Tan cerca del socialismo como de la barbarie.
(Abordando eso gris, que parece la teoría).
Explicar una ley de la física o de la química, parecería infinitamente más fácil que explicar una ley aplicada al desarrollo social, tal vez porque en esta debemos contar con nuestra propia implicancia y con un mundo más directo de desarrollos de la imaginación.
Que un objeto cae producto de la ley de gravedad, es tan simple que comparado con el que tener explicar de que ningún modo de producción en la historia abandona su predominancia hasta agotar sus posibilidades, no podría haber comparación posible.
Ésa es precisamente nuestra quimera, tratar de hacer simple la comprensión de fenómenos que aparecen terriblemente intrincados.
¿Qué tenemos a nuestro favor?: un enorme bagaje en textos, escritos particularmente por Marx, Engels y Lenin –los más destacados– que analizaron magistralmente el desarrollo del capitalismo y pudieron dar un visión muy completa de su curso, en ascenso, cuando les tocó vivir a los primeros, en una de sus más grandes crisis, en vida de Lenin, y ya hoy en que vemos que la crisis de predominancia para el capitalismo ha entrado en una fase crítica irreversible. Son escritos de trabajo, de análisis, de estudio, cuya validez se asienta en el conocimiento humano adquirido a través de los siglos y que seguramente serán superados en el futuro con el desarrollo de nuevos conocimientos. Al día de hoy esos trabajos no han sido superados, si deformados por interpretaciones que se han pretendido acomodar al gusto y paladar de los grupos que han ejercido los poderes económicos y los estaduales de turno.
¿Por lo tanto qué tenemos en nuestra contra?: la terrible fragmentación y deformación que de sus trabajos se ha venido haciendo, transformándolos en irreconocibles a la hora de comprender los acontecimientos actuales.
Hoy reconocer la crisis y catalogarla, parece obra de titanes. Preguntas simples y sencillas como la de responder sobre las posibilidades actuales del desarrollo capitalista parecen estar vedadas a los economistas de nuestra época. Y sin embargo nunca antes la disposición de los datos está al alcance de todos y particularmente de los que quieran investigar sobre el tema.
Si, es cierto, precisar la tasa general de ganancia no es sencillo, pues en el marco de las emisiones monetarias demenciales –que hace que ningún valor monetario actual tenga una base real–, el crecimiento incesante de la deuda de los Estados, el crecimiento exponencial de los paraísos fiscales, hace que la fijación de una tasa de ganancia real tenga más que ver con el lavado de dinero, con el mercado negro, con el trafico –por ejemplo de jugadores de futbol– de los más diversos. Pero en lo que resumíamos en los indicadores anteriores hay una expresión inexorable del carácter de la crisis.
Y una contradicción más: el incremento de la industria de guerra. Tenemos armas a nivel universal para destruir varios planetas Tierra: de terror. Así marcha la «reactivación económica» en alguna de las otroras potencias del mundo.
Deberíamos reunir un Congreso, una Conferencia, o como se le quiera llamar, de todas las personas –autoridades– del mundo que tengan hoy alguna responsabilidad en la gobernanza del planeta Tierra, y alguien debería decir: «muchachos, muchachas (es la forma de hablar, que se estila ahora) así no podemos seguir, estamos viviendo el crecimiento de una tragedia que nos puede ser incontrolable».
Hay quienes dicen que por la «condición humana», intentar modificar esto, es imposible; nosotros pensamos diferente, es el modo de producción predominante el que ha instalado la competencia en un marco de lucha de clases que inexorablemente tiene que llegar a su fin.
Los límites para llegar a la barbarie son cada vez más finos, ahora increíblemente en esta realidad las posibilidades para dar un impulso a una sociedad superior también lo son.
En diciembre del 2008 envié una carta al entonces Presidente electo de EE.UU. Barack Obama de la que nunca tuve respuesta. ¿Cuál era el objetivo de la misiva?: que el presidente de EE.UU. utilizara su poder en el mundo para poner en debate iniciativas que pudieran cambiar esta realidad que en ese entonces ya se tornaba dramática.
Obama además se constituía en un símbolo de la necesidad de cambio de una sociedad que acumula tensiones que son universales y que la hacen responsable de lo que ocurre en el mundo. Que haya podido o no responder a esa necesidad ya es otra historia, hoy al frente del gobierno está Donald Trump.
Partíamos de que para sincerar la economía lo primero era definir un valor monetario, único y universal. Luego introducir un sistema impositivo también único y universal basado en la circulación del dinero, eliminando los paraísos fiscales, los impuestos al consumo, a los salarios y a las pensiones, haciendo que ninguna transacción tuviera valor legal si no estaba debidamente registrada en los organismos que la sociedad determinara.
En este marco lo recaudado no sería para engordar las burocracias de los Estados o Instituciones similares, sino para planificar obras a nivel universal, que hoy el capitalismo no encara porque no les son rentables en temas como los de la salud, la enseñanza, la vivienda, la alimentación, etc. etc. Abordar el pago de los presupuestos en un marco de racionalidad, de rentabilidad y rendimiento incorporando todos los adelantos técnicos disponibles para el conjunto de la humanidad. Los instrumentos de la democracia –conquista imprescindible de la humanidad para la convivencia humana– hoy son tremendamente caros y burocráticos y la sociedad los siente como un peso y no como un beneficio.
Los avances en todos los terrenos son en esencia el impulso al desarrollo de una nueva predominancia para construir un sistema social que por sus características no es otra cosa que el socialismo. Claro hasta ahora ha predominado el preconcepto de que socialismo es propiedad estatizada. Propiedad estatizada además que nunca pudo superar los límites del capitalismo de Estado, del cual tampoco renegamos toda vez que significó derechos y reivindicaciones para los trabajadores, pero que como solución no podía ir más allá de la coyuntura socio-política que lo originaba.
Hoy el mundo debe entrar en un estadio superior a riesgo de entrar en la barbarie de no hacerlo. ¿Qué falta?: la voluntad política organizada que lo haga posible.
Entonces no hay hoy tarea más importante, que organizar esa voluntad política, hacerlo es el granito de arena necesario para desarrollar el socialismo, no hacerlo contribuir a una tragedia cada vez mayor.
Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 2 de agosto de 2017.
Tan a prop del socialisme com de la barbàrie.
(Abordant això gris, que sembla la teoria).
Explicar una llei de la física o de la química, semblaria infinitament més fàcil que explicar una llei aplicada al desenvolupament social, potser perquè en aquesta hem de comptar amb la nostra pròpia implicació i amb un món més directe de desenvolupaments de la imaginació.
Que un objecte cau producte de la llei de gravetat, és tan simple que comparat amb el de tenir explicar que cap mode de producció en la història abandona la seva predominança fins a esgotar les seves possibilitats, no hi podria haver cap comparació possible.
Aquesta és precisament la nostra quimera, tractar de fer simple la comprensió de fenòmens que apareixen terriblement intricats.
¿Què tenim al nostre favor?: un enorme bagatge en textos, escrits particularment per Marx, Engels i Lenin –els més destacats– que van analitzar magistralment el desenvolupament del capitalisme i van poder donar un visió molt completa del seu decurs, en ascens, quan els va tocar viure als primers, en una de les més grans crisis, en vida de Lenin, i ja avui en què veiem que la crisi de predominança pel capitalisme ha entrat en una fase crítica irreversible. Són escrits de treball, d’anàlisi, d’estudi, la validesa dels quals s’assenta en el coneixement humà adquirit a través dels segles i que segurament seran superats en el futur amb el desenvolupament de nous coneixements. A dia d’avui aquests treballs no han estat superats, sí deformats per interpretacions que s’han pretès acomodar al gust i paladar dels grups que han exercit els poders econòmics i els estatals de torn.
¿Per tant què tenim en la nostra contra?: la terrible fragmentació i deformació que dels seus treballs s’ha vingut fent, transformant-los en irreconeixibles a l’hora de comprendre els esdeveniments actuals.
Avui reconèixer la crisi i catalogar-la, sembla obra de titans. Preguntes simples i senzilles com la de respondre sobre les possibilitats actuals del desenvolupament capitalista semblen estar vedades als economistes de la nostra època. I no obstant això mai abans la disposició de les dades està a l’abast de tots i particularment dels que vulguin investigar sobre el tema.
Si, és cert, precisar la taxa general de guany no és senzill, doncs en el marc de les emissions monetàries demencials –que fa que cap valor monetari actual tingui una base real–, el creixement incessant del deute dels Estats, el creixement exponencial dels paradisos fiscals, fa que la fixació d’una taxa de guany real tingui més a veure amb el rentat de diners, amb el mercat negre, amb el tràfic –per exemple de jugadors de futbol– dels més diversos. Però en el que resumíem en els indicadors anteriors hi ha una expressió inexorable del caràcter de la crisi.
I una contradicció més: l’increment de la indústria de guerra. Tenim armes a nivell universal per destruir diversos planetes Terra: de terror. Així marxa la «reactivació econòmica» en alguna de les en altre hora potències del món.
Hauríem de reunir un Congrés, una Conferència, o com se li vulgui dir, de totes les persones –autoritats– del món que tinguin avui alguna responsabilitat en la governança del planeta Terra, i algú hauria de dir: «nois, noies (és la forma de parlar, que s’estila ara) així no podem seguir, estem vivint el creixement d’una tragèdia que ens pot ser incontrolable».
N’hi ha que diuen que per la «condició humana», intentar modificar això, és impossible; nosaltres pensem diferent, és la manera de producció predominant en el qual s’ha instal·lat la competència en un marc de lluita de classes que inexorablement ha d’arribar al final.
Els límits per arribar a la barbàrie són cada vegada més fins, ara increïblement en aquesta realitat les possibilitats per donar un impuls a una societat superior també ho són.
El desembre del 2008 vaig enviar una carta al llavors president electe dels EUA Barack Obama de la qual mai vaig tenir resposta. Quin era l’objectiu de la missiva?: que el president dels EUA utilitzés el seu poder en el món per posar en debat iniciatives que puguin canviar aquesta realitat que en aquest llavors ja es tornava dramàtica.
Obama més es constituïa en un símbol de la necessitat de canvi d’una societat que acumula tensions que són universals i que la fan responsable del que passa al món. Que hi hagi pogut o no respondre a aquesta necessitat ja és una altra història, avui al capdavant del govern està Donald Trump.
Partíem que per sincerar l’economia la primera fita era definir un valor monetari, únic i universal. Després introduir un sistema impositiu també únic i universal basat en la circulació dels diners, eliminant els paradisos fiscals, els impostos al consum, als salaris i a les pensions, fent que cap transacció tingués valor legal si no estava degudament registrada en els organismes que la societat determinés.
En aquest marc allò recaptat no seria per engreixar les burocràcies dels estats o institucions similars, sinó per planificar obres a nivell universal, que avui el capitalisme no encara perquè no els són rendibles en temes com els de la salut, l’ensenyament, l’habitatge, l’alimentació, etc. etc. Abordar el pagament dels pressupostos en un marc de racionalitat, de rendibilitat i rendiment incorporant tots els avenços tècnics disponibles per al conjunt de la humanitat. Els instruments de la democràcia –conquesta imprescindible de la humanitat per a la convivència humana– avui són tremendament cars i burocràtics i la societat els sent com un pes i no com un guany.
Els avenços en tots els terrenys són en essència l’impuls al desenvolupament d’una nova predominança per construir un sistema social que per les seves característiques no és altra cosa que el socialisme. És clar fins ara ha predominat el preconcepte que socialisme és propietat estatitzada. La propietat estatitzada més que mai va poder superar els límits del capitalisme d’Estat, del qual tampoc reneguem doncs va significar drets i reivindicacions per als treballadors, però que com a solució no podia anar més enllà de la conjuntura sociopolítica que l’originava.
Avui el món ha d’entrar en un estadi superior a risc d’entrar a la barbàrie de no fer-ho. ¿Què manca?: la voluntat política organitzada que la faci possible.
Llavors no hi ha avui tasca més important, que organitzar aquesta voluntat política, fer-ho és el granet de sorra necessari per desenvolupar el socialisme, no fer-ho contribuir a una tragèdia cada cop més gran.
Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 2 d’agost del 2017.