[:es]Rentabilidad o muerte.[:]

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Rentabilidad o muerte.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Razones de salud me han mantenido alejado de la «pluma» por tres semanas, espero recuperarme totalmente y seguir esto que en mis años 80,1 me apasiona. Temas no faltan, al contrario se agolpan en turno «caótico».

John Maynard Keynes, esbozó en su desarrollo teórico la necesidad de la «eutanasia del rentista». Sin embargo hoy a varias decenas de años de su fallecimiento, la sociedad «toda» está dentro de la disyuntiva en que el sector agropecuario de productores pequeños y medios en el Uruguay, pero con similitudes en distintos tipos de actividades, además extendido el mismo problema a todo el mundo, definió como rentabilidad o muerte.

Lo cual no quiere decir que cuando la sociedad, en revolución, organizase su aparato productivo en torno a conceptos de eficiencia y necesidad social, no vaya recurrir a la pequeña y mediana producción y particularmente a las formas cooperativas. Sobre esto debemos destacar los trabajos de Federico Engels y el propio Lenin en el curso de la revolución rusa.

Todos los días del año en este modo de producción predominante, ahora con mayor velocidad por la pandemia del corona virus se produce el cierre de las pequeñas y medias empresas que contradictoriamente han sido de un enorme peso social en el desarrollo del capitalismo. Aún cuando el desarrollo del capitalismo siempre estuvo en manos de empresas, primero nacionales, luego multinacionales, también estatales pero cada vez de mayor dimensión, lo que se llama el espacio económico, supeditando el crecimiento, el avance a ello.

En el ínterin habría que incluir los intentos de mega estados y las razones de su fracaso.

Lo que hace que el concepto rentabilidad está reñido con el de democracia, que si exige esta desarrollar la eficiencia eliminando el burocratismo y la corrupción, cada vez más campantes en esta época final de la predominancia del modo de producción capitalista.

Sin embargo es un concepto muy difícil de entender tanto en la izquierda como en la derecha. El problema es que ya no hay más tiempo, la predominancia del modo de producción capitalista –con su concepto de rentabilidad– necesita morir ya, o la tragedia que estamos viviendo irá en aumento y será cada vez más incalculable en sus consecuencias.

Hace ya algunos años en la revista de los jubilados de AEBU (gremio bancario uruguayo) 15 de Mayo de 2004, decíamos:

¿Qué mierda es un inversor?1.

«Bueno, no se asusten por el título, pero el debate político me obliga a seguir sus reglas y hoy se habla así. Lamentablemente o no, pero se habla así; viste.

Por lo tanto develemos el misterio sobre que es un inversor.

Unos dicen que es un ser malvado que viene a llevarse las ganancias, otros que es el que nos va a salvar dándonos empleo, dándonos trabajo, haciendo ingresar al país todo, el bienestar que se nos está yendo y con él, nuestros hijos, nuestros hermanos , nuestros amigos, etc. etc.

Ya de por si, la palabra inversor es un producto de esta época, en otras se hablaría de empresario. Y acordemos que no es lo mismo inversor que empresario. Empresario está referido directamente a una actividad específica. Inversor es un término más poderoso porque se refiere a aquel que tiene una actividad donde su accionar se vuelca a aquello que es redituable, y además tiene los medios para saberlo y hacerlo, y puede accionar los contactos para que lo sea. Es más, son estos contactos (estudios jurídicos, estudios contables, asesores de distinta laya, vendedores de influencia) los que por lo general salen a prevenir sobre que tal o cual política ahuyenta a los inversores. La contracara es la de aquellos que nos previenen que luego del pasaje de estos señores no queda nada, ni empleo, ni naturaleza, sólo campo pelado.

El tema es que el mundo sigue su marcha, y que la actividad económica quiéranoslo o no, tiene forma empresarial, empresarial privada, multinacional o empresarial estatal. Pero tiene forma empresarial. Y es un tema al que hay que meterle el bisturí a fondo.

Pero además es un fenómeno que sigue su desarrollo, y hoy no podemos hablar de un mundo empresarial sin analizar su concentración económica a través de la actividad de un sistema financiero multinacional como jamás se ha conocido antes. Es decir hoy la iniciativa de la inversión en el mundo está en manos de los grandes centros financieros internacionales que superan con creces las dimensiones de los estados nacionales más desarrollados, a los cuales a su vez ponen al servicio de sus resoluciones.

Por eso hablar del inversor o hablar de las inversiones como un fenómeno puro aislado del mundo en que vivimos es una reverenda idiotez, o una canallada para servir intereses propios, a costa del interés colectivo.

Ahora bien esto en lo macro, pero en la micro cada uno de nosotros es un inversor, que decide en cada momento que hacer con sus ingresos, (recordar el tema de los ahorristas estafados). El problema es que el pragmatismo del sistema dominante lleva el razonamiento a ver el pequeño problema, importante en lo individual, sin ver la globalidad de la tendencia, que es la que en definitiva se impone.

Por eso hay ciudadanos que con muy buenas intenciones hablan del desenganche del país, (nuestro Uruguay, otros países pueden tener más margen), de la vuelta a una política de nacionalizaciones o estatizaciones, que no tiene margen para operar, y que a lo sumo puede defender lo ya adquirido con grandes dificultades en el terreno empresarial; pero con muchos adeptos en el plano ideológico reminiscencia de lo que fue el mal llamado campo socialista.

En este esquema están encerrados los llamados gobiernos y partidos progresistas, los llamados despectivamente por el ilustre Dr. Julio María Sanguinetti, los «populistas», como si el querer comer todos los días, tener derecho a la salud, a la vivienda, a la enseñanza fuera «populismo».

Pero el esquema se rompe. Luego se recompone, y más tarde vuelve a romperse y en una dimensión mayor. El tema es si nos da la vida para ver cuando se sustituya. Pero además que hacemos para que se sustituya por uno superior o por un no-esquema.

Y en la de todos los días nos hablan de dejar entrar al inversor, de no espantarlo con impuestos, o en el otro bando del impuesto a la renta, de la no venta de la tierra a sociedades anónimas, etc., etc., etc.

No está en discusión que desde el gobierno mucho se puede hacer en beneficio de la gente. Y ojo, digo de la gente en general; porque también se puede hacer mucho por los amigos, y esto por lo general en detrimento del beneficio de la gente. Pero tampoco está en discusión que los limites son cada vez más agobiantes, porque las condiciones que se exigen por la inversión son cada vez más indignas, y más aún cuando se compite con zonas del planeta donde nunca existió la seguridad social.

¿Qué corre a nuestro favor?, el avance tecnológico, las comunicaciones, las opiniones que cruzan todo el planeta, en síntesis: la democracia; pero la crisis es de una enorme profundidad.

¿Se acuerdan Uds. de los ilustres compatriotas que defendían la invasión a Irak, y hablaban de una micro cirugía? Cuando vemos estas fotos sobre la tortura, cuántos de nosotros hemos recordado la tarea en el Uruguay de Dan Mitrione ¿fue en democracia? Y ya estaban preparando la dictadura cívico-militar, y promovían el enfrentamiento guerrillero como vía para desarticular el movimiento popular y justificar el avasallamiento de las instituciones. ¡ Cuantas enseñanzas!

Hoy en el mundo predominan los inversores de la guerra, los que generaron el 11 de setiembre (en Chile y en Nueva York), el 11 de marzo en Madrid, y la masacre de Irak y de Medio Oriente.

Para que predominen los otros inversores los de la paz, es necesario reglas democráticas, algunas sencillas de tomar pero que aparecen muy lejanas aún.

  1. Tenemos que ir a la moneda única universal; así como existe el metro, el kilo, el litro, tiene que existir una medida única de moneda, y para ello hay que ir a un nuevo acuerdo de Bretton Woods.

  2. Radical transformación de los regímenes impositivos, sobre la base del impuesto a las transacciones financieras. Para ello debemos ir a acuerdos banco centralistas.

  3. Certeza jurídica a través de la bancarización.

  4. Creación de un fondo universal de desarrollo, para la asistencia inmediata de los sectores más empobrecidos, atendiendo la salud, la enseñanza, la vivienda, promoviendo el trabajo, la investigación científica.

  5. Reexamen de la deuda: externa e interna. Desarrollo de instrumentos de arbitraje.

  6. Despenalización de las drogas y del aborto, como instrumento de combate al negocio de la droga y del aborto y a su vez promover la vida.

  7. Defensa de la identidad cultural de los pueblos, de las regiones de las nacionalidades, de sus costumbres.

Y sin duda que quedan muchos puntos programáticos más, basta recordar lo que han sido los Foros Sociales Mundiales para tener una idea de la riqueza de las propuestas que circulan en el mundo, si he puesto estas a consideración es porque desde mi modesto punto de vista, estas son las que están en el centro de la decisión política.

Y por último una nuestra: Funsa. Es un triunfo, como pudo ser y no fue lo de Cristalería. Tal vez si aquello hubiera sido en tiempos preelectorales hubiera cristalizado. Una razón más para entender el tema de los inversores».

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 28 de Agosto de 2020.

Nota:

1 Aclaremos para la nota en que está incorporado este recuerdo, de nuestras luchas en el gremio bancario por su Caja de Jubilaciones y Pensiones, que inversor no es lo mismo que rentista, aún cuando la tendencia hace que este supedite al otro si es que no coinciden en una misma identidad.

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