[:es]
Conferencia: «Un proceso justo y transparente del problema de la deuda externa».
Expositores: Dr. Pedro Morazán y Ec. Jürgen Kaiser. Comentaristas: Diputado José Amorín Batlle, Senador Enrique Rubio, Jorge Molinari por ATTAC-Uruguay, Gustavo Bernini y Cr. Julio Fornaro por AEBU. Moderadora: Diputada Margarita Percovich.
Auspician: Presidencia de la Cámara de Representantes, FESUR, AEBU y ATTAC-Uruguay.
Martes, 29 de octubre de 2002.
(Reproducimos la intervención de Jorge Molinari por ATTAC, que en esta oportunidad consistió en un comentario leído).
Luego de la exposición de los distinguidos catedráticos Pedro Morazán y Jürgen Kaiser, atendiendo además a lo que ellos han estado difundiendo en distintas publicaciones; y agradeciendo a la Presidencia de la Cámara de Representantes, a FESUR, a AEBU, como integrantes de ATTAC-Uruguay, queremos comentar algunos aspectos, que a nuestro entender son sustanciales para comprender el difícil momento actual.
Hay elementos centrales que están a consideración:
- El crecimiento exorbitante de la Deuda Externa y las crisis que esta situación genera.
- Las importantes experiencias históricas sobre la materia, fundamentalmente las deudas y los planes vinculados a ellas, luego de la Segunda Guerra Mundial, y aunque las soluciones actuales no van a ser iguales, deben recoger las enseñanzas –buenas y malas– que esas soluciones dejaron.
- Recoger experiencias a nivel nacional de países como EEUU, a través del capitulo 9 del código de insolvencia. Tratado que ampara, también internacionalmente, a sectores desprotejidos a la hora de atender los efectos contractuales que generan entre otros elementos precisamente la insolvencia.
También nosotros tenemos una experiencia legal interna; son temas sobre los que tendremos que estudiar, trabajar y aprender para incorporarnos a los planteamientos que ya se están realizando en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional y con el Banco Mundial.
Y nosotros agregaríamos algunos elementos más. Por ejemplo lo que tiene que ver con las condiciones impositivas internas a las que están sometidos los países deudores. Asociado esto con la crisis fiscal, que apremia la necesidad de recaudación, el aumento constante de la informalidad, y el manejo del signo monetario como un instrumento que genera subsidios indiscriminados, ya sea a las importaciones o a las exportaciones, según se incline la balanza –pero siempre a favor del que tiene más poder económico–, y el deterioro del nivel de vida de los sectores medios y bajos de la sociedad que no tienen sus recursos vinculados al dólar.
El tema del arbitraje es de una enorme importancia conceptual. Con esto, ¿qué queremos decir?: que más allá de encontrar elementos instrumentales, que los hay y que nuestros distinguidos disertantes tienen experiencias muy valiosas, el tema de la insolvencia es de tal magnitud que obliga a su tratamiento prioritario.
El solo hecho de tener un ámbito donde analizar, las causas, el origen de la insolvencia, es de por si relevante.
E insistimos en hablar de «insolvencia» porque de eso se trata en esta crisis. Y asociada a la insolvencia, como una sombra la corrupción. Así tenemos dos asociaciones de ideas fundamentales:
- Insolvencia-corrupción.
- Arbitraje-transparencia.
Para nosotros se repite a nivel universal, con estas consecuencias que estamos analizando una situación que a fines del siglo XIX y principio del XX, se dio con la revolución industrial.
Fundamentalmente en países que se estaban desarrollando vertiginosamente, el efecto de esta revolución, la acumulación acelerada de capitales, que permitía a los empresarios participar activamente en la feroz competencia desatada, originaba por otro lado un agravamiento insostenible de los enfrentamientos sociales.
Para cada capitalista la explotación feroz de sus trabajadores era la contracara necesaria para la competencia que desataba la revolución industrial.
¿Qué surge entonces frente a este desafío?: por un lado el crecimiento de las corrientes ideológicas que reivindicaban la liberación de los sectores explotados y por otro las ideas en torno a buscar una salida que permitiera atemperar esos enfrentamientos, y solidificar el estado nacional.
A esta última tesis se afilió Alemania, como otros países en pleno desarrollo industrial, a través del gobierno de Bismark. Señalamos hechos, no hacemos un juicio de valor que no corresponde a este comentario. Hay numerosas referencias a que esto fue el origen de la seguridad social. Sobre el aporte de las empresas –sin interferir en la competencia– se asignaron recursos destinados a atender las acuciantes necesidades de la sociedad.
En el Uruguay –en los marcos nacionales– esta política se transformó en leyes con el trabajo político y social de una generación, que entre otros, encabezó don José Batlle y Ordóñez.
Lo que viene después es otra historia; los enfrentamientos entre naciones, crisis bélicas impresionantes para resolver estos enfrentamientos y las salidas que la humanidad encontró para los endeudamientos bélicos. Endeudamiento que ha merecido el detenido análisis tanto del Dr. Morazán, como del Ec. Kaiser, para extraer enseñanzas para la situación actual.
Hoy estamos en otra etapa; a la que se llegó fundamentalmente por el desarrollo económico, predominando en el plano ideológico las concepciones neoliberales. Las empresas tomaron una proyección multinacional; y el derrumbe de las barreras nacionales significó también el derrumbe de la seguridad social de cada uno de los países, particularmente de los más pobres, donde va muriendo el aporte empresarial a la misma, generando una brutal contradicción: cuanto más recursos se necesitan, es cuando más escasean.
El mundo asiste hoy a permanentes corrientes migratorias, al crecimiento de la informalidad, a la marginación social, a nuevas formas empresariales comandadas en forma creciente por los centros financieros internacionales que aumentan su poder y en consecuencia deciden el destino de millones y millones de seres humanos.
Un hecho que últimamente ha impactado; es la pérdida de ahorros por parte de ciudadanos comunes frente a la crisis financiera; y no estamos hablando solamente de Uruguay, Argentina, sino también de la pérdida de ahorros, de fondos de pensión, a través de Enron, y otras situaciones fraudulentas, en el seno mismo del mayor desarrollo capitalista.
Frente a estos hechos la respuesta a través –no sé si es correcto llamarlo así– del keynesianismo de guerra a la grave recesión que afecta a países como EEUU; agrava aún más la situación de los sectores más desprotejidos. Tampoco esta idea es nueva, y una vez más se recurre a la guerra y a la industria de guerra para resolver las crisis.
Y por si esto fuera poco el premio Nobel de economía Joseph Stiglitz, advierte sobre peligros de inestabilidad financiera en el propio EEUU, y la posibilidad de una corrida en los depósitos bancarios1.
Todo lleva a la necesidad del ARBITRAJE, y en ello estamos pensando, cuando propiciamos la aplicación de un impuesto o tasa a las transacciones financieras a nivel universal. Y lo pensamos además apostando a la gente, a la aplicación en beneficio humano de todos los adelantos que la revolución técnico-científica ha proporcionado.
Cuando el ex-ministro Cavallo –en la Argentina– recurrió al instrumento de la bancarización como uno de los medios de recaudación fiscal; muchos lo apoyaron porque vieron un medio para combatir uno de los males de estos países, la evasión y la elusión impositiva. Pero no se podía bancarizar para impedir la informalidad de un sistema productivo en plena crisis.
Esto no descalifica la necesidad de la bancarización; sino que para bancarizar –entendiendo por ello el llevar a toda la sociedad los adelantos de la organización empresarial– es necesario empezar por la cabeza, y esto es nada más ni nada menos, que lo que proponemos cuando hablamos de un impuesto o tasa a las transacciones financieras a nivel universal.
***
A esta altura del comentario no queremos eludir la responsabilidad de marcar la necesidad de un debate.
Por lo general nuestros amigos europeos –pero no sólo ellos– ven la llamada Tasa Tobin como un instrumento de equilibrio del sistema financiero. Reconocemos que esa fue la idea inicial de James Tobin, pero nosotros insistimos en ir más allá y para ello hacemos una comparación histórica: el nacimiento de la seguridad social a nivel nacional a fines del siglo XIX –particularmente en Alemania– y la necesidad hoy de aplicar este criterio a nivel universal.
En el aspecto instrumental el arbitraje necesariamente debe recurrir a las mejores experiencias de la sociedad humana. Se multiplican en el mundo las instituciones que tratan a todo nivel cada una de las situaciones críticas; en el campo de la salud, de la enseñanza, de la ecología, del trabajo, del medio ambiente, de la preservación del patrimonio histórico de la humanidad.
Se necesita entonces la voluntad política para avanzar y profundizar en democracia, porque no es otra cosa el coordinar la acción efectiva de todas estas experiencias.
El concepto de arbitraje es el que da nacimiento a las Naciones Unidas, a la UNESCO, a la OIT, a la Organización Mundial para la Salud, etc. etc.
Como a fines del siglo XIX, hay que decidir políticamente tomar los recursos del lugar en donde estos se vienen concentrando aceleradamente; y a partir de esas premisas extender hasta los últimos rincones del planeta el fruto del trabajo humano, respetando las más sanas costumbres y tradiciones que la humanidad ha ido generando en el transcurrir de los siglos.
De no hacerlo así, la gravedad de la crisis, profundizará los daños irreparables contra los seres humanos, la ecología, el medio ambiente…
Un capítulo aparte merecería el tema de la unidad monetaria; tal vez sería por sí solo tema de un seminario. Sobre todo para nosotros que vemos día a día decrecer nuestro nivel adquisitivo por la depreciación de nuestro signo monetario.
Los acuerdos que dieron origen al Fondo Monetario Internacional, merecen ser revisados. Podría ser ésta, una etapa más madura del arbitraje. Para nosotros es urgente. Como diría nuestro José Artigas: «la causa de los pueblos no admite la menor demora».
Tal vez no esté lejos el día en que la humanidad así como tiene una unidad de medida y de peso universales, también la tenga a nivel de la medida monetaria.
La tarea de nuestros visitantes, nos da una renovada esperanza, en soluciones a todos estos temas.
Unámonos para poder decir adiós a las armas. Porque un mundo mejor es posible.
Muchas gracias.
Jorge Aniceto Molinari.
Nota:
1El País de Madrid, domingo, 13 de octubre de 2002.
[:ca]
Conferència: «Un procés just i transparent del problema del deute extern».
Expositors: Dr. Pedro Morazán i Eq. Jürgen Kaiser. Comentaristes: Diputat José Amorín Batlle, Senador Enrique Rubio, Jorge Molinari per ATTAC-Uruguai, Gustavo Bernini i Cr. Julio Fornaro per AEBU. Moderadora: Diputada Margarita Percovich.
Patrocinen: Presidència de la Cambra de Representants, FESUR, AEBU i ATTAC-Uruguai.
Dimarts, 29 d’octubre del 2002.
(Reproduïm la intervenció de Jorge Molinari per ATTAC, que en aquesta oportunitat va consistir en un comentari llegit).
Després de l’exposició dels distingits catedràtics Pedro Morazán i Jürgen Kaiser, atenent a més al que ells han estat difonent en diferents publicacions; i agraint a la Presidència de la Cambra de Representants, a FESUR, a AEBU, com a integrants d’ATTAC-Uruguai, volem comentar alguns aspectes, que al nostre entendre són substancials per comprendre el difícil moment actual.
Hi ha elements centrals que estan a consideració:
- El creixement exorbitant del Deute Extern i les crisis que aquesta situació genera.
- Les importants experiències històriques sobre la matèria, fonamentalment els deutes i els plans vinculats a aquestes, després de la Segona Guerra Mundial, i encara que les solucions actuals no seran iguals, han de recollir els ensenyaments –bons i dolents– que aquestes solucions van deixar.
- Recollir experiències a nivell nacional de països com EUA, mitjançant el capítol 9 del codi d’insolvència. Tractat que empara, també internacionalment, a sectors desprotegits a l’hora d’atendre els efectes contractuals que generen entre altres elements precisament la insolvència.
També nosaltres tenim una experiència legal interna; són temes sobre els quals haurem d’estudiar, treballar i aprendre per incorporar-nos als plantejaments que ja s’estan realitzant en les negociacions amb el Fons Monetari Internacional i amb el Banc Mundial.
I nosaltres afegiríem alguns elements més. Per exemple el que té a veure amb les condicions impositives internes a què estan sotmesos els països deutors. Associat això amb la crisi fiscal, que apressa la necessitat de recaptació, l’augment constant de la informalitat, i el maneig del signe monetari com un instrument que genera subsidis indiscriminats, ja sigui a les importacions o a les exportacions, segons s’inclini la balança –però sempre a favor de qui té més poder econòmic–, i el deteriorament del nivell de vida dels sectors mitjans i baixos de la societat que no tenen els seus recursos vinculats al dòlar.
El tema de l’arbitratge és d’una enorme importància conceptual. Amb això, ¿què volem dir?: que més enllà de trobar elements instrumentals, que n’hi ha i que els nostres distingits dissertants tenen experiències molt valuoses, el tema de la insolvència és de tal magnitud que obliga al seu tractament prioritari.
El sol fet de tenir un àmbit on analitzar, les causes, l’origen de la insolvència, és de per si rellevant.
I insistim en parlar d’«insolvència» perquè d’això es tracta en aquesta crisi. I associada a la insolvència, com una ombra la corrupció. Així tenim dues associacions d’idees fonamentals:
- Insolvència-corrupció.
- Arbitratge-transparència.
Per a nosaltres es repeteix a nivell universal, amb aquestes conseqüències que estem analitzant una situació que a finals del segle XIX i principi del XX, es va donar amb la revolució industrial.
Fonamentalment en països que s’estaven desenvolupant vertiginosament, l’efecte d’aquesta revolució, l’acumulació accelerada de capitals, que permetia als empresaris participar activament en la ferotge competència desfermada, originava d’altra banda un agreujament insostenible dels enfrontaments socials.
Per a cada capitalista l’explotació ferotge dels seus treballadors era la contrapartida necessària per a la competència que desfermava la revolució industrial.
¿Què sorgeix llavors per fer front a aquest desafiament?: d’una banda el creixement dels corrents ideològics que reivindicaven l’alliberament dels sectors explotats i per un altre les idees entorn a cercar una sortida que permetés atemperar aquests enfrontaments, i solidificar l’estat nacional.
A aquesta darrera tesi es va afiliar Alemanya, com altres països en ple desenvolupament industrial, mitjançant el govern de Bismark. Assenyalem fets, no fem un judici de valor que no correspon a aquest comentari. Hi ha nombroses referències a que això va ser l’origen de la seguretat social. Sobre l’aportació de les empreses –sense interferir en la competència– es van assignar recursos destinats a atendre les urgents necessitats de la societat.
A l’Uruguai –en els marcs nacionals– aquesta política es va transformar en lleis amb el treball polític i social d’una generació, que entre d’altres, va encapçalar el senyor José Batlle y Ordóñez.
El que ve després és una altra història; els enfrontaments entre nacions, crisi bèl·liques impressionants per resoldre aquests enfrontaments i les sortides que la humanitat va trobar per als endeutaments bèl·lics. Endeutament que ha merescut el detingut anàlisi tant del Dr. Morazán, com del Eq. Kaiser, per extreure ensenyaments per a la situació actual.
Avui estem en una altra etapa; a la qual es va arribar fonamentalment pel desenvolupament econòmic, predominant en el pla ideològic les concepcions neoliberals. Les empreses van prendre una projecció multinacional; i l’ensorrament de les barreres nacionals va significar també l’ensorrament de la seguretat social de cada un dels països, particularment dels més pobres, on va morint l’aportació empresarial a la mateixa, generant una brutal contradicció: com més recursos es necessiten, és quan més escassegen.
El món assisteix avui a permanents corrents migratoris, al creixement de la informalitat, a la marginació social, a noves formes empresarials comandades en forma creixent pels centres financers internacionals que augmenten el seu poder i en conseqüència decideixen el destí de milions i milions d’éssers humans.
Un fet que darrerament ha impactat; és la pèrdua d’estalvis per part de ciutadans comuns davant de la crisi financera; i no estem parlant només d’Uruguai, Argentina, sinó també de la pèrdua d’estalvis, de fons de pensió, a través d’Enron, i altres situacions fraudulentes, en el sí mateix del major desenvolupament capitalista.
Davant d’aquests fets la resposta mitjançant –no sé si és correcte anomenar-lo així– el keynesianisme de guerra a la greu recessió que afecta països com els EUA; agreuja encara més la situació dels sectors més desprotegits. Tampoc aquesta idea és nova, i un cop més es recorre a la guerra i a la indústria de guerra per resoldre les crisis.
I per si això fos poc el premi Nobel d’economia Joseph Stiglitz, adverteix sobre perills d’inestabilitat financera en el propi EUA, i la possibilitat d’una fallida en els dipòsits bancaris1.
Tot porta a la necessitat de l’ARBITRATGE, i en això estem pensant, quan propiciem l’aplicació d’un impost o taxa a les transaccions financeres a nivell universal. I ho pensem més apostant per la gent, a l’aplicació en benefici humà de tots els avenços que la revolució tecnicocientífica ha proporcionat.
Quan l’ex-ministre Cavallo –a l’Argentina– va recórrer a l’instrument de la bancarització com un dels mitjans de recaptació fiscal; molts el van recolzar perquè van veure un mitjà per combatre un dels mals d’aquests països, l’evasió i l’elusió impositiva. Però no es podia bancaritzar per impedir la informalitat d’un sistema productiu en plena crisi.
Això no desqualifica la necessitat de la bancarització; sinó que per bancaritzar –entenent per això el portar a tota la societat els avenços de l’organització empresarial– cal començar pel cap, i això és ni més ni menys, que el que proposem quan parlem d’un impost o taxa a les transaccions financeres a nivell universal.
***
A aquesta altura del comentari no volem eludir la responsabilitat de marcar la necessitat d’un debat.
En general els nostres amics europeus –però no només ells– veuen l’anomenada Taxa Tobin com un instrument d’equilibri del sistema financer. Reconeixem que aquesta va ser la idea inicial de James Tobin, però nosaltres insistim en anar més enllà i per això fem una comparació històrica: el naixement de la seguretat social a nivell nacional a finals del segle XIX –particularment a Alemanya– i la necessitat avui d’aplicar aquest criteri a nivell universal.
En l’aspecte instrumental l’arbitratge necessàriament ha de recórrer a les millors experiències de la societat humana. Es multipliquen al món les institucions que tracten a tot nivell cadascuna de les situacions crítiques; en el camp de la salut, de l’ensenyament, de l’ecologia, de la feina, del medi ambient, de la preservació del patrimoni històric de la humanitat.
Es necessita llavors la voluntat política per avançar i aprofundir en democràcia, perquè no és una altra cosa el coordinar l’acció efectiva de totes aquestes experiències.
El concepte d’arbitratge és el que dóna naixement a les Nacions Unides, a la UNESCO, a l’OIT, a l’Organització Mundial per a la Salut, etc. etc.
Com a finals del segle XIX, cal decidir políticament prendre els recursos del lloc allà on aquests es vénen concentrant acceleradament; i a partir d’aquestes premisses estendre fins als darrers racons del planeta el fruit del treball humà, respectant les més sanes costums i tradicions que la humanitat ha anat generant en el transcórrer dels segles.
De no fer-ho així, la gravetat de la crisi, aprofundirà els danys irreparables contra els éssers humans, l’ecologia, el medi ambient…
Un capítol a part mereixeria el tema de la unitat monetària; potser seria per si sol tema d’un seminari. Sobretot per a nosaltres que veiem dia a dia decréixer el nostre nivell adquisitiu per la depreciació del nostre signe monetari.
Els acords que van donar origen al Fons Monetari Internacional, mereixen ser revisats. Podria ser aquesta, una etapa més madura de l’arbitratge. Per a nosaltres és urgent. Com diria el nostre José Artigas: «la causa dels pobles no admet la menor demora».
Potser no estigui lluny el dia en què la humanitat així com té una unitat de mesura i de pes universals, també la tingui a nivell de la mesura monetària.
La tasca dels nostres visitants, ens dóna una renovada esperança, en solucions a tots aquests temes.
Unim-nos per poder dir adéu a les armes. Perquè un món millor és possible.
Moltes gràcies.
Jorge Aniceto Molinari.
Nota:
1El País de Madrid, diumenge, 13 d’octubre del 2002.
[:]