Las mejoras graduales.
(Abordando eso gris, que parece la teoría).
Es lo cotidiano en la izquierda, el preguntarse si estamos o no mejorando nuestra situación, la situación de nuestra gente. En el Uruguay desde marzo del 2005 gobierna el Frente Amplio, que se reivindica de izquierda y progresista.
La respuesta mucho tiene que ver con la ubicación personal de cada quién, lo que no puede sustraernos de la necesidad de abordar seriamente una respuesta.
Desde de la primera Asociación Internacional de los trabajadores (Primera Internacional) de la segunda mitad del siglo XIX impulsada por Marx y Engels, en el propio Manifiesto Comunista (1848), además del análisis del capitalismo y de las acciones sociales, sindicales y políticas en defensa de la clase obrera, siempre se desarrollaba un programa que producto de miles de luchas se fue imponiendo en el conjunto de la humanidad: el voto, luego el voto secreto, la representación democrática, la ley de 8 horas, la previsión y seguridad social, la legislación sobre los trabajos insalubres, el trabajo de los niños, la situación de la mujer, etc. etc. Sin ignorar que también hubo aportes importantes de otras vertientes del pensamiento humano en el mismo sentido reivindicatorio.
Además y como parte del estudio de estos maestros, el capitalismo que analizaban, iba a avanzar hasta agotar sus posibilidades históricas de desarrollo, no antes; en cada una de estas mejoras graduales en la situación de la gente, encuentra sustento para una mayor expansión, lo que puede ser contradictorio, pero que en realidad no lo es, de acuerdo a los estudios que del capitalismo se hacen con rigor científico, que muestran en su etapa de desarrollo el ensanchamiento de la base, sabiendo y poniendo atención siempre, en que en su proyección histórica tiene límite.
La historia del capitalismo es también por otra parte y hasta ahora la historia de la superación de sus crisis, así supo asimilar la creación de un nuevo centro para la economía mundial como fue EE.UU., –epopeya que por lo general en la izquierda no se estudia y por lo tanto tampoco se entiende– o el propio triunfo de la revolución rusa que incorporó a un nivel de vida más elevado a millones de seres humanos, –Batlle y Ordóñez sí lo destacaba– o lo que ha venido pasando con la revolución china y el desarrollo impetuoso de esas zonas del planeta.
En el mundo actual el capitalismo usufructúa esto y a la vez ante la imposibilidad de nuevas epopeyas emancipativas va generando una fractura social en el conjunto de la humanidad que provoca las profundas catástrofes humanas actuales que superan con creces a las anteriores y ponen en riesgo a la civilización toda.
La historia de las crisis y las revoluciones imponiendo los «cambios graduales», tiene un límite que hoy se visualiza para quien lo quiera analizar, en el aumento exponencial de las deudas de los Estados, de las emisiones demenciales de moneda, ya sin ningún respaldo en la producción, en el aumento «incontrolable» de los paraísos fiscales, producto en última instancia de la incapacidad por el agostamiento general de la tasa de ganancia de generar para toda esa masa de dinero, «fiduciario», inversiones rentables. Con el agravante de que con el manejo diferenciado de los impuestos, de las monedas, acuden una vez más al proyecto de suicidio global con el incremento de la industria de la guerra, acogotando los presupuestos nacionales desplazando atender las necesidades incluso más urgentes de la gente.
Es muy común en nuestras izquierdas la controversia entre los que aprovechando la coyuntura imponen avances para los niveles de vida de los más humildes, como ocurre con los llamados gobiernos progresistas en Argentina, Brasil, Uruguay, Ecuador… con los que recriminan que son insuficientes y que además los ricos son cada vez más ricos o que la riqueza que se produce ayuda a la concentración de la misma a nivel mundial, lo que es incuestionable.
El problema es que contra la disyuntiva que el capitalismo plantea hoy a nivel mundial no hay recetas nacionales posibles a no ser el aprovechamiento puntual de la coyuntura que a la vez el no hacerlo por ir detrás de una quimera estatista, es siempre en detrimento de la gente. Lo que no quiere decir que en determinadas circunstancias el paso estatista e incluso cooperativista, sea necesario darlo para salvar puntualmente trabajadores de la coyuntura.
Claro está que puede suceder, lo que hoy está ocurriendo en Brasil y ocurre en la Argentina de que un traspié en la conducción política haga que todas esas mejoras graduales retrocedan.
No faltan entonces los análisis directos de lo que hoy está pasando en la industria «nacional», en los emprendimientos empresariales medios y pequeños, agobiados por la competencia, por el adaptarse a las nuevas tecnologías, por los impuestos, por las leyes sociales y fundamentalmente por lo que sobre ellos se descarga del costo burocrático de la democracia que viene de la mano de las necesidades del sistema y de la incapacidad de gestión que cuando está en manos del Estado produce daños irreparables, en la credibilidad del sistema. Entonces aparece en el juego de la democracia la derecha conservadora, que en el Uruguay por ejemplo se expresa contra la bancarización, contra el voto electrónico, etc. etc. y si a ello le agregamos el juego de las diferencias cambiarias hacen un panorama nada claro y el surgimiento entonces de propuestas políticas oportunistas que buscan capitalizar el momento.
En este terreno hemos leído y escuchado todo tipo de disparate. Que estamos blindados, que hemos creado una política económica que nos da tranquilidad y seguridad de crecimiento por muchos años y que así iremos «gradualmente» eliminando la pobreza.
Siendo un disparate esto, también lo es aquella que piensa que el Estado lo puede todo y que por lo tanto podemos alimentar nuestra utopía de una sociedad igualitaria, sin depender de la suerte del mundo, desenganchados, como sí analizaban los maestros, que era imprescindible pensar. Entre las que no faltan juicios como el de que la «democracia» todo lo puede o el de que los países que enfrentan duras reacciones de los sectores conservadores es pura y exclusiva responsabilidad de quienes gobiernan esos países.
Lo grave es que las dos posturas clásicas en la «izquierda» vienen acompañadas de la filosofía del no se puede, terrible porque la crisis en la predominancia del modo de producción capitalista, sólo puede resolverse universalmente, ayudando a ésta a morir en paz. No hay otras alternativas posibles, o al menos nadie ha podido demostrar lo contrario.
De esto nace la importancia de lo que insinuó y dijo Mujica en la ONU, en setiembre del 2013, y que luego ha sido ignorado hasta por su propio exponente, lo que no quiere decir que ese planteo no sea el que hoy está en el orden del día necesario para que el mundo pueda encarar la crisis actual, y que uno ve en cada una de las crisis presupuestales y monetarias de los países del mundo, la peligrosa generalización de los desequilibrios de los que no están a salvo ninguno de los países en los que hoy se segmenta el planeta.
Este razonamiento que hoy a nosotros nos parece sencillo y elemental para entender el mundo actual, es cierto que en nuestra juventud nos costaba entenderlo. También pensábamos en ese entonces, que reformistas eran los que auspiciaban los cambios graduales y revolucionarios los que estaban por las estatizaciones lo más completas posibles. Para Lenin, por el contrario, el punto pasaba por la guerra o la paz; los comunistas estaban por la paz, y los «reformistas» habían votado los créditos a sus gobiernos para hacer la guerra, y cada conquista debía ser defendida con la organización social y la independencia de sus organizaciones del aparato del Estado. A eso llamaban Marx, Engels, Lenin… «dictadura del proletariado». Luego con el stalinismo ya es otra historia, que durante demasiado tiempo impidió que con cabeza abierta se analizaran puntos programáticos hacia los avances que la humanidad necesitaba y necesita.
Y hoy cuando desde la humildad de nuestros conocimientos nos atrevemos a señalar un programa mínimo de avance como el de la moneda única y universal, como el de un sistema impositivo basado exclusivamente en la circulación del dinero, eliminando toda imposición al consumo, a los salarios y a las pensiones, y eliminando también los paraísos fiscales, ninguna transacción debería ser válida si no está debidamente registrada en los organismos que la sociedad determine. Con los fondos así obtenidos equilibrar los presupuestos de las organizaciones de la sociedad sobre la base de la rentabilidad y la eficiencia y a la vez planificando obras para que la humanidad pueda con éxito terminar con el hambre y empezar a erradicar el mayor número de enfermedades posibles y a la vez preparar y dar trabajo a toda la población mundial. También sabemos que para ello se necesita un acuerdo universal para el que deben trabajar todas las organizaciones de la sociedad que hoy se pronuncian por el progreso humano. Se necesita construir la voluntad política que lo haga posible.
Es cierto que esto lo planteamos todas las veces que podemos, somos machacones y reiterativos, y salvo Mujica por 46 minutos en la ONU en setiembre del 2013, prácticamente no hemos obtenido respuesta, però… el topo de la historia sigue trabajando y removiendo las bases de un mundo que comienza a crujir por todos lados.
Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 24 de julio de 2017.
Les millores graduals.
(Abordant això gris, que sembla la teoria).
És la quotidianitat en l’esquerra, el preguntar-se si estem o no millorant la nostra situació, la situació de la nostra gent. A l’Uruguai des del març del 2005 governa el Front Ampli, que es reivindica d’esquerra i progressista.
La resposta té molt a veure amb la ubicació personal de cada qui, el que no pot sostreure de la necessitat d’abordar seriosament una resposta.
Des de la primera Associació Internacional dels treballadors (Primera Internacional) de la segona meitat del segle XIX impulsada per Marx i Engels, en el propi Manifest Comunista (1848), a més de l’anàlisi del capitalisme i de les accions socials, sindicals i polítiques en defensa de la classe obrera, sempre es desenvolupava un programa que producte de milers de lluites es va anar imposant en el conjunt de la humanitat: el vot, després el vot secret, la representació democràtica, la llei de 8 hores, la previsió i seguretat social, la legislació sobre els treballs insalubres, la feina dels nens, la situació de la dona, etc. etc. Sense ignorar que també hi van haver aportacions importants d’altres vessants del pensament humà en el mateix sentit reivindicatori.
A més i com a part de l’estudi d’aquests mestres, el capitalisme que analitzaven, anava a avançar fins a esgotar les seves possibilitats històriques de desenvolupament, no abans; en cadascuna d’aquestes millores graduals en la situació de la gent, troba suport per a una major expansió, la qual cosa pot ser contradictòria, però que en realitat no ho és, d’acord amb els estudis que del capitalisme es fan amb rigor científic, que mostren en la seva etapa de desenvolupament l’eixamplament de la base, sabent i posant atenció sempre, en què en la seva projecció històrica té límit.
La història del capitalisme és també d’altra banda i fins ara la història de la superació de les seves crisis, així va saber assimilar la creació d’un nou centre per a l’economia mundial com va ser EUA, –epopeia que en general a l’esquerra no s’estudia i per tant tampoc s’entén– o el mateix triomf de la revolució russa que va incorporar a un nivell de vida més elevat a milions d’éssers humans, –Batlle y Ordóñez si ho destacava– o el que ha vingut passant amb la revolució xinesa i el desenvolupament impetuós d’aquestes zones del planeta.
En el món actual el capitalisme genera usdefruit d’això i alhora davant la impossibilitat de noves epopeies emancipatives va generant una fractura social en el conjunt de la humanitat que provoca les profundes catàstrofes humanes actuals que superen amb escreix a les anteriors i posen en risc a tota la civilització.
La història de les crisis i les revolucions imposant els «canvis graduals», té un límit que avui es visualitza per a qui el vulgui analitzar, en l’augment exponencial dels deutes dels Estats, de les emissions demencials de moneda, ja sense cap recolzament en la producció, en l’augment «incontrolable» dels paradisos fiscals, producte en darrera instància de la incapacitat per l’esgotament general de la taxa de guany de generar per a tota aquesta massa de diners, «fiduciari», inversions rendibles. Amb l’agreujant que amb el maneig diferenciat dels impostos, de les monedes, acudeixen un cop més al projecte de suïcidi global amb l’increment de la indústria de la guerra, estorquint els pressupostos nacionals desplaçant atendre les necessitats fins i tot més urgents de la gent.
És molt comú a les nostres esquerres la controvèrsia entre els quals aprofitant la conjuntura imposen avenços per als nivells de vida dels més humils, com passa amb els anomenats governs progressistes a Argentina, Brasil, Uruguai, Equador… amb els quals recriminen que són insuficients i que a més els rics són cada cop més rics o que la riquesa que es produeix ajuda a la concentració de la mateixa a nivell mundial, fet que és inqüestionable.
El problema és que contra la disjuntiva que el capitalisme planteja avui a nivell mundial no hi ha receptes nacionals possibles tret l’aprofitament puntual de la conjuntura que al mateix temps el no fer-ho per anar darrere d’una quimera estatista, és sempre en detriment de la gent. La qual cosa no vol dir que en determinades circumstàncies el pas estatista i fins i tot cooperativista, sigui necessari donar-lo per salvar puntualment treballadors de la conjuntura.
És clar que pot succeir, el que avui està passant al Brasil i passa a l’Argentina que una ensopegada en la conducció política faci que totes aquestes millores graduals retrocedeixin.
No falten llavors les anàlisis directes del que avui està passant a la indústria «nacional», a les iniciatives empresarials mitjans i petits, aclaparats per la competència, per adaptar-se a les noves tecnologies, pels impostos, per les lleis socials i fonamentalment per la qual cosa sobre ells es descarrega del cost burocràtic de la democràcia que ve de la mà de les necessitats del sistema i de la incapacitat de gestió que quan està en mans de l’Estat produeix danys irreparables, en la credibilitat del sistema. Llavors apareix en el joc de la democràcia la dreta conservadora, que en l’Uruguai per exemple s’expressa contra la bancarització, contra el vot electrònic, etc. etc. i si a això li afegim el joc de les diferències canviàries fan un panorama gens clar i el sorgiment llavors de propostes polítiques oportunistes que busquen capitalitzar el moment.
En aquest terreny hem llegit i escoltat tota mena de disbarats. Que estem blindats, que hem creat una política econòmica que ens dóna tranquil·litat i seguretat de creixement per molts anys i que així anirem «gradualment» eliminant la pobresa.
Sent un disbarat això, també ho és aquell que pensa que l’Estat ho pot tot i que per tant podem alimentar la nostra utopia d’una societat igualitària, sense dependre de la sort del món, desenganxats, com sí analitzaven els mestres, que era imprescindible pensar. Entre les que no falten judicis com el de que la «democràcia» tot ho pot o el que els països que enfronten dures reaccions dels sectors conservadors és pura i exclusiva responsabilitat dels qui governen aquests països.
El que és greu és que les dues postures clàssiques a la «esquerra» vénen acompanyades de la filosofia del no es pot, terrible perquè la crisi en la predominança de la manera de producció capitalista, només es pot resoldre universalment, ajudant a aquesta a morir en pau. No hi ha altres alternatives possibles, o almenys ningú ha pogut demostrar el contrari.
D’això neix la importància del que va insinuar i va dir Mujica a l’ONU, el setembre del 2013, i que després ha estat ignorat fins pel seu propi exponent, la qual cosa no vol dir que aquest plantejament no sigui el que avui està en l’ordre del dia necessari perquè el món pugui encarar la crisi actual, i que una veu en cadascuna de les crisis pressupostàries i monetàries dels països del món, la perillosa generalització dels desequilibris dels que no estan fora de perill en cap dels països en els que avui es segmenta el planeta.
Aquest raonament que avui a nosaltres ens sembla senzill i elemental per entendre el món actual, és cert que en la nostra joventut ens costava entendre-ho. També pensàvem en aquest llavors, que reformistes eren els que afavorien els canvis graduals i revolucionaris respecte els que estaven per les estatitzacions el més completes possibles. Per Lenin, per contra, el punt passava per la guerra o la pau; els comunistes estaven per la pau, i els «reformistes» havien votat els crèdits als seus governs per fer la guerra, i cada conquesta havia de ser defensada amb l’organització social i la independència de les seves organitzacions de l’aparell de l’Estat. A això deien Marx, Engels, Lenin… «dictadura del proletariat». Després amb l’estalinisme ja és una altra història, que durant massa temps va impedir que amb el cap obert s’analitzaren punts programàtics cap als avenços que la humanitat necessitava i necessita.
I avui quan des de la humilitat dels nostres coneixements ens atrevim a assenyalar un programa mínim d’avenç com el de la moneda única i universal, com el d’un sistema impositiu basat exclusivament en la circulació dels diners, eliminant tota imposició al consum, als salaris i a les pensions, i eliminant també els paradisos fiscals, cap transacció hauria de ser vàlida si no està degudament registrada en els organismes que la societat determini. Amb els fons obtinguts d’equilibrar els pressupostos de les organitzacions de la societat sobre la base de la rendibilitat i l’eficiència i alhora planificant obres perquè la humanitat pugui amb èxit acabar amb la fam i començar a eradicar el major nombre de malalties possibles i alhora preparar i donar feina a tota la població mundial. També sabem que per a això es necessita un acord universal per al qual han de treballar totes les organitzacions de la societat que avui es pronuncien pel progrés humà. Es necessita construir la voluntat política que ho faci possible.
És cert que això ho plantegem totes les vegades que podem, som pesats i reiteratius, i llevat Mujica per 46 minuts a l’ONU al setembre del 2013, pràcticament no hem obtingut resposta, però… el talp de la història segueix treballant i remenant les bases d’un món que comença a cruixir per totes bandes.
Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 24 de juliol del 2017.