El problema no es la salida de Temer si no…
(Abordando eso gris, que parece la teoría).
La frase se repite a diestra y siniestra, y también al centro, hay unanimidad.
Preocupa porque creo que todos estamos de acuerdo –no sé si Almagro, que en esto está desaparecido- en que el gobierno de Temer no tiene legitimidad, y su asunción obedeció a la aspiración de las derechas brasileñas de conservar sus privilegios en el seno de esa sociedad, sin medir las consecuencias y las repercusiones que el hecho en sí tiene. Pues convengamos que la trama de la corrupción tiene una historia varias veces centenaria, que no puede ser un justificativo pero si una explicación; un objetivo a combatir, y cambiar, sabiendo además que supera todos los límites fronterizos.
El problema no abarca solo la legitimidad legal, sino qué posibilidades. Esto no pone en cuestión lo de que la legitimidad legal es importante. Si que prácticamente la totalidad del espectro político busca una salida que mejore su propio posicionamiento. Esto en la actual situación de Brasil puede ser una trampa muy peligrosa para el equilibrio de la sociedad toda, pues tal salida sectorial no existe.
Brasil, como EE.UU., como China, y podríamos seguir, también nuestro Uruguay, no tiene futuro económico «propio», lo de la matriz productiva, como le llaman algunos especialistas; lo que se produce se programa para el mundo, en su dimensión y lo que se consume también. Es el gobierno en pugna de los complejos empresariales multinacionales, no de los Estados, como tales, que a ese nivel sólo cuentan en las estrategias de la industria de la guerra.
Lo que ahora plantea Fernando Henrique Cardozo, como lo que planteó al recibir el premio Nobel de la Paz el Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, como lo que planteó el entonces Presidente Mujica en la ONU en septiembre del 2013; la necesidad de una salida consensuada a los inmensos desequilibrios, en este caso concreto de Brasil es una necesidad más allá de las cuentas que cada uno tiene para cobrar o pagar. También es una necesidad para Venezuela, mal que le pese al comando sur del ejército de EE.UU. o al propio secretario general de la OEA, empeñados en derrocar al gobierno constitucional del Presidente Maduro, pues el camino de los enfrentamientos, es un callejón sin salidas, que es promovido particularmente por la industria de guerra, que a la larga condena a todos, aún los que piensan que por su posición en la sociedad están fuera de los desequilibrios.
La humanidad se cobra sus cuentas aún en los desequilibrios psíquicos, que se producen por ejemplo en militares de EE.UU., en atentados que llaman la atención y no reconocen otra explicación. Abarca además todos los aspectos de la vida, basta analizar el mundo de la cultura, los films actuales en su inmensa mayoría giran en torno a la violencia, superando largamente a los de otra época.
El problema es que se necesita un programa que afronte los desequilibrios; ese programa hoy «la masa crítica» de la sociedad al decir de Esteban Valenti, no los está generando.
Las razones pueden ser múltiples, una de ellas la derrota de los mejores pensadores que la humanidad ha tenido a lo largo de su historia, donde la sociedad sometida a la lucha de clases ha impuesto siempre sus condiciones inmediatas, independientemente de que la vida a la larga se ha impuesto e incluso reivindicado y asimilado las ideas que han significado avance.
Esto es lo que hoy está ocurriendo con el pensamiento más completo conocido, que sobre el capitalismo realizaran Marx, Engels y Lenin –los más destacados-, no existe sobre ellos el accionar precisamente de esa masa crítica.
Lo que conozco me lleva a afirmar que hoy en cualquier universidad del mundo en la que se pregunte sobre el aporte de estos autores, se me dirá, en la mayoría de los casos, una sarta de disparates, que son efectivamente lo que explican que no exista hoy los análisis que necesitamos.
El pensamiento marxista no es confrontativo, tampoco sumiso, sino todo lo contrario, no se propone un modelo que enfrente al capitalismo, sí se propone defender y promover a la gente y en particular a la clase obrera, frente a la predominancia de un modo de producción que inexorablemente y a través de sus crisis está condenado a desaparecer un vez cumplido su ciclo histórico marcado por el agostamiento de la tasa general de ganancia que indica con precisión su estado y en la actualidad su declive.
¿En que se expresa más contundentemente?, en que a la humanidad le son necesarias cosas que para el modo de producción predominante ya no le son rentables. Que explica además la acumulación gigantesca de capitales en los paraísos fiscales que junto con la emisión demencial de papel moneda alimentan una crisis sin salidas para la predominancia del modo de producción capitalista.
Y las soluciones a la crisis pueden llegar a ser tan sencillas, que frente al uso de armas nucleares que parece ser el próximo paso de la crisis, puede parecer una tremenda estupidez no analizarlas.
Primer paso imponer la paz, que la medida monetaria debe ser única y universal, que los únicos impuestos legítimos para atender las necesidades de la sociedad deben provenir de la circulación del dinero, que ninguna operación con dinero pueda ser válida sin estar debidamente registrada en los organismos que la sociedad determine, -lo que significa la muerte de los paraísos fiscales- encarar a nivel multinacional obras que signifiquen una elevación de la condición humana en salud, en educación, en vivienda, en alimentación, uno de cuyos centros es el de utilizar y premiar con una reubicación en la sociedad de toda la mano de obra disponible y la que socialmente se pueda recuperar.
Saber que ayudar a morir a la predominancia del modo de producción capitalista, no supone la muerte del capitalismo, sino el de que la sociedad sobre la base de proteger el aparato productivo debe darse en la transición un nuevo modo de producción –que seguramente se llamará socialista-, que dé nacimiento a una nueva sociedad equilibrada y con una conducta colectiva superior a la que hoy tenemos producto del desarrollo de la predominancia de los modos de producción anteriores. Esto es además lo que ha ocurrido a lo largo de la historia con los modos de producción anteriores al capitalismo.
La tarea es entonces nacional e internacionalmente construir la voluntad política que haga efectiva esta tarea. Es sin duda el mejor homenaje que hoy debemos hacer a los revolucionarios de 1917, que al decir de José Batlle y Ordoñez, abrieron un camino de progreso y esperanza al mundo.
Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 23 de mayo de 2017.
El problema no és la sortida de Temer si no…
(Abordant això gris, que sembla la teoria).
La frase es repeteix a tort i a dret, i també al centre, hi ha unanimitat.
Preocupa perquè crec que tots estem d’acord -no sé si Almagro, que en això està desaparegut- en què el govern de Temer no té legitimitat, i la seva assumpció va obeir a l’aspiració de les dretes brasileres de conservar els seus privilegis en el sí d’aquesta societat, sense mesurar les conseqüències i les repercussions que el fet en si té. Doncs convinguem que la trama de la corrupció té una història diverses vegades centenària, que no pot ser un justificatiu però si una explicació; un objectiu a combatre, i canviar, sabent que supera tots els límits fronterers.
El problema no abasta només la legitimitat legal, sinó quines possibilitats. Això no posa en qüestió el que la legitimitat legal és important. Sí que pràcticament la totalitat de l’espectre polític busca una sortida que millori el seu propi posicionament. Això en l’actual situació del Brasil pot ser un parany molt perillosa per a l’equilibri de la societat tota, ja que tal sortida sectorial no existeix.
Brasil, com EUA, com la Xina, i podríem seguir, també el nostre Uruguai, no té futur econòmic «propi», el de la matriu productiva, com l’anomenen alguns especialistes; el que es produeix és programa per al món, en la seva dimensió i el que es consumeix també. És el govern en pugna dels complexos empresarials multinacionals, no dels estats, com a tals, que a aquest nivell només compten en les estratègies de la indústria de la guerra.
El que ara planteja Fernando Henrique Cardozo, com el que va plantejar en rebre el premi Nobel de la Pau el president de Colòmbia, Juan Manuel Santos, com el que va plantejar el llavors president Mujica a l’ONU el setembre del 2013; la necessitat d’una sortida consensuada als immensos desequilibris, en aquest cas concret del Brasil és una necessitat més enllà dels comptes que cada un té per cobrar o pagar. També és una necessitat per a Veneçuela, mal que li pesi al comando sud de l’exèrcit dels EUA o al mateix secretari general de l’OEA, entestats a enderrocar el govern constitucional del President Maduro, ja que el camí dels enfrontaments, és un carreró sense sortides, que és promogut particularment per la indústria de guerra, que a la llarga condemna a tots, encara els que pensen que per la seva posició en la societat estan fora dels desequilibris.
La humanitat es cobra els seus comptes encara en els desequilibris psíquics, que es produeixen per exemple en militars dels EUA, en atemptats que criden l’atenció i no reconeixen altra explicació. Abasta més tots els aspectes de la vida, n’hi ha prou amb analitzar el món de la cultura, els films actuals en la seva immensa majoria giren al voltant de la violència, superant llargament als d’una altra època.
El problema és que es necessita un programa que afronti els desequilibris; aquest programa avui «la massa crítica» de la societat en dir d’Esteban Valenti, no els està generant.
Les raons poden ser múltiples, una d’elles la derrota dels millors pensadors que la humanitat ha tingut al llarg de la seva història, on la societat sotmesa a la lluita de classes ha imposat sempre les seves condicions immediates, independentment que la vida a la llarga s’ha imposat i fins i tot reivindicat i assimilat les idees que han significat avenços.
Això és el que avui està passant amb el pensament més complet conegut, que sobre el capitalisme realitzaren Marx, Engels i Lenin -els més destacats-, no existeix sobre ells l’accionar precisament d’aquesta massa crítica.
El que conec em porta a afirmar que avui en qualsevol universitat del món en què es pregunti sobre l’aportació d’aquests autors, ens dirà, en la majoria dels casos, un enfilall de disbarats, que són efectivament el que expliquen que no existeixi avui les anàlisis que necessitem.
El pensament marxista no és confrontatiu, tampoc submís, sinó tot el contrari, no es proposa un model davant el capitalisme, sí que es proposa defensar i promoure a la gent i en particular a la classe obrera, enfront de la predominança d’una manera de producció que inexorablement i mitjançant les seves crisis està condemnat a desaparèixer un cop complert el seu cicle històric marcat per l’esgotament de la taxa general de guany que assenyala amb precisió el seu estat i en l’actualitat el seu declivi.
¿En què s’expressa més contundentment?, en què la humanitat li són necessàries coses que per la manera de producció predominant ja no li són rendibles. Que explica a més l’acumulació gegantina de capitals en els paradisos fiscals que juntament amb l’emissió demencial de paper moneda alimenten una crisi sense sortides per la predominança de la manera de producció capitalista.
I les solucions a la crisi poden arribar a ser tan senzilles, que enfront de l’ús d’armes nuclears que sembla ser el proper pas de la crisi, pot semblar una tremenda estupidesa no analitzar-les.
Primer pas imposar la pau, que la mesura monetària ha de ser única i universal, que els únics impostos legítims per atendre les necessitats de la societat han de provenir de la circulació dels diners, que cap operació amb diners pugui ser vàlida sense estar degudament registrada en els organismes que la societat determini, -la qual cosa significa la mort dels paradisos fiscals- encarar a nivell multinacional obres que signifiquin una elevació de la condició humana en salut, en educació, en habitatge, en alimentació, un dels centres és el d’utilitzar i premiar amb una reubicació en la societat de tota la mà d’obra disponible i la que socialment es pugui recuperar.
Saber que ajudar a morir a la predominança de la manera de producció capitalista, no suposa la mort del capitalisme, sinó el que la societat sobre la base de protegir l’aparell productiu s’ha de donar en la transició una nova manera de producció -que segurament es dirà socialista-, que doni naixement a una nova societat equilibrada i amb una conducta col·lectiva superior a la que avui tenim producte del desenvolupament de la predominança de les maneres de producció anteriors. Això és a més el que ha passat al llarg de la història amb les maneres de producció anteriors al capitalisme.
La tasca és llavors nacional i internacionalment construir la voluntat política que faci efectiva aquesta tasca. És sens dubte el millor homenatge que avui hem de fer als revolucionaris de 1917, que en dir de José Batlle i Ordóñez, van obrir un camí de progrés i esperança al món.
Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 23 de maig de 2017.