[:es]Después de 20 años.[:]

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Después de 20 años.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

El documento que reproducimos tiene más de 20 años, podría revisarlo, modificarlo, pero tiene más valor como está, era lo que pensaba en vivo y en directo, con las dudas que el tiempo ha ido aclarando o no.

Repensando lo que hemos vivido.

Juan Pedro Ciganda.
Juan Pedro Ciganda.

Juan Pedro Ciganda, en la búsqueda de respuestas, mantiene la siguiente conversación con Jorge Aniceto Molinari.

Invierno De 1999.

De Paysandu hasta Wonsever y Trotsky.

Las charlas que tuvimos en el curso de este trabajo fueron varias.

Señalo que se trata de un viejo compañero, de un militante político de «toda la vida».

Siempre comentábamos entre muchos que lo vimos las primeras veces, allá por los años sesenta, que era un orador de fuste, un tipo que transmitía argumentos y entusiasmo, convicción y pasión.

La misma pasión con la que hoy transmite, persuade, argumenta, se deshace por ayudar a pensar a otros.

Por supuesto que cuando yo era un veinteañero era para mí y muchos de mis amigotes parte de una especie rara: era «trostkista». En 1962 o l963 cuando yo era un adolescente de l6 años y recién había empezado a trabajar, ir a las asambleas generales del Gremio y verlo a él hablar, como a otras «fieras» del micrófono, era realmente impactante.

Naturalmente yo que a la sazón ni siquiera andaba cerca todavía de nada parecido al P.C.U., menos noción tenía de lo que eran los «trostkistas», quienes –por su parte– eran calificados de bichos raros, locos, agitadores por la gente de la propia izquierda que los miraba con aire de superioridad.

Eran gente «rara» que los sábados de anoche mientras andábamos dando una vuelta por 18 de Julio, eligiendo alguna película para ver o alguna piba para mirar, montaban una tribuna en plena Plaza Libertad y con la bandera del P.O.R. hablaban y decían sus cosas, definían su visión del mundo, hacían algo extraño que nadie se le ocurría hacer.

Yo miraba aquellos hombres y mujeres y por un lado me resultaban raros.

Por otro, me inspiraban un enorme respeto. ¡Había que meterse ahí, en medio de la gente que andaba en la vuelta por dieciocho a decir sus puntos de vista sobre el mundo, la revolución del 17, las transformaciones a impulsar en la sociedad.

Han pasado casi cuatro décadas.

Es cierto que «aquellos muchachos de entonces ya no somos los mismos».

Mas con Jorge hemos estado en muchas citas con la tarea, con la esperanza.

Es un tipo con un nivel intelectual que a mí me impresiona.

Es un compañerazo que siempre respalda, apoya, no busca hacerse notar siendo la «estrella», sino buscando sacudir agitar, convencer, polemizar.

2.

Siempre lo he visto tratando de persuadir. No ha sido un profesional de «ganar» debates.

Como hombre político, como estudioso, como compañero, me ha ayudado mil veces y ha ayudado a toda una generación que hemos tenido la suerte de andar cerca de él en diversos senderos.

Es, por demás, de esos típicos hombres que saben diferenciar la lucha de ideas de las relaciones humanas y que nunca se puede ganar un enemigo por un gesto de soberbia, por un ataque personal.

Por eso, para mí era imprescindible, contar con su aporte, con sus cuestionables puntos de vista, con sus líneas argumentales, en este trabajo que con Federico nos hemos zambullido a hacer.

Bueno, Jorge, además de ser hincha de Nacional, sanducero y algunas cosas más. ¿Por qué no nos contás algo de tu gente, de tus orígenes?–

Como no. Mi viejo era un carpintero y mi madre una ama de casa. Ambos eran, a su vez, hijos de familias numerosas de origen italiano.

Lo del oficio pegaba fuerte en la familia. Mi abuelo y un tío también eran carpinteros.

Mi padre era batllista. Pero de don José Batlle y Ordoñez. Según él, todos los que vinieron después nunca lo convencieron del todo, incluido el propio Luis Batlle Berres, al que votaba.

El viejo era anticlerical y antimilitarista.

No obstante ello las tradiciones de su época y el medio lo llevaron a casarse por la Iglesia.

Yo fui a la escuela pública, obviamente.

Mi primera gran curiosidad política era saber que había sido y que era el batllismo.

El viejo nos decía que él era batllista pero que las ideas más avanzadas eran las de los socialistas y los comunistas aunque nunca nos llegó a explicar bien por qué eran más avanzadas.

De chiquilín me acuerdo de la incidencia fuerte que tenía en la juventud el fenómeno peronista.

Tené presente que yo vivía en Paysandú. Ahí se escuchaban muchos más las radios argentinas que las uruguayas. Yo me escuchaba todos los discursos de Perón y de Evita.

En casa, la opinión del viejo era que algo estaba bien en lo que hacía Perón y comentaba que era bueno que hubiera menos pobres y menos ricos.

Y en definitiva, si contra Perón se «tiraba» la derecha y no los sectores populares, algo debía haber…

3.

Otra cosa que me fue interesando fue la relación entre don Pepe Batlle y los anarquistas.

Me acuerdo que yo accedía a leer «Lucha libertaria» y quería entender el planteo de los anarquistas.

Y éramos muchos que hacíamos nuestras primeras búsquedas en la escuela y en el liceo.

Mirá que el liceo para nosotros tenía algunas cosas duras. A pesar de ser un liceo público se notaba la presencia de ricos, pobres y más o menos. Se podía sentir que había gente que podía hacer muchas cosas y otros que podían hacer menos.

Ya adolescente esos asuntos se sienten más y en el interior más.

Tiene que ver con la forma de vestir, con los clubes, con los círculos de amigos y conocidos.

Y bueno. Temprano a uno se le empieza a prender el bichito de las ideas, de preguntarse muchos ¿por qué?.

Naturalmente ahí empieza a influir en uno gente que en ese momento ya tiene un mayor nivel de formación.

Yo siempre me acuerdo que el querido flaco Bazzano me arrimó el primer Manifiesto Comunista que tuve en mis manos.

Yo lo agarré diciéndole al flaco que lo iba a leer, lo iba a refutar e iba a explicar por qué.

Después que lo leí sentí que se me abría un mundo nuevo, sentí que estaba ante un documento universal que me apasionó. No pude refutarle nada al flaco. ¡Qué tipo bárbaro el flaco!.

Y ahí se te empezó a mover la cabeza a velocidades crecientes.–

La búsqueda fue cada vez más creciente.

Tomé contacto con algún texto de Lenin y no entendía un corno.

Entonces más me preocupaba porque había habido una revolución, la había dirigido ese tipo y yo no entendía.

A su vez el viejo tenía una marcada admiración por doña Julia Arévalo, una mujer que había enfrentado a los estancieros, que se había jugado por la gente.

Cuando llegué a la Universidad de la República, a estudiar Ciencias Económicas, no me consideraba marxista.

Simplemente era un tipo que buscaba ideas que se vincularan con la necesidad de organizar la sociedad de otra manera.

No entendía el proceso del mundo. Buscaba hechos para impulsar, cooperativismo, movimientos, que me permitieran llegar y arreglar la sociedad.

4.

¿Así que ibas a ser hombre de la economía?–

Me acuerdo que fui a dar economía y la mesa estaba integrada por Faroppa, Wonsever y Enrique Iglesias.

La verdad es que no había estudiado mucho.

Había agarrado el programa, lo había leído, había visto los temas y recurrí a lo que me parecía conforme a lo más o menos me había ido formando como ideas que me conformaban a la fecha.

Cuando voy a pasar a dar el oral, llaman a Faroppa y queda la mesa integrada por Wonsever que era el catedrático e Iglesias.

Y bien. Iglesias me hizo una pregunta y yo le contesté que opinaba tal cosa.

Eso lo sorprendió un poco. Me estuvo haciendo preguntas tres cuartos de hora y luego me pasó al profesor Wonsever.

Este me preguntó sobre varios autores y yo no sabía nada.

Luego que me mandaron esperar discutieron y discutieron.

Al cabo de un ratito, se levanta Iglesias y me dice: «Mire Molinari, el examen conmigo fue brillante y usted conoce todo el programa. Pero no le contestó nada a Wonsever. Y él no quería aprobarlo sin una tercera pregunta pero no nos poníamos de acuerdo en quién la hacía y Faroppa no estaba. Al final transó en que lo aprobáramos porque usted el programa lo sabía. Habría merecido nota pero…». «Eso sí, la próxima vez que de un examen en Facultad estúdiele algo a Wonsever.» ( hilaridad en sala).

¿Y cuándo te cruzaste por la calle con Trotsky?–

El asunto era que el flaco Bazzano estaba de vuelta de las concepciones trostkistas del P.O.R y particularmente de la política del entrismo.

¿Entrismo?–

Era la política que el P.O.R hacía a los efectos de provocar discusiones ideológicas dentro del Partido Socialista y dentro del Partido Comunista.

Ahora bien. Por un lado en el Partido Comunista era imposible una discusión ideológica y el Socialista había como doscientas corrientes distintas.

Mirá que por el P.S. pasaba todo el mundo.

Ahora bien, el propio flaco Bazzano me arrimó textos de Trotsky.

5.

Y a su vez yo empecé a buscar materiales. ¿Y sabés?: leyéndolo se me hizo más sencillo leer a Lenin.

¿Leías a lo loco?–

Leía mucho, sí. Y ahí si me fui haciendo fanático de la revolución rusa.

Me dolía que se dijeran cosas de la misma que no eran ciertas. Para mí cada vez tenía que ver menos Stalin con la revolución.

Leía mucho aunque tal vez no lo hiciera con el método adecuado.

Fue uno de mis grandes defectos. Porque a su vez, era una época de activismo y las cosas políticas «las teníamos claras». Había que estatizar todo, con control obrero y ya estaba.

El asunto era como metíamos todo aquello en la gente.

Pero de alguna manera para nosotros todo iba explicando todo.

¿…?–

La revolución china explicaba esto, y aquél proceso lo otro y más o menos sabíamos todo.

Ahí me surgían dudas honestas. ¿Cómo era el asunto de que los partidos políticos a pechera y voluntad hacían las revoluciones pero resulta que la mayor movilización de masas de la revolución rusa no la hicieron los bolcheviques sino la guerra?

Y bueno, Juan Pedro, estaban empezando los sesenta y teníamos muchas preguntas y muchas respuestas. Algunas demasiado «indiscutibles».

Más si te parece, bien, la seguimos la próxima.

Charlando con Jorge Molinari. Segunda parte.

Jorge, vos sos consciente que la defensa de las ideas de Trotsky en Uruguay ha tenido –históricamente– poca hinchada y mala prensa en la izquierda. O al menos una significativa ausencia, por llamarlo de alguna manera. Personalmente, te digo que hasta hace pocos años no había leído nada del autor. Entre otras razones porque ni siquiera tenía en el Uruguay difusión.

Como una suerte de tesoro, que valoro por quién me lo prestó y porque efectivamente no tenía pública difusión, he leído la Historia de la Revolución que me cedió para estudiarla nuestro viejo y común amigo Pepe D Elia.

Pero lo cierto es que en la izquierda en general y en el P.C.U. en particular se hablaba con esa solvencia que da la más supina ignorancia sobre el tema.

En realidad, esa imagen que yo tenía de ustedes, allá por los sesenta, como «locos» sueltos que se animaban a subirse en un banquito y hablarle a la gente en la Plaza Libertad los sábados de noche, no es personal, no era personal. Tenía que ver con un colectivo social. La derecha no hablaba del hombre salvo en algún artículo «histórico» sobre el asesinato del hombre en Méjico y en la izquierda eran un sector extremadamente minoritario. Y hasta ridiculizado, como marginales de la política.

6.

Creo que eso, que me consta no funcionaba de esa manera en otros lugares de Latinoamérica, tiene mucho que ver con las posiciones del Partido Comunista del Uruguay y sus corsets teóricos.

Como a su vez, soy un convencido que una cosa bastante distinguida en la izquierda uruguaya es a menudo ser profundamente orgulloso de la ignorancia, me gustaría que me hablaras de eso que tantas veces uno ha oído mencionar sin saber qué es. Me refiero al asunto de la revolución permanente.–

La observación es interesante se ha hablado del tema sin tener idea alguna de que se conversa.

No es extraño lo que vos decís. Estaba entre los autores non santos de la ortodoxia comunista porque ésta, más allá de palabras, y de silencios cómplices, había reverenciado demasiado a Stalin.

Con el paso de los años no se animaba a confesarlo. Esto es así y no califico. Confirmo un hecho que se verificó y que se dio.

Y la pregunta me interesa porque además, tiene mucho que ver con procesos que se vivieron en el Uruguay y con algunas de las mentes más claras de la izquierda de nuestro país.

¿Qué significa la revolución permanente?

Supone que en el mundo el desarrollo de la sociedad no es igual, no es parejo. En sectores del mundo tremendamente atrasados se llega a conclusiones más elevadas en función de las necesidades que plantea esa desigualdad del desarrollo económico.

¿Qué quiero decir con esto?

Trotsky señalaba que era más fácil llegar al socialismo en Inglaterra que en Rusia. Pero, a su vez, era más factible que hubiera una revolución en Rusia que en Inglaterra.

Por un lado, por la base material que no existía en Rusia.

En segundo lugar, porque él era consciente que una revolución en Inglaterra importaba –entre otras cosas– arrastrar a ritmos importantes a las partes desarrolladas del mundo.

En Rusia era más probable que se llevara adelante un proceso revolucionario en virtud de las necesidades de la gente, pero era mucho más difícil construir el socialismo por problemas de la base material, porque no había en la sociedad organismos de la sociedad preparados.

7.

La Revolución Permanente implica que vos tenés que hacer tareas de dirección de la sociedad en tu rol de intelectualidad y de clase obrera.

Debés tomar tareas de la revolución socialista sin llegar al socialismo porque de lo que se trata es de ganar espacios, cumplir etapas, para poder avanzar luego en un curso conjunto de la Humanidad.

A ver si nos entendemos. Por lo que vos decís el asunto tiene que ver con avanzar todo lo que se pueda ganando espacios políticos, organizando política y culturalmente, obteniendo reglas de juego que respeten a la gente y a su participación democrática en la sociedad. Ahora bien, ¿eso no supone llevar hasta las últimas consecuencias todas las posibilidades de la democracia, o si vos lo preferís, de la revolución democrática burguesa?

Es que el tema es precisamente eso. Puede plantearse de formas complicadas y me consta que a veces nos resulta difícil explicarlo. Más ése es el asunto.

Es más voy a afirmar algo que a lo mejor es escandaloso.

Yo no lo planteo como una imputación, tal como vos me comentabas que lo hacía Eugenio Gómez en una lamentable «Historia del Partido Comunista del Uruguay» que publicó a principios de los sesenta.

El teórico, político, orientador, parlamentario, dirigente comunista uruguayo Rodney Arismendi fue quién llevó mejor adelante en el Uruguay el programa de la Revolución Permanente.

Aplica fundamentalmente a partir del 55 o 56 –dentro de la dirección partidaria que él condujo– una concepción clara de avanzar gradualmente, organizar fundamentalmente a la clase obrera, tendiendo vínculos con la intelectualidad, para impulsar en su nación el impulso hasta las últimas consecuencias todas las tareas y las expresiones de la revolución democrática burguesa.

No se trata de otra cosa la expresión, que como a menudo digo, no la inventó en 1983 o 1984 Rodney Arismendi, de democracia avanzada.

Es parte de la elaboración teórica de esos años.

Otro asunto es que por necesidades políticas de un partido político de un país pequeño, con una incidencia muy limitada en el contexto internacional, los comunistas uruguayos siguieran aferrados en una época al stalinismo y luego a la política general de la Unión Soviética en todo lo bueno y todo lo malo.

8.

Y no te estoy hablando de los años ochenta. Te hablo de cuando vos eras chico. Te hablo de los planteamientos que los comunistas fueron gestando desde 1955 en adelante.

En ese momento Arismendi reivindica las ideas de frente popular o democrático de liberación nacional, la unidad de los trabajadores, el acercamiento a toda la intelectualidad, de hacer avanzar a toda la sociedad dentro de los marcos democráticos que los uruguayos integrábamos a nuestra mejor cultura.

La «democracia avanzada» no se inventó para usar un lema alternativo.

En los años cincuenta Arismendi impulsaba esa idea y bregaba adentro de su Partido y en el País por esas ideas.

Por tanto no estoy hablando de asuntos teóricos de marcianos. Te hablo de política uruguaya. Concreta.

Una versión polémica y distinta.

Me temo, Jorge, que sobre esto hay que ser más claro.–

Está bien. Eso forma parte de un concepto de Marx desarrollado por Trotsky y que en algún momento los chinos tomaron con la concepción de revolución ininterrumpida.

Más allá de rótulos, lo medular es la idea de vinculación de las etapas de la historia.

¿Estamos hablando de procesos vinculados, atados, concatenados?–

Ese es el punto.

Hay un proceso desigual y combinado, donde todo se vincula, lo económico, lo social, lo político, lo programático.

Ahora bien, la culminación lógica de esa etapa de la historia era la supervivencia del estado soviético sobre la base de una serie de reformas que permitieran transitar una etapa hasta tanto una nueva crisis del capitalismo originara condiciones para que ese desarrollo tuviera materializaciones en el resto del mundo.

¿Volvemos a hablar de revolución permanente?–

Exacto. Revolución permanente, concepto o idea que fue malinterpretada por lo general en toda la izquierda. O directamente no estudiada. No importa las razones pero el asunto es ése. No hay un análisis de la idea de revolución permanente y, fundamentalmente, por qué la izquierda adoptó el programa de «La catástrofe que se avecina y como combatirla».

9.

La izquierda toma un programa de Trotsky pero sin Trotsky. Y para un tiempo que era distinto.

Algo de eso indica el Profesor Julio Rodríguez, señalando que la izquierda adoptó el programa de Stalin, es decir, el camino de la estatización total de la sociedad.

Y nos encontramos con procesos en los cuales esa estatización total de la sociedad que obedecía una etapa muy precisa de «La catástrofe que se avecina y como combatirla» coyuntural, coyuntural por definición, era tomada como la regla general, que pasaba tabla rasa a cualquier desarrollo humano e igualaba todo en la misma situación.

¿Y, a título de ejemplo, como jugó ese asunto en el Partido Comunista del Uruguay?–

Entonces vos te encontrás con fenómenos como estos: en el Partido Comunista Uruguayo, el actual Partido Comunista Uruguayo, hay compañeros que dicen «socialismo es propiedad estatizada».

Se toma todo, se estatiza todo y la fórmula química te da socialismo.

Esa fue una de las deformaciones más brutales que se conocen al no entender en la historia la forma en que se fueron dando los procesos.

Y yo señalaba un ejemplo, que era la valoración que hacía Batlle y Ordoñez de Lenin.

Frente a una crisis tremenda de la sociedad (una de las cosas muy importantes es que Batlle y Ordoñez comprendía con mucha profundidad lo que significaba la primera guerra mundial) había dirigentes como Batlle que entendían cabalmente que el mundo estaba viviendo un proceso tremendamente agudo y que había gente capaz al frente de una sociedad de superar eso organizando la misma con conceptos revolucionarios, que significaban entre otras cosas la atención de las necesidades humanas básicas.

Hubo logros de la revolución rusa que son hazañas de la humanidad.

Por ejemplo alfabetizar como nunca hasta ese momento; Implicó un avance gigantesco.

Batlle, que estaba al tanto de esos procesos señalaba que eso había sido un ejemplo maravilloso de la humanidad.

Sin embargo, el sistema, la humanidad no estaba pronta para pasar a una etapa superior.

Batlle no hablaba de socialismo. Afirmaba que no se podía pasar a una etapa superior y Lenin inevitablemente tendría que tomar pasos capitalistas.

10.

¿Y fue así?–

Lenin no toma las resoluciones posteriores al programa que desarrollo en «la catástrofe que se avecina…» como un invento, sino que era la conclusión lógica de su pensamiento, es decir, adoptaba el programa necesario, en el momento que era necesario para defender a la gente, que en definitiva es el objetivo de cualquier programa social ¿Cuál es el objetivo de un programa?

El objetivo de un programa es fundamentalmente servir a la gente, servir al ser humano.

¿Cuál es la diferencia de un programa que abarca el conjunto de la humanidad? ¿Cuál es la diferencia del programa del Manifiesto Comunista? El programa del Manifiesto Comunista trata de defender al conjunto de la humanidad, frente a otro, del sector de la burguesía que se defiende a sí misma. Dice Marx «el programa de la clase obrera, el programa del proletariado es para liberar al conjunto de la humanidad, no para liberar sólo a la clase obrera» y el programa de la revolución rusa era un programa absolutamente transitorio frente a una determinada etapa para superar problemas de la gente en una situación de tremenda crisis y carencias.

Posteriormente, al otro día, se transformaban en reformistas.

¿Por qué se transformaban en reformistas? Porque el primer programa no podía abarcar las etapas de desarrollo que la sociedad inevitablemente debía cumplir, es decir, que era absolutamente imprescindible transitar.

¿Había pues cosas que no estaban planteadas para el largo aliento, aún cuando luego se transformaron casi en asuntos de principios?

Pero, por supuesto.

No estaba planteada la expropiación total de la tierra ni el trabajo comunista integral de absolutamente toda la tierra.

El concepto de cooperativa no era una cooperativa estatal.

¿Cuál era la base de eso? Que el concepto de cooperativa permitía de alguna manera trabajar sobre distintos sectores e ir armando distintos áreas sociales con una ayuda exterior que inevitablemente Lenin veía como absolutamente necesaria.

En los análisis que se hacen de los partidos comunistas aparece la ayuda exterior como una cosa magnánima, es decir, una actitud solidaria, pero no como un hecho imprescindible de que sectores sociales del mundo pudieran comprender lo importante que es defender en determinado momento que haya formas de producción que permitan subsistir a un determinado régimen social.

11.

¿Ese asunto de ayudas, solidaridad, etc., no está también vinculado con la visión que Lenin tenía del mundo del futuro inmediato?

Obviamente es así. Hay que entender otro hecho.

La guerra del 14 al 18, fue una guerra que dejó todas las heridas abiertas y en una cantidad muy grande de gente, de dirigentes políticos, la idea de que esa guerra inevitablemente arrastraba a otra guerra.

Lenin, en un artículo sobre el valor del oro se refiere a que la segunda guerra mundial se iba a producir a fines de la década del 20 y señala como eje de la segunda guerra mundial la crisis en Estados Unidos, Japón y Alemania.

En ese artículo esta analizado ese tipo de coyuntura que se estaba dando e inevitablemente el proceso era tal, que se veía que las contradicciones no tenían solución en un mundo de paz.

Los mismos elementos que habían determinado la primera guerra mundial estaban latentes para gestar la segunda guerra mundial.

En cierta medida creo que aún no está suficientemente estudiado que los elementos que originaron la primera guerra mundial, ya estaban radicados en el hecho fundamental de que el comercio ya superaba los niveles estatales, llegando a un nivel tal que necesitaba de reglas absolutamente universales que permitieran compensar o complementar el desarrollo nacional con un desarrollo internacional con determinada armonía.

Al no haber reglas acordadas, había cañones.

Se imponía la ley del más fuerte, pero el problema era que el más fuerte tampoco podía imponer al final de la guerra su propia ley, porque las formas del desarrollo capitalista en el mundo rápidamente generaban nuevamente contradicciones.

Esto llevaba a la necesidad de regular de alguna manera realidades permanentemente nuevas. No es casualidad que luego de la segunda guerra mundial aparecen una cantidad de reglas universales: Los acuerdos de Bretton Woods, la fundación del Fondo Monetario Internacional, regulaciones y análisis a nivel de sectores economistas y sectores universitarios, en los distintos países más desarrollados, que buscan normas universales a los efectos de, «amortizar» las crisis e impedir que se vaya por la vía de las armas a nuevos enfrentamientos bélicos.

En esa misma dirección, previamente a la segunda guerra mundial y yo diría en el lapso de entreguerras, como forma precisamente de superar o de atenuar la crisis del capitalismo tienen un rol trascendente los planteos de Keynes.

12.

Exacto, en realidad Keynes es el «el sanador» a nivel del estado de las crisis que provoca este tipo de contradicciones; deflación, inflación, superproducción seguida de periodos de recesión con grandes niveles de desocupación y crisis sociales, etc.

Se trataba de que los estados, con determinadas normas, regulaciones, actuación directa en la economía, impidieran o mitigaran las crisis o su periodicidad.–

El quid de la cuestión era que los centros de propiedad, que estaban firmes en el desarrollo capitalista, las grandes propiedades capitalistas del mundo apostaban todo a no ser barridos, como lo habían sido en la Rusia zarista.

Pero la Rusia zarista no tenía poder, fuerza, decían los mencheviques.

Las burguesías alemana, francesa, europea en general, la inglesa fundamentalmente, tenían poder para solucionar los desafíos.

Iban a recurrir hasta las últimas condiciones, incluso al fascismo, como recurrieron posteriormente, como instrumento de la defensa de la propiedad, no iban a permitir que la propiedad fuera cuestionada.

Además, hay que tener en cuenta que la propiedad de ese período, que la propiedad industrial era construida sobre la base de sangre, sudor y lágrimas.

Hoy, en el día de hoy, cumple años Bill Gates. El hombre no tiene ni idea de la propiedad que tiene; tiene 60.000 millones de dólares de propiedad, y mañana va a tener 100.000.

La forma de concentración de la propiedad de esta etapa de la historia, es tan diferente que si mañana Bill Gates hace un giro en su cabeza y dice: «Yo quiero pasar como un tipo que soy el salvador de la humanidad y destino los 60.000 millones de dólares a ayudar a los pobres», queda como dios y la propiedad de él se esfumó, porque ya la propiedad, la forma de propiedad, depende de otras características de acumulación de la propiedad capitalista que no existía en esa etapa de la historia que estoy comentando.

En esos momentos, en Alemania la acumulación que los capitalistas hacían era en base a sangre, sudor y lágrimas y si tenían que matar para defender esa propiedad, iban a matar.

Ahí era tremendamente compleja la posibilidad de lograr un proceso revolucionario que triunfara «a la rusa» en Alemania.

Por eso mismo, me parece no hay que desmerecer como se hace a menudo, el hecho de que Rosa Luxemburgo y Carlos Liebnetk no tuvieron la capacidad de entender el proceso revolucionario para poder hacer lo que Trotsky y Lenin o Lenin o Trotsky hicieron en Rusia. El proceso era mucho más complejo, mucho más duro y mucho más difícil desde todo punto de vista. Y había una burguesía…

Y había una burguesía, claro, si, que iba a ser beligerante directamente.

13.

Rosa Luxemburgo, aparece señalando críticas al partido bolchevique, que en cierta medida están relacionadas con el hecho de entender que había que acordar con la burguesía reglas de juego que fueran aceptadas por todos, cosa que en Rusia era muy difícil de plantear porque la burguesía no tenía como establecer reglas de juego.

Las reglas de juego de la sociedad se discutían dentro del partido bolchevique. Es decir, también en cada etapa de la historia del hombre se discuten las reglas de juego; en el partido bolchevique era un hecho normal que un dirigente que discrepara, sacara un cajoncito, se parara en un cajoncito y dijera públicamente que estaba en contra de las medidas que su propio partido había adoptado.

Esa es la forma de entender porque en abril de 1917, Lenin estaba en contra de la resolución del comité central y sale a hacer actos por las zonas barriales de San Petersburgo, (ya en ese entonces Petrogrado) a proclamar que discrepaba con lo que se había resuelto en el comité central del partido bolchevique.

Y eso era un hecho normal.

Cuando Stalin y los que habían quedado en Rusia planteaban de qué había que desarrollar una etapa democrática burguesa, Lenin sale directamente a plantear de que había que discutir como había que hacerse cargo del estado, mientras los demás discutían como participar de los órganos del estado.

Ahí aparecen las bastante conocidas «tesis de abril», como consecuencia de las que se acusa a Lenin de haberse pasado al programa de Trotsky y que tiene su síntesis digamos, en «La catástrofe que se avecina y como combatirla».

Es bueno pues, echar una mirada a toda esa serie de procesos que se dan en los veinte años del proceso de entreguerras.

España, por ejemplo, se le va de las manos al sistema capitalista y la burguesía española es mucho más débil que la alemana o cualquiera de las burguesías europeas.

El proceso de desgaste de España, por sus derrotas en lo que tiene que ver con las posesiones de ultramar perdidas va entrando en una crisis tremendamente aguda. Es entonces que la burguesía mundial acude en defensa de la burguesía española para impedir que los sectores populares puedan llegar a un nivel mucho más desarrollado.

Allí se produce el problema de dirección tremendo ¿Por qué?

Porque el programa de la revolución española, en ningún momento aparece claro.

Todo el proceso que se da en la revolución del 17, entre «la catástrofe que se avecina» y posteriormente la «NEP» (Nueva Política Económica), impulsada por Lenin, a España llega de golpe, sin digerir.

Entonces en ese programa confuso, sectores de izquierda dicen «nosotros no queremos el stalinismo, nosotros no queremos que el estado se haga cargo de todo»; Otros sectores dicen «no hay otra salida que el estado se haga cargo de todo». La revolución española queda atrapada en medio de problemas sin solución ni salida.

14.

¿Qué relaciones hay con nuestra propia época?

Grandes problemas que teóricamente se han estado viviendo en el Uruguay, en Latinoamérica y en el mundo pasaron por el proceso de la revolución española y no fueron suficientemente elaborados.–

Por ejemplo, asuntos programáticos importantes. Por ejemplo la estatización; en la revolución española los anarquistas tenían un nivel muy elevado y tenían razones. Habían visto le experiencia rusa y habían observado al stalinismo en acción.

Ya el Stalinismo en 1936, había fusilado prácticamente a la dirección del partido bolchevique, y la persecución y la colectivización forzosa eran elementos que no podían ser ejemplos para Europa ni humanamente aceptados.

Entonces, ese proceso que se estaba dando en la Rusia de Stalin, en la Rusia soviética de Stalin, jugaba en contra de la revolución española, porque el programa de la revolución española no podía ser el de la Rusia soviética. Pero a la vez, no había otro programa para desarrollar.

¿Cómo se podía hacer cargo del estado español una organización política que no pretendiera entre otras cosas tener el control del aparato del estado?

Era imposible.

¿Y cuál te parece que fue el papel de la Internacional Comunista y del P.C.E.?–

Primero, tratar de influir a los cuadros dirigentes del P.O.U.M orientándolos hacia el modelo soviético. Estatizar todo.

En segundo lugar, tratar por todos los medios de canalizar y capitalizar de alguna manera el peso de la revolución española, si ésta llegaba a buen término, para sí.

¿Y Trotsky en que andaba a todo esto?–

El otro problema es que en esa etapa de la historia todavía Trotsky estaba vivo y el programa de Trotsky en ese proceso no es el de la estatización total.

El programa de Trotsky en ese proceso es buscar organizar desde abajo organismos populares…

¿Cuál era? ¿Cuál fue la actitud de Trotsky? Para entenderlo volvamos a 1921.

Hay un giro fundamental que se produce a raíz de la polémica que recoge un libro que es uno de los ejes de la revolución rusa, «Acerca del sindicalismo» de Lenin sobre Trotsky.

15.

Lenin criticaba duramente a Trotsky.

Trotsky es el organizador del ejército rojo, militariza absolutamente todo y logra un apoyo impresionante del pueblo ruso. Se construye a través del famoso tren rojo, interviniendo prácticamente en todos los lugares con una concepción moral, ética y disciplinaria de un nivel impresionante. En esa actitud de defensa del conjunto de la sociedad y abordando todos los problemas de la misma y centralizando todo a través del ejercito, obtiene un éxito tremendo. Cuando vuelve a Moscú y encuentra la crisis brutal de la industria rusa, pretende llevar los mismos métodos que había llevado a través de la guerra a los sectores más atrasados de la sociedad a través del ejército rojo.

Plantea la militarización y el sometimiento de los sindicatos al proceso de militarización y centralización. En ese momento, Lenin sale agudamente a señalar «en ese camino, vamos lentamente al fracaso, no podemos militarizar la sociedad» la etapa de la guerra termina, se necesita una nueva etapa de desarrollo de la sociedad, es absolutamente imprescindible restablecer relaciones económicas y sociales que son las que rigen las relaciones humanas del conjunto de la humanidad y Rusia no está apartado de eso.

Lenin hace una acción muy incisiva sobre ese tipo de problema y Trotsky reconoce que su posición es equivocada, es decir, da la razón y da el apoyo a posición de Lenin.

Este lío está combinado además con la forma en que se estaba moviendo ya la tercera internacional, que empieza a tener problemas absolutamente en todos lados.

Si hay algo que claramente faltó en el desarrollo leninista, fue que Lenin llegó a la tercera internacional con el programa de la revolución rusa y desarrolló la NEP para Rusia, pero no pudo desarrollar un programa que llenara el vacío en esa etapa de transición del mundo entre guerra y guerra.

La humanidad vio como programa leninista las 21 condiciones y estas pautas organizativas de los sectores vinculados al proletariado, a la clase obrera, pero no podían ser bases organizativas de la sociedad, porque la clase obrera no estaba en condiciones de dirigir el conjunto de la sociedad en los sectores más desarrollados del mundo.

Estaba en condiciones de incidir en la dirección en un país como Rusia, transformado ahora en la Unión Soviética. Estaba en condiciones de influir en Alemania, en un nivel muy pequeño, o en España, pero no estaba en condiciones de tener un programa para el conjunto de la humanidad. Ese programa de transición es el que Lenin no pudo desarrollar, esa etapa de transición entre guerra y guerra se limitó a lo atinente a la NEP en la Rusia soviética.

16.

Del basamento marxista de la estatizacion de los kioskos.

¿Por qué Eugenio Gómez y sus secuaces acusan a Arismendi de dar un golpe trostkista–oportunista? Aclaro que las expresiones no son mías sino del propio Gómez, en publicación que obra en mi poder y se adjunta (año 1961).

Hay dos cosas que van combinadas.

La primera es que todo opositor era considerado trostkista.

Eso era sistemático.

Planteara lo que se planteara si no estaba de acuerdo con la dirección del partido era trostkista.

En segundo lugar, la orientación de Arismendi tendiente a estar vinculado con la sociedad civil, con los sectores intelectuales, con los profesionales, con los distintos sectores de la clase obrera, a buscar lazos, medios y formas de negociación, de análisis permanente con distintos sectores (y es algo que caracterizará al P.C.U. orientado por Arismendi), el dialogo permanente con el conjunto de la sociedad – en suma– eso para Eugenio Gómez era trotskismo.

¿Y para vos?–

Eso es leninismo.

Es la concepción de Marx. No se puede vivir fuera del mundo.

No era solamente Eugenio Gómez y su gente. En la Argentina, por ejemplo, el PC opinaba que Arismendi tenía una orientación trostkista.

¿Dónde está el nudo de ese entuerto?–

La concepción de democracia avanzada, que no se inventó hace 15 años, era una concepción que permitía defender lo que para la humanidad había sido una conquista, el parlamentarismo, las instituciones, los partidos políticos, las organizaciones sociales, el debate periodístico y parlamentario, el intercambio y la confrontación de ideas a nivel civilizado, en el ámbito universitario, a nivel del conjunto de la sociedad.

Eso importaba la presencia protagónica del movimiento sindical, de diversas organizaciones populares, la integración de los estudiantes a las bregas, etc.

17.

En una compilación documental que se repartió en forma previa al último o penúltimo Congreso del P.C.U antes de la implosión, se distribuyó un texto llamado «Documentos», que curiosamente no incluye todo lo atinente al año 1955. Está obviamente clara para mí que ello se debe a que los documentos del 55 estaban plagados de citas y de vivas a Stalin.

Esta es una demostración práctica de la contradicción. Se hacían tantas citas a Stalin que si se las hubiera recortado habría quedado prácticamente amputado o invalidado el documento.

Se prefirió –evidentemente– no publicarlo.

¿Por qué era así?–

Yo creo que porque en 1955 un texto de esas características necesitaba estar rodeado o contextualizado en el culto estalinista para que en la URSS no fuera rechazado.

Ahora bien, Jorge, con todo respeto por tu posición, pero ambos sabemos que no estamos hablando de personalidades mediocres. ¿Por qué eran tan así las cosas?

Justamente.

Yo estimo que la posición de Arismendi era otra, era la de un dirigente comunista de un país que tenía relativa importancia, pero que era un partido comunista que incidía en la realidad, que incidía en la vida política de un país, que efectivamente cada día tenía más peso y efectivamente lo tuvo.

No olvidemos, a título de ejemplo, que el respeto que los cubanos tienen al partido comunista uruguayo de ese periodo es imponente.

Más yo creo que Arismendi y sus compañeros sabían que no podían incidir dentro de la URSS. Eso no implica que no conociera lo que pasaba dentro de la Unión Soviética; yo estimo que lo conocía hasta en su más mínimo detalle:

A mí me consta que sabía perfectamente que había una lucha tremenda y una crisis brutal; que conocía elementos de la propia Unión Soviética que acá no se conocían. Mas, él era consciente que no podía influir, que ni podía modificar la situación hasta tanto no se dieran determinadas cosas.

¿Cuáles eran esas cosas?–

Por ejemplo, la lucha interna que determinaba crisis o situaciones críticas.

18.

Él tenía amigos y compañeros del partido comunista uruguayo que estuvieron en la Unión Soviética, que vivieron en la Unión Soviética, que no estaban de acuerdo con el régimen soviético y, en la práctica, fueron disidentes. Es más, él tuvo que interceder en determinado momento.

Creo que esas cosas son innegables.

El problema es que eso en definitiva era el precio para poder seguir trabajando en una determinada dirección en el mundo.

Y el mundo, a su vez, no estaba quieto.

Se estaban produciendo hechos como el de la propia revolución cubana.

Y esta, por su parte, adoptó un programa de estatizar todo, porque estaba al lado del imperialismo. Ese programa podríamos llamarlo bueno o malo, pero para la situación dada era el único posible.

Los cubanos no tenían otra chance.

Y por demás, nosotros mismos en los sesenta seguíamos con la idea de que la única solución en un momento de lucha por el poder, pasaba por estatizar todo.

Perdona que sea tan insistente. Pero me parece que vale.

Nosotros seguíamos con la misma idea de «la catástrofe que se avecina y como combatirla».

Teníamos la idea de catástrofe, no de continuidad, de preparación de un proceso, de continuidades, de avances democráticos.

En los años 60 queríamos estatizar la banca, el comercio exterior, el mercado del tabaco y hacer la propiedad estatal…

Si teníamos que estatizar los puestos de diarios, estatizábamos los puestos de diarios.

Y no exagero. Acá festejábamos la estatización de los puestos de diarios en Cuba.

Un capítulo tercero.

En algún momento de nuestras charlas decíamos con Federico que el aporte que hacía Molinari a la temática que nosotros estábamos tratando de desarrollar era importante y fundamentalmente «sólido».

Con el compañero seguramente se podrá coincidir, discrepar, mas habrá –en todo caso– que coincidir con la coherencia interna de su visión.

En este tercer capítulo abordamos algunos elementos que parecen interesantísimas para hurgar hasta el fondo en esa visión.

19.

Jorge, me parece bueno para que nos entendamos seguir la línea de tu razonamiento dentro del método planteado.

Hacías reflexiones interesantes que incluso suponían, al menos en lo que me toca, ideas novedosas en tu óptica sobre aspectos del proceso uruguayo y del desarrollo de la propia izquierda local y del Partido Comunista Uruguayo.–

Me parece que hay una contradicción poco salvable entre la idea de llevar hasta las últimas consecuencias la revolución democrática burguesa, por un lado y el impulso o el camino elegido por la Unión Soviética y su incidencia en el mundo, fundamentalmente en el periodo estalinista.

Ah sí, yo no puedo concebirlo de otro modo.–

Una idea fue la del stalinismo. Se toma el poder, se estatiza todo y se aplica una serie de instrumentos de ordeno y mando.

La otra posibilidad, que yo vinculo con esa idea de revolución permanente –concepto mal tratado por ignorancia o por conveniencias políticas– era impulsar a los sectores más progresivos de la sociedad, a los trabajadores, a los intelectuales y cumplir tareas de organización social, mejorar los niveles de vida de la gente, impedir el retraso económico y apostar a superarlo y poner frenos a la pauperización de la gente como consecuencia de las crisis.

Y esa labor se realiza mientras en el resto del mundo también se camina, se avanza, se transforma.

Yo subrayo que Rodney Arismendi planteaba con claridad la necesidad de una democracia avanzada vinculada con gobiernos progresistas, habla específicamente de «alianzas de gobiernos y partidos en función de las necesidades democráticas de América Latina.»

¿Esto implica, a título de ejemplo y mirando las cosas desde la historia del siglo veinte que el programa leninista de 1917 era cuestionable en su validez?

El programa era bueno para un momento y tal vez el único viable para la Rusia de inicios de la revolución, por un lado y de terminación de la primera guerra, por el otro.–

No podía ser válido para el resto del mundo. No servía para España, Estados Unidos, Italia o Francia.

La Internacional Comunista, Comintern o Tercera Internacional presiona y actúa –teniendo como eje la propia Rusia– pero no viendo que luego de la primera guerra el capitalismo subsistía y buscaba nuevas formas de fortalecerse, más allá de las previsibles nuevas confrontaciones bélicas.

20.

Lo que se soslaya es la actitud esencialmente flexible y dialéctica de Lenin.

El comunismo de guerra era una cosa. Más luego rápidamente y en pocos años se estaba planteando la necesidad de acudir a nuevas formas de desarrollo, que se expresó por ejemplo en la Nueva Política Económica (N.E.P.).

En un trabajo que creo se llamaba «Acerca del valor del oro» Lenin decía que luego que el mundo cambiara y se revolucionara los hombres podrían hacer letrinas de oro, para darle a éste su verdadero valor.

Pero en esos años veinte había que darle al fetiche oro el valor que tenía, entender que la moneda tenía importancia y que era necesario construir y edificar una economía que tomara eso en cuenta y se vinculara fuertemente con el resto del mundo. Había que construir y fortalecer el trabajo cooperativo, organizar la sociedad para pasar esa etapa histórica y sabiendo –todavía– que habría una nueva guerra que tendría tres ejes (Alemania, Japón e Italia) y que probablemente se iniciaría a fines de los años veinte.

No se equivocó en mucho, dicho sea de paso.

El stalinismo hegemónico, la caída de Trostky, la creciente dictadura de la burocracia partidaria en la URSS olvidó toda idea de cambio, de evolución, de transformar para avanzar. De ahí las barbaridades de la colectivización forzosa entre otras cosas, la eliminación de toda disidencia, la concentración de todos los esfuerzos en las armas.

Pero, Jorge, como dice Gardel, el mundo siguió andando, pasó una segunda guerra mundial, hubo un nuevo orden…

¿Sabés lo que pasa?–

Si una sociedad no se desarrolla en lo interno, tampoco puede impulsar y desarrollarse en lo externo.

La URSS al trabajar como freno para construir su propia sociedad no podía trabajar para las transformaciones en el resto del mundo.

Si yo no predico y aplico la participación real de los trabajadores en las empresas, la organización de cooperativas, si no pongo las bases ciertas de una sociedad de nuevo tipo, no puedo pedir ni sugerir eso a nadie.

Y a menudo pongo un ejemplo que parece tragicómico. Pero es parte de los hechos.

21.

Para tener una máquina de escribir en la URSS había que tener autorización del Partido.

En los Estados Unidos para comunicarse con Internet desde la casa, la gente no le pedía permiso a nadie y pocos lugares en el mundo tienen en sus universidades todas las obras de Marx, de Lenin, de Trotsky como en el país del norte.

En la URSS, en las escuelas y liceos no se estudiaba la revolución.

¿Dónde se discutía de política en la URSS?

Y en ámbitos cerrados, en la cocina de la casa, donde padres e hijos podían charlar y calladitos la boca seguir luego en el trillo.

Y, apelando a la abundancia, ¿cuál es tu visión de la visión del P.C.U. sobre algunos de esos temas?

Todo lo que yo te decía antes, desde Marx hasta hoy se llama revolución permanente. Fue mal interpretado, mal difundido, mal analizado. En el P.C.U. se llegó a afirmar la barbaridad que el fenómeno revolución permanente significaba «revolución simultánea» en distintos países.

Lo de «simultánea» no tiene nada que ver con la idea matriz de cambio permanente. Lo que estaba planteado desde Marx y no solamente desde Trostky era la necesidad de combinar procesos de cambio en los países más atrasados con los países adelantados.

Lo internacional y su comprensión es el punto neurálgico.

No hay sociedad democrática autárquica, cerrada, incomunicada.

Uno de los méritos del Uruguay de fines del siglo 19 y comienzos del 20 fue ser una sociedad abierta.

¿Por qué José Pedro Varela fue uno de los primeros traductores de Carlos Marx?

Y… porque vivía en el mundo y no en una caja.

Por último, déjame afirmar una idea que me parece importante.

¿Cómo no te voy a dejar? Usted dele nomás.

Del mismo modo que se tenía por parte de la conducción del Partido una visión, que luego se trasladaba, de que los que no pensaban como nosotros «todavía» no habíamos comprendido las cosas, asimismo se afirmó la esclerosis como norma y el cambio como herejía.–

Claro que la Humanidad ha sido testigo de luchas de clases.

Más lo que es congelado es el criterio de que la burguesía es eterna –hasta que acaben con ella– y que la clase obrera es eterna, hasta que triunfe.

Van a luchar, uno va a perder, el otro va a ganar y finalizó el campeonato.

22.

Ese aspecto tal vez sea uno de los temas menos desarrollados de Marx.

Entre otras cosas porque no podía prever lo que vivimos en el siglo veintiuno que empieza dentro de unos meses.

Pero la repetición de la idea a lo largo y ancho del siglo veinte supone una carencia absoluta de desarrollo del pensamiento.

Nunca una clase derrotó a otra.

Siempre surgió un tercer elemento distinto a los anteriores.

No interesa el nombre. Importa que yo entiendo que la dialéctica no la puede derogar ni un general fascista, ni un romántico, ni Stalin pueden frenar el movimiento dialéctico.

A menudo nos quedamos sin síntesis que era el resultado y nueva afirmación –como resultado– de la confrontación de dos contrarios.

Una versión polémica y distinta.

Hay un asunto primero que es reiteración de lo que vos ya marcaste pero que me gustaría que lo afinaras un poco más, o sencillamente me lo reiteraras en términos que favorezcan la comprensión de todos.

Habíamos hablado de la revolución rusa, sus características, habías señalado como algunas ediciones señalaban que si bien en Rusia era más fácil hacer una revolución, en Inglaterra era más probable llegar al socialismo. A su vez, vos hacías un aporte crítico a un planteo de Arismendi que hablaba de lo atinente a la revolución rusa o al proceso de la Unión Soviética como un «escándalo teórico». ¿Por qué no charlamos algo sobre todo este lío?–

Apelando a los clásicos.

Eso está referido fundamentalmente a los prólogos, al Manifiesto Comunista, donde Marx y Engels establecen la característica del campesinado ruso y de la propiedad de la tierra en Rusia.

Ello podía dar origen a un proceso revolucionario, a una revolución campesina que se complementara con una revolución comunista en países más adelantados. ¿Esto qué significaba?

Significaba que desde el Manifiesto Comunista pasando por todos los textos de Marx y Engels, no hay en ninguno de ellos una idea sobre el posible aislamiento de los distintos estados para resolver los problemas de las sociedades en forma particular.

Es decir, las situaciones que se viven en cada uno de los estados son producto de un desarrollo universal de un sistema de explotación, es decir, el sistema capitalista que se expande universalmente, toma sus características nacionales, tiene sus formas nacionales, pero se complementa en el conjunto del universo y los países más atrasados se complementan con los países más adelantados.

23.

Las formas de producción más atrasadas se complementan con las más adelantadas. Entonces, pensar en un desarrollo histórico igual para Rusia que para Inglaterra o que para Estados Unidos, o que para Brasil era sencillamente absurdo.

No tiene por que pasar todas las etapas del desarrollo humano cada país en particular, sino que esos procesos se complementan.

Se van combinando los desarrollos y tomando los más avanzados con los más atrasados combinándose políticamente y socialmente.

¿Como parte de la lógica del sistema capitalista?–

Como parte de la lógica del desarrollo universal, en el cual el sistema capitalista es el predominante en esta época.

Antes fue el Feudalismo y antes fue la esclavitud y antes fue cualquier régimen de explotación.

Nunca ningún régimen de explotación se dio puro y nunca ninguno dejó de tener desarrollos desiguales y combinados.

Entonces tenemos en el caso del desarrollo de la Rusia zarista, fábricas impresionantes como la Putilof, del nivel más alto del mundo del desarrollo industrial, en forma contemporánea con formas feudales que se daban en el campo, con formas de explotación también de propiedad colectiva de la tierra que hacían que el planteo de propiedad de la tierra de los campesinos fuera un elemento que se combinara con esos elementos industriales adelantados.

Ahora, ¿cuál fue el cambio que se produjo en el pensamiento?

¿Cuál fue el aporte fundamental de la concepción leninista en lo que tiene que ver con el desarrollo de la revolución rusa? Que Lenin organiza fundamentalmente el partido de la clase obrera, organiza los sectores explotados de la sociedad, vinculados con el campesinado pero fundamentalmente el partido de la clase obrera.

Organiza ese partido, y en el momento en que se produce la crisis que da origen a la primera guerra mundial, ese partido se encuentra en una situación muy particular.

El pueblo ruso es movilizado por la guerra.

No hay nada en la historia de la humanidad que movilice tanto como las guerras.

En un proceso de guerra, de crisis brutales como las generadas por esta crisis del sistema capitalista que desemboca en la primera guerra mundial, se produce la movilización impresionante de toda la sociedad que antes podía mantenerse dentro de los marcos normales del zarismo, de la disciplina con la que contaba el régimen social en particular.

24.

Entonces, ese elemento determinó que lo que Lenin en un momento mostraba como un proceso en el cual la clase obrera y el pueblo contribuían fundamentalmente con la alianza con el campesinado, a entablar la democracia en Rusia.

Mas la impotencia y la incapacidad programática y organizativa de los sectores dirigentes de la sociedad le impedía en ese momento asumir la dirección de la sociedad.

La burguesía incipiente rusa y los sectores socialdemócratas que planteaban una etapa de desarrollo capitalista regular, normal, dentro de las normas que ellos veían en los países occidentales, es decir, el sistema parlamentario funcionando con partidos, con organizaciones sociales vinculadas, etc. Pero ello no se compadecía, en la vida real, con las necesidades y posibilidades ciertas de tránsito de la sociedad rusa.

Lenin aparece no «escandalizando» al marxismo, como en forma desacertada se ha afirmado, escandalizando en todo caso a la social democracia europea, puede ser.

Esta no veía, dentro de los cánones normales de la concepción marxista, el hecho de que en un país atrasado o con realidades combinadas de adelanto y atraso, que en un país como Rusia aparecieran concepciones, que plantearan ya la lucha por el socialismo.

Entonces esa contradicción que veían los sectores socialdemócratas hacía que su plan, su programa, su actividad para actuar significara la instalación de partidos en una asamblea constituyente, la organización de un poder establecido a modelo y semejanza de lo que eran países como Inglaterra, Francia, Europa en general, no tuviera sustento. Porque la base empresarial, la base burguesa de todo eso no tenía fuerza, estaba en el aire, es decir, estaba en situación de absoluta debilidad.

Entonces, eso motivaba el hecho de que Lenin planteara, en un momento crucial de la crisis del zarismo, cuando éste se derrumbaba, cuando los sectores socialdemócratas o los partidarios de Kerenski planteaban que «en Rusia no existe ningún partido capaz de solucionar el problema que tenemos en este momento», que ese partido existía y estaba en la escena política rusa.

Él entendía que había un partido que podía solucionar los desafíos del momento, que ese partido era el partido bolchevique.

Tenía las conexiones, las vinculaciones con la sociedad y el programa para llevar adelante una solución en esa emergencia, en esa situación concreta. Ese programa, fue el trascendente «De la catástrofe que se avecina y como combatirla». Los sectores de la socialdemocracia y los sectores bolcheviques plantearon «ese no es el programa de Lenin, ese es el programa de Trostky», por eso es que compañeros con enorme autoridad y capacidad señalan que Lenin llevó adelante el programa de Trostky.

25.

Conforme a tu visión, ¿qué significaba ese programa? –

¿Y el programa de Trotsky que significaba? Implicaba que la clase obrera era capaz de conducir este proceso en conjunto con la sociedad siempre y cuando tomara algunas medidas de estatización de la sociedad, de control absoluto de la sociedad para promover a partir de eso un desarrollo que vinculara esta situación revolucionaria de Rusia con el resto del mundo. La dictadura del proletariado puede ser mantenida en tanto se desarrollen las condiciones revolucionarias en el resto de la humanidad. Estamos al principio de un proceso revolucionario, se rompe el eslabón más débil que era el de la Rusia zarista.

Ese eslabón más débil en plena guerra mundial fue el que inmediatamente todas las naciones del sistema capitalista del mundo acudieron a reforzar. Por ello el bloqueo, el primer bloqueo al terminar la primera guerra mundial, el bloqueo sobre Rusia, sobre la Rusia Soviética que llevaron a cabo 14 naciones.

La URSS salió de la situación con un ejército rojo organizado sobre la base de los sectores de la clase obrera y sobre, fundamentalmente, la estatización. Mas esa fue la gran preocupación inmediata de Lenin, porque Lenin adoptó el programa de «la catástrofe que se avecina y como combatirla» con esa concepción, frente al desastre. En modo alguno era para Lenin una salida definitiva, un proyecto programático de largo aliento.

Después de este proceso, Lenin entiende y expresa que los bolcheviques que fuimos revolucionarios frente a la crisis que originó la primera guerra mundial, ahora debían ser reformistas y necesitaban crear las bases sociales, culturales, ideológicas, económicas, que determinen la posibilidad de que se sustentara un nuevo régimen.

Mientras tanto, en su concepción, podrían intentar alcanzar a las naciones más avanzadas que eran las que inevitablemente iban a ser las primeras en llegar al socialismo. No nosotros, lo que no nos pueden impedir a nosotros somos que ya estemos construyendo las bases culturales políticas y sociales que determinen que nos pongamos en carrera a los efectos de llegar a los niveles más avanzados»(?). Esa es la idea de revolución permanente, concepto tan mal manejado, tan deformado, tan maltrecho por visiones mediocres y sin apoyatura teórica-práctica alguna.

26.

¿Desde tu punto de vista, por donde pasa fundamentalmente el futuro de la izquierda?–

El programa del Encuentro Progresista Frente Amplio pasa fundamentalmente por la democratización de la discusión programática.

Ese es el gran desafío que tenemos nosotros en este momento.

Si podemos hacerlo y llevarla a límites mucho más allá de lo nacional, buscar apoyos, referencias, elementos en otros lugares del mundo, hacer que nuestros problemas sean problemas que sean analizados con un criterio que mire al mundo y no la comarca solamente, vamos a encontrar ecos inusitados.

¿Hay que enterrar algunas ideas?–

Hay que aprender del pasado. Hay un hecho que sigue siendo un elemento de referencia.

El último reducto de las formas estatistas de la revolución en el mundo fue Cuba.

Cuba estatizó todo y no tenía otro camino; no había otro programa posible para la revolución cubana que ese.

Sin embargo hoy, Cuba defendiendo la salud, la educación y el derecho de los cubanos tienen necesidad de insertarse en el mundo y abrir la discusión hacia el mundo. Si Cuba permanece hoy en la forma que ha permanecido es fundamentalmente porque cuenta con una simpatía de sectores populares, universitarios, distintos sectores de la sociedad de los países desarrollados.

Sino no podía haber sobrevivido, más allá de los sacrificios heroicos del pueblo cubano. Habría desaparecido, habría sido liquidado como lo fue la revolución chilena.

En el tiempo del triunfo del socialismo chileno o de la unión popular o la propia revolución española, no era viable que existieran procesos como la propia Cuba al día de hoy.

Si Cuba existe es porque existe ese tipo de simpatía a nivel general. Creo que con el mismo nivel de simpatía pueden originarse movimientos que se orientan de alguna manera a plantearle al mundo las dificultades que nosotros tenemos.

Nosotros vamos a tener grandes dificultades, acaba de salir la 609, (MPP) hablando de un salariazo.

¿Y qué posibilidades tenemos para un salariazo?

27.

Si nosotros no democratizamos esa discusión, si no ponemos en discusión el tema programático que hoy debe discutirse en el mundo, es decir, no solamente en el plano del Keynesianismo moderno sino en el plano de la acumulación primitiva ya hecha en la humanidad.

Hay que democratizar esa discusión. En caso contrario, entramos en un pantano que no tiene salida, entramos en crisis que no tienen salida.

Esto no es un asunto de fatalismos. Aquí juega el factor humano y la capacidad de cada compañero con responsabilidades de conducción.

Hoy el programa y la democracia van directamente vinculados. La posibilidad de profundizar la democracia y la posibilidad de levantar programas, puntos que signifiquen de alguna manera la vinculación de Uruguay con el mundo, son elementos absolutamente decisivos.

Otro asunto es que aún de los sectores más conservadores del mundo capitalista de hoy, aparecen elementos que están mostrando la enorme preocupación por el hecho de la exclusión social de sectores cada vez más numerosos. Tenemos que saber buscar respuestas.

Nosotros podemos tener una solución en la medida que busquemos normas universales, criterios generalmente válidos a nivel de la humanidad. Por eso decía lo de Keynes.

O hay reglas de juego a nivel del propio sistema a nivel universal, o solamente quedan instancias de marginación, destrucción ecológica, exclusión sistemática y creciente. Son cosas que hay que intentar, el keynesismo fue en definitiva la respuesta de alguna manera del propio desarrollo de las ideas revolucionarias de Marx y de Engels, de alguna manera fue una respuesta capitalista a la profundidad de las crisis que el propio funcionamiento del sistema conllevaba.

La previsión social fue de alguna manera la respuesta capitalista al hecho de que los movimientos revolucionarios cuestionaban toda la propiedad burguesa.

Hoy la propiedad burguesa que se concentra de una manera escandalosa está absolutamente cuestionada de arriba abajo.

El tema pasa por poner reglas que nos permitan avanzar civilizadamente, es decir, sin llegar a rupturas o enfrentamientos que provoquen tremendas catástrofes.

Y ahí está todo mezclado; está mezclada la ecología, está mezclado el desarrollo económico, están mezcladas las reglas democráticas de la sociedad, está la transformación de la empresa, está la desaparición de las empresas «monumentales».

Empiezan los módulos más chicos.

28.

Toda esa transformación en el mundo empieza a pesar y va a pesar directamente sobre este fenómeno de desarrollo de las características de un gobierno popular de Uruguay.

En ese sentido, el optimismo está por el lado de la capacidad de comprensión, de análisis, de profundidad.

Los elementos negativos pueden estar provocados por el hecho de que el Encuentro Progresista Frente Amplio no tiene aún instrumentos donde analizar rigurosamente los nuevos datos y realidades.

Yo creo que no tiene estructuras partidarias que permitan esto Yo personalmente avizoro que uno de los lugares donde la discusión se va a dar con mayor intensidad es en el partido socialista que ha conservado históricamente su estructura y sus formas orgánicas y que tiene un congreso, tiene instrumentos que no tienen las otras organizaciones.

No es un asunto de ser biológicamente optimista, como diría don Washington Cataldi.

Acá el asunto es que hay elementos para pensar en que se puede progresar socialmente a niveles más avanzados.

No hay de parte de los sectores conservadores tampoco una resistencia como podía haber en el período anterior, porque su realidad con relación a las relaciones mundiales son distintas.

Lo que puede haber acá es una paciencia- impaciencia social muy grande contradictoria. Obvio que sea así cuando hay sectores de la sociedad que muestran ya una situación de exclusión a ritmos que asustan.

Ese es un tema de democratización, de descentralización, de desregularización del aparato del estado, cosa que es muy difícil para quienes aspiran a tener el control del aparato del estado, pero esa desregularización no se puede hacer si no se apunta a nivel universal.

Es decir, hay que promover desarrollo de otra índole a nivel mundial, no a nivel de los estados.

En ese aspecto la discusión de los neokeynesianos como les llamo yo, va avanzando, va determinando nuevos modelos, nuevas características.

Yo confío en que las ideas que fundamentalmente son de Marx y de Engels, hoy empiecen a ser coronadas en el momento en que los sectores más conservadores de la sociedad pensaron que Marx y que Engels ya habían quedado en la historia.

Sin embargo, siempre se vuelve a Marx, para negarlo o para reafirmarlo, pero siempre vamos a volver a aquellos viejos pensamientos de Marx con respecto al desarrollo histórico de la sociedad y que aparentemente en determinado momento de la historia parecía que no tenían nada que ver con lo que estaba pasando.

29.

Pero cada vez tiene más que ver con lo que está pasando, independientemente de que Marx no podía prever en 1850 que las sociedades capitalistas modernas, la organización empresarial moderna iba a ser totalmente diferente a lo que era en aquel momento cuando la acumulación primitiva obligaba a grandes empresas y a grandes concentraciones industriales.

Hoy la acumulación primitiva llegó a su fin y las empresas empiezan a sufrir un proceso de desglose, de desregulación, de organización de la sociedad de una manera totalmente distinta a como estaba armada en aquella época del desarrollo de la humanidad.

Son temas que están ahí, que están palpitando.

Por eso es que en cierta medida, el drama que significó para muchos militantes la crisis del partido comunista no tiene salida si no se explica dentro de este contexto mundial, dentro de nuevas perspectivas internacionales.

La crisis del partido comunista en si no tiene respuesta.

Como una peripecia nacional, no tiene respuesta.–

No tiene explicación, hay que explicársela en función de todo esto porque además lo otro significa prácticamente el suicidio, es decir, no es mirar el mundo hacia delante y ver la experiencia positiva que se hizo en determinado período que se vivió y que se actuó.

El gran problema de lo que se llamó la renovación fue eso; daba a entender que se abría una etapa histórica en la cual estaba inexorablemente comprendido todo lo que se había hecho en todas las tiendas del pensamiento humano.

Yo insisto muchas veces en la conferencia de Copenhague donde Trotsky en el año 32 incorpora el pensamiento de Freud incluso en la parte final donde dice: va a llegar el momento en que también la psiquis humana pueda ser analizada con la meticulosidad científica y ver las distintas tendencias, formas, no para controlar todo, es decir cómo podría ser la concepción estalinista más acérrima, tener todo absolutamente controlado…

¿La psiquis incluida?–

La psiquis incluida.

El gran tema era permitir la expansión más sana y más pura de la sociedad y como diría Trotsky, el hombre nuevo no va a ser revolucionario, porque no va a tener la necesidad de ser revolucionario.

30.

El hombre nuevo va a ser producto de una sociedad muy distinta de la que nosotros estamos hoy viendo y en la cual estamos en cierta medida en la prehistoria.

Estamos entrando en una etapa en la cual la acumulación primitiva terminada, los bienes abundantes en la sociedad permiten la planificación y la organización mucho más de acuerdo con el desarrollo humano.

Montevideo. Invierno de 1999.

[:]

[:es]Los partidos comunistas de América del Sur.[:]

[:es]

Los partidos comunistas de América del Sur.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Comunidad de Estados Latinoamericanos y el Caribe (CELAC). Logotipo.Los partidos comunistas de América del Sur han emitido una declaración conjunta sobre la que quiero hacer un comentario:

El comunicado:

Los partidos comunistas de América del Sur destacamos con orgullo de clase el decisivo rol de los trabajadores de distintas ramas, y fundamentalmente de la salud, en el combate contra la pandemia Covid-19 que asola al mundo.

Saludamos que se haya realizado la teleconferencia de Ministros de Salud y Cancillerías convocada por la presidencia pro tempore mexicana de la CELAC, dado que este es el único ámbito donde pueden reunirse todos los países de Nuestra América con la invalorable presencia de Cuba, vanguardia mundial en innovación médica y bioquímica y en ética humanista, dando participación asimismo a la Organización Panamericana de la Salud y a una delegación de alto nivel de la República Popular China.

La pandemia del CoVID-19 demuestra trágicamente las profundas falencias de los sistemas de salud pública en la mayoría de los países de la región, que se conocían ya antes de la aparición del coronavirus. Esas deficiencias son el resultado de las políticas antipopulares aplicadas por los gobiernos al servicio del gran capital para comercializar y privatizar la salud, respaldando la rentabilidad de los grupos monopolistas.

Esas políticas, además, han socavado las capacidades científicas y tecnológicas disponibles para satisfacer las necesidades de prevención y atención masiva a la población. La experiencia actual pone en evidencia la naturaleza antisocial y parasitaria del neoliberalismo y destaca la superioridad de la intervención del estado en las áreas vitales de cualquier nación y la planificación teniendo como criterio las necesidades populares, así como demuestra que ellas no pueden regirse por la lógica mezquina del capitalismo. Eso implica en materia de salud proporcionar atención primaria y prevención, hospitales dignos, laboratorios equipados, médicos y enfermeros, medicamentos, respiradores, testeos y exámenes y todo lo que se necesita para satisfacer las necesidades constantes y urgentes de los pueblos.

Consideramos esencial garantizar los derechos de los trabajadores, desempleados y subempleados, de los estratos sociales más pobres, como un gesto humano y solidario que, al mismo tiempo, asegura el mantenimiento básico de la actividad económica. El pago de salarios debe garantizarse, al igual que una renta mínima para todos los trabajadores informales. No son ellos quienes deben pagar la crisis. Con este fin, las políticas de austeridad fiscal deben revertirse, y el Estado debe asumir responsabilidades extraordinarias para mantener la actividad económica, incluida la garantía de la contribución de los sistemas bancarios financieros a este fin.

Es necesario de una vez terminar con el bloqueo y otras medidas coercitivas unilaterales contra Cuba y Venezuela, y con las acciones en contra de Nicaragua, cuyo carácter insolidario, discriminatorio e injusto resalta aún más en medio de esta crítica situación. En tal sentido valoramos las palabras del Presidente de Argentina, Alberto Fernández quien, además de adoptar un conjunto de medidas adecuadas en la emergencia, se ha pronunciado dignamente al respecto.

Es preciso y urgente condonar de manera definitiva las deudas externas de nuestros países con el FMI y la banca internacional usurera.

Enviamos nuestro más sincero agradecimiento a los médicos y enfermeros, al personal de los hospitales, de las unidades de salud que están luchando enfrentando grandes dificultades. Expresamos nuestra solidaridad a todos los afectados por la pandemia del CoVID-19 y les deseamos una recuperación pronta de la enfermedad.

Saludamos a los países que están llevando a cabo acciones de solidaridad con los países más afectados, como por ejemplo el envío de materiales de protección, ventiladores y profesionales de salud, como China, Cuba y Rusia, lo que contrasta con las acciones de los EE.UU. y la OTAN que persisten en desplegar tropas, como hicieron recientemente en varios países de Europa, sosteniendo ingentes presupuestos militares que se niegan a la salud y el bienestar social.

Luchamos por transformaciones profundas que vendrán de la mano de la unión de los trabajadores y los pueblos. Nos posicionamos con responsabilidad y con sentido de Humanidad. ¡Estamos presentes en la lucha para tomar medidas inmediatas para proteger la salud y salvaguardar los derechos de todos los pueblos en todos los rincones del planeta!

Partido Comunista de la Argentina.
Partido Comunista de Bolivia.
Partido Comunista do Brasil.
Partido Comunista Brasileño.
Partido Comunista Colombiano.
Partido Comunista de Chile.
Partido Comunista del Ecuador.
Partido Comunista de Paraguay.
Partido Comunista Peruano.
Partido Comunista del Perú – Patria Roja.
Partido Comunista de Uruguay.
Partido Comunista de Venezuela.

El comentario:

Que los Partidos Comunistas se hayan puesto de acuerdo para un comunicado conjunto me parece un hecho positivo, promisorio, principio quieren las cosas.

Me siento comunista, y no reniego de ello, ahora esto que es un compendio de buenas intenciones, en un mundo en plena crisis de la predominancia del modo de producción capitalista, donde el libre comercio hoy es comandado por China y su entorno gobernada por el Partido Comunista y hacia donde se desplaza el centro del capitalismo en el mundo, siento que no me representa.

Y porque además siguen pensando en el socialismo, país por país, amurallados en el aparato del Estado (Trump lo hace desde la derecha), mientras los países siguen aumentando sus deudas sin solución de continuidad, y la derecha jugada al envilecimiento de los signos monetarios, mientras ellos se manejan en «moneda fuerte».

Es que Marx, Engels, Lenin, (los más destacados), escribieron lo que escribieron y analizaron lo que analizaron, para que quienes hoy se dicen comunistas sigan reivindicando como única salida hacerse con el aparato del Estado para organizar la producción a través de él, cuando en el mundo ya se está en condiciones de medidas que cambien radicalmente la situación y ayuden a la predominancia del modo de producción capitalista a morir en paz.

Como por ejemplo la de una moneda única y universal, y la de sistemas impositivos basados en la circulación del dinero, dando muerte a los paraísos fiscales, y a los sistemas impositivos basados en el consumo, los salarios y las pensiones.

Mucho se ha hecho desde el aparato del Estado y mucho seguramente se hará aún, pero señalarlo como el objetivo prioritario de los comunistas para el cambio que hoy la humanidad necesita, no está en consonancia con las enseñanzas de los maestros, que además se confirman día a día como por ejemplo la idea del superimperialismo que combatió Lenin frente a los planteos de Kausky.

Los partidos comunistas deberían tener un rol a cumplir que no es este que se señala en la declaración, sino tratando de abrir un debate que permita a la humanidad alumbrar un programa que organice la voluntad política necesaria frente a esta crisis.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 31 de Marzo de 2020.

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[:es]El programa.[:]

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El programa1.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Óscar Alberto Bottinelli.El desafío: esto es lo que entre otras cosas dice Oscar Bottinelli analizando la derrota del Frente Amplio de Uruguay en las últimas elecciones:

«Entonces ¿Cómo perdió? La derrota de Mauricio Macri (Argentina) se explica en 30 segundos, sin embargo ¿cómo explica el FA su derrota? Esta derrota obliga a reflexionar y a muchos estudios, porque son muchos años los que hay que explorar.

No hemos visto al FA analizar esto, contestarse a sí mismo esta pregunta ¿Cómo es que se perdió? La explicación de “no supimos comunicar los logros” es considerar que la población es “idiota”, recibe beneficios y no los ve. Si recibe beneficios, los ve y no vota, por algo es. Hay que respetar a la gente y considerar que la gente sabe lo que hace.

Hay cuestiones que explican que gente que recibió beneficios, que vive mejor, sin embargo no votó al FA. Lo más preocupante en el FA, es que deje sin análisis la derrota y espere que la recuperación se produzca solo por errores del que está enfrente. En países donde hay partidos de derecha o de izquierda, donde esto sucedió, les va bien, vuelven a ganar pero ganan sin saber para qué y esto lleva a la desilusión de la sociedad. Si se gana y no se sabe para qué, no se le responde a la sociedad. Lo primero es un análisis de lo que se hizo y por qué pasó lo que pasó, y no reducirlo a quién puede ganar una Intendencia».

Mi comentario:

Uds. saben lo que pienso lo he desarrollado ya en cientos de notas y columnas. El programa del Frente se agotó, es necesario entender el mundo de hoy y hacia dónde va, y para ello se necesita avanzar en un programa, que tiene dos herramientas centrales: la moneda y los impuestos, y ante la pregunta:

¿Con qué medidas se avanzaría?

Creo que esta es la pregunta. Si volvemos a escuchar el discurso de Mujica en la ONU (setiembre 2013), habla de la moneda y de los impuestos, pero a la vez no avanza sobre el camino para aplicarlos, lo de él es una exhortación. He escuchado la crítica: «Mujica dice una cosa en la ONU y hace otra en el país». Cada punto de programa tiene que definirse como aplicarlo.

Lo que ha hecho el Frente en materia programática es lo que podía hacer; podía haber sido más prolijo y no cometer errores y horrores en la gestión sí. Los que critican lo realizado no definen como hacer para lo que proponen y las mayorías son planteos estatistas, que hoy no se pueden aplicar. Se pudo abrir la investigación sobre los negocios con Venezuela que poco o nada beneficiaron al Frente y si a algunos que no tienen nada de frentistas. Se pudo abrir la negociación con UPM, pero es un tema complejo y el país necesitaba la inversión, como muchas de las que se han hecho en el campo, muchas de las cuales contaminan más que la papelera.

Vencer el secretismo empresarial en el capitalismo no es un objetivo lograble en el marco nacional, es parte de la transformación en la dirección de los organismos financieros internacionales que la humanidad necesita, si la transparencia y el control sobre la gestión gubernamental, que en el Uruguay han existido, con altibajos, pero han existido y existen.

El mundo necesita que se encare el problema monetario y el impositivo. Hay dos responsables principales: el FMI y el Banco Mundial.

El programa que hoy se necesita tiene un escenario global. El Frente con lo que aplicado sobre la moneda y los impuestos, no hizo menos ricos a los ricos y ni redistribuyó riquezas, fue más justo en lo tremendamente injusto que es el sistema impositivo que se aplicó en el país y no digo que se pueda aplicar otro sin atacar con aliados a los centros que son el FMI y el BM., quedaríamos fuera del circuito financiero internacional y eso en economía es una pena casi que de muerte, por ahora y hasta que los pueblos tengan fuerzas para cambiarlo.

Porque Mujica se calló, ¿lo amedrentaron con que el país iba a quedar aislado como hicieron por ejemplo con Venezuela? No lo sé, pero ese es el camino que deben transitar las organizaciones políticas del Frente Amplio y las organizaciones sindicales con sus hermanas en el mundo.

Mujica talenteó bien en la ONU, pero no tiene cultura de Partido como la tenía Rodney Arismendi por ejemplo, y luego se llamó a silencio.

La crisis de la predominancia del modo de producción capitalista es irreversible y necesita de una respuesta programática que tiene dos herramientas centrales: la moneda y los impuestos.

Son las herramientas que no menciona en sus análisis la izquierda hoy mayoritaria en el mundo de formación stalinista que aboga por las estatizaciones, que siempre fueron una solución coyuntural para aliviar la explotación social y donde mejor se aplicaron y se aplican es en la enseñanza y en la salud. La necesaria socialización de la economía no pasa por las estatizaciones.

Es por lo tanto lógico que surja la pregunta: ¿y entonces como hacer?

En nuestro país un ejemplo ha sido la obra política, económica y social de José Batlle y Ordoñez, que correspondió a la etapa de pleno desarrollo del capitalismo en el Uruguay y en el mundo, hoy es ya otra la situación y son imperiosas las medidas a nivel ecuménico.

Como por ejemplo la toma del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, que reorganice y democratice la economía mundial.

Insistimos esto no es el fin del capitalismo si el fin de su predominancia como ha ocurrido por ejemplo con el modo de producción anterior en la historia.

La idea de la confrontación de modos de producción por la predominancia es ajena a lo que desarrollaron Marx, Engels, Lenin, los más destacados y con aportes en una infinidad de textos, que hoy es necesario leer y estudiar, no como una expresión de fe sino para entender en qué mundo vivimos y cuáles son las herramientas para transformarlo.

Se me podría decir: estás proponiendo una utopía. No, si se conjuntan las voluntades como ayer –8 de marzo– por ejemplo se conjuntaron en las expresiones masivas por el Día Internacional de la Mujer, que expresan avances en la consciencia colectiva y abren el camino para avances programáticos.

La dificultad radica en que la izquierda en el mundo piensa en la propiedad productiva como centro de la explotación capitalista y su sustitución por el Estado, sin comprender que la gobernanza de la economía mundial ya no radica en los Estados. Y se plantea, esto si un imposible: que vuelva a los Estados.

Es partir de la democratización de la gobernanza global hoy existente, dando muerte a los paraísos fiscales, que se podrá organizar la producción de tal manera en beneficio de la humanidad que unidades más pequeñas de producción y las propias cooperativas podrán formar parte de un plan global incentivando la rentabilidad y la eficiencia.

Sin embargo la propiedad de los medios de producción y cambio, merecerá notas posteriores, particularmente por la complejidad actual en que se mueven el mundo de la tecnología y de los accesoramientos, que ya comienza a llamarse con reglas propias: «accesocracia».

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 9 de Marzo de 2020.


Nota:

1Mientras redactábamos esta columna han comenzado a llegar noticias del desplome de monedas nacionales y de las más importantes bolsas de valores. Se habla como detonante el coronavirus, pero acá más que detonante convendría escribir sobre cómo está armada la bomba, y en esto nadie puede quitar responsabilidad a los organismos rectores de la economía mundial y a su errática política.

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[:es]Una columna con tres capítulos.[:]

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Una columna con tres capítulos.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Entre otras cosas porque como analiza el Ing. Juan Grompone1, parece como que los acontecimientos estuvieran pasando más rápido. Tenemos entonces EE.UU., Chile y España.

EE.UU.:

No es solo una elección presidencial, es el tomar posición de un sector de enorme importancia en el mundo sobre lo que en él está ocurriendo.

Todo indicaría que luego de un período de estancamiento del crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI), que ahora es crecimiento con la política de cerramiento de la economía de Trump, podría darle a este la posibilidad de reelección.

Son un conjunto de contradicciones explosivas. Trump abandona un accionar económico en el mundo liderando el libre comercio por parte de EE.UU. que le dio identidad económica y acción imperial, luego de la segunda guerra mundial.

A su vez cerrando los muros, se vuelca a un neoliberalismo interno (salud, enseñanza, vivienda, condiciones de trabajo), que amenaza reabrir en el país todas las más graves heridas de la explotación capitalista. (1° de mayo, 8 de marzo… Sacco y Vanzetti).

El discurso «socialista» de Bernie Sanders va dirigido a eso, no a cuestionar el modo de producción capitalista, no hay ninguna mención al manejo monetario ni a la base filosófica del sistema impositivo si bien se pretende gravar más a esto que a los trabajadores, cuando todos sabemos que el burgués2 descarga el costo del impuesto en la propia mercancía, lo que en el caso de la economía de EE.UU. significaría menos posibilidades de competencia en el mercado mundial, y vuelta entonces al círculo vicioso.

Sin embargo un triunfo de Sanders como lo fue el de Obama en su momento significaría un enorme acontecimiento en todo el mundo, para el que la izquierda, me atrevería a decir, no tiene un programa preparado pero que la obligaría a avanzar en su concreción.

Las dos guerras mundiales llevaron el centro del capitalismo del Reino Unido a EE.UU. en la izquierda era el derrumbe de la teoría del super imperialismo de Kautsky y la demostración de la corrección de las previsiones de Lenin, de que el gobierno de la economía mundial iba a pasar en pugna a manos de los complejos empresariales multinacionales.

Hoy Trump comanda el amurallamiento de su economía y el liderazgo del libre comercio en el mundo pasa a manos de China y su entorno gobernada por el Partido Comunista.

La estrategia de Trump está clara, es de corto alcance, y luego Dios proveerá. Sanders se limita a las reivindicaciones y no tiene programa para el mundo a no ser que con su «socialismo» piense en reactivar la economía.

En la «democracia» de EE.UU. por lo general vota poca gente, pero… estos tiempos prometen que habrá una mayor participación y en ese caso no habría que descartar un triunfo inesperado para el mundo de Bernie Sanders.

La izquierda en el mundo debe prepararse para ello y nada mejor que proponer un buen programa.

Chile:

Y al final el día llegará:

Confieso, me emocioné al leer la crónica de lo ocurrido en el Festival de Viña del Mar, no con la oficial que puso el centro en hechos de violencia y atentados que tuvieron la mano de los «servicios» como suele ocurrir lamentablemente muchas veces en nuestras comarcas.

Y soñé, trasladando a lo que va a ser la humanidad el día en que todos nos dispongamos a dar vuelta la política del Fondo Monetario Internacional, y del Banco Mundial, los principales, para que la humanidad superada esta etapa comience una nueva.

Hasta ahora sabemos lo que no queremos pero difícilmente se asuma la iniciativa para poner al servicio de la humanidad lo que la creatividad ha desarrollado.

Los jóvenes chilenos han mostrado un camino y hay que atreverse a recorrerlo, no sé si lo veré, los años no pasan en vano para cada uno de los seres humanos, si seguro estoy que ese camino se recorrerá.

Viña del Mar parte final de una crónica:

«Siempre el Festival de Viña del Mar ha sido, hasta el lunes 24 de febrero de 2020, un bastión absoluto de la derecha, de la reacción, del fascismo puro. Ha sido el bastión de propaganda absoluta y sin ninguna oposición del facherío, de la burguesía. Hasta el año pasado el locutor Martín Cárcamo se atrevió a pedir democracia para Venezuela. Claro que esta vez no pidió lo mismo para Chile. El doble estándar es abismante.

Todo esto se fue al carajo este último festival. Tanto ha sido el dolor para la derecha, que el Senador y niño símbolo de la corrupción, el del raspado de olla, el talibán fundamentalista de Iván Moreira ha hecho escándalo de proporciones porque la izquierda se ha tomado el Festival de Viña. No puede entender que después de toda la campaña en contra de Mon Laferte, de llamarla a funar, de realizar campaña para que no compren entradas para ver a las tres mujeres artistas, valientes y talentosas y con olor a comunistas de ese día. Claro, la palabra cultura y rebeldía no está en el léxico de la derecha. Aun así después de toda esa propaganda del terror igual la Quinta Vergara se llenó de juventud rebelde y valiente. Habían prohibido los cánticos, las pancartas. Habían prohíbo pensar y actuar. Pero aun así los jóvenes, con su natural rebeldía y osadía igual mostraron sus carteles y cantaron a rabiar. Lo demás todos lo vieron en la televisión, no pudieron silenciar a casi 20 mil almas demostrando su rabia.

Siempre habrá un antes y un después de este día hermoso, porque ya la Quinta Vergara no es su bastión exclusivo.

Podemos decir con orgullo: Y también nosotros estuvimos ahí ese día».

Un pueblo unido jamás será vencido.

España:

El gobierno español está analizando la aplicación de la Tasa Tobin.

La noticia en si es importante, pero más importante es el debate que genera.

En Argentina por ejemplo no hablan de Tasa Tobin, pero sí de impuestos a los dueños de la producción.

Los anuncios son más efectistas que prácticos. El burgués3 siempre va a descargar los impuestos sobre la mercancía, y cuando no le sea rentable se va o se dedica a otra cosa. O propenderá a concretar golpes de Estado.

¿Entonces no es posible aplicar este tipo de impuestos?

La responsabilidad no es de los gobiernos sino de los organismos financieros internacionales (FMI., BM.), que así como imponen los ajustes fiscales a los gobiernos nacionales, deben imponer la muerte de los paraísos fiscales y que ninguna transacción con dinero sea válida sino está debidamente registrada donde la sociedad democráticamente lo determine.

España participa de una moneda única en gran parte de Europa, fue un avance del que se beneficiaron, y en particular las economías más fuertes, hay que ir al planteo de una moneda única y universal.

Para países como Argentina esto es decisivo, porque el ajuste se hace todos los días con la cotización de la moneda nacional con respecto al dólar.

Lo bueno: abre el debate.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 2 de
Marzo de 2020.


Notas:

1 Estamos leyendo su último libro «Marx hoy» en la que hace una valoración sobre Lenin con la cual discrepamos.

2, 3 Es una forma de definir más gráficamente el modo de producción predominante, aún sabiendo la carga peyorativa que la palabra «burgués» pueda hoy significar.

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[:es]EE.UU. en elecciones presidenciales.[:]

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EE.UU. en elecciones presidenciales.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

2020 presidential election.No es solo una elección presidencial, es el tomar posición de un sector de enorme importancia en el mundo sobre lo que en él está ocurriendo.

Todo indicaría que luego de un período de estancamiento del crecimiento del Producto Bruto Interno, que ahora es crecimiento con la política de cerramiento de la economía de Trump, podría darle a este la posibilidad de reelección.

Son un conjunto de contradicciones explosivas. Trump abandona un accionar económico en el mundo liderando el libre comercio por parte de EE.UU. que le dio identidad económica luego de la segunda guerra mundial.

A su vez cerrando los muros, se vuelca a un liberalismo interno (salud, enseñanza, vivienda, condiciones de trabajo), que amenaza reabrir en el país todas las más graves heridas de la explotación capitalista.

El discurso «socialista» de Bernie Sanders va dirigido a eso, no a cuestionar el modo de producción capitalista, no hay ninguna mención al manejo monetario ni a la base filosófica del sistema impositivo si bien se pretende gravar más a esto que a los trabajadores, cuando todos sabemos que el burgués descarga el costo del impuesto en la propia mercancía, lo que en el caso de la economía de EE.UU. significaría menos posibilidades de competencia en el mercado mundial, y vuelta entonces al círculo vicioso.

Sin embargo un triunfo de Sanders como lo fue el de Obama en su momento significaría un enorme acontecimiento en todo el mundo, para el que la izquierda, me atrevería a decir, no tiene un programa preparado pero que la obligaría a avanzar en su concreción.

Las dos guerras mundiales llevaron el centro del capitalismo del Reino Unido a EE.UU. en la izquierda era el derrumbe de la teoría del super imperialismo de Kausky y la demostración de la corrección de las previsiones de Lenin, de que el gobierno de la economía mundial iba a pasar en pugna a manos de los complejos empresariales multinacionales.

Hoy Trump comanda el amurallamiento de su economía y el liderazgo del libre comercio en el mundo pasa a manos de China y su entorno gobernada por el Partido Comunista.

La estrategia de Trump está clara, es de corto alcance, y luego Dios proveerá. Sanders se limita a las reivindicaciones y no tiene programa para el mundo a no ser que con su «socialismo» piense en reactivar la economía.

En la «democracia» de EE.UU. por lo general vota poca gente, pero… estos tiempos prometen que habrá una mayor participación y en ese caso no habría que descartar un triunfo inesperado para el mundo de Bernie Sanders.

La izquierda en el mundo debe prepararse para ello y nada mejor que proponer un buen programa.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 29 de Febrero de 2020.

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[:es]Declaración con puntas.[:]

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Declaración con puntas.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Richard Hayden Black.Reproduzco estas declaraciones que se han difundido del senador republicano (EE.UU) Richard Black que no he podido chequear totalmente su veracidad o su desmentido1.

Que esta poderosa nación del norte ya no sea en el mundo la líder del libre comercio, si bien no se hacen sobre ello valoraciones, en lo personal entiendo es uno de los acontecimientos económicos del mundo actual que trae con ello de seguro, importantes transformaciones, y rica en pronunciamientos desde los más variados orígenes.

Richard Black, senador republicano por el estado de Virginia, Coronel retirado del ejército de EEUU y ex funcionario de la OTAN, declaró que tienen que terminarse las operaciones de cambio de régimen que ha emprendido Estados Unidos contra Venezuela y también en otros países del continente americano, y las sanciones que están provocando «sufrimientos inimaginables» a mucha gente, deben ser derogadas.

Estados Unidos ha «satanizado» la moneda venezolana, haciéndola «inservible», y luego decimos: «Miren qué mal gobierno es éste, su moneda no vale nada». Y no fueron ellos los que la hicieron inservible, sino que «nosotros hicimos que no valiera nada», argumentó Black.

«Luego, tenemos un bloqueo, de hecho, a sus exportaciones petroleras… y entonces decimos: “Pero fíjense, no pueden dar de comer a su población”. Y ¿saben qué?, no pueden dar de comer a su población porque nosotros hemos cortado toda su fuente de ingresos».

«Nosotros (EEUU) sencillamente tenemos que dejar tranquila a Venezuela. Déjenlos ser. Déjenlos ocuparse de su gobierno. Creo que eso sería mejor para el mundo entero… No es mi gobierno, y no soy yo, o algún estadounidense, quien deba determinar cómo van a ocuparse los venezolanos de sus asuntos internos», señaló Black.

Ah, pero entonces «vamos de nuevo, y nos involucramos en Bolivia», y «seleccionamos a un candidato escogido por nosotros…». «Hubiese sido mucho mejor que los bolivianos decidieran ellos mismos, su situación», declaró Black.

«El problema con toda esta desestabilización, donde se derrocan gobiernos, uno tras otro, es que se exacerban los enredos migratorios y los problemas con los carteles de las drogas. Y hace que esa desestabilización en Latino América cree las condiciones para la enorme y descontrolada migración hacia los Estados Unidos, a través de su frontera sur», señaló.

«Yo creo que si dejamos de micro gestionar la región y dejamos que su población pruebe con la forma de gobierno que ellos quieran, nosotros estaríamos mucho mejor. Creo que Latino América sería mucho más próspera y mucho más estable, y así se eliminarían muchas de las presiones qué hay sobre Estados Unidos», terminó diciendo el senador Black.

Comentarios:

Alguien me comentó: lo de Venezuela es culpa de Maduro. Otro amigo, que es reconocer hechos reales que están sucediendo y son la causa del agravamiento de la crisis en estos países.

Sin embargo en lo personal creo que tienen aún un valor mayor. Lo de Trump es un repliegue oportunista de lo que fue un sector de la oligarquía imperialista hacia un capitalismo de Estado, sin tener el aparato político propio suficiente para poder bancarlo por mucho tiempo, y sin que el Estado pueda resolver los problemas de la gente.

Tal vez el ejemplo más notorio y duradero de capitalismo de Estado, ha sido en la historia el encabezado por Stalin y la Unión Soviética, que no terminó en una tragedia aún mayor por el rol cumplido –muy cuestionado en la izquierda– de Gorbachov.

Ese capitalismo trágico en múltiples aspectos –desarrollo y represión– pudo llevarse a cabo porque nació de la revolución social más profunda que ha conocido la historia.

Se podría decir que a Lenin no le dieron las fuerzas para poder abordar el ensamble de la revolución con una realidad mundial que necesitaba un programa para ello. Las famosas 21 condiciones2 en definitiva sirvieron para dividir a la izquierda porque su programa no lograba la unidad de objetivos que era necesario.

La preocupación de Lenin reflejada en una enorme cantidad de textos era sobre sus dos principales dirigentes con gran capacidad ideológica, tanto Trotsky como Bujarin. Su principal organizador había fallecido de tifus en 1921 (Svedrov) que motivó la llegada a la dirección del aparato partidario de una figura que resultaría nefasta en la historia de la revolución como lo fue Stalin, al que intentó separar de las tareas de dirección y fue derrotado con las consecuencias ya conocidas. La opinión de Lenin permaneció oculta y se conoció 30 años después.

Esto es tan así, que la izquierda en el mundo aún hoy es incapaz de elaborar un programa que vaya más allá de la estatización de la economía o con algunos atenuantes a los que se llama erróneamente socialismo, pero que en esencia es lo mismo: el control del aparato del Estado cuando el desarrollo económico de la humanidad ya superó largamente las fronteras de los Estados como lo vaticinara Lenin en «El imperialismo fase superior del capitalismo» (1916).

Lo que está diciendo Richard Black es que aquellas personas que han hecho tareas para la derecha en el mundo, y no son guerreristas o no son criminales de guerra sienten la necesidad de una salida que hoy no se las brinda nadie.

Vamos entonces a lo que en determinado momento sostenía Marx, el programa de la izquierda deberá convertirse en el programa de toda la Humanidad.

Hoy la izquierda no está a la altura de esa necesidad y nuestra tarea es abrir el debate para que se pueda llegar a ello, pues los elementos ideológicos para poder hacerlo ya existen.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 3 de Febrero de 2020.


Notas:

1Las fuentes de información han sido varias, pero en estas cosas la seguridad solo la da el que se supone es el propio autor de las mismas.

2Las 21 condiciones eran la base programática en el mundo para constituirse en Partido Comunista y adherir a la Tercera Internacional.

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[:es]Organización, método, partido.[:]

[:es]

Organización, método, partido.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Partido político. Dirección.Las organizaciones que se proponen objetivos revolucionarios parecen a falta de un análisis profundo todas iguales.

Sin embargo, primero es necesario saber cuáles son efectivamente esos objetivos revolucionarios y luego determinar los medios y los caminos para llegar a ellos.

Los hay en la sociedad quienes niegan que sea necesario llegar a definir esos objetivos. Niegan la sociedad de clases, y aseguran que la democracia por si sola garantiza la superación de quienes se lo propongan.

Sin embargo, la sociedad indica otra realidad y el mundo está hoy gobernado no por los Estados sino por las direcciones de los complejos empresariales multinacionales, que gobernando la economía con el monitoreo del FMI y del Banco Mundial se establecen aún en pugna entre sí, como lo determina la esencia del propio capitalismo, en la dirección de la sociedad.

A esto se llega en una historia donde los modos de producción se han ido sucediendo a través de procesos sociales que lo han marcado, y con la característica de que cada uno de esos modos de producción nace, se desarrolla, y luego declina perdiendo en primer lugar su predominancia, que es lo que va a suceder y ya sucede con el modo de producción capitalista.

Quienes pretendan construir una organización revolucionaria que no entiendan esto, está condenada irremediablemente al fracaso. Salvo que se pueda demostrar que no es así, posibilidad que toda ciencia siempre deja abierta.

Hay procesos que parecieron desafiar esta idea: la revolución cubana por ejemplo en su momento. Jóvenes cubanos deseosos de otro destino para su país convertido en un garito e inda mais, para las clases adineradas de EE.UU. y en el lugar de padecimientos de millones de cubanos, se lanzaron tras la idea de una revolución liberadora de la sociedad y la construcción de una más justa.

Sin duda que en esa sociedad aún dentro de la explotación capitalista existía la posibilidad de reivindicaciones que hicieran mejor la vida de la gente, como ocurre cada vez más limitadamente en todos los países por los efectos de una crisis en la predominancia del sistema que se agudiza.

Esto sin dejar de reconocer que la vitalidad actual del capitalismo reside en que el libre comercio está comandado por China y su entorno, lo cual no deja de ser una enorme y explosiva contradicción.

Las fuerzas militares del país más poderoso militarmente de la tierra, monitorearon la situación y llegaron a la conclusión de que no sería nada malo para sus intereses que el Sargento Batista que presidía Cuba y cuyas actitudes apenas toleraban dejara su lugar a un movimiento, que le iba a dar otra cara a Cuba ante el mundo, con la esperanza de que no tocaran la pirámide de privilegios, y desahogara el espíritu de justicia de una juventud con antecedentes reivindicativos.

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida y en las narices mismas del Imperio los cubanos comandados por Fidel, jaqueados por las presiones yanquis para que la justicia no afectara los intereses de sus inversores explotadores, recurrieron a la Unión Soviética para mantener el proceso de cambios que para su progreso impusieron a esa nación.

Cuba tenía además una rica tradición de militancia comunista, e incluso cuando la derrota de Lenin en 1924, desarrolló junto con Chile una fuerte tradición de izquierda no stalinista.

Ahora hacer lo mismo que en Cuba –llegar al poder revolucionario a través de la guerrilla– parecía algo posible. Algo también percibido por los organismos de inteligencia de EE.UU. que lo tuvieron en cuenta para su plan Cóndor jugando así con la táctica del aborto y sus dos brazos, infiltrar las guerrillas e iniciar una depuración fascista en las fuerzas armada que preocupaba por la cantidad de altos oficiales que habían intentado cambiar la historia.

Cuba y Nicaragua habían construido un nuevo ejército. Venezuela de la mano de Hugo Chávez había logrado alinear a las fuerzas armadas con los principios bolivarianos. En todos los ejércitos les preocupaba los sentimientos de justicia social que pretendían ahogar en lo que ellos llamaban el combate al comunismo, aunque les quedaba más cómodo la represión de la guerrilla pues partían de la lucha ejército contra ejército y no reprimir principios de justicia social arraigados en los pueblos y sin duda que también en los soldados y en los propios oficiales de extracción popular.

La derrota de Lenin en 1924, recordemos que sus análisis de esa época precisa se conocieron 30 años después, significó un enorme retroceso particularmente en las propias estructuras de las organizaciones que se reivindicaron revolucionarias de ahí en adelante.

Pensar que las ideas, el programa deben pasar por estructuras orgánicas para luego determinar su valor, va a contrapelo de lo que pensaron e hicieron los más grandes pensadores del pensamiento revolucionario.

Sin embargo hoy es muy común diría que normal, que un actor responsable a un determinado nivel, consultado sobre la vigencia o no de determinadas ideas y la forma en que su organización las lleva adelante, no se le ocurra decir otra cosa que él los problemas ideológicos los discute primero internamente.

Que es de alguna manera como se expresa la confusión –a nuestro modo de ver mal intencionada– entre centralismo democrático y centralismo burocrático. Como la idea de Partido Único, ajena al pensamiento de Marx, Engels y Lenin, que defendieron en todos los terrenos el libre intercambio de las ideas. Única base posible para superar al capitalismo y construir una sociedad socialista.

Las ideas son libres y se las debe respetar y emitir siempre que ello sea necesario, lo que no son libres son las medidas administrativas porque ellas implican nivel de decisiones que cada vez van a ser más eficientes en la medida que las ideas provengan de un marco en la sociedad de la libertad que defendemos.

A quién se le ocurriría hoy catalogar la importancia en el mundo de las ciencias de un avance en función de los organismos por los cuales ha pasado. Sin embargo el stalinismo pretendió hacerlo en el llamado campo socialista, y todos recordamos experiencias dolorosas en varios terrenos del conocimiento humano, tanto artístico como científico.

Todos tenemos sabido que en la lucha de clases la derecha entre sus estrategias, en particular de inteligencia (tampoco negamos que en la izquierda no fuera también parte de una estrategia), uno de los objetivos es infiltrarse e impulsar acciones que a la larga desarticulen la eficiencia social del movimiento infiltrado.

En América hay una vasta experiencia en ello. Muchas de esas experiencias tal vez las conozcan con más detalles las futuras generaciones pues aún permanecen en la reserva de los Estados, particularmente de los que ejercieron el imperialismo y hoy desarrollan «servicios» con los complejos empresariales multinacionales.

Es aquí donde surge una diferencia fundamental. La infiltración en movimientos guerrilleros siempre tiene como objetivo promover acciones que con su aborto desalienten la lucha por las reivindicaciones sociales, además del fichaje. En los sindicatos y en las organizaciones de masa ya les es más difícil porque cada una de las acciones está sometida a un proceso de análisis y de resolución para el cual es fundamental la democracia interna, que no existe cuando de determinar una acción guerrillera se trata, pero aquí si ocupa el primer lugar el fichaje.

La izquierda esto no lo tiene asimilado, como no tiene asimilado en que etapa estamos del desarrollo económico de la sociedad. Su preocupación son los cargos y los nombres para esos cargos, lo vemos, es una realidad en todo el planeta.

Cuando comience a ser más importante el programa entonces si podremos decir que estamos en la antesala de cambios fundamentales para la vida humana.

Mujica llegado al gobierno, como representante de una izquierda abierta al debate y al análisis, –eso era en su fundación el Frente Amplio– insinuó en la ONU (Septiembre del 2013) un programa. Nunca en ese estrado se había llegado a ese nivel, era un planteo comunista, antes recordamos la intervención formidable de Salvador Allende defendiendo para su pueblo la nacionalización del cobre, Mujica estaba diciendo lo que pensaba en ese momento, e insinuaba medidas que son si se quiere de sentido común, sobre la moneda y el sistema impositivo.

Sin embargo la tarea de hacer debatir ese programa estuvo y está ausente, por eso lo que ahora se debate sobre los cargos parece de un retroceso inadmisible como si de un golpe –como el que se dio en 1924– se perdiera toda la esencia de la política revolucionaria.

Ese es el objetivo, desde la humildad de nuestros conocimientos, lo que nos proponemos en cada una de estas notas, volver a la política revolucionaria, que siempre tiene expresión en un programa, que a su vez lo consideramos esencial para que la humanidad pueda superar en las mejores condiciones esta etapa de su historia.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 22 de Enero de 2020.

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[:es]Revolucionario, comunista.[:]

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Revolucionario, comunista.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Luz Charito Estefanell. Libro «Gracias a ellas». Portada.En este periodo estival me hecho el propósito de leer un libro formidable de Luz Charito Estefanell «Gracias a ellas» de la editorial Letraeñe, son un compendio de cartas en el seno de una familia entrañable de mí querido Paysandú: la familia Estefanell-Guidali. Lo recomiendo con cariño y respeto.

Ahí en cada una de las cartas está contenida gran parte de la historia de las vicisitudes de nuestra juventud y de nuestra formación como seres humanos.

En cierto sentido de la tragedia que vivimos y de cómo impactaron en el seno de la sociedad los acontecimientos que en convulsión atravesaban el mundo.

También me ha ayudado a entender como la formación política batllista (de don Pepe) de mi padre –humilde carpintero apenas con tercer año escolar– me hizo valorar con los años y los golpes, que la militancia revolucionaria no se definía en un enfrentamiento bélico sino en la lucha de ideas, que la lucha de clases nutría. Cada uno de los acontecimientos de aquella época los vivimos con intensidad, entre ellos por ejemplo el fenómeno del peronismo, que llegaba a través de las radios a Paysandú. Los sectores conservadores hacían campaña contra Perón a lo que mi padre, que diferenciaba con claridad a éste de don Pepe, señalaba sin embargo que la resistencia provenía de que decía que debía haber menos pobres aunque para ello fuera necesario que hubiera menos ricos.

Es cierto. Son múltiples factores que coadyuvan, para que se plasme determinada realidad, desde la organización de una cooperativa en el seno de una clase escolar, con una maestra (Maestra Maruja Sommer de Pérez) preocupada por el desarrollo integral de sus alumnos, al profesor del liceo (Profesor Carlos Estefanell) que nos dice del valor que tiene un periódico estudiantil, y nuestros primeras pasos en la actividad gremial. Son miles de grandes pequeños hechos, y de seres humanos constructores de esa realidad.

Es en esa realidad que cayó el impacto de la revolución cubana, las cartas –las vivencias– que en este libro se reflejan en toda su intensidad. La síntesis que hizo un sector muy importante de la juventud que insistía, que sentía, que le urgía, como un imperativo el pronunciarse por la justicia social en una sociedad que la había sentido como propia en la obra de Batlle y Ordoñez, que ahora veía que se desvanecía a la vez que sentía a los revolucionarios cubanos como un ejemplo a seguir.

Nadie podía imaginar que el juicio que hace Batlle frente a la muerte de Lenin, hubiera tenido el valor universal que tuvo y que se ha pretendido ocultar. Los «batllistas» actuales no lo reivindican.

En nuestros años juveniles era más sencilla la prueba del coraje, que la del conocimiento profundo de los temas. Lenin, que atravesó en su vida esos desafíos, emprendió el camino de lo que ha mostrado ser la forma más avanzada de hacer política revolucionaria, donde cada punto programático y cada acción tiene el sustento del desarrollo de las ideas, sus múltiples textos sobre cada uno de los temas son la documentación más palpable.

Se asesinó con los bolcheviques después de 1924 una forma de hacer política, organizada y en función de analizar en la práctica y en la teoría, todos los hechos sociales. Con el agravante además que quienes fueron sus asesinos quisieron reivindicar una organización social revolucionaria sobre la base de toda la actividad económica en manos del Estado y el ahogo de la democracia política interna y externa.

No se ha repetido en la historia aún un Partido como el de Lenin, con ese nivel de democracia interna, con capacidad para analizar pública y profundamente la ejecución de cada uno de sus puntos programáticos.

Quienes idearon desde los servicios de inteligencia del país con mayor desarrollo capitalista del mundo, EE.UU., la táctica del aborto, que algunos cretinos útiles a su vez bautizaron como la teoría de los dos demonios, utilizaron su propia derrota con la revolución cubana para hacer de ella el trampolín para esa táctica, sus frutos amargos para la sociedad.

La táctica del aborto consiste en infiltrar y alentar movimientos guerrilleros (motivos para su existencia hay a montones) con el objetivo de hacer estéril la organización social y política de las masas, a la vez que depurar de elementos democráticos y sensibles a los sentimientos populares en las filas de las propias fuerzas armadas. Uruguay es un ejemplo de cómo ello se llevó a la práctica, e incluso de cómo líderes guerrilleros se transforman luego en líderes sociales, hasta llegar a hacer planteos políticos avanzados como los que hizo José Mujica en la ONU (septiembre 2013), desde la propia Presidencia de la República, aunque luego no vuelva a ellos.

Claro está que hoy, a esas fuerzas fascistas les es más difícil hacerlo, aunque actúan con mayor criminalidad porque EE.UU. ha entrado en un proceso de crisis del que difícilmente salga. Obama pareció cambiar esta realidad, pero pronto se ahogó su programa. No pudo afrontar los desafíos. Sin embargo hay que prestar atención a todos los intentos por revertir la situación. Es cierto que el crecimiento logrado por Trump con el amurallamiento de su economía le ha dado un respiro, pero coyuntural y luego es inexorable un periodo de definiciones, para la cual la juventud de EE.UU. tiene reservas intactas de progreso.

La revolución cubana hija como la nuestra de una juventud con deseos de justicia social, contó con el dejar hacer inicial de una potencia a la que le molestaba el sargento Batista y pensaba que esto le servía para cambiar de cara a su garito.

Se les fue de las manos al control de los servicios, el apoyo de la Unión Soviética y del llamado campo socialista fue fundamental, sin el cual hubiera sido imposible concretarse, como lo demuestran todos los intentos posteriores. Incluso el vigente con Venezuela, donde Hugo Chavéz hizo un trabajo formidable de desmonte de su influencia imperial en las fuerzas armadas, como prácticamente no se ha podido hacer en ningún país más. Con Perón, por ejemplo, no se hizo. La obra de la revolución rusa y la conducción de Lenin trascendían así más allá de su derrota coyuntural en la historia de la humanidad.

El libro lo grafica con nitidez, tal vez el mismo drama que vivió Lenin con su hermano mayor Alejandro atentando individualmente contra la vida del Zar como el fracaso del camino armado para la justicia social, cuando este no está supeditado a una estrategia de masas y a una organización consciente de cada uno de los pasos que realiza.

El problema es que los tiempos no se detienen, la crisis del capitalismo sigue evolucionando y como todo modo de producción nace, se desarrolla y luego comienza su decrecimiento, comenzando por la muerte de su predominancia, etapa en la cual estamos y para la cual es necesario el programa, la organización a nivel político, social, para poder hacerlo realidad.

Hoy a unos cuantos años de aquellos acontecimientos urge el sacar conclusiones a los efectos de que aquellos esfuerzos, sacrificios, heroicidades, puedan dar nacimiento a una sociedad superior para la cual están todas las condiciones, y que seguramente se va a nutrir de aquellas experiencias que fueron su simiente.

Está en nosotros no cometer los mismos errores, sí abordar los empeños en vivir en una sociedad superior, elaborando sobre las enseñanzas de los maestros la teoría y la práctica necesaria para hacerlo, con su síntesis: el programa.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 10 de Enero de 2020.

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[:es]Lo bélico dentro de lo político.[:]

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Lo bélico dentro de lo político.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Atilio Alberto Borón.Desde Argentina las opiniones del Profesor Atilio A. Borón tienen su importancia. En este caso nos dice:

«Una de las primeras lecciones que enseñan en todo curso sobre el sistema político de Estados Unidos es que las guerras suelen revertir la declinante popularidad de los presidentes. Con una tasa de aprobación de Donald Trump del 45% en Diciembre del 2019, los “déficit gemelos” (comercial y fiscal) creciendo inconteniblemente al igual que la deuda pública y una amenaza de juicio político en su contra los consejeros y asesores de la Casa Blanca seguramente recomendaron al presidente que apele al tradicional recurso e inicie una guerra (o una operación militar de alto impacto) para recomponer su popularidad y situarlo en mejor posición para encarar las elecciones de Noviembre del corriente año».

Sin embargo, en esta oportunidad sin dejar de admitir la importancia del razonamiento, pensamos que la situación es más compleja a la vez que más sencillo el programa para salir de ella, siempre y cuando haya voluntad política para hacerlo, de parte de los que pensamos que un mundo mejor es posible y actuemos sobre los puntos centrales de la actual crisis económica, con directo impacto en lo político.

Las anteriores acciones a estas, que repasa Borón, eran dentro de un marco de la economía mundial donde EE.UU. operaba como centro del capitalismo y del libre comercio.

Hoy ya no es así y un sector del capitalismo en EE.UU. pretende con Trump amurallarse y desarrollar un aparato productivo jaqueado en el mundo pero aún con un resto importante de desarrollo nacional, hasta para alcanzar a ganar una nueva elección.

Quién aterrizara hoy en el planeta Tierra y viera esta realidad seguramente no entendería nada, y menos aún si alguien intentara explicarle que es China y su entorno, gobernada por el Partido Comunista, quien comanda ahora el libre comercio en el mundo, con el inicio del desplazamiento, si se quiere lógico, a esa zona del planeta del centro del capitalismo.

¿Ahora, porque está Trump en la Presidencia de EE.UU. con esta realidad programática que conduce inexorablemente a acciones fascistas y al progreso de esas ideas en los países desarrollados y no desarrollados del mundo?: porque la izquierda no tiene programa para la situación actual del mundo. Tiene programas nacionales cuando ya en 1848 con su Manifiesto Comunista, Marx y Engels impulsaban la creación de un movimiento internacionalista, así de sencillo.

Nosotros lo estamos viviendo acá en el Uruguay y sería torpe culpar a la gente de esta carencia notoria en el abanico político de la izquierda.

Lo mismo podríamos decir de la causa de la existencia de cada uno de los gobiernos conservadores, de derecha y fachistoides que hoy pululan en la crisis del capitalismo en el mundo y particularmente en Europa.

¿Y China, Cuba, Vietnam…? Están aprovechando una coyuntura que le es favorable, ahora ellos también necesitan un aggiornamiento aún mayor para poder afrontar los desafíos ecuménicos. A eso es a lo que nos referimos en cada una de nuestras notas.

Los «déficit gemelos» (comercial y fiscal), que señala Borón, ya son insalvables en la organización actual de la economía del mundo, sólo es esperable mayores déficits.

El problema es que con la derrota de Lenin en 1924, la teoría predominante en la izquierda ha sido la de Kautsky sobre el desarrollo de un super imperialismo, que de super y de imperialista, además de acumular esos dos déficits que Borón señala, sólo le queda la capacidad criminal de sus servicios extendidos en el mundo y haciendo daño.

También es problema la debilidad de la reacción de los gobiernos progresistas del mundo, de las centrales sindicales, de las organizaciones políticas que frente a hechos como estos aparte de reaccionar con declaraciones, desde el punto de vista programático están paralizadas.

El modo de producción capitalista en su predominancia está perdiendo en forma creciente su equilibrio poniendo en riesgo a toda la Humanidad. No es que esta deba desechar el aparato productivo que hasta hoy se ha venido construyendo, sino que ya no tiene respuesta a la necesidad de su conservación y desarrollo dentro de los lineamientos que le dieron origen. Los modos de producción nacen, se desarrollan y comienzan su declinación en este caso planteando el desafío de que su predominancia pueda morir en paz.

No es lineal, ni se le puede aplicar la ciencia matemática, como toda obra humana se puede estudiar la tendencia y elaborar un programa de acción social que permita transitar en las mejores condiciones posibles, que es el problema que hoy tenemos que resolver a condición de vivir la generalización de una catástrofe no deseada.

Es lo que está pasando con el cambio climático y particularmente con la tragedia que vive Australia. No se previó porque no le es rentable prever –tiene costo- con la mentalidad del inversionista burgués. Y no hay ahora ninguna medida en el abanico de las que practican las actuales direcciones del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional que lo pueda revertir.

Ese es el centro del drama actual que vive la Humanidad.

Ahora nadie podrá negar que las propuestas frente a esta situación existan y son las únicas posibles para revertir rápidamente la situación, aunque la «inteligencia del mundo» parezca estar mirando para otro lado.

Hoy el gobierno del mundo no radica en los Estados, como bien lo vaticinaba Lenin en 1916, y el monitoreo del aparato productivo en manos de los complejos empresariales multinacionales lo ejercen instituciones como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, las más importantes.

No hay hoy ningún programa de izquierda que se pueda llamar de tal, si no plantea la toma de estos organismos para promover la muerte en paz de la predominancia del modo de producción capitalista.

Tamaño desafío para los intelectuales, politólogos, sociólogos, todólogos, que tienen por costumbre calificar en la izquierda a revolucionarios de un lado y a reformistas del otro, partiendo del control nacional de la propiedad, y sin tener en cuenta el funcionamiento real del aparato productivo.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 7 de Enero de 2020.

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[:es]De la honestidad en el relato.[:]

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De la honestidad en el relato.

(Abordando eso gris, que parece la teoría).

Nemanja Emir Kusturica.La magia de la tecnología. Se ha librado al conocimiento público en la televisión, la película de Emir Kusturica sobre Pepe Mujica1. Hay una catarata de comentarios, casi como lo que ocurrió con la incorporación de la técnica del VAR en la semifinal del fútbol uruguayo. También hay cosas en las que «de eso no se habla» como en el recordado film de Marcelo Mastroiani.

La película tiene un libreto y una interpretación que creemos responde a los objetivos del autor. Si bien pretende tener una base cierta, documental, los hechos que ahí se reflejan no tienen explicación en la documentación exhibida. Son hechos políticos sobre los cuales no encontramos respuesta a como y porque fueron ejecutados, así como y donde fue resuelta su ejecución. El planteo de Pepe Mujica: «nos usaron» no tiene respuesta, una vez más.

Ahora los hechos y los actores son reales, cada uno debe atenerse a lo que se propone. Si bien sus valores personales también son reales y la opinión pública los reconoce, el manejo de los hechos está hecho por autores que en el film permanecen en el anonimato con el riesgo de lo que significa para la verdad histórica de los acontecimientos. No creemos que honestamente Kusturica los conozca, aunque si Mujica debiera sospechar sobre ellos.

Siempre y coincidimos con Mujica, la vida misma es en cada uno de nosotros un milagro. Pero cada cosa en su lugar. Lenin cruza Alemania en un tren blindado para poder ingresar en la Rusia zarista en plena guerra. Sus planes y los planes de los alemanes coincidieron por un instante. Lenin pensando que era el momento en que el Partido podía plasmar el programa que lo inspiraba, los alemanes pensando en que eso no era para ellos un riesgo frente a las ventajas que suponía el debilitamiento militar ruso.

Estos que estamos analizando a través del film de Emir Kusturica son la antítesis. Ahora los planes si existieron y en este caso fueron de parte del plan Cóndor con sus dos pinzas, la depuración fascista de los ejércitos y por otra la táctica del aborto interviniendo en acciones que pasaran el protagonismo de las organizaciones sociales a la organización guerrillera, facilitando la respuesta represiva que un ala fascista de la sociedad sentía como imprescindible.

Es más sencillo promover una guerrilla, infiltrarla y reprimirla, que tener que soportar una acción sindical donde el debate se traslada al plano de la justicia social. No quiere decir que los hechos sean mecánicos ni sencillos. Hay múltiples razones por la cuales puede originarse una guerrilla pero de ahí a constituirse en el único camino de reivindicación social es un campo fértil para ser explotado por las concepciones más reaccionarias de la sociedad.

Lo mismo ocurre en el plano sindical, su organización es un arte social al que recurren los mejores agitadores de la clase obrera –I compañi (Los compañeros) de Marcelo Mastroiani es un buen ejemplo fílmico entre tantos– ahora también es campo en el que la derecha desarrolla sus mejores negociadores en el arte de comprar voluntades y torcer un camino que siempre es largo.

Nuestro propósito no es hacer un análisis del film, ni siquiera somos críticos ni tenemos conocimientos del tema. La libertad del artista está por encima de toda otra consideración y como obra en ese terreno hay que valorarla y tomarla. Difícilmente en este caso pueda separarse de las connotaciones políticas de los protagonistas.

En otro plano pero ya con una notable ficción artística ocurre con el film basado en la obra de Boris Pasternak «Dr. Zhivago», que cuando se estrenó originó las más variadas reacciones. Recordemos que no había nadie dentro del campo conservador que no la recomendara y nadie cercano al Partido Comunista que no la condenara. La vida la ha ido poniendo en su lugar como una notable pintura de la época producto de la pluma de un notable escritor.

Con este film de Kusturica nos aventuramos a pronosticar que va a pasar como una muy buena pintura de la época y a la vez con el tiempo nos hará ver cuáles eran las carencias ideológicas que hoy marcan nuestro andar.

Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 3 de Enero de 2020.


Nota:

1En Netflix.

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