad de construir democráticamente el futuro por parte de la comunidad nacional o de la región latinoamericana.

En América Latina la referencia al imperialismo y al antiimperialismo apunta indiscutiblemente a Estados Unidos, la potencia hegemónica en la región desde que sustituyó en ese lugar a Gran Bretaña, por lo menos después de la Segunda Guerra Mundial. Y las tropelías y agresiones imperialistas jalonan la historia de nuestra región hasta el presente.

¿El imperialismo es uno solo? Si la respuesta es afirmativa, ¿se trata del imperialismo norteamericano o del imperialismo global? ¿O, por el contrario, son varios los imperialismos, y en ese caso igual se podría hablar de un imperialismo global que los abarca o enmarca?

El término «imperialismo» puede emplearse por lo menos con dos acepciones. En un sentido muy amplio, aplicable a cualquier época histórica o contexto, se utiliza como hegemonismo o dominación de un poder internacional sobre otro, al cual condiciona o limita. En un sentido más restringido, como lo teorizaron Hobson, Lenin, Hilferding y Luxemburgo hace más de un siglo, el imperialismo es una etapa de desarrollo y expansión del capitalismo, el cual para sobrevivir necesita de la expansión permanente.

Dentro de la teoría marxista, otros aportes deben ser tenidos en cuenta. Robert Cox (1983) ha aplicado los conceptos gramscianos de hegemonía a las relaciones internacionales para explicar el actual fenómeno del imperialismo. David Harvey, en «El nuevo imperialismo» (2003), retoma los desarrollos de Rosa Luxemburgo para plantear lo que él llama «solución espacial», la cual, junto con la acumulación por desposesión (privatizaciones, reestructuraciones de las sociedades, guerras y reconstrucciones posteriores), marca la expansión y la dinámica mundial del imperialismo, que no se limita así a actuar subordinando a las clásicas periferias.

Leo Panitch (2004) critica a la teoría marxista clásica del imperialismo por haber sobrestimado lo económico y subestimar lo político. La globalización ha disuelto la coherencia de las burguesías nacionales y ha creado una clase dominante transnacional. En esta última perspectiva podría hablarse del imperialismo en singular, si nos ubicamos a nivel del modo de producción capitalista en su conjunto actuando a escala mundial, y también podría hablarse de múltiples imperialismos y de la competencia y lucha entre ellos como rasgo justamente de la época que define al fenómeno imperialista.

Hay autores que plantean que a partir de la tercera revolución industrial y del fuerte empuje de la globalización de los 80 y 90, el capitalismo habría entrado en una tercera fase, o una segunda fase del imperialismo. Es lo que describimos como hegemonía del capital financiero transnacional, cuyo resultado es la crisis civilizatoria actual que abarca a todo el planeta.

Asumir la globalización del capitalismo como fenómeno incuestionable –por encima de países y de fronteras– no nos lleva al extremo de negar el papel de los centros de poder nacionales que se disputan la hegemonía mundial y que dan lugar a una suerte de lucha interimperialista, que recuerda a la que precedió a la Primera Guerra Mundial. Y ahí entran en juego –por lo menos– los imperialismos de Estados Unidos, de Rusia y de China.

En el mundo unipolar de la década de los 90 era indiscutible la hegemonía del imperialismo de Estados Unidos, contestada en el multipolarismo de los años más recientes. Hoy asistimos a procesos de reestructuración del capitalismo que podrían llevar a una rehegemonizacion de Estados Unidos. Pero pueden darse contradicciones a múltiples niveles, entre las potencias imperialistas y, a su vez, entre ellas o cada una de ellas y el capital transnacional. Por ejemplo, algunas de las líneas que representa Trump y que le permitieron triunfar van en esa última dirección.

¿Cómo nos paramos ante esa realidad? Afirmando la soberanía nacional, buscando la integración regional, apostando al multipolarismo y al derecho internacional, enfrentando y denunciando a todos los imperialismos. Un mundo equilibrado, con múltiples centros de poder, es preferible a un mundo unipolar, cualquiera sea el polo.

Pero nuestra perspectiva es más radical que la de, por ejemplo, el Foro de San Pablo (FSP), que plantea el dilema como una oposición entre Estados Unidos y los BRICS (Rusia o China). El capitalismo global es una totalidad. El camino no pasa por sustituir a Estados Unidos por Rusia o China. La opción es socialismo o barbarie, y hay que plantearse una gobernanza mundial democrática: globalizar la democracia para que ella prime sobre los mercados.

Visiones como las del FSP niegan la realidad de que Rusia y China son potencias capitalistas e imperialistas, tanto se entienda al imperialismo en la clásica acepción marxista, o como la necesidad del capitalismo, que ha llegado a cierto nivel de desarrollo de expansión y actuación a una escala mayor, entendida como dominación y hegemonismo.

En el caso de la ex Unión Soviética, sus específicas contradicciones trabaron en su momento el tránsito al socialismo y hoy Rusia asume un desarrollo abiertamente capitalista, con fuerte peso del Estado y rasgos autoritarios y mafiosos. En su pretensión de hegemonizar Eurasia, el gobierno de Putin desarrolla una política imperialista en esa parte del mundo en continuidad con los intereses y metas geopolíticas de la época zarista y comunista. Y financia y sostiene a la extrema derecha europea, además de cruzar elogios con Trump, exaltar los valores más tradicionales y conservadores de la iglesia ortodoxa y la Santa Rusia y apoyarse en ideólogos neofascistas como Alexander Duguin.

Y China es socialista sólo de nombre. Es una formación económico-social sui géneris sin democracia, con sindicatos controlados por el Estado: el paraíso ideal de los capitalistas. Es el lugar donde se extrae la mayor plusvalía de los trabajadores en el mundo. Y sus grandes empresas, que campean por el mundo –China es el paradigma exitoso de la globalización–, son asociaciones entre el Estado (o sea, el Partido Comunista) y la burguesía china (muchos de sus miembros integran dicho partido), con participación de las multinacionales en algunos casos.

Todo lo anterior no implica negar u olvidar todos los crímenes del imperialismo occidental, ni exculpar a Estados Unidos de sus antecedentes.

En el caso de los BRICS, no son una alianza estructurada o estable. Tienen potencialidades, tienen proyectos (como fondos de financiamiento y bancos comunes), tienen contradicciones e intereses contrapuestos entre ellos mismos. Pero la sola presencia de Rusia y China en el mundo actual es positiva, porque equilibra el mundo en el sentido del multilateralismo y contrabalancea el poder de Estados Unidos.

Una real perspectiva antiimperialista pasa por denunciar a todos los imperialismos y por defender y promover la paz, el diálogo, la democracia y el derecho internacional.

Manuel Laguarda integra el Comité Ejecutivo del Partido Socialista.

Enlace del artículo original en castellano:

https://ladiaria.com.uy/articulo/2018/9/a-proposito-del-imperialismo-y-de-los-imperialismos/

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[:es]Mijail Gorbachov.[:]

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Mijail Gorbachov.

El objetivo de esta nota es mostrar la fuerza del «capitalismo yanqui», hoy en el mundo en una de sus crisis, está ya irreversible.

Y una nota complementaria a esta sería mostrar como se mueve Trump «fortaleciendo» al Estado mientras sus familiares actúan directamente con sus inversiones en los complejos empresariales multinacionales a los que se dice combatir.

O explicar lo que Álvaro García Lineras (Vice Presidente de Bolivia) señala como la gran contradicción de la época: China y su Partido Comunista abanderada del libre mercado en el mundo y Trump abanderado de las restricciones nacionalistas estatistas.

Mijail Gorbachov creyó que lo que estaba enfrentando era un fenómeno de la construcción estatista en los llamados países socialistas y no, una parte de la crisis global de todo el sistema capitalista, por eso no sabemos si los que utilizan su fracaso entienden de qué se trata o simplemente buscan desesperadamente reverdecer un estalinismo que pudo superar la segunda guerra mundial a través del ejercito rojo al que trató vanamente de destruir ayudando la invasión nazi y la peor tragedia vivida por el pueblo soviético.

Si sabemos que este tipo de análisis que no se ajustan a la verdad histórica son impulsados por la defensa del sistema capitalista, porque como lo hicieron siempre buscan en la vía muerta del stalinismo su defensa.

Saludos.

Jorge Aniceto Molinari.
Jueves, 21 de Junio de 2018.

Mijail Gorbachov se confiesa: «El objetivo de mi vida fue la aniquilación del comunismo».

Sinapsis. Sábado, 24 marzo de 2018.

https://puntosinapsis.wordpress.com/2018/03/24/mijail-gorbachov-se-confiesa-el-objetivo-de-mi-vida-fue-la-aniquilacion-del-comunismo

El documento que presentamos a continuación fue publicado el 21 de septiembre de 2017 en el Heraldo Cubano por Arthur Gonzales. En esta publicación aparecen las confesiones de Mihail Gorbachov, ex-jefe de Gobierno soviético y ex-Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), en una conferencia dictada el año 2000 en la Universidad americana de Turquía.

Hoy, a más de 17 años de la «confesión» de Gorbachov, comparamos la realidad de la vida y la acción del más descarado e insigne traidor que fue Gorbachov al infiltrarse en el PCUS para destruir la Unión Soviética, el Partido Comunista y todo el experimento de construcción socialista.

El documento pone en el ridículo más grande a los que, en la época, profirieron alabanzas y expresiones de «admiración socialista» a la Perestroika, como el caso paradigmático de Martha Harnecker y Kiva Maidanik, que llegaron a editar un mamotreto de alabanzas al «experimento» denominándolo como «La revolución de las esperanzas» en 1987; así como de los «comunistas» revisionistas, nacionalistas y trotskistas de tierra adentro: Marcos Domic, Filemón Escobar, Guillermo Bedregal, Jorge Lazarte y Pablo Solón que en un artículo de un diario boliviano declararon con el título de «El Fin de la Historia y la Perestroika» el 15. De octubre de 1989, su admiración por la Perestroika, desde distintas posiciones sus alabanzas a Gorbachov y a su Perestroika como la superación del Leninismo y del Marxismo, cuando en realidad era, precisamente todo lo contrario, es decir el comienzo del fin del socialismo, del Partido Comunista, del campo socialista por la infiltración más inédita y cínica de todos los tiempos.

Nuestro Partido, en fecha 15 de octubre de 1989, denunció valientemente el carácter anti-socialista, anticomunista y retrógrado de la Perestroika y la Glasnost. En consecuencia, constatamos que, una vez más, tuvimos toda la razón cuando combatimos ese engendro reaccionario como continuación de la traición de Nikita S. Jruschov en 1956.

Mijaíl Gorbachov se confiesa: «El objetivo de mi vida fue la aniquilación del comunismo».

Arthur González, El Heraldo Cubano.

Gorbachov confesó durante un discurso en la universidad norteamericana de Turquía:

«El objetivo de mi vida fue la aniquilación del comunismo… mi esposa me apoyó plenamente y lo entendió incluso antes que yo […] para lograrlo logré encontrar compañeros de lucha, entre ellos A. N. Yakovlev y Shevardnadze».

Recientemente la CIA desclasificó algunos documentos donde se afirma que «el magnate financiero George Soros y la CIA, ayudaron a Gorbachov a proporcionar la posterior disolución de la URSS».

Sobre ellos el analista y ex empleado de la NSA, Agencia de Seguridad Nacional, Wayne Madsen, afirmó que el multimillonario George Soros, proporcionó en 1987 cobertura económica, al gobierno de Mijaíl Gorbachov, a través de una ONG de la CIA conocida como el Instituto de Estudios de Seguridad Este-Oeste, IEWSS, por sus siglas en inglés.

La información expone que Soros y la CIA promovieron la difusión de dos términos orquestados desde Occidente en aquellos años, la «Perestroika» (apertura) y la «Glasnost» (transparencia) para que ambas sirvieran como ente desestabilizador en acelerar la desaparición de la URSS.

Esos documentos de la CIA prueban que lo sucedido no fue producto de un acto «espontáneo y democratizador» de Gorbachov, debido a que el sistema socialista estaba «agotado y quebrantado», como quieren hacerle creer al mundo.

En Turquía el propio Gorbachov afirmó:

«Para lograrlo aproveché mi posición en el Partido y en el país, tuve que sustituir a toda la dirección del PCUS y de la URSS, así como a la dirección de todos los países socialistas de Europa».

La verdad es que fue la CIA con el dinero de la Organización Soros, quien diseñó y ejecutó esa gran operación, con todo el apoyo del entonces líder soviético.

Gorbachov con Bush padre, ambos jugaron el papel de sepultureros de la URSS.

El ex analista Wayne Madsen asegura que el plan diseñado para eliminar el bloque socialista de Europa oriental, fue organizado por dos copresidentes del IEWWS de Soros, Joseph Nye, economista de Harvard, y Withney MacMillan, presidente del agro multinacional Cargill, quien había mantenido relaciones comerciales con la Unión Soviética en los años setenta del siglo XX.

No satisfechos con los resultados alcanzados, en 1991 la CIA y Soros centraron sus esfuerzos en provocar un fuerte golpe en la nueva Federación de Rusia, estimulando el separatismo en sus regiones con el fin de debilitarla al máximo.

El informe de Nye y MacMillan, augura el fin de la Unión Soviética y los elementos del nuevo modelo para las futuras relaciones de Moscú con Estados Unidos, para pasar a la era capitalista, y, según ellos, «cualquier nueva evaluación de las relaciones de Occidente con una Unión Soviética aperturista, tiene que partir de una posición de fuerza en vez de un equilibrio de poder».

El informe del IEWWS fechado en 1987, y su aplicación práctica, fue una forma incruenta de ir despedazando a la URSS por etapas.

En dicho documento se exhorta a Occidente a tomar ventajas respecto de la agonizante Unión Soviética, en el nuevo mapa geopolítico que se avecinaba, en particular en el Tercer Mundo, un área que hasta entonces había sido de influencia soviética.

Madsen apunta que Soros y sus aliadas organizaciones de «derechos humanos», trabajaron activamente para destruir la Federación de Rusia, apoyaron los movimientos independentistas en Kuzbass (Siberia), a través de los derechistas alemanes que buscaban restaurar Königsberg y Prusia Oriental, y estos financiaron a nacionalistas lituanos y de otras repúblicas autónomas y regiones como Tartaristán, Osetia del Norte, Ingushetia, Chechenia, entre otras, con el propósito de estimular el separatismo en las llamadas Repúblicas Autónomas Socialistas Soviéticas.

La actividad injerencista de Soros contra Rusia no se ha detenido, se ha incrementado provocativamente a través de sus bases operativas repartidas en los territorios aledaños, en particular Ucrania, Estonia, Letonia, Lituania, Finlandia, Suecia, Moldavia, Georgia, Azerbaiyán, Turquía, Rumania, Mongolia, Kirguistán, Kazajstán, Tayikistán y Uzbekistán, unido a grupos de corte terroristas en coalición con fascistas ucranianos y neonazis moldavos sionistas.

Recientemente, el presidente ruso Vladimir Putin, expulsó a varias organizaciones de Soros como, la Fundación Open Society Foundation y otras ONG de la CIA que operaban en similares circunstancias en territorio ruso, incluidas la NED (Fundación Nacional para la Democracia), el Instituto Republicano Internacional, la Fundación MacArthur y la Freedom House, considerándolas como indeseables y una amenaza para la seguridad del Estado ruso.

No por gusto Mijaíl Gorbachov fue premiado con el Nobel de la Paz, pues siguió diligentemente las orientaciones de la CIA y de George Soros.

La CIA no descansa y pretende eliminar todo vestigio de socialismo en la tierra, por eso sus planes contra Cuba y ahora en Venezuela, donde nada es casual ni por obra y gracias del espíritu santo, pero como dijo San Juan: 8-32, «Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres».

Por eso cada día el mundo comprueba de lo que son capaces los yanquis para lograr sus intereses hegemónicos y las mentiras que tejen, creando patrones preconcebidos entre las grandes masas mediante sus campañas de prensa; de ahí que sabiamente José Martí afirmara: «Hallar una verdad regocija tanto como ver nacer un hijo».

Fuente: Diario Octubre:

https://diario-octubre.com/2018/03/13/la-confesion-cinica-de-gorbachov/

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[:es]La moneda en debate.[:]

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La moneda en debate.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Reproducimos y luego comentamos una interesante nota de Pascualina Curcio.

¡Esto hay que hacero pero ya!

¿Qué hacer?

06/05/2018

Por: Pascualina Curcio.

  1. Detener la hiperinflación es la tarea urgente en este momento, no solo porque pulveriza el salario real, también contrae la producción nacional (la pérdida del poder adquisitivo disminuye la cantidad de bienes demandados y los oferentes reducen las cantidades producidas); estimula el acaparamiento por las expectativas de aumentos de precios; alimenta el contrabando de extracción; hace insuficiente el presupuesto público.

  2. La causa de la escalada de precios desde el 2013 (no la única, pero sin duda la determinante) es la manipulación del tipo de cambio en los mercados ilegales. Es imprescindible y estratégico evitar que, terceros, marquen un supuesto valor del bolívar. La tarea es destruir la principal y más poderosa arma de la guerra económica: el ataque a la moneda.

  3. Para impedir que arbitrariamente las manos de papel del imperialismo marquen el supuesto valor del bolívar y generen desconfianza hacia la moneda, se sugiere anclarlo a la cantidad de oro que está en las bóvedas, cuyo precio solo se fija en el mercado internacional. Los chinos, los rusos y hasta los norteamericanos están haciendo lo propio. Con la diferencia que mientras ellos deben comprar el oro, nosotros lo tenemos en las minas.

  4. Hoy, 1 onza troy de oro equivale a 87.662 bolívares soberanos (tenemos 162,2 TN en la bóveda). Haciendo la conversión en divisas: 1 dólar equivale a 65 BsS (1 onza de oro vale $1.343); 1 yuan son 10 BsS; 1 euro son 78 BsS. Cada vez que 1 TN de oro viaja de las minas hasta el BCV, el bolívar se aprecia 1%.

  5. Dolartoday podrá intentar marcar el precio que desee, pero el valor del bolívar-oro soberano, dependerá del precio internacional y de la cantidad que tengamos en las bóvedas.

  6. Son condiciones necesarias:

    1. No vender nuestro oro, ni en dólares ni en bolívares. Es nuestro respaldo. Debemos guardarlo debajo del colchón, es decir, en nuestras bóvedas y en las minas, las cuales deben ser cuidadas como lo que son: minas de oro.

    2. Aumentar las reservas internacionales: este año, con un precio del petróleo en 50 $/barril, incluso con un paro silencioso de 1.500.000 de barriles diarios de producción, deberían ingresar por lo menos $30.000 millones. Los compromisos de deuda no llegan a $10.000. Debemos ajustar las importaciones a $15.000 (más que suficiente). Mantener el control cambiario. Evitar la fuga de divisas. Cerrar, de una vez por todas, las venas que aún siguen abiertas.

    3. Recuperar la producción de petróleo: cada 100.000 barriles diarios adicionales equivalen a $1.000 millones anuales.

    4. Vender el petróleo en petroyuanes para sortear el bloqueo financiero.

    5. Recomponer nuestras relaciones comerciales con países aliados.

    6. No endeudarnos. No es necesario.

Mucho más debemos hacer, la realidad es compleja. En estos momentos de guerra económica, esto es estratégico.

Nuestro comentario:

La crisis general irreversible del capitalismo abarca todo el planeta. El problema con la moneda no es exclusivo de Venezuela, hoy por ejemplo se manifiesta en Argentina, pero también lo tiene EE.UU.

La existencia de monedas nacionales es el resultado de la competencia entre Estados y para defender intereses de los sectores que gerencian la dirección de esos Estados, y comprendido en una determinada época histórica.

Cuando la potencia económica del desarrollo radicaba en determinados Estados que actuaban como cabeza imperial, estos sometían al resto de los Estados a sus decisiones y sus conveniencias, ocurrió por ejemplo con la Unión Soviética donde había una moneda oficial pero la que circulaba en el mundo del gobierno y de las autoridades diplomáticas era el dólar.

Esa diferencia como ahora en Venezuela, era una fuente permanente de irritación social.

En Ecuador ahogados en extremo, la derecha en su momento lo resolvió con la dolarización, no fue una propuesta de los yanquis como se propagandea falsamente, sino una necesidad ante la asfixia económica, que luego fue beneficiosa para el país, donde sus ingresos se manejaban en dólares, claro luego vino toda la historia de la caída del precio del petróleo. Es más, aún actualmente es más beneficiosa para el gobierno de EE.UU. la existencia de monedas diferentes pues facilita sus políticas de provocación política de sus servicios.

¿Y entonces qué hacer? Lo que plantea Pascualina Curcio es razonable, aunque insuficiente.

Mujica, Lula, incluso Fidel hablaron, en su momento del tema de la moneda, y de la necesidad de que esta en el mundo fuera una medida única y universal, sin embargo hoy no se habla del tema.

¿No será el momento de pasar a la ofensiva y proponer al mundo, a sus organizaciones, políticas, sociales, sindicales, religiosas, de que haya una medida única y universal?

¿No será el momento de proponer al mundo la muerte de los paraísos fiscales, y de que el sistema impositivo se maneja sobre la base de la circulación del dinero?

Respetamos el planteo de Pascualina Curcio que lo consideramos a la defensiva, nosotros pensamos que es el momento ante la crisis que no cede en el mundo, de pasar a la ofensiva con propuestas universales, para las cuales Venezuela tiene una enorme autoridad ganada en su lucha por darle formalidad a una economía que se mantuvo durante años bajo la bota de la usurpación económica.

Jorge Aniceto Molinari.
Paysandú, 8 de Mayo de 2018.

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[:es]Es necesario «filosofar»…[:]

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Es necesario «filosofar»…

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

¿Por qué las cosas son como son?, aquí mi verdad, que ni siquiera tiene un valor definitivo en tanto creo tener adquirido el valor de criticar y de autocriticarme poniendo en duda todo lo que dije y escribí antes.

Marx no era marxista, Lenin no era leninista y sus textos originales formidables –muchas veces en formas de apuntes– por el valor y profundidad con el que abordaban los temas cruciales para el desarrollo humano, están plagados de tachaduras, enmiendas, que muestran su convicción de que lo importante era y es aportar, desprovisto de todo afán que no fuera el progreso de las ideas humanas y vaya que aportaron conceptos que denigrados de mil formas –por propios y extraños– en el crisol de la lucha de clases, a poco de encararlos con seriedad y la profundidad que requieren, afloran en todo su valor.

Dicho sea esto como prologo a mi opinión sobre un hecho que ha conmovido a la sociedad: la prisión del líder del PT brasileño el ex Presidente Lula.

Y en primer lugar mi total solidaridad y respaldo, aún en la modestia personal del mismo, con quién ha sido a lo largo de su vida un formidable y reconocido luchador por los derechos de la gente.

Ahora está claro de que todos debemos aprender de esta experiencia, de lo que acontece con Lula y no hacerlo no ayuda a salir con propuestas claras de todo este embrollo.

El hecho en si pone en discusión todo y cada uno de los enfoques es representativo de cómo se ubica cada quién frente a una crisis irreversible de la predominancia del modo de producción y ya con esto hago una primera presentación que seguramente no es compartida por muchos de los que tienen la gentileza de leerme.

Me dice un amigo: «para construir un mundo mejor, hay que partir de una selección de seres humanos mejores que construyan una», toda una definición, muy extendida particularmente entre los intelectuales, que para nada comparto.

De esto se desprende que Lula debió construir un Partido y luego un gobierno que cuestionara todo lo cuestionable de lo existente, así su gobierno hubiera sido impoluto e incuestionable, incluso por aquellos que pretendieron utilizarlo para el desarrollo de sus negocios. Y vaya si Brasil tiene un engranaje político más que bicenteañero en que todas las corruptelas parecen estar presentes. Es más esa grandeza parece haber sido posible solo con ese amparo de corruptela imperial. Sin embargo cuando llegó Lula en medio de una crisis brutal del sistema, la burguesía brasileña comenzó a soñar con tener a través de él una marca presencial de desarrollo de sus productos en el mundo. Ahora convengamos que el gobierno de la economía mundial, viviendo una aguda pugna por la rentabilidad, podía darle a esa perspectiva muy poca vida, como efectivamente ocurrió u ocurre hoy por ejemplo con la perspectiva que le pueda dar a la experiencia «nacionalista» de Trump y un final presumiblemente también trágico en su agotamiento.

La expresión del entonces Presidente Mujica de que debemos viajar en el estribo de Brasil, tenía en cuenta la coyuntura, pero no la perspectiva de la economía mundial, que si efectivamente encaró en su «olvidada» intervención en el seno de la ONU (septiembre 2013), aunque solo le demos a esta el valor de insinuarlo. También Lula al principio de su gobierno insinuó que iba a recorrer ese camino, el nacimiento del Foro Social Mundial debía hacerlo. Su impulso fue decisivo para que se constituyera y luego también en su decaecimiento.

Lula decidió meter las manos en el barro, ¡y en que barro!, para construir un modelo de desarrollo que el capitalismo mundial pudiera admitir. No fue posible, los plazos y los tiempos necesitan otra respuesta que es sobre la que efectivamente hay que debatir. Y cuando hablo de barro es más que una metáfora, es la realidad política en la que hoy se construyen las esperanzas progresistas de los pueblos. ¿Había otro camino? No, pero se insinuó un programa que luego no se desarrolló, y en el pecado está la penitencia.

También admitamos que desde los resabios del stalinismo aún persisten con proyectos varios, la idea de la estatización de la sociedad y para la cual para estas corrientes solo basta con la voluntad y los «hombres nuevos» dispuestos a su construcción. Amén de pensar en una realidad de la economía mundial idealizada, que no le puede brindar posibilidades porque no existen. Si bien en toda una etapa de la historia, –en medio de dos guerras mundiales– economías estatizadas tuvieron distinta suerte, por la propia existencia de la Unión Soviética, que siempre hemos señalado como apoyadas en el triunfo de la revolución rusa, utilizando la vía no marxista, ni leninista, del capitalismo de estado. Conjunción de avance y tragedia, con todo lo que ello significó en la vida de la gente, el asesinato de los revolucionarios y muchísimos seres humanos en un camino abierto al fascismo.

Para no los que no parecen entender esta realidad, hay un hecho que rompe los ojos, y es el de que el capitalismo embretado en una crisis cada vez más profunda, y necesitado de caminar, aborda hoy su desarrollo universal, apoyado en un país enorme, cuyo principal sostén es el gobierno del Partido Comunista. Como antes lo hizo en otra etapa de la historia en la construcción de EE.UU. como eje mundial del capitalismo.

Que esto no alcanza para darnos la tranquilidad; estamos de acuerdo, pero comprobemos que es un dato muy firme de la realidad y que es sobre él que debemos encarar el futuro. Es más, muchas de las esperanzas «progresistas» están amparadas hoy en esa realidad. Por eso de la vida política china ni la derecha habla, y cuando reciben las declaraciones de Trump, toman distancia. Quién los hubiera visto a fines del siglo 20 a estos mismos actores. El comercio no debe tener banderas nos explican.

Cosas vederes Sancho, diría el Quijote.

Apoyados en este análisis es que decimos que la prisión de Lula, es una prisión política y para resolverse necesita de un programa para el conjunto de la sociedad brasileña y que hoy repercuta en el mundo.

¿Por qué?, porque si no se abre la realidad política que lo condena sobre la base de prácticas que son nocivas para la sociedad, las fuerzas que predominan lo condenan porque ellas se siente ilegítimas sino lo hacen y porque el argumento de que abrió el camino de una vida digna a millones de seres humanos para ellos no es de recibo en tanto la economía tal cual está hoy organizada no lo puede sostener, sienten ahogo fascista y desprecio por todos los otros seres humanos. Hay odio de clase en su proceder.

Y por favor no me vengan con la moralina democratista, de los que en su vida diaria y a través de miles de ejemplo lo están negando; el que esté libre de pecados que arroje la primera piedra. ¿Quién en el Uruguay no evadió impuestos, quién no trabajó o hizo trabajar en negro? ¿Me explico? ¿Es que detrás de la oposición a la bancarización por ejemplo, no están los grandes operadores financieros que aprovechan errores de este proceso para afirmar sus negocios en el micro y gran mercado de los créditos? Negocio brutal de endeudamiento de la gente, y que a estos ni siquiera se atreven a denunciarlos como pasa con el movimiento llamado de los «autoconvocados».

Que debe haber reglas: de acuerdo, pero la punidad en la aplicación de esas reglas tiene el límite de la necesidad social de un programa que permita a la sociedad toda salir de esta etapa de crisis irreversible de la predominancia del modo de producción capitalista.

¿Cuál es el futuro de Lula?: siendo importante debemos saber que ello depende de algo aún más importante y es la capacidad de la izquierda de tener un programa para superar esta etapa de crisis, Lula lo insinuó en el 2001 con el Foro Social Mundial, Chávez lo enriqueció con su aportes, Mujica lo llevó a la ONU en setiembre del 2013, pero luego entramos en un pantano en que si no actuamos el retroceso es evidente. Y en el pantano las conductas antisociales de la corrupción, pesan y lesionan.

Todo esto sin dejar de señalar la existencia de los huevos de la serpiente, y los peligros que ello conlleva en un mundo donde el modo de producción capitalista hace que viva en un estado de guerra permanente. Y si para muestra basta un botón, tomemos las declaraciones militares presionando a los jueces, la conversación de la torre de control con el mando del helicóptero que transportaba a Lula, que son muestras que el fascismo sigue integrando el conglomerado de las conductas humanos posibles.

En este sentido y reconociendo la modestia de nuestros conocimientos, están todas las propuestas que sobre la base de dos herramientas –la moneda y los impuestos– hemos ido desarrollando en todas las columnas anteriores y que pueden consultarse en los archivos de la misma, con un centro: como ayudar entre todos a la muerte en paz de la predominancia del modo de producción que hoy nos está condenando a una vida peor.

Un mundo mejor es posible.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 9 de abril de 2018.

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[:es]La lección de Venezuela.[:ca]La lliçó de Veneçuela.[:]

[:es]

La lección de Venezuela.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Venezuela. Bandera dentro del mapa.La crisis económica, sigue y va a seguir planteada, porque en definitiva ya no es un problema exclusivamente propio de cada uno de nuestros países.

Sino producto de la crisis general del capitalismo, que aún creciendo, desplegando su magnificencia –y vaya si la tecnología se la ha dado junto con las irritantes diferencias sociales–, sus distintos factores sienten que el fin de la predominancia de este modo de producción está próximo (los tiempos en economía son diferentes a los de los seres humanos). Lo común son los desequilibrios, la falta de certezas, el no poder planificar por periodos largos, la incertidumbre, que inexorablemente se traslada a la conducta de las personas.

Lo de Venezuela ha sido una afirmación de la democracia, frente a aquellos que no creían en la democracia venezolana y estaban y están urgidos por los tiempos que marcan las corrientes reaccionarias, impacientes porque los plazos de su predominio se terminan, y Venezuela no cedía ni cede a la presión de lo que tradicionalmente se imponía en esta parte del mundo –la historia es larga, con un proceso indígena, desde el momento mismo del llamado descubrimiento de América, luego los llamados Libertadores y las luchas sociales–; proceso que recordemos empezó a darse vuelta cuando la revolución cubana, «permitida» para cambiar al sargento de turno se les fue de las manos a los servicios, y con el apoyo de la Unión Soviética «post-stalinista» comenzó a dar pasos independientes, que se pudieron dar sin duda por ese apoyo que hoy ya no existe y que tenía como punto de referencia un desarrollo económico estatizado que hoy ya tampoco es posible, a no ser coyunturas muy puntales y generalmente reservadas a la explotación de recursos estratégicos que por lo general requieren de tecnología en manos de los grandes conglomerados empresariales multinacionales.

Hoy, la relación económica en el mundo es otra, pero la actividad en sí sigue midiéndose por la tasa general de ganancia, que es la que determina en la historia el principio y el fin de este modo de producción, con un paso previo poco entendido por los que estudian el tema: el fin primero de su predominancia, dando lugar a una etapa de transición que es la que promueven con su lucha procesos como el actual venezolano, y aún con características contradictorias y de retroceso, en otras zonas del planeta, como en la reivindicación propia de la nacionalidad catalana, entre las muchas nacionalidades que pujan en el mundo por una expresión libre de su identidad y que encuentran trabas en la actual organización del modo de producción capitalista, y en este caso sin ni siquiera llegar a cuestionar la predominancia de este modo de producción.

Dentro de las 22 elecciones en esto 18 años de «chavismo»,  cuando el precio del petróleo comenzó caer, la derecha vio que ganando una elección (la abstención hizo el resto) podía acelerar el paso e imponer un referéndum (para el que no consiguieron las firmas) e imponer la caída de Maduro; para ello utilizaron todo tipo de atentados, volcando sobre el gobierno constitucional la responsabilidad de las víctimas de los mismos con la amplificación cómplice de los actuales regentes de la OEA y de la gran prensa internacional.

El desafío no era fácil, pues hay sectores radicalizados en los que es común ser caldo de cultivo para corrientes que abogan por el enfrentamiento, sin tener en cuenta los limites materiales en que ellos se desenvuelven, –tanto en el gobierno como en la oposición–, los servicios del otrora poderoso imperialismo yanqui (hoy convertido en un Estado gendarme) son especialistas en desarrollar acciones tanto en una como en otra facción.

Es más, se nos llegó a hablar de un nuevo stalinismo, –aprovechando lo que éste significó contra el pensamiento democrático leninista–, destacaban el rol del ejercito, al que Chávez había dado una moral identificada con su pueblo, a la que definió como bolivariana, y que además ha servido para reverdecer en toda América la misma moral en todos los ejércitos; tarea ni fácil ni sencilla luego del trabajo de la Escuela de las Américas dirigida con las practicas más aberrantes a desmantelar la conciencia popular de sus orígenes. Fuimos claros en señalar que aunque se construyeran muros impenetrables a lo largo de las fronteras nacionales eso ya no era posible, pues el aparato productivo del mundo estaba muy por encima de las fronteras nacionales. Tema este poco desarrollado pues entra en contradicción con el desarrollo de planes cada vez más irrealizables de matrices económicas nacionales que se ubican en los entornos gubernamentales y de las políticas burocráticas de los Estados, compitiendo con las verdaderas necesidades de la gente y la necesidad de su atención.

Si a esto le agregamos denuncias de corrupción que no son difíciles de imaginar por el estado en el que se desarrolla la actividad económica, y que no siempre han sido combatidos adecuadamente, toda vez que hay determinadas actividades económicas que aparecen como intocables para la dirección política –recordemos el manejo del llamado dólar blue en la Argentina y sus operadores jugando en las dos canchas, la del gobierno y la de la oposición–.

Por eso esta jornada del 15 de octubre de 2017, debe ser señalada, más allá de los peligros que subsisten, como un mojón ineludible en la lucha por la liberación de los pueblos.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo. Lunes, 16 de octubre de 2017.

[:ca]

La lliçó de Veneçuela.

(Abordant això gris, que sembla la teoria).

Veneçuela. Bandera dins del mapa.La crisi econòmica, segueix i seguirà plantejada, perquè en definitiva ja no és un problema exclusivament propi de cada un dels nostres països.

Sinó producte de la crisi general del capitalisme, que encara creixent, desplegant la seva magnificència –i tant que la tecnologia se l’ha donat juntament amb les irritants diferències socials–, els seus diferents factors senten que la fi de la predominança d’aquesta manera de producció està pròxima (els temps en economia són diferents als dels éssers humans). El comú són els desequilibris, la manca de certeses, el no poder planificar per períodes llargs, la incertesa, que inexorablement es trasllada a la conducta de les persones.

Això de Veneçuela ha estat una afirmació de la democràcia, davant d’aquells que no creien en la democràcia veneçolana i estaven i estan urgits pels temps que marquen les corrents reaccionàries, impacients perquè els terminis del seu predomini s’acaben, i Veneçuela no cedia ni cedeix a la pressió del que tradicionalment s’imposava en aquesta part del món –la història és llarga, amb un procés indígena, des del moment mateix de l’anomenat descobriment d’Amèrica, després els anomenats Libertadores i les lluites socials–; procés que recordem va començar a donar-se la volta quan la revolució cubana, «permesa» per canviar el sergent de torn se’ls va anar de les mans als serveis, i amb el suport de la Unió Soviètica «post-stalinista» va començar a fer passes independents, que es van poder donar sens dubte per aquest suport que avui ja no existeix i que tenia com a punt de referència un desenvolupament econòmic estatitzat que avui ja tampoc és possible, tret de conjuntures molt puntals i generalment reservades a l’explotació de recursos estratègics que pel general requereixen de tecnologia en mans dels grans conglomerats empresarials multinacionals.

Avui, la relació econòmica en el món és una altra, però l’activitat en si segueix mesurant-se per la taxa general de guany, que és la que determina dins la història el principi i la fi d’aquesta manera de producció, amb un pas previ una mica entès pels que estudien el tema: la fi primer de la seva predominança, donant lloc a una etapa de transició que és la que promouen amb la seva lluita processos com l’actual veneçolà, i encara amb característiques contradictòries i de retrocés, en altres zones del planeta, com en la reivindicació pròpia de la nacionalitat catalana, entre les moltes nacionalitats que es liciten en el món per una expressió lliure de la seva identitat i que troben traves en l’actual organització de la manera de producció capitalista, i en aquest cas sense ni tan sols arribar a qüestionar la predominança d’aquesta manera de producció.

Dins de les 22 eleccions en aquests 18 anys de «chavisme», quan el preu del petroli va començar a decaure, la dreta va veure que guanyant una elecció (l’abstenció va fer la resta) podia accelerar el pas i imposar un referèndum (per al qual no van aconseguir les signatures) i imposar la caiguda de Maduro; per això van utilitzar tot tipus d’atemptats, bolcant sobre el govern constitucional la responsabilitat de les víctimes dels mateixos amb l’amplificació còmplice dels actuals regents de l’OEA i de la gran premsa internacional.

El desafiament no era fàcil, ja que hi ha sectors radicalitzats en què és comú ser brou de cultiu per a corrents que advoquen per l’enfrontament, sense tenir en compte els límits materials en què ells es desenvolupen, –tant en el govern com en l’oposició–, els serveis de l’altre temps poderós imperialisme ianqui (avui convertit en un Estat gendarme) són especialistes en desenvolupar accions tant en una com en una altra facció.

És més, se’ns va arribar a parlar d’un nou stalinisme, –aprofitant el que aquest va significar contra el pensament democràtic leninista–, destacaven el paper de l’exèrcit, al qual Chávez havia donat una moral identificada amb el seu poble, a la qual va definir com bolivariana, i que a més ha servit per reverdir en tota Amèrica la mateixa moral en tots els exèrcits; tasca ni fàcil ni senzilla després de la feina de l’Escola de les Amèriques dirigida amb les pràctiques més aberrants per desmantellar la consciència popular dels seus orígens. Vam ser clars en assenyalar que encara que es construïssin murs impenetrables al llarg de les fronteres nacionals això ja no era possible, doncs l’aparell productiu del món estava molt per sobre de les fronteres nacionals. Tema aquest poc desenvolupat doncs entra en contradicció amb el desenvolupament de plans cada cop més irrealitzables de matrius econòmiques nacionals que s’ubiquen en els entorns governamentals i de les polítiques burocràtiques dels estats, competint amb les veritables necessitats de la gent i la necessitat de la seva atenció.

A això hi afegim denúncies de corrupció que no són difícils d’imaginar per l’estat en què es desenvolupa l’activitat econòmica, corrupció que no sempre han estat combatuda adequadament, doncs hi ha determinades activitats econòmiques que apareixen com a intocables per a la direcció política –recordem el maneig de l’anomenat dòlar blue en l’Argentina i els seus operadors jugant a les dues pistes, la del govern i la de l’oposició–.

Per això aquesta jornada del 15 d’octubre de 2017 ha de ser assenyalada, més enllà dels perills que subsisteixen, com una fita ineludible en la lluita per l’alliberament dels pobles.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo. Dilluns, 16 d’octubre de 2017.

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