A propósito de una nota de Leandro Grille.
(Abordando eso gris, que parece la teoría).
Dice la nota:
«La única forma de que algunos compañeros revisen su posición contra el gobierno de Venezuela es que la oposición tome el poder por asalto. Luego de esa catástrofe, con Venezuela devuelta al consenso neoliberal y la brutal represalia que se desatará contra los que atrevieron a una Revolución, que incluirá en su cuenta trágica la cárcel, el destierro, el asesinato y la desaparición, comprenderán cabalmente lo que estaba en juego. Pero será tarde. Hay un tipo de militante que prefiere la comodidad de lo prístino. De lo inmaculado. De lo inobjetable. Hallan, como escribió el genio de Borges, que la derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce. Son buenos compañeros. Muchas veces nobles. Pacíficos, democráticos, y se pretenden justos. Sin embargo, no se puede confiar en su lealtad en la hora de los hornos, cuando las dudas son muchas, el camino incierto, y la vida y la historia están en riesgo. Dudan, se los come la duda, porque no confían en sus hermanos. Tal vez crean que los que asumimos otra posición somos intelectualmente deshonestos, o débiles, o manipulables o voluntaristas. Porque tampoco confían en nosotros, sus compañeros. Yo nunca defendería una represión contra el pueblo. Nunca usaría mi palabra ni mi poca influencia para proteger un despotismo. Pero no podría vivir tranquilo con mi cabeza si dejara a pata el sueño revolucionario de un pueblo hermano, sólo porque perdió la gracia de la moda, la prensa o la popularidad. Conocí Venezuela. Las dos. La pobre y la de plaza Altamira. En las tres veces que estuve intenté aprender, hice amigos y amigas, jóvenes como yo, militantes, voluntarios que se iban al Amazonas a alfabetizar o médicos cubanos que se subían al Avila, allí donde nunca habían llegado los médicos. Escuché la detonación de C-4 y sentí miedo, conocí tipos que estaban dispuestos a dar la vida y hoy están muertos, como Eliezer Otaiza. La dieron. Supe de la generosidad infinita de los bolivarianos. Y una vez conversé con una señora muy mayor que en la puerta del Teresa Carreño me dijo que ella amaba a Chávez, porque hasta que llegó él, en toda su larga vida, nunca antes había podido entrar a ese teatro tan prestigioso y tanto tiempo vedado a los pobres. Yo no sé si se va a ir al carajo Venezuela. Si éste es el asalto final de la burguesía, pero hasta el último día voy a defender la Revolución. Estuve en Miraflores una vez. En las mismísimas oficinas de un prócer inolvidable y me llevé tres cosas: la constitución bolivariana, a la que considero la constitución más linda que he leído en mi vida (y he leído varias), un habano de una caja autografiada por Fidel, y un juramento de amor al que no renunciaré mientras viva. El que crea que es por unos meses, no me conoce».
Leandro Grille.
La nota nos merece reflexiones:
En otra etapa del desarrollo capitalista seguramente los servicios de inteligencia del otrora imperialismo yanqui, hoy devenido en Estado gendarme, endeudado y con su moneda aún teniendo un valor de referencia mundial, envilecida, ya hubieran influenciado a sus agentes militares y civiles venezolanos y el gobierno de Maduro derribado.
Aún no lo han podido hacer, aunque sí lo han declarado a través del diario de operaciones de su ejército dedicado a esta zona del continente. La derecha venezolana mucho ha especulado con esto, y no toda pero importantes agentes de sus sectores lo han intentado y lo están intentando.
Venezuela no es la Unión Soviética, tampoco es Cuba: es Venezuela, y lo que se invocaba para defender los crímenes de Stalin, hoy exige otro tipo de reflexión.
El arma más poderosa hoy contra el gobierno de Maduro es la diferencia cambiaria, y lamentablemente no conocemos los datos concretos de la realidad, pero como en el caso de Argentina, donde los que manejaban las diferencias cambiarias y estaban con el gobierno de Cristina, hoy aparecen como agentes vinculados al macrismo; sospechamos que lo mismo ocurre en Venezuela, donde la dependencia con la renta petrolera y el informalismo, principal preocupación de Chávez en su momento, hace que un país donde casi la totalidad de sus ingresos por exportaciones dependen del petróleo, y se cobran en dólares, para la población el abastecimiento en alimentos y medicinas es en bolívares, hace que la especulación sea el principal negocio de esta lumpen-burguesía. Situación que se repite y se repetirá en cada una de las instancias democráticas en que esté en juego el gobierno, y a la que pudo escapar Ecuador por el hecho de que ese juego no pudo ejecutarse producto de una medida que en su momento, -el ahogo económico- fue ejecutada por un gobierno de derecha.
¿Cómo hizo la URSS, como hizo China, como hizo Cuba?: estaba todo estatizado. Pero la URSS ya no existe, China apoyada en su desarrollo, dirigida por el Partido Comunista, impone su progreso y apertura al mundo, Cuba, con su ejemplo y conducta revolucionarias, puede ir abriéndose ella también al mundo y preservar avances sociales. Lo que en su momento pudo ser un camino –la estatización total de la economía- hoy es impensable, por las características propias que el desarrollo de la economía mundial determina. Esto mal que les pese a algunos «marxistas» ha confirmado con asombrosa exactitud lo que los maestros desarrollaron en una infinidad formidables de estudios y que fueron sometidos a deformaciones que no han tenido ni de cerca la base argumental para poder superarlos. Lo cual no significa que sean eternos, ni que la sociedad no pueda reivindicarlos y superarlos, si para su avance es necesario.
¿Ahora como hace Venezuela? ¿Cómo separa la paja del trigo?, en todos lados tenemos idealizadores de la democracia, que se niegan a analizar los hechos en concreto, para defender algo que nadie sabe bien qué es en la medida que sus objetivos no son claros y transparentes, y nadie con sólido criterio puede ignorar la fuerza actuando en el juego de intereses opuestos.
No conocemos, no se ha difundido con seriedad, ninguna denuncia que implique a los dirigentes de la revolución bolivariana en actos de corrupción, lo cual hoy con los medios de información existente sería relativamente sencillo si realmente existieran y se propusieran a hacerlo.
Sin embargo, se conoce gente que ha hecho importantes inversiones en el exterior precisamente por su vinculación antes y ahora con el manejo de la renta petrolera, y esto también como en el caso de Argentina, de Brasil, no conoce distingo entre opositores y partidarios del régimen. No hay una derecha corrupta y una izquierda impoluta, hay intereses en juego, y existe la necesidad de un programa que defienda a la gente, que imponga la paz, que preserve el aparato productivo de la humanidad e impida el manejo corrupto de los bienes de la sociedad.
Es la lógica de los paraísos fiscales, y la necesidad de su muerte para preservar la paz y el porvenir, y un hecho imprescindible para asegurar el desarrollo democrático.
El funcionamiento democrático y sus reglas ha sido una conquista enorme para la humanidad, porque supone un equilibrio en que los distintos intereses pueden jugar un rol positivo, pero es inaplicable cuando los actores ponen por encima de ella los intereses económicos a los intereses sociales, pero ello es comprendido sólo cuando se muestra claramente cómo juegan esos intereses y se toman las medidas necesarias para defender a la gente.
En Venezuela, como antes en Argentina y Brasil, la derecha contó con la diferencia cambiaria para generar en la gente un estado de malestar por la crisis en el abastecimiento, capaz de desestabilizar cualquier gobierno, más allá de las denuncias concretas de corrupción que si existieron y existen, que son un cáncer inherente al propio capitalismo, que se «pegan» a todo gobierno «progresista» que pretenda administrar el capitalismo, lo cual lo tienen que hacer si o si, una vez llegado al gobierno y se pagan en el prestigio popular. Y si no miremos lo que ocurre con nuestros vecinos de Argentina y Brasil, más allá del rol de la prensa y sus campañas que sabemos gira en torno al poder económico más que al gubernamental de turno.
En el caso de Argentina además, los bolsos con dólares iban a parar a un convento de monjas, mientras Macri desde una computadora podía mover millones vía Panamá, y convengamos que estamos hablando de dólares y no de la devaluada moneda argentina.
Al igual que a Leandro Grille, en noviembre del 2002, el Presidente Chávez nos entregó un ejemplar de la Constitución bolivariana, a ella se han ceñido los gobiernos de Venezuela y han cumplido con ella a pesar de las dificultades, de las presiones, a las que han sido sometidos, es además la mejor garantía que tiene el pueblo de Venezuela, ahora siendo importante no alcanza, son necesarias medidas económicas donde el gobierno sepa comprometerse y comprometer a todos los sectores de la sociedad que deseen vivir en democracia, en la democracia que hoy se puede vivir en el mundo mientras rija la predominancia del capitalismo.
Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 18 de mayo de 2017.
A propòsit d’una nota de Leandro Grille.
(Abordant això gris, que sembla la teoria).
Diu la nota:
«L’única manera que alguns companys revisin la seva posició contra el govern de Veneçuela és que l’oposició prengui el poder per assalt. Després d’aquesta catàstrofe, amb Veneçuela retornada al consens neoliberal i la brutal represàlia que es desfermarà contra els que van atrevir a una Revolució, que inclourà en el seu compte tràgic la presó, el desterrament, l’assassinat i la desaparició, comprendran totalment el que estava en joc. Però serà tard. Hi ha un tipus de militant que prefereix la comoditat del que és perfecte. D’allò immaculat. D’allò inobjectable. Troben, com va escriure el geni de Borges, que la derrota té una dignitat que la victòria no coneix. Són bons companys. Moltes vegades nobles. Pacífics, democràtics, i es pretenen justos. No obstant això, no es pot confiar en la seva lleialtat a l’hora dels forns, quan els dubtes són molts, el camí incert, i la vida i la història estan en risc. Dubten, se’ls menja el dubte, perquè no confien en els seus germans. Potser creguin que els que assumim una altra posició som intel·lectualment deshonestos, o febles, o manipulables o voluntaristes. Perquè tampoc confien en nosaltres, els seus companys. Jo mai defensaria una repressió contra el poble. Mai faria servir la meva paraula ni la meva poca influència per protegir un despotisme. Però no podria viure tranquil amb el meu cap si deixés fàcilment el somni revolucionari d’un poble germà, només perquè va perdre la gràcia de la moda, la premsa o la popularitat. Vaig conèixer Veneçuela. Les dues. La pobra i la de plaça Altamira. En els tres cops que vaig estar vaig intentar aprendre, vaig fer amics i amigues, joves com jo, militants, voluntaris que s’anaven a l’Amazones a alfabetitzar o metges cubans que es pujaven al Avila, allà on mai havien arribat els metges. Vaig escoltar la detonació de C-4 i vaig sentir por, vaig conèixer tipus que estaven disposats a donar la vida i avui estan morts, com Eliezer Otaiza. La van donar. Vaig saber de la generositat infinita dels bolivarians. I un cop vaig conversar amb una senyora molt major que a la porta de la Teresa Carreño em va dir que ella estimava a Chávez, perquè fins que va arribar ell, en tota la seva llarga vida, mai abans havia pogut entrar a aquest teatre tan prestigiós i tant de temps vedat als pobres. Jo no sé si s’anirà a anar a fer punyetes Veneçuela. Si aquest és l’assalt final de la burgesia, però fins a l’últim dia vaig a defensar la Revolució. Vaig estar a Miraflores una vegada. A les mateixes oficines d’un pròcer inoblidable i em vaig emportar tres coses: la constitució bolivariana, a la qual considero la constitució més bonica que he llegit en la meva vida (i he llegit diverses), un havà d’una caixa autografiada per Fidel, i un jurament d’amor al qual no renunciaré mentre visqui. El que cregui que és per uns mesos, no em coneix».
Leandro Grille.
La nota ens mereix reflexions:
En una altra etapa del desenvolupament capitalista segurament els serveis d’intel·ligència de l’altre temps imperialisme ianqui, avui esdevingut un Estat gendarme, endeutat i amb la seva moneda tot i tenir un valor de referència mundial, envilida, ja haguessin influenciat als seus agents militars i civils veneçolans i el govern de Maduro enderrocat.
Encara no ho han pogut fer, encara que sí ho han declarat a través del diari d’operacions del seu exèrcit dedicat a aquesta zona del continent. La dreta veneçolana molt ha especulat amb això, i no tots però importants agents dels seus sectors ho han intentat i ho estan intentant.
Veneçuela no és la Unió Soviètica, tampoc és Cuba: és Veneçuela, i el que s’invocava per defensar els crims de Stalin, avui exigeix un altre tipus de reflexió.
L’arma més poderosa avui contra el govern de Maduro és la diferència canviària, i lamentablement no coneixem les dades concretes de la realitat, però com en el cas d’Argentina, on els que manejaven les diferències canviàries i estaven amb el govern de Cristina, avui apareixen com a agents vinculats al macrisme; sospitem que el mateix passa a Veneçuela, on la dependència amb la renda petroliera i l’informalisme, principal preocupació de Chávez en el seu moment, fa que un país on gairebé la totalitat dels seus ingressos per exportacions depenen del petroli, i es cobren en dòlars, per a la població l’abastament en aliments i medicines és en bolívars, fa que l’especulació sigui el principal negoci d’aquesta lumpen-burgesia. Situació que es repeteix i es repetirà en cadascuna de les instàncies democràtiques en què estigui en joc el govern, i a la qual va poder escapar Equador pel fet que aquest joc no va poder executar-se producte d’una mesura que en el seu moment, -l’ofec econòmic- va ser executada per un govern de dreta.
Com va fer la URSS, com va fer la Xina, com va fer Cuba?: estava tot estatitzat. Però la URSS ja no existeix, la Xina recolzada en el seu desenvolupament, dirigida pel Partit Comunista, imposa el seu progrés i obertura al món, Cuba, amb el seu exemple i conducta revolucionàries, pot anar obrint-se ella també al món i preservar avenços socials. El que en el seu moment va poder ser un camí -l’estatització total de l’economia- avui és impensable, per les característiques pròpies que el desenvolupament de l’economia mundial determina. Això mal que els pesi a alguns «marxistes» ha confirmat amb sorprenent exactitud el que els mestres van desenvolupar en una infinitat de formidables d’estudis i que van ser sotmesos a deformacions que no han tingut ni de prop la base argumental per poder superar-los. La qual cosa no vol dir que siguin eterns, ni que la societat no pugui reivindicar-los i superar-los, si per el seu avenç és necessari.
¿Ara com fa Veneçuela? ¿Com separa la palla del gra?, a tot arreu tenim idealitzadors de la democràcia, que es neguen a analitzar els fets en concret, per defensar una cosa que ningú sap bé què és en la mesura que els seus objectius no són clars i transparents, i ningú amb sòlid criteri pot ignorar la força actuant en el joc d’interessos oposats.
No coneixem, no s’ha difós amb serietat, cap denúncia que impliqui els dirigents de la revolució bolivariana en actes de corrupció, la qual cosa avui amb els mitjans d’informació existent seria relativament senzill si realment existissin i es proposessin a fer-ho.
No obstant això, es coneix gent que ha fet importants inversions a l’exterior precisament per la seva vinculació abans i ara amb el maneig de la renda petroliera, i això també com en el cas d’Argentina, del Brasil, no coneix distincions entre opositors i partidaris del règim. No hi ha una dreta corrupta i una esquerra impol·luta, hi ha interessos en joc, i hi ha la necessitat d’un programa que defensi a la gent, que imposi la pau, que preservi l’aparell productiu de la humanitat i impedeixi el maneig corrupte dels béns de la societat.
És la lògica dels paradisos fiscals, i la necessitat de la seva mort per preservar la pau i l’avenir, i un fet imprescindible per assegurar el desenvolupament democràtic.
El funcionament democràtic i les seves regles han estat una conquesta enorme per a la humanitat, perquè suposa un equilibri en què els diversos interessos poden jugar un paper positiu, però és inaplicable quan els actors posen per sobre d’ella els interessos econòmics als interessos socials, però això és comprès només quan es mostra clarament com juguen aquests interessos i es prenen les mesures necessàries per defensar a la gent.
A Veneçuela, com abans a Argentina i Brasil, la dreta va comptar amb la diferència canviària per generar en la gent un estat de malestar per la crisi en el proveïment, capaç de desestabilitzar qualsevol govern, més enllà de les denúncies concretes de corrupció que sí van existir i existeixen, que són un càncer inherent al propi capitalisme, que «colpegen» a tot govern «progressista» que pretengui administrar el capitalisme, la qual cosa ho han de fer si o si, un cop arribat al govern i es paguen en el prestigi popular. I, si no, mirem el que passa amb els nostres veïns d’Argentina i Brasil, més enllà del paper de la premsa i les seves campanyes que sabem giren a l’entorn del poder econòmic més que al governamental de torn.
En el cas d’Argentina, a més, les bosses amb dòlars anaven a parar a un convent de monges, mentre Macri des d’un ordinador podia moure milions via Panamà, i convinguem que estem parlant de dòlars i no de la devaluada moneda argentina.
Igual que a Leandro Grille, el novembre del 2002, el president Chávez ens va lliurar un exemplar de la Constitució bolivariana, a ella s’han cenyit els governs de Veneçuela i han complert amb ella tot i les dificultats, de les pressions, a les que han estat sotmesos, és a més la millor garantia que té el poble de Veneçuela, ara sent important no arriba, són necessàries mesures econòmiques on el govern sàpiga comprometre’s i comprometre a tots els sectors de la societat que desitgin viure en democràcia, en la democràcia que avui es pot viure en el món mentre regeixi la predominança del capitalisme.
Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo 18 de maig de 2017